22.
Sentí que alguien acariciaba mi cabello y mi rostro, para luego darme un tierno beso en los labios. Probablemente creí que estaba soñando, porque cuando al fin abrí los ojos, allí estaba Jimin mirándome fijamente con cara de divertido. Aparentemente estaba intentando despertarme delicadamente, pero en su lugar, lo que me despertó fueron los gritos de Nam desde afuera de la habitación.
— ¿Qué estabas soñando? Intenté despertarte, pero sonreías cada vez que te tocaba y no lograba que abrieras los ojos —parece desalentado, porque estaba durmiendo tan profundo que no logró despertarme.
— No lo sé, cariño. No lo recuerdo. Pero si me pareció sentir a alguien acariciándome, claramente eras tú — colocando mi brazo sobre su cintura, lo abrazo y me acurruco contra él —Lamentablemente la alarma Namjoon sonó horriblemente ruidosa y me sacó de mi dulce, dulce, sueño —digo, mientras hundo mi rostro en su pecho todavía desnudo.
Que su rostro sonriente sea lo primero que veo en la mañana, es un bálsamo. Lamentablemente los gritos de Nam no son para nada placenteros, así que estaba a punto de fastidiarme por ellos, cuando la sonrisa de Jimin me salvó de tener una cara de perro terrible toda la mañana.
— OIGAAAAN. TODO EL MUNDO LEVANTESEEEEE —la alarma Nam seguía a viva voz dando vueltas por la casa.
Jimin tapa nuestras cabezas con una almohada intentando amortiguar el estruendoso sonido de su voz. «Dios mío ¿Esto aprenden en el servicio militar?», pienso mientras mis ojos ruedan hacia el infinito.
Finalmente, el dulce Jimin se transforma en demonio, dando el grito de su vida.
— HYUNG DEJA DE GRITAAAAAAAAAAR.
Adiós a mis tímpanos. Yo, que estoy acostumbrada a despertarme sola y con música, me despierto entre los gritos de estos dos desquiciados. Me causa gracia, de todos modos. Una carcajada intensa me hace empezar el día de una manera distinta, por primera vez en mucho tiempo.
— ¿Qué te causa tanta gracia, eh? —la indignación mañanera de Jimin es notable en su voz. Supongo que no se esperaba que Namjoon saliera gritando como un loco, estando yo en la casa. Pero se equivocó.
— ¡Ustedes! Están totalmente locos —la tentación de risa es más fuerte que yo y termina contagiando al fastidiado.
— Si... Un poco — sus mejillas se sonrojan un poco, avergonzado por la situación — Pensé que se iban a comportar estando tú aquí. Disculpa por eso —su rostro apenado me causa mucha ternura. Es por eso que lo acaricio con el dorso de mi mano, dándole a entender que todo está bien.
— Se comportan sí, como ellos mismos, lo mismo tú y así está bien. No hace falta que finjan ser quienes no son para... —mi frase se interrumpe ante un nuevo grito, pero esta vez es Yoongi sumándose a Nam, golpeando algo metálico en el proceso.
— VAMOOOSSSS TENEMOS HAMBREEEEEEEE— corean a dúo.
— Mejor nos levantamos, antes de que se pongan peor — miro a mi querido con cara de resignación y me dispongo a levantarme.
— Espera... —tomando mi muñeca me atrae de nuevo hacia la cama, para besarme — Buen día, Noona —su sonrisa ilumina toda la habitación. Es una pena que tengamos, sí o sí, que levantarnos.
— Buen día, Jimin-Ah —le devuelvo tanto el beso como la sonrisa, para levantarme al baño a lavarme la cara y los dientes.
Una vez aseada, me visto y ato mi pelo en un rodete porque es un franco desastre que no tengo ganas de arreglar ahora. Demasiado dormida para eso. Jimin sale del baño ya vestido, peinado y hermoso como si fueran las tres de la tarde. « ¿Cómo hace para despertarse así? Le voy a tener que pedir el secreto», pienso mientras lo observo en todo su esplendor.
— ¡¡¡TORTOLOS!!! ¡¡¡ARRIBA!!!!! — ahora es Jin el que nos grita — ¡YA ESTA EL DESAYUNO!
Tomo aire profundamente y me decido por ser yo la que responda.
— ¡¡DEJEN DE GRITAR!! ¡¡NO ESTAMOS SORDOS!! ¡¡¡MAS LES VALE QUE EL DESAYUNO VALGA LA PENA PARA TENER QUE ESCUCHAR ESOS GRITOS!!!
Jimin se quedó de una pieza abriendo la boca de par en par.
— ¿Qué? ¿Acaso creías qué no puedo gritar más fuerte que ellos? — le digo, riendo, y salgo primero de la habitación.
— Das miedo, Noona... — me responde todavía sorprendido.
Cuando llegamos a la mesa, están todos mirándome fijo. Tae y Jk todavía están dormidos, aunque con los ojos abiertos. Hobi, Nam y Suga me observan entrecerrando los ojos «Cagué», pensé.
— Sí que tienes un buen par de pulmones allí, Noona — Jin es el primero en empezar a reírse de los gritos que les acabo de pegar.
— Honestamente... Nunca había escuchado terribles gritos — Nam se acopla a Jin, mientras Suga asiente con la cabeza mientras ríe.
— Herencia familiar, supongo — respondo, levantando mis hombros.
— Ah, ustedes no la escucharon cantar... De allí habrá sacado esa capacidad pulmonar —Jimin se lleva un codazo en las costillas por decir eso.
— ¿Tú cantas? —Yoongi me observa con curiosidad.
— Un poco...
— DEJA DE MENTIR —Tae y Jk parecen haber despertado de golpe
— Noona... Nosotros te oímos, nada de un poco —Jimin tiene que volver a acotar, porque no le alcanzaba con haberme delatado.
— Pues... entonces esta tarde, tendremos un concierto. ¿Qué les parece si aprovechamos el día para hacer algo de música juntos? —la propuesta de Nam es aceptada inmediatamente por todos, salvo por mí que no tengo ninguna intención de seguir siendo escuchada — ¿Noona? — se dirige a mí, pero no lo escucho. Me puse tan nerviosa que se me cerraron los oídos.
— NOONA —Jimin, como siempre, chasquea sus dedos frente a mi rostro—Suele pasarle esto —le comenta a Nam — ¿Por dónde andabas? —vuelve a dirigirse a mí.
— Oh, perdón. S-si... Hagamos eso —respondo tímidamente. No hay escapatoria «De nuevo me meten en el baile, tengo que bailar», pienso encogiéndome de hombros por dentro.
— No tienes que hacerlo si no quieres, cariño. No vamos a obligarte —acaricia mi cabello haciéndome sentir como si tuviera cinco años y necesitara consuelo de un adulto — Puedes escuchar nuestro "profesionalismo" sin necesidad de participar —me guiña un ojo, junto con las comillas aéreas bien marcadas en la palabra profesionalismo.
Por lo que escuché son artistas de gran talento, así que no termino de entender sus comillas. Supongo que ya me enteraré. El hecho de que haya dicho que nadie iba a obligarme a nada, me tranquiliza automáticamente. Saber que, si participo, va a ser por mi propia voluntad es algo que necesitaba oír. Mi corazón salta de felicidad por dentro, es la primera vez que nadie está intentando decirme que hacer.
Estando sola no tenía ese tipo de dificultades por lo tanto no me preocupaba, pero que Jimin esté afirmando que mi voluntad sigue siendo mía, aun estando con él, libera mi alma de una manera que no se imagina. Una pequeña acción, una pequeña palabra, es capaz de detonar tanto cosas buenas como malas y, en este caso, sus pequeño gesto hizo un gran eco dentro mío.
El resto del desayuno, lo pasamos riendo y escuchando la catarata de chistes del abuelo Jin. Pareciera que en algún momento del día se dedica a buscar esas cosas en internet, sólo para fastidiar. De vez en cuando recibe alguna mirada asesina de Yoongi y algún que otro facepalm, pero eso no lo detiene. No sé si tendré un sentido del humor tan estúpido como el suyo o qué, pero entre sus chistes y su risa no puedo parar las carcajadas. Me siento cómoda con ellos, es la situación más extraña que haya vivido. Sobre todo, porque puedo ser yo sin necesidad de ponerme esa fastidiosa careta que la sociedad nos obliga a usar, por una simple cuestión de convivencia. Jimin me deja ser, ellos también.
Finalmente, una vez terminamos de comer y está todo ordenado, cada uno elige su actividad de la mañana. Jin termina por convencer a Suga de acompañarlo en una nueva incursión al lago.
— Es el único momento en el que te quedas callado. Está bien. Iré. —el introvertido Yoongi puede encontrar su momento de paz, al lado del imparable Jin. Una pareja dispareja si las hay.
Namjoon y Hobi deciden salir juntos a hacer el mismo recorrido que Jimin y yo hicimos ayer, no sin antes empacar algo de comer ya que planean tomar su almuerzo en la montaña.
— ¡Que se diviertan! —despedimos a los cuatro desde la sala.
Nuevamente me encuentro sola con los más jóvenes del grupo aunque, esta vez, tanto Jungkook como Taehyung toman caminos separados, dejándonos solos a Jimin y a mí.
— ¿Qué quieres hacer, cariño? —pregunta, cariñosamente.
— Mmmm... Que quiero hacer... —no se me cae una idea —La verdad que no lo sé. Quizás podríamos ir al lago, lejos de los chicos para no molestarlos. Me gustaría verlo de cerca.
— Hacia allí vamos entonces. Es una larga caminata, Noona, te lo advierto... —intenta asegurarse de que realmente quiero hacerlo, no sea cosa de que me empiece a quejar por el camino.
— Está bien, puedo soportar una caminata larga. Después de todo, llegué hasta la cima del camino ayer ¿No? —sonrío, orgullosa.
— Tienes razón —dice, palmeando mi cabeza — ¿Empacamos algo de comer y almorzamos allí? Quedó bastante del desayuno.
— ¡Perfecto!
« ¿Qué más puedo pedir? Jimin, lago y picnic. No se me ocurre nada mejor», ese pensamiento me hace sentir cosquillas en el estómago.
Después de empacar nuestras mochilas con los contenedores, agua y una manta, salimos de la casa para comenzar la caminata. El camino atraviesa un frondoso bosque y está señalizado con carteles. En Corea es imposible perderse, adónde uno vaya hay señalizaciones. Jimin saca unos auriculares del bolsillo de su mochila, ofreciéndome uno de ellos. Afortunadamente son inalámbricos porque si no, no habría manera de compartirlos. En su celular pone música tranquila, algunas baladas coreanas que nunca había escuchado. No hay necesidad de hablar para matar el tiempo, el silencio es algo que disfrutamos. Música, nuestras manos entrelazadas, el bosque reverdecido por la primavera y las flores que bordean el sendero, son más que suficientes. El sonido del arroyo que nace en la cascada, se escucha en las cercanías. Ojalá pudiera quedarme así por siempre...
Habremos andando aproximadamente una hora, pero finalmente puedo ver el lago brillando bajo el sol. Los destellos en el agua clara pueden notarse desde lejos aunque, lo más alucinante, es que el lago está enclavado entre las montañas. El paisaje me quita el aliento. Al acercarnos a la orilla, divisamos al par dispar sentado en un bote con sus chalecos anaranjados. Están lo suficientemente lejos de nosotros como para que no puedan vernos, pero nosotros sí. Se los nota tranquilos y silenciosos, disfrutando del paisaje a su alrededor. «Suga parece estar en su salsa y Jin probablemente se esté frustrando pescando objetos perdidos», pienso y me río sola.
— ¿Qué es tan gracioso? —Jimin interrumpe mi pensamiento, como suele hacerlo.
— Me pregunto qué atrapará Jin esta vez. Quizás complete el set de rueditas... La próxima vendrá por la bicicleta entera.
Jimin se ríe de mi comentario, al tiempo que saca la manta de su mochila, junto con los contenedores. De mi mochila saco el agua y dos vasos plásticos que habíamos encontrado en una de las alacenas. Durante nuestro almuerzo, al fin tenemos una conversación sobre nuestro pasado y nuestra familia. Debió haber sucedido antes, pero hicimos todo al revés. Le conté sobre mis padres y hermanos, sobre los que había oído por encima en la charla que mantuve con Yoongi ayer. Finalmente le dije acerca de la situación económica horrible que pasé durante casi toda la vida y acerca de todos los trabajos que hice para sobrevivir.
Por su parte supe que nació en Busan, al sur de Corea, una ciudad pequeña con hermosas playas. Me enteré que llegó a Seúl siendo adolescente, persiguiendo el sueño que finalmente pudo cumplir. También me contó que sus padres siguen en su ciudad y que tiene un hermano menor. Menudo problema ser el primogénito en Corea y venir a meterse conmigo. No creo que sus padres vayan a estar muy felices al respecto. «Mejor no pensar en eso ahora, no estoy ni a cinco milímetros de conocer a sus padres», por primera vez me tranquilizo sola. Eso es toda una novedad.
Estábamos charlando animadamente sobre nuestras vidas, cuando vemos el bote de Jin y Suga acercarse a la orilla. Jin trae una sonrisa de oreja a oreja. Suga tiene cara de fastidio.
— Vamos a tener que oírlo durante un año, maldita sea —Yoongi, llega farfullando totalmente indignado.
— Aguafiestas. ¡Déjame ser feliz! Además, tú también sales ganando. Ya deja de quejarte —Jin lo reprende amigablemente.
— No vas a decir que al fin, después de siglos, pescaste algo —Jimin mira a su Hyung atentamente, esperando la novedad.
— Pues... SI —de la conservadora que lleva en su mano, saca un pez de casi medio metro — Esta noche cenaremos Trucha — Su sonrisa orgullosa, pone de peor humor a Yoongi, que ya puede prever la anécdota interminable —Espero que no te moleste Noona —dice, dirigiéndose hacia mí.
— No me molesta, no me fijo lo que las demás personas ponen en su plato. Además, no es que lo atrapaste y lo dejaste ir lastimado, por lo menos van a comerlo — respondo.
No me gusta ser una evangelizadora del vegetarianismo ni mucho menos. Considero que cada uno es libre de hacer lo que le plazca. Claramente, estoy en contra del maltrato animal, pero tampoco le voy a dar un sermón. Mucho menos ahora que está rebosante de felicidad después de tanta lucha.
— Eres un sol —los grandes ojos de Jin miran directamente a los míos —Me atrevería a decir que me trajiste suerte, pero sería una ironía...
— Sería una ironía, de la misma manera que vas ser un dolor en el trasero durante unos cuantos meses —los comentarios mordaces de Suga, me hacen reír. Dice lo que quiere, como quiere y cuando quiere, pero al mismo tiempo es amable, respetuoso y muy simpático cuando toma confianza. «Las dualidades en este grupo están a la orden del día», pienso inmediatamente.
— ¿Qué opinan si regresamos caminando juntos? —propone Jimin
— Si. Por favor Noona, líbrame del mal y camina conmigo. Déjame robártela Mochi — la mirada de Yoongi ruega por rescate.Sólo falta que se arrodille.
— Si ella acepta, te haré el favor de soportar la anécdota de Jin durante todo el camino —parece que el pequeño "Mochi" está resignado a tener que escuchar el jaleo constante de Jin, respecto de su día de pesca — ¿Vas a rescatar a Yoongi ssi, cariño?
— ¿Estoy en un libro de "Elige tu propia aventura" o qué? Claro que sí. Vamos Suga, adelantemos camino así no tienes que escuchar el eco de Seokjin —guardo las cosas en mi mochila y la levanto del suelo —Luego me cuentas como fue, Jin, por ahora me llevo a Yoongi ssi para que no te deje un ojo morado —planto un beso en la mejilla de Jimin y comienzo a caminar de vuelta hacia la casa, con Suga a mi lado.
— ALGUIEN NO VA A CENAR TRUCHA ESTA NOCHE —Jin levanta la voz y Suga levanta su dedo medio, sin siquiera darse vuelta.
Dos introvertidos caminando por el bosque, no parece una situación muy entretenida. Sin embargo, Suga parece sentirse en confianza. Al menos lo suficiente como para hablar conmigo todo el camino. Supe que su vida estuvo marcada por una pobreza extrema, bastante peor que la mía y de todos modos, perseveró hasta transformarse en quien es a día de hoy. Yoongi y yo compartimos más cosas de las que pensaba. Ambos introvertidos, ambos de origen humilde, ambos tuvimos que partirnos el trasero para salir de eso y a los dos nos encanta la música.
Le comenté que, cuando estaba en mis veintes, solía escribir canciones. Canciones que nunca llegué a estrenar en público y están guardadas en un cajón de mi escritorio. Me pidió verlas, cosa a la que accedí, pidiéndole tiempo para traducirlas. Suga me llenó de la confianza suficiente, como para aceptar el "concierto" que Nam había propuesto durante el desayuno. Tiene una sabiduría enciclopédica y todo lo malo que la vida le plantó, lo utilizó para aprender, es una persona realmente admirable.
No fue nada difícil pasar una hora caminando junto a él, por el contrario, es un hombre muy interesante y la charla fluyó como si nada. Esta gente tiene el poder de sorprenderme un poco a cada instante.
Al fin nos adentramos en el terreno de la casona, charlando animadamente. Jk y Tae estaban jugando al bádminton en el patio delantero. Jugando es una manera de decir, más bien parecía una competencia de quien tiraba el gallito más lejos para hacer correr al otro.
— Hey ¿Qué pasó, hubo intercambio de parejas? —pregunta Tae, riéndose de su propio chiste.
— En diez minutos te enteras —le respondió Suga, cortante —Noona, voy a recostarme unos minutos antes de que lleguen. No quiero escuchar una palabra más sobre el maldito pez.
— ¿Pez? —Jk abrió los ojos como platos — ¿Jin Hyung al fin lo consiguió?
— Ya te enterarás... — respondo, al tiempo que hundo mi trasero en una de las reposeras del jardín. Las piernas me arden de tanto caminar.
No fueron diez si no veinte, los minutos que tardaron en llegar Jimin y Jin a la casa. Los dos venían riéndose a carcajadas, por lo visto no le costó tanto aguantar la historia de la pesca.
— ¡LLEGO EL REY DEL LAGO!! —Jin saluda, agitando uno de sus brazos.
Jungkook y Taehyung, esperan parados sobre el verde pasto. Jin abre la conservadora mientras camina, sacando el pescado para que todos puedan verlo. Su sonrisa de victoria vale un millón de dólares.
Allá van nuestros niñitos, a la pesca! ¿Qué les pareció el segundo capítulo relax?
Abrazo violeta para todo el mundo!
Noona ♥
PD: Ya sé que quedé debiendo la escena erótica entre capítulos. Pero no quería mandarme un cincuenta sombras de Grey, por lo cual la segunda vuelta no me resultó relevante. Aunque... Si quieren que haga escenas de esa clase, siempre se puede hacer un libro nuevo, sólo para adultos. Voten y díganme si les gustaría!
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