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🎶 Capítulo 3 🎶

Bien chicos, eso es todo por hoy... Pasen un buen fin de semana. Recuerden que el día lunes no habrá clases.

— ¡Gracias por la clase! — agradecieron los alumnos al unísono.

El profesor asintió con la cabeza con una diminuta y casi invisible sonrisa la cual hacia suspirar a omegas, betas y hasta a los alfas.

Todos comenzaron a guardar sus cosas y Midoriya no desaprovechó la oportunidad de acercarse al profesor. Titubeó un momento en hablarle y al abrir la boca para hablar llegó otro alumno que había entrado dos días después que él.

— Todoroki-sensei... — llamó el chico que recién se acercó.

Geten... ¿En qué puedo ayudarte?...— el mayor dirigió su vista al peliverde que se quedó a media palabra — Oh Midoriya, ¿Sucede algo?

E-eh... S-solo... Quería decirle que muchas gracias por la clase... Me han ayudado mucho.

Todoroki tuvo un infarto, dos flechazos al corazón y se le bajó la presión, pero su gesto serio lo disimuló completamente.

Solo hago mi trabajo, no necesitas agradecer... En ese caso debería ser yo quien diera las gracias. Por permitirme enseñarte lo poco que sé.

Midoriya sonrió ampliamente con un sonrojo adornando sus mejillas llenas de pequeñas pecas. Siendo correspondido con una sonrisa ladina del bicolor.

Un carraspeo de garganta los sacó de su pequeña burbuja dirigiendo su vista a la persona que observaba la escena con los brazos cruzados.

Nos vemos Todoroki-sensei, Geten.

— Adiós Midoriya-san... Cuidado en el camino a casa. — dijo Geten con una sonrisa divertida.

Nos vemos Midoriya, bonito fin de semana.

El peliverde dirigió su vista al salón y pudo ver qué nadie quedaba, tal vez al ser viernes, todos querían salir.
Antes de cerrar la puerta del salón escuchó al bicolor hablar.

Lo siento Geten, ¿Sucede algo?

— Le gustas a ese chico. — dijo Geten lo que provocó que Midoriya casi se desmayara del impacto al escuchar aquello, quiso echarse a correr pero la curiosidad hizo que se quedará detrás de la puerta sintiendo todos los colores subir a su rostro.

Que gracioso eres... — comentó irónicamente el semipelirojo.

— Y tú, disimulas muy bien... Deberías ser actor, con ese rostro tallado por los mismos angeles y esa voz que hace que se derritan a tus pies... Serían un gran artista.

Midoriya asintió con su cabeza sin darse cuenta y en cuanto escuchó que alguien se acercaba, se alejó rápidamente del lugar para encontrarse con Bakugo.

El rubio se mantenía viendo su celular con un gesto molesto... Es decir, ¿Cuando no lo estaba? Pero en esta ocasión parecía más irritado al recibir un mensaje.

¿Sucede algo Kacchan? — preguntó el pecoso llegando al lado de su hermano que guardó de inmediato su celular.

— No — respondió secamente para comenzar a bajar con rapidez las escaleras.

Izuku no dijo nada y siguió a su hermano en silencio con la mirada gacha. Sabía que Katsuki no estaba bien pero cuando se encerraba en su propia burbuja, nadie ni nada podía sacarlo de ahí hasta que él mismo resolviera sus problemas.

— Estoy pensando en cambiarme de club... La batería ya no me sirve — dijo el rubio al terminar de bajar las escaleras, viendo atentamente un cartel.

Entraste a ese club por qué te servía para descargar tu enojo ¿Cierto? — recibió un bufido como respuesta — ¿En qué piensas ahora?

El de ojos color rubí señaló con aburrimiento el cartel que observaba llamando la atención del contrario que poco tardó en acercarse.

¿Teatro? — preguntó algo desconcertado.

— ¡No imbécil!, El de al lado. — bufó molesto caminando hacia la salida.

Oh...

Tras darle una vista rápida a los demás clubes pudo ver qué hay más horarios ocupando el de danza clásica, pintura, esgrima, florería, voleibol, fútbol y natación... Pensando en ello, ¡La escuela es demasiado grande! Y jamás la ha recorrido con atención ya que siempre pasa por los mismos pasillos y no sabe que hay más allá. A excepción de cuando se perdió pero estaba más concentrado en ver por dónde iba que el paisaje de la escuela.

¿Se podrá asistir a más de un club?

— Nerd, si no te mueves Mamá Inko se va a preocupar y la anciana nos va a regañar. — dijo con seriedad el Omega rubio.

¡Cierto! ¡Voy Kacchan! — comentó volteandose rápido aunque antes de echarse a correr, chocó con alguien haciendo que tambaleara.

Cerró sus ojos dispuesto a sentir el golpe en su cuerpo por solo pudo sentir unas grandes manos sostenerlo por la cintura evitando que cayera.

Abrió uno de sus ojos encontrándose con el bicolor que lo miraba algo preocupado con la luz del sol al rededor suyo. 

¿Te encuentras bien Midoriya? — preguntó el Alfa regresando a su gesto serio de siempre.

El pecoso estalló en rojo enderezando rápidamente su espalda.

Creo que ya se hizo costumbre chocar con usted — comentó rascando su mejilla repleta de pecas.

El mayor soltó una casi inaudible risa y abrió un casillero de donde saco una mochila y lo que más le llamó la atención al peliverde fueron unas zapatillas de baile clásico.

Todoroki-sensei... ¿Usted es el profesor de danza clásica?

No — negó rápidamente — solo soy el acompañante de Mo-  Yaoyorozu... La profesora titular.

El peliverde abrió su boca ligeramente sus labios mostrando sorpresa, ¡Todoroki era un profesor que canta, baila, toca el piano... ¿Hay algo que esté profesor no haga?!

— Deku, te dije que te apresuraras — llegó el rubio sin gritar... Eso era mala señal.

El peliverde sintió un escalofrío recorrer su cuerpo en cuanto sintió el agarre del de ojos color rubí en su brazo.

A-ah s-sí so-solo-

— ¡Que no tartamudez!

¡Lo siento K-kacchan!

El mayor solamente observaba atentamente con total sorpresa... ¿Eso contaba como maltrato intrafamiliar?

— No griten en la escuela... — llegó otro profesor musculoso, muy musculoso.

Ambos alumnos hicieron una reverencia a distintos ángulos pidiendo una disculpa por el alboroto. El profesor Death Arms suspiró resignado y le restó importancia al asunto.

— Creo que seguiré con solo un alumno — comentó el profesor peligris viendo el cartel al que pertenecía su club.

— Espera Deku... — habló el rubio soltando al pecoso — Quiero entrar a ese club — señaló el cartel.

— ¿Enserio? — recibió un asentimiento con un gruñido — Lo que pasa es que es para Alfas y bet-

— Tengo mis feromonas controladas por medicamentos las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana... No asisto a la escuela una semana antes de mi celo y regreso una semana después para evitar inconvenientes. Si es por mi casta, no hay problema.

Los restantes observaron al Omega que se cruzó de brazos esperando una respuesta.

— En ese caso... Lleva mañana tus papeles a dirección y conmigo... Saldrías una hora más tarde y solo tienes un compañero.

Tanto el profesor como el alumno se pusieron a hablar sobre el club, el entrenamiento, la dieta, etcétera. Así que dejaron en el olvido a los otros dos que observaban la plática en silencio hasta que sonó el celular del bicolor.

El peliverde de reojo alcanzó a ver el nombre de quién le hablaba al Alfa y abrió los ojos en total sorpresa al ver el nombre.

" Mi princesa ❤️ "

El mayor soltó un suspiro cansado y contestó la llamada.

Momo cuántas veces te he dicho que no cambies tu nombre de contacto... — silencio — Es tu nombre, se podría malinterpretar ¿Sabes?... — alcanzó a escuchar algo así como "soy una princesa " —Si tanto querías ese apodo te hubieras puesto princesa Fiona... — el peliverde inconscientemente soltó una risita haciendo que el mayor volteara a verlo — Ya voy. — colgó la llamada. — Lo siento... Debo irme — habló lo último hacia el pecoso.

Sí... — dijo haciendo una reverencia — ¡Espere!... — llamó la atención de todos — ¿Se puede entrar a más de un club?

— Sí, pero eso es un aumento a la mensualidad — respondió el Omega rubio — Ahora vamonos Deku

Ambos omegas hicieron una reverencia y salieron corriendo del edificio para subir a una camioneta donde los esperaban.

La sorpresa del peliverde fue tal que soltó feromonas al ver al chófer que los llevaría a casa.

¡Kiri! ¡Me hubieras dicho que vendrías! — comentó sonriendo ampliamente.

— A-ah sí... Lo olvidé. — dijo el pelirrojo sonriendo incómodamente. — es que Mitsuki-san me mandó por Bakugo, por qué dijo que tú deberías ir al estudio.

¿Venías por Kacchan?... — preguntó con curiosidad viendo a ambos — Bueno... En resumen, me dijeron que hoy no habría ensayo por qué Shindo enfermó.

— Ya veo, cariño... — dijo el de dientes afilados en susurro.

El rubio soltó un bufido molesto y abrió la ventana para sentir un poco de aire fresco.

El silencio que se instaló en la camioneta fue incómodo y ninguno tenía el valor de romper aquel silencio... Únicamente veían a través de la ventana.

Llegaron a su casa y bajaron en silencio... Midoriya por alguna razón no quiso tomar la mano de Kirishima al bajar con la excusa de que debía ir al baño y solo corrió hacia dentro de la casa.

Ignoró completamente a todos, incluyendo a sus dos mamás que se quedaron algo confundidas por la actitud del peliverde.

Cuando llegó al baño, azotó la puerta y se dejó resbalar hasta quedar en el suelo y comenzó a llorar. No sabía la razón por la cual lloraba pero simplemente quería hacerlo... Algo estaba raro con Kirishima y con Kacchan pero no quería saberlo... Tal vez sí hablaban todo se solucionaría.

Un trueno proveniente del cielo resonó en el cuarto de baño haciendo que las luces se fueran y como era un miedoso de primera comenzó a llorar con más fuerza al estar en completa obscuridad.

Tocaron la puerta del baño y solo pudo gritar con miedo tapando sus oídos.

— Peque... Soy yo, ábreme... No pasa nada.

El habla de Kirishima logró que se levantara y abriera la puerta viendo a toda su familia confundida por su actitud que tomo desde que llegó a casa.

Mamá Inko estaba al borde de las lágrimas y solo atinó a empujar -sin querer- a Kirishima para abrazar a su pequeño que solo se soltó a llorar con más fuerza.

La tormenta que había afuera resultó ser más molesta al escuchar otro trueno más cerca.

Mamá Mitsuki, sacó de las greñas a su hijo y al pelirrojo le pidió que saliera de la habitación para dejar a ambos peliverdes en la oscuridad completamente solos.

— ¿Sucedió algo en la escuela? — preguntó Inko llevando a su pequeño hasta la cama donde lo ayudó a cambiarse por su pijama de All Might y lo arropó en su cama mientras acariciaba su cabello alborotado.

El Omega negó con la cabeza y buscó a un más las caricias de su progenitora.

— ¿Paso algo con Kiri? — preguntó con sutileza.

N-no se... — dijo atropellado por tener la garganta seca.

— ... Si algo te molesta, dilo... No te quedes callado ¿De acuerdo?... — antes de que dijera algo más, la mujer rubia entro a la habitación con una bandeja con comida ligera.

— Te traje algo de comer — dijo la Alfa con tranquilidad.

G-gracias... Pero no tengo hambre.

— Intenta comer algo ¿Si?... Te pondré tu película favorita de All Might — comentó la rubia ganando un asentimiento por el peliverde que se sentó en la cama tomando la comida que le era ofrecida.

En el marco de la puerta, logró ver a Bakugo recargado en la puerta y a Kirishima queriendo entrar a la habitación con un gesto de preocupación.

Estoy bien... Tal vez solo es mi celo que está cerca — mintió

El Alfa pelirrojo asintió con la cabeza y con la mirada pidió permiso para entrar recibiendo un asentimiento con la cabeza.

Kirishima entró a la habitación y con cuidado se acercó a la cama donde estaba el peliverde y sus dos suegras haciéndole mimos al chico.

— Perdón por no decirte que iría por Bakugo...

La rubia se sobresalto y volteó a ver a la pareja con preocupación — ¿Por eso estás así?... Perdón, yo mandé a Kirishima por qué el maldito chófer-

—Mitsuki, el vocabulario — regaño la peliverde

— Lo siento... El chofer se fracturó un hueso y como él estaba aquí le pedí que fuera por Katsuki.

El pelirrojo asintió con la cabeza mostrando una sonrisa y solo así pudo tranquilizarse un poco... Aunque su sexto sentido le decía que algo no andaba bien.

Pidió que absolutamente todos salieran para que pudiera estar solo y se lo cumplieron. Vio la película en soledad comiendo los sandwiches y el jugo de naranja que había en aquella bandeja hasta que alguien llamó a su puerta.

Cómo se encontraba un poco mejor y como su habitación era antisonido no escuchaba la tormenta que aún caía del cielo.

Adelante — dijo poniendo la siguiente película — Ah Kacchan ¿Que sucede? — habló con una sonrisa.

— Dek-... No, Izuku hay algo que tengo que decirte...

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