-Me encanta que hagas caso, preciosa. - Nico llegó con una bandeja de comida. -¿Tienes hambre?

- No. - negué.

Eran alrededor de las 3 de la mañana, ¿Quien iba a comer a esa hora?

- De todas formas lo dejo aquí. - dejó la bandeja en una cómoda y se dirigió a mí sacándose la chaqueta. - Eres tan hermosa. - se sentó a mí lado y me acarició la mejilla.

- No me toques. - corrí el rostro.

- Vas a ser mía, mí amor. - me agarró de la nuca y comenzó a besar mí cuello. Quería safarme de su agarré, pero era imposible. Mis lágrimas comenzaron a salir, cerré los ojos tratando de aguantar lo que estaba pasando.

- No me hagas nada, por favor. - apreté los ojos ocasionando que mis lágrimas salieran más rápido.

- Me encanta que me lo pidas así. - me lanzó sobre la cama, yo ya no podía hacer nada.

(...)

Estaba en un profundo sueño hasta que mí teléfono de casa no dejaba de sonar. Yo quería seguir durmiendo, pero teléfono no dejaba de sonar, así que me levanté y bajé.

-¿Hola? - contesté.

- Chris soy yo, Amber. No tengo mucho tiempo. - escuché su tierna y asustada voz del otro lado de la línea.- Nicolás me secuestró.

Al oír esas palabras mí corazón se paró por unos segundos, ¿Ese idiota la secuestro?

-¿Amber? ¿Donde estas? - pude decir.

- Estoy en una casa, no se muy bien porque estaba dormida cuando me trajo. - su vocesita sonaba con miedo.

- Amber, te iré a buscar, dime si te acuerdas de algo. - me coloqué el jean y luego mí chaqueta.

- Bien, estoy en una casa grande, afuera hay rejas negras con columnas rosadas. Chris, yo no sé dónde es esto, no tengo idea de dónde estoy.

- Tranquila, yo creo saber dónde estás, ¿La casa es algo vieja? ¿Como si fuera hecha hace años? - Según lo que me había dicho yo sabía dónde quedaba aquella casa antigua.

- Si, tiene objetos antiguos.

- Bien. Ya te iré a buscar, amor. Solo, no dejes que te toque, ¿Está bien?

- Si. - al colgar agarré rápidamente las llaves del auto y llamé a la policía, ese tipo podría llegar a hacer cualquier locura.

Me daba miedo de tan solo pensar que Amber está allí con ese imbécil, y quién sabe que le podría estar haciendo en este momento.

Sentía que era toda mí culpa.

- Si yo no la hubiese tratado así, ¡Diablos! - empecé a conducir lo más rápido que pude.

(...)

El comenzó a desvestirme, yo lo pateaba y trataba de que no lo hiciera. Estaba a punto de violarme.

-¡Sueltame! - grité en un llanto. - ¡Por favor! No lo hagas.

- ¡Cierra tu puto hocico! - me metió una cachetada, toque mí mejilla y seguí llorando.

Yo ya me encontraba totalmente desnuda en la cama, llorando como nunca, a punto de que alguien que no es quien quiero toque mí cuerpo, a punto de violarme, de hacer algo que yo no quiero hacer.

- ¡Me das asco! - grité en un llanto. - ¡Que alguien me ayude, por favor!

- Nadie te va a escuchar, preciosa. - agarró mí cabello y lo jalo, me estremecí del dolor, mis mejillas estaban rojas completamente y mís ojos hinchados de tanto llorar.

Tocó mí femilidad y metió dos dedos en mí, yo no dejaba de llorar, traté de empujarlo, lo pateé, pero ya no tenía fuerzas para luchar contra este violador.

De pronto se escuchó la sirena de algunos patrulleros acercándose.

-¡Carajo! - gruñó él. -¡¿Que mierda hiciste, Amber?!

- ¡Alto ahí! - aparecieron 4 policías con un arma cada uno.

Segundos después apareció Chris, él se acercó a mí, agarró una manta y me envolvió en ella.

- Lo siento tanto. - me abrazó fuerte. - Todo estará bien. - Me envolví en sus brazos llorando.