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愛の運命

Intentas huir, huir del mundo.
Pero luego te escapas, escapas de ti mismo;
y no conoces el camino a casa... Pero entonces, llega alguien y te lo muestra.

-

Y ahí estaba ella, viendo al chico de sus sueños, o como aveces lo llamaba cuando lo veía por televisión "el amor de su vida". Desde el otro extremo del bulevar, separados por dos carriles atascados de tráfico; ¿cómo es posible que a pesar de tanta gente cerca, ninguna protestara al verlo ahí parado en el borde del puente? Increíble. El corazón de ella latía cada vez más fuerte al ver los vacilantes pasos de él, ladeando la cabeza, y desde donde ella estaba se le notaba una mirada perdida.

Quién lo diría, era un día tranquilo en la Universidad Tecnológica de Gong-do, estaba almorzando y por cosas del destino tal vez, le dieron ganas de escuchar la radio mientras merendaba. Dos canciones después de la transmisión, el Dj hizo una tipo alerta; primero, trató de tragar aquel pedazo de pollo que había quedado atorado en su garganta, después, intentó procesar aquellas palabras y caer en cuenta que no era un sueño, por último, asimilar que sólo era por diversión y nada más o simplemente el chico quiso darse un escapadón, por suerte, las posibilidades de que se tratará de un secuestro estaban descartadas.

Buscó mediante los portales de farándula y todos decían exactamente la misma nota:

Se reporta un gran revuelo por parte de las fans de BTS, las llamadas ARMYS han entrado en sentido de alerta desde que ésta mañana, el líder de la agrupación, Rap Monster, dejó un mensaje bastante desconcertante vía Twitter, diciendo: Estoy harto, cansado de convencerme de algo que no es verdad. Seguido twitteó: Lo mejor será ponerle fin a esto. Minutos después dejó su último tweet, el que decía: Adiós. ARMYS aún más preocupadas, exigieron una explicación a BigHit Entertainment; una hora más tarde la empresa contestó al mandato de las fans y admitieron que tanto ellos como los miembros de BTS no sabían a qué se refería Rap Monster mediante esos tweets y que tampoco sabían dónde se encontraba él.

Rap Monster, líder de BTS, está desaparecido.

Faltaban un par de horas más de clases, pero ella no podía quedarse ahí, tenía que hacer algo, no sabía qué, pero haría algo. Tomó lo necesario y sin rodeos, salió de la institución. Caminó, corrió, tomó el metro, bus y taxis. Fue a los lugares donde Rap Monster, en aquel tiempo Runch Randa, solía frecuentar, porque sí, ella lo conocía y muy bien. Había sido su fan desde aquel momento que por curiosa, se acercó a la pequeña multitud en aquella calle de Hongdae, ahí estaba él, con dos chicos más, estaban mostrando su rap, entonces él lo hizo, le enseñó al mundo su gran habilidad, ese magnifico don que por lo menos ella entre toda la multitud, admiraba realmente. Lo siguió cada avance que daba, cada subida a las escaleras de la victoria, cada paso adelante en el camino al triunfo; siempre estuvo ahí, silenciosa y respetuosamente, no tan enferma como una sasaeng, pero tampoco como una simple fan. Era su admiradora secreta, así se llamaba ella misma.

Aguantando las lágrimas que tenía contenidas desde media mañana, bajó de aquel taxi y emprendió marcha a su condominio. No podía hacer nada más - aunque no estaba segura de haber hecho algo realmente -. Un calle más y estaría entrando a la famosa Samsung Avenue; con pasos pesados y cansados, sintió las luces de los autos y los establecimientos chocar contra su cara, había sido un día tan oscuro, tan oscuro para ella aunque el sol estuviera brillando muy fuerte esa tarde seguía siendo triste y opaco. Pero ahora, con el cielo ya casi lleno de estrellas, las únicas luces que veía eran aquellas artificiales de la ciudad. No le importó el hecho que ninguno de los carriles del gran bulevar estuvieran en un estancamiento, tampoco que la gente apresurada pasara casi sobre ella y la empujara, golpeara o le gritara que se mueva del camino. Se quedó estática y sintió como su respiración se fue al ver a aquel chico parado sobre el borde del puente que se encontraba al otro lado. Era él. Quién más podría vestir aquellas ropas negras holgadas, pero a la vez ajustadas, con brazaletes en las muñecas y lentes de sol a plenas siete de la tarde. En ese momento, la chica agradecía el hecho de que él tuviera un estilo tan peculiar y único.

El chico caminaba de izquierda a derecha con aquellos pasos tan vagos, parecía que de tan sólo una mala pisada, él iba a caer. Su cabeza se balanceaba y de vez en cuando se detenía y miraba abajo del puente, donde se encontraba otro carril y éste sí tenía movilidad. ¿Planea saltar? Se cuestionaba ella en la cabeza. Parecía que lo haría, a pesar de la distancia entre ambos, podía notar aquella frustración de él, se notaba el cansancio, estrés, tristeza... decepción. Él iba a saltar, realmente iba a ponerle fin a todo. ¿Y por qué se quedaba allí de pie? ¿Por qué no corría y tiraba de él para evitar una tragedia? Un debate entre ella misma era lo que pasaba por su cabeza. Egoísta. Esa palabra era lo único que podía procesar, ¿pero quién era el egoísta aquí?

Él; que pensaba ponerle fin a su vida y carrera, llevándose consigo millones de corazones y almas hechos pedazos, destrozadas por tal barbaridad tan horrorosa. Parecía que no le importaba su familia, amigos, fans. Él.

Ella: que planeaba impedir que saltara, pero no estaba pensando en él o los demás, pensaba en ella. En lo mucho que ella iba a ser afectada si el chico saltaba. Sólo le preocupaba su bienestar y sentimientos.

Pero era estúpido pensar en eso, ¡tenía que impedirlo! No importa si era por ella, él o los demás. No podía permitir que una persona pusiera fin a su vida cuando ella podía evitarlo. Sin importar las multas que podía conseguir, cruzó la calle corriendo entre los carros que se encontraban parados en la calle; su corazón latía y corría lo más rápido que podía, pasando ágilmente los pequeños espacios que había entre los autos, consiguiendo quejas por parte de los propietarios. Los ignoró. El chico detuvo sus pasos y miró al cielo, soltando un fuerte suspiró y después tomando una bocanada de aire. Lo haría, estaba por lanzarse. Tomó impulso doblando las rodillas, se le veía tan decidido; y antes de que pudiera saltar, un fuerte tirón - que casi no se sometía - lo hizo caer de nalgas en la acera. Los lentes de sol fueron los únicos que lograron caer al fondo. El chico, confundido y bastante desconcertado, miró a la chica que seguía tomando su mano, la apretaba y parecía que nunca la iba a soltar. Tenía su mano libre recargada en la rodilla e intentaba nivelar su respiración, fue entonces cuando alzó su vista para verlo. El asombro del rostro del chico fue inevitable, su boca ligeramente abierta y los ojos un poco más agrandados que lo normal. Nunca antes había visto tanta preocupación y miedo en el rostro de alguien. Con los ojos rojizos y ahora unas cejas juntadas, la chica explotó:

- ¡¿Qué mierda pasa por tu cabeza?!

Siguió mirándola atónito. No lo recordaba... Todo se le olvidó desde el momento que miró su rostro.

- ¡¿Estás consciente acaso?!

Ella estaba furiosa, pero a la vez se le escuchaba la preocupación y tristeza en su voz. Él no supo cómo luchar contra eso, de pronto, el cansancio se apoderó de él, un cansancio tan pesado y agobiante.

- Amor Fati...

Murmuró justo antes de caer inconsciente. Varias personas miraban aquella escena y ella no pudo sentir más repugnancia por todos ellos. La sociedad era una mierda actualmente, nadie, ni una sola persona le ofreció ayuda o le preguntó si necesitaba algo. Estamos jodidos. Como pudo, lo levantó y pasó uno de los brazos de él por los hombros de ellas y no lo soltó, con el otro brazo lo aseguró apretándolo de la cintura. El condominio de estudiantes donde vivía no estaba tan lejos, pero aún así le sería muy difícil llegar ahí. El cielo ya estaba totalmente oscuro, pasaban de las ocho de la noche y ella apenas había llegado a la residencia. Agradeció el hecho que hubiera un ascensor ya que ella vivía en el tercer piso, era pequeño, pero muy útil. Soltó un suspiro de alivió al estar frente su puerta, sin soltar a la persona que sostenía, introdujo el código de seguridad y abrió la puerta. Dejó caer su mochila, llaves e incluso teléfono al piso, arrastró al chico por la alfombra y lo dejó en el sofá de la pequeña sala de estar. Segundos después, ella se desplomó en el piso. Aún con ganas de llorar y golpearlo por tal estupidez que iba a hacer, lo miró, estaba triste por todo, pero también feliz por haberlo salvado.

- Seguro bebió o tomó algo.- Dijo mientras lo analizaba cuidadosamente.- Pero en cualquier momento despertará.

Corrió rápido al cuarto de baño y tomó lo que es realmente, una veloz ducha. Se puso los primeros pantalones negros de chandal negros que encontró, acompañados de un blusa de tirantes que estaba a primera vista en su cajón. Por lo menos ahora se encontraba fresca y sin sudor pegajoso sobre su piel. Había sido un día realmente agotador, además, nunca pasó por su cabeza que lo tendría con ella aún siendo su principal objetivo encontrarlo, pero estaba con ella y ahora sí tenía claro que iba a hacer. Movimientos ruidosos provenientes de la sala de estar la hicieron reaccionar y salir corriendo de su habitación. Él había despertado, miraba todo perdido, aún sin comprender del todo.

- Necesitas una ducha.- Ella lo sorprendió por sus palabras. Era incapaz de decir algo.

La chica caminó hacía él y con temor de alterarlo o asustarlo, lo tomó de las manos y lo ayudó a ponerse de pie. Lo condujo al baño y le dijo todo lo necesario, también anunció que iría a conseguir ropa de chico. Tal vez no era lo mejor hacer eso, pero si el venía tomado o algo similar, una ducha lo relajaría un poco. Lo dejó ahí y ella fue en busca de prendas para él, tocó la puerta de enfrente, su mejor amigo vivía ahí. Le pidió lo necesario, él le pidió explicaciones y ella le prometió que le contaría después. Volvió rápido y dejó todo afuera de la puerta del baño.

Estaba nerviosa. Demasiado nerviosa que estaba por sufrir una crisis. Era casi imposible que ella lo tuviera, que ella lo hubiera salvado y a pesar de no creérselo del todo, tenía que hacer como que sí. Porque a fin de cuentas, ella lo enfrentaría y además de ayudarlo, intentaría hacerlo entrar en razón. Levantó su vista de la alfombra al sentirlo presente, él se quedó parado cuando salió del pasillo y se quedó mirándola, ella lo miraba sentada desde el sofá también. Él no sabía que decir o hacer, ella no reunía el coraje para decir algo, cualquier cosa. Pero lo hizo.

- Rap M...

- Namjoon. Dime Namjoon.- Dijo con voz ronca. En ningún momento despegó la mirada de ella.

- Namjoon.- Se corrigió rápido y la vergüenza se hacía presente.- Eh...

- ¿Por qué no me llevaste a la empresa o reportaste con la policía?

Aunque ella planeaba tener el control de todo esto, él era el que lo tenía. Parecía como si nunca había intentando suicidarse, como si fuera una persona fuerte. Pero estaba fingiendo esa fortaleza, ella lo notó en sus ojos, esos ojos tan apagados que varías veces los había visto brillar.

- Porque no.- Contestó seca.- No quise. Sé que quieres estar en todo lugar menos ahí, aguantando los regaños y seguro castigo de tus jefes o cuestionarios agobiantes de los chicos. ¿O me equivoco?

- No, no lo haces.

Después de eso, Namjoon se quedó en silencio con los brazos cruzados. Largos minutos pasaron y se dignó a sentarse al lado de ella en ese sofá.

- ¿Quién eres tú?- Preguntó una vez que ya estaba acomodado.

- Park Hae Un.

Una respuesta simple. Haeun no dijo nada más, pero lo veía y sentía tam tranquilo. Estaba por estallar en cualquier momento.

- ¡¿Qué no comprendes la gravedad de la situación?!

Una vez más le gritaba. Le había gritado a su ídolo.

- ¿Qué gravedad? ¿Qué situación?- Se encogió de hombros. Haeun sonrió incrédula.

- Estabas apunto de acabar con tu vida. ¡¿Estás consciente de lo que eso hubiera causado?! Depresión por parte de muchas personas, vidas arruinadas, incluso... muertes. ¿Sabes lo importante que eres para mí?- Sollozó. Las lágrimas no se resistieron.- ¿Sabes lo horrible que me sentí desde que leí la nota donde decía que no estabas por ningún lado?

- No.- Murmuró.

- Pues es demasiado. Me duele saber que tenias esos pensamientos tan egoístas. Me duele pensar que mi rapero favorito, con grandiosas letras y bastante admirable, estuviera por acabar con su vida él mismo. ¿Qué acaso eso es digno de adamirar?- Limpió sus lágrimas con brusquedad.- ¡¿Que no te das cuenta de lo egoísta que eres?! ¡Maldición!

- No lo sé. Simplemente lo soy y ya.- Aunque era un comentario duro, su tono no lo había sido. Era sincero y tranquilo. Quería convencerse de que lo era.- En ese momento, la verdad, no pensaba más que en mí y toda ésta mierda falsa.

- ¿A qué te refieres con mierda falsa?- Haeun preguntó curiosa, pero no perdió ese tono serio.

- Mi vida. Todo mi entorno. Yo.

Haeun no pudo evitar mirarle sorprendida ante aquella confesión. De una palabra a otra, él parecía odiarse así mismo, no sólo eso, todo, parecía odiar todo.

- Sé que la vida de los idols es difícil, obviamente necesitaría vivirlo para comprenderlo realmente, pero...- Tomó aire y lo miró a los ojos.- No creo que sea motivo suficiente para querer terminar con tu vida.

- No hablo sobre lo difícil que es ser idol.- Suspiró cansado y desvió la mirada.- Me refiero a toda la farsa que me quería imponer yo mismo.

- ¿Farsa?

Cada vez estaba más y más confundida. Siempre pensó que Kim Namjoon era una persona interesante y misteriosa, que con cada cosa que decía, te dejaba con ganas de más y más. Y eso estaba pasando justo ahora, pero no de la manera que ella hubiera querido.

- Amor Fati.- Repitió lo mismo que esa tarde.- ¿Sabes lo que significa eso?

- Lo escuché alguna vez, pero mis conocimientos sobre el tema son nulos.

- Se traduce como "amor al destino". Ésta frase da referencia a las personas que ven todo lo que le sucede con actitud positiva, incluso el dolor y sufrimiento, sigue siendo algo bueno. Y también a más idioteces del destino, pero eso no lo involucro tanto.

- ¿Y eso qué tiene que ver en todo esto?

- Prácticamente yo estoy con la ideología del Amor Fati desde que firmé con BigHit. Desde el momento que recibí el primer regaño y queja por parte de los superiores. Desde ese momento vivo en un espejismo donde todo está bien pero la verdad es que sólo me jode y jode más.

- Oh por Dios...- Haeun estaba sin aliento. Eso debía ser miserable.

- Yo era feliz, realmente lo era cuando estaba bajo el nombre de Runch Randa, cuando podía expresarme como quiera y se me venga en gana, haciendo la música y ritmos a mi estilo, sin importar que a alguien le guste también o lo tenga que aprobar, porque a fin de cuentas ¡a mí me gustaban! Y si algo salía mal, ¡me enojaba! ¡Claro que lo hacía! Porque es algo malo y simplemente no puedes sentirte bien cuando algo está mal, eso es de idiotas...

- ¿Y por qué cambiaste?- Preguntó triste.- Eras feliz, aún lo recuerdo, aquel chico loco que caminaba por las calles de Hongdae, rapeando cada cosa que se le ocurría y después dando un pequeño show a las personas que se detenían a verlo... entre esas yo.- Sonrió con melancolía al recordarlo.- Si eras feliz de esa manera, no entiendo por qué te dejaste llevar por eso del Amor Fati, me refiero a que, te sentías miserable, debiste dejar esa ideología masoquista. Pero no lo hiciste porque...

- Soy un idiota.- La interrumpió. Namjoon sonreía derrotado. Sus ojos estaban apagados.- Cuando entras a éste medio, todo cambia. Tal vez decidí hacerlo para quedar bien con los productores y ganar su aceptación, o para debutar lo más antes posible, o incluso, para convencerme que yo quería ser un idol. Pudo ser por esos tres factores... o ninguno, pero yo seguí.

- Aveces, nos quedamos con la idea de hacer algo y aunque no queramos, seguimos en ello, hay algo que nos retiene, algo que nos motiva a seguir con eso, sin importar que sea malo o bueno.

- Trataba de convencerme que esas horas excesivas de práctica hasta quedar completamente entumido sin poder moverme, estaban bien. Que esos días y noches encerrado en el studio tratando de hacer algo bueno para los jefes, mas no para mí mismo, estaba bien. Que esa felicidad que finjo tener ante todos, está bien.- Cerró sus ojos frustrado y empuñó las manos.- ¡Maldición no lo está! ¡Nada está bien! Sí, tengo que practicar lo suficiente, pero no hasta morirme, porque la realidad es que el baile no es lo mío y mucho menos mi pasión como sería el caso de Jung Hoseok. ¡Amo hacer música! ¿Pero por qué dejó de hacerlo desde que lo hago para alguien más y no para mí? ¡¿Qué sentido tiene hacer algo si la verdad es que no me gusta?! ¡No me hace sentir conforme ni lleno por dentro! Todas esas sonrisas falsas... ¿Por qué las doy si es igual el no darla?

Namjoon se encontraba de pie, después de tantos años, había soltado todo. Había expresado todo su descontento con expresiones y movimientos que aunque parecían absurdos, lo habían ayudado a descargarse. Era tanta presión, tantos sentimientos y emociones enjauladas dentro de él, por fin fueron liberadas, cumpliendo su condena de retenimiento y manifestándose como siempre quiso.

- Te comprendo, puedo hacerlo, un poco, pero lo hago.- Haeun se puso de pie. Él aún se encontraba alterado, Haeun temía que sufriera un ataque de ansiedad o algo parecido. Se acercó lentamente, Namjoon se encontraba con uno de sus brazos recargado en la pared y el otro en su cintura, tenía los ojos cerrados y respiraba pesadamente. Haeun con movimientos tímidos, acortaba la cercanía de ambos, una de sus manos se posó en la mejilla de él. Namjoon abrió los ojos lentamente al sentir aquel tacto tan suave y cálido. La miraba desde arriba, ella no decía nada con esa cara neutra, pero sus ojos transmitían más de lo debido.- Tú sólo querías quedar bien con las personas de tu alrededor, pero, ¿qué sentido tiene si no quedas bien contigo antes que todos los demás?

- Es lo que intento averiguar.- Murmuró un poco nervioso y tragó en seco. Nunca había tenido a una chica tan cerca.

- Te dejaste en segundo término, sino es que en tercero.- Siguió.- Ese fue tu error. Siempre, recuérdalo, siempre estás tú mismo antes que nadie. No me refiero a ser un arrogante narcisista, me refiero a que hay que estar bien y cómodo con nosotros mismos.- Sonrió levemente.- Querías dar todo de ti, Namjoon. Querías demostrar lo mucho que eres capaz de hacer. Querías demostrar tanto que no te diste cuenta que estabas pasando por alto ese dolor y sufrimiento, o tal vez no, pero tratabas de convencerte que era algo normal. Es malo persuadirse de esa manera...

- Lo es. Y aún así seguía haciéndolo.

- Como dije, te dejaste en segundo término. Cuando eras un underground, sólo te preocupaba quedar bien contigo y hacer algo que te guste a ti. Pero cuando formaste parte del grupo, notaste que no eras el único, está bien querer quedar bien con los demás, porque a fin de cuentas sientes esa responsabilidad, pero no antes que contigo. Primero tienes que estar bien contigo mismo, con Kim Namjoon, Rap Monster o como quieras que te llamen, si estás bien contigo mismo, lo estarás con todos.

- Todo lo que me dices, me hubiera caído bien por lo menos tres años atrás.- Murmuró apenado y triste.- Pero heme aquí, hace unas horas intenté terminar con mi vida. Y todo por no poder conmigo mismo y todo lo que estaba cargando sobre mí, yo realmente me sentía perdido, sin nada... No me sentía bien conmigo mismo. ¿Qué hago en este mundo si mi principal enemigo soy yo? Quiero acabar con ese enemigo y sólo hay una forma...

- Ni siquiera lo pienses.- Haeun sollozó. Y negó con la cabeza negándose a la idea de él muerto.- No, no, esa no es la manera correcta.

- Nada puede salvarme.

Susurró sobre los labios de ella. Porque sí, ahora se encontraban a una distancia casi inexistente y no se habían dado cuenta cuando reducieron su cercanía hasta estar en ese punto.

- Tal vez nada, pero sí alguien...

Haeun dijo de la misma manera que lo había hecho él. Su mano libre tomó la otra mejilla de Namjoon, él, con torpes y muy lentos movimientos la agarró de la cintura y apretó levemente, atrayéndola más a él. Hacía años que no hacía esto, pero sentía que lo necesitaba. Las manos de Haeun se deslizaron hasta enroscar el cuello de él con sus brazos, posándolos ahí con un ligero peso. Cada quien inclinó su cabeza al sentido contrario para no chocar entre ellos, los ojos de ambos se fueron cerrando y entonces sus labios se juntaron, creando un simple beso que ella ni en sus sueños más bizarros pudo imaginar. Era un beso sin acción más que ellos dos, juntos, pero entonces, Haeun entreabrió sus labios muy sutilmente y Namjoon capturó su labio inferior entre los suyos y así, hasta que ambos se besaban, disfrutando de ese beso tan inesperadamente esperado por ambos. Haeun sentía todo su ser revolotear de la felicidad, mientras él experimentaba la mejor sensación de su vida.

- ¿Por qué siento que te conozco desde siempre?- Preguntó él mientras trataba de recobrar el aliento robado en aquel beso y luchaba por no besarla de nuevo.

- Porque te conozco, me preocupas y todo eso, desde que eras un chiquillo que paseaba por Hongdae, creo.

- No es eso.- Negó sutilmente.- Aunque debo admitir que por algo te me hacías conocida.

- ¿Entonces?

- Es que, estoy seguro que alguien pudo haberme dicho y hecho exactamente lo que tú hiciste, pero, no hubieran causado el mismo efecto.

- ¿Qué efecto?

- Has creado un poco de esperanza en mí.- Confesó de lo más sincero.- Realmente lo has hecho. Me has hecho sentir que no estoy solo como imaginaba; tengo a los chicos y siempre los tendré, no podría vivir sin ellos, pero, nunca van a lograr comprenderme como tú lo has hecho, Haeun.

- Es por el cariño y amor, es muy distinto.- Namjoon la miró sin entender del todo.- Ellos te quieren como un líder, amigo, padre y hermano. Pero mi cariño hacía ti es muy diferente... Yo te amo, y te admiro como no tienes una idea. Es algo muy, muy, muy diferente. Así como las madres tienen un don, creo que las chicas como yo lo tienen también.

- Y vaya que lo tienen.

- Namjoon, por favor...- Suplicó.- Dime que todos tus pensamientos relacionados con la muerte han desaparecido, que se han esfumado.

- Lo han hecho.- Dijo de lo más sincero.- Creo que me fui demasiado a los extremos, aunque en serio, en ese momento no pensaba en nada y esta por hacerlo.- Haeun apretó sus ojos al escuchar eso.- Pero entonces me salvaste... Y no sólo eso, me has cambiado.

- Yo sólo quiero tu bienestar. Nunca antes había sentido esto por alguien, nunca. Es algo muy extraño, es diferente a un enamoramiento con un chico de la escuela, pero también lo es de un simple cariño fan-idol.

- Pues lo que sea que sientas, es bueno y me gusta.

- No sé que pasará después de ésta noche, tampoco sé si es un sueño o no... Pero, ten en cuenta que yo siempre estuve, estoy y estaré para ti.

- Gracias, Haeun.

¡Éste es mi primer One Shot oficial! Saben, la verdad es que acá ya es de madrugada y no sé cómo me ha quedado, me estoy cayendo de dormida pero quería subírselos ya, lmao. ¡Espero sea de su agrado! La verdad es que no soy experta en esto de los One Shots, pero por lo menos lo he intentado~

Me he inspirado mayormente en la canción de Epik High ⇏ AMOR FATI. Pero no del todo, originalmente la canción es sobre Dios, la religión y sociedad, pero sinceramente no quise meterme en ese tema porque no todos somos seguidores de la misma creencia, incluso algunos no creen en nada y eso se respeta. Pero, la canción tiene frases de las que me pude apoyar y así desarrollar la trama. Eso es todo, quería dejarlo aclarado. Personalmente es una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, me identifico tanto que es imposible no sentir algo al respecto, buehhhh.

¡So! Realmente espero les haya gustado. Comenten su opinión pls, yo contestaré todo✨. Nos leemos a la próxima y ¡gracias! ♡ -Jae's.


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