AMOR ETERNO [ONE -SHOTS]
¿Que es el amor? - se pregunta Écarlate mientras estaba en el octavo templo mirando las estrellas pasar.
En el profundo silencio del octavo templo, su voz, aunque apenas un murmullo, rompió el hechizo de la noche,escucho pisadas al andar.
Écarlate seguía perdido en sus pensamientos, observando cómo las estrellas parecían bailar en un silencio infinito,Mystoria se acerco a él.
Mystoria lo vio enseguida, sentado en lo alto de los escalones del templo, como si hubiese estado esperándolo.
Écarlate arqueó una ceja, con mirada seductora.
—Écarlate —dijo con su voz serena, cruzando los brazos mientras una leve sonrisa asomaba en su rostro—. No planeabas quedarte aquí toda la noche, ¿o sí?
—¿Y qué si lo hiciera? Contemplaría tu mirada todo el tiempo —respondió, pero había una ligera tensión en su voz, como si el eco de sus pensamientos aún rondara en su mente.
Mystoria soltó una leve risa y dio un paso adelante.
—Bueno, quizá pueda ofrecerte algo menos complicado que las estrellas y que me contemples todo el día. ¿Qué tal una buena comida? Ven a mi casa. Cociné algo especial.
La invitación tomó a Écarlate por sorpresa. No era algo que sucediera todos los días, y menos viniendo de Mystoria, cuya tranquilidad y habilidades culinarias le encantaban cuando ocurría.
—¿Y qué diría Izo si voy a tu casa? —dijo, entrecerrando los ojos.
—¿Y qué diría si para mi el es solo un compañero?? —replicó, con un tono tranquilo pero desafiante y ademas de seductora.
Écarlate no pudo evitar una ligera sonrisa al escuchar la respuesta de Mystoria. Había algo en su tono, esa mezcla entre desafío y seducción, que lo desarmaba y lo intrigaba al mismo tiempo. Su mirada, habitualmente calculadora y fría, se suavizó un instante, aunque trató de ocultarlo tras una expresión de aparente indiferencia.
—Vaya, Mystoria —dijo con voz calmada mientras se levantaba de los escalones—. Parece que sabes exactamente qué decir para tentar a alguien.
Mystoria se encogió de hombros con una gracia natural, aunque sus ojos brillaban con algo más que simple diversión.
—No soy de los que desperdician palabras cuando sé lo que quiero —contestó con suavidad, pero el peso de su afirmación quedó flotando en el aire como un perfume embriagador.
Écarlate bajó lentamente los escalones, acercándose a Mystoria con movimientos deliberados, como si cada paso fuera parte de un juego que ambos conocían pero ninguno se atrevía a nombrar. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, inclinó ligeramente la cabeza, estudiando cada detalle del rostro de Mystoria.
—Entonces, ¿qué es exactamente lo que quieres, Mystoria? ¿Solo compartir una comida conmigo, o hay algo más detrás de esta invitación tan... irresistible?—lamiéndose los labios.
Mystoria no retrocedió ni desvió la mirada. Su confianza parecía inquebrantable, pero en la profundidad de sus ojos había un calor que desafiaba el frío de la noche.
—Tal vez solo quiero compañía —dijo con naturalidad—. Tal vez quiero demostrarte que hay cosas más interesantes que las estrellas. O tal vez... quiero que me contemples todo el día, como dijiste hace un momento. ¿Qué opinas, Écarlate?
El caballero de Escorpio entrecerró los ojos, dejando escapar una leve risa que resonó en el templo vacío. Era raro para él sentirse tan desconcertado, pero Mystoria tenía esa habilidad, como si supiera exactamente cómo cruzar sus barreras sin siquiera intentarlo.
—Que se me hace resistible tu oferta,querido.
—Entonces no lo hagamos esperar más —respondió Mystoria, dando media vuelta con una sonrisa apenas perceptible—. Mi casa no está lejos, y prometo que nadie sabrá de esto... si es que decides mantenerte invisible, claro.
Écarlate dudó por un instante, pero al ver cómo Mystoria comenzaba a alejarse, desapareció lentamente, envolviéndose en el manto de su habilidad. Caminó tras él en silencio, dejando que sus pasos se fundieran con la noche. Mientras avanzaban, una nueva pregunta surgió en su mente, pero esta vez, no se atrevió a formularla en voz alta:
"¿Y si el amor no es más que el deseo de encontrar a alguien que entienda tus silencios?"
NO APTO PARA MENORES
Écarlate estaba sentado junto a Mystoria, su postura relajada, pero sus ojos no dejaban de observar cada gesto de su compañero. Mystoria, en cambio, mantenía la mirada fija en el fuego de la vela, como si esperara el momento justo para hablar o, quizás, para moverse.
Finalmente, fue Écarlate quien rompió el hechizo. Lentamente, extendió una mano y rozó los dedos de Mystoria, un gesto tan sutil que casi pareció accidental. Mystoria giró la cabeza, y sus miradas se encontraron. En ese instante, el tiempo pareció detenerse.
—Eres un enigma, Mystoria —murmuró Écarlate, con un tono que mezclaba admiración y deseo.
Mystoria sonrió, una sonrisa tranquila pero cargada de intención.
—¿Un enigma? —respondió suavemente—. Tal vez, este enigma quiere pasar a la acción, mi amor.
La proximidad entre ellos era casi insoportable. Écarlate, conocido por su control absoluto, sintió cómo su fachada se desmoronaba poco a poco. Se inclinó hacia adelante, sus labios apenas a un suspiro de distancia de los de Mystoria.
—Entonces, dime —dijo en un murmullo, su aliento cálido rozando la piel de Mystoria—. ¿Qué significa esto para ti?
Mystoria no respondió con palabras. En cambio, cerró la distancia entre ellos, sus labios encontrándose en un beso lento, profundo, que habló más de lo que cualquier frase podría expresar. La suavidad inicial dio paso a una intensidad contenida, como si ambos hubieran estado esperando ese momento por más tiempo del que se atrevían a admitir.
Las manos de Écarlate se deslizaron con seguridad hacia la cintura de Mystoria, mientras este entrelazaba sus dedos en el cabello de su compañero, guiándolo con una mezcla de ternura y pasión. La vela tembló, proyectando sombras danzantes en las paredes, como si también participara en ese encuentro cargado de emoción.
Cuando finalmente se separaron, apenas lo suficiente para respirar, Mystoria apoyó su frente contra la de Écarlate, sus ojos buscando los del otro en la penumbra.
Las manos de Écarlate se deslizaron con seguridad hacia la cintura de Mystoria, mientras este entrelazaba sus dedos en el cabello de su compañero, guiándolo con una mezcla de ternura y pasión. La vela tembló, proyectando sombras danzantes en las paredes, como si también participara en ese encuentro cargado de emoción.
Cuando finalmente se separaron, apenas lo suficiente para respirar, Mystoria apoyó su frente contra la de Écarlate, sus ojos buscando los del otro en la penumbra.
—Esto significa que,las estrellas no me parecen tan interesantes —susurró, su voz apenas un murmullo.
Écarlate dejó escapar una risa suave, una rareza para él, y acarició la mejilla de Mystoria con la yema de los dedos.
Despojó de su armadura y ropa al rubí guiándolo hasta su cama,Mystoria con pasos lentos se acerco a el.
Los dos griegos les bendijeron con una piel blanquecina como las estrellas, tocándose entre si.
Las manos se posaron en la cintura del acuariano hasta llegar a ese lugar donde muchas veces fue el suspiro, y tentación de Écarlate hacer suyo a Mystoria.
Después de prepararlo debidamente, Écarlate empezó con pequeñas estocadas donde Mystoria se dejo hacer por el placer de los poderes de Eros.
Seguía con el ritmo de las embestidas, sin dañar a Mystoria,jadeos, gemidos y gruñidos de placer se escuchaban, por suerte la habitación estaba muy lejos del lugar de las demás casas.
Écarlate mantenía un vaivén rítmico, marcando cada movimiento con una sincronía casi celestial. Mystoria arqueaba su espalda, dejando escapar suaves suspiros que se mezclaban con el ambiente como una melodía íntima, reservada únicamente para ellos dos. El acuariano, con sus cabellos despeinados, intentaba encontrar estabilidad entre las sensaciones que le atravesaban, sintiendo que su cuerpo entero se rendía a la danza impuesta por el santo del rubí.
Las manos de Écarlate se deslizaron lentamente hacia la espalda de Mystoria, recorriendo con ternura la delicada curva de su figura, grabando en su memoria cada detalle de su piel, como un escultor admirando su obra maestra. Entre jadeos, el aire se tornaba pesado, impregnado de la pasión de ambos, mientras el rubí intensificaba cada movimiento, atento a las respuestas del acuariano, queriendo llevarlo más allá de cualquier límite conocido.
Mystoria buscó con sus dedos el rostro de Écarlate, atrapándolo en una caricia cargada de sentimientos. Sus miradas se encontraron en un instante donde el deseo y la devoción convergieron en un silencioso acuerdo. El rubí ralentizó sus movimientos, inclinándose para besar los labios de su amante, sellando en ese contacto la promesa de algo más que placer: la mirada de Mystoria le derretia.
—Mystoria... me...
—Mystoria... me...
—Écarlate... ya estoy apuntó.
En esa noche tendría una gran sorpresa,para el día siguiente Asclepio también seria padrino de la próxima estrella que vendría.
┇ ༄◦࿐ྃ ┇ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ❦ ╴ ╴
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"Que todos tus deseos se cumplan CadenitaSensual/alias Andrómeda123,que todas las estrellas de las constelaciones brillen para tí,igual que la galaxia Andrómeda en el firmamento,eres la que más ha hecho por mí aparte de ser una gran consejera y una gran amiga que en los momentos díficiles no sabía donde refugiarme este siempre a sido el lugar donde me he más divertido y entretenido.Muchas gracias no tengo las palabras como describirlas,estoy muy agradecida.
Haz inspirado a muchos a escribir a soltar la pluma,eres como una galaxia donde pequeños escritores se inspiran para escribir Camus x Milo y una pareja tan desconocida como Écarlate x Mystoria espero que este pequeño regalo te haya gustado".
Posdata:El vídeo no se subio :v.
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