Mi corazón sucumbía por la situación, lagrimas tras lagrimas brotaban de mis ojos, este dolor me estaba matando lentamente y ya no lo soportaba. Camine sin un rumbo fijo, solamente deseaba desaparecer para ya no tener que sufrir tanto, la noche era fría y oscura por culpa de las nubes que escondían el hermoso resplandor de la luna.

— ¡Abi! —Podía escuchar a lo lejos como alguien me llamaba con desesperación, pero mi dolor me impedía entrar en razón— ¡Abi! — seguían repitiendo mi nombre, volteé con la mirada perdida y pude divisar la silueta de un hombre que a mucha prisa se aproximaba hacia mi— Abi... —me envolvió entre sus brazos con mucha fuerza— sé que me culpas, pero no es así yo...

— ¡ALEJATE! —lo aparte de mi presencia y abofeteé su rostro— ¡nunca debí confiar en ti! —decía aquellas palabras mientras usaba mis puños para golpear su pecho— ¡Eres un estúpido sin corazón! ¡no quiero volver a verte! ¡TE ODIOO, ¡TE MALDIGO, TE ODIOOOO...! —me desplome al suelo sin fuerzas algunas, mi corazón dolía tanto que ya no podía mantenerme de pies.

— Llora todo lo que puedas, no te reprimas, a mí también me duele su muer...

— ¡NOO! -interrumpí con fuerzas— ni siquiera intentes decirlo, tú no tienes corazón, no sabes tan solo un poco lo que es querer a alguien no tienes ni la más mínima idea. — replicaba con rabia sus palabras— De ahora en adelante no quiero volver a verte, tu sola presencia es nauseabunda. —Culminé con odio y repudio para luego irme muy lejos de su vida.