Capítulo 3: La llegada.
Los sirvientes iban de un lado a otro, después de todo hoy iba a venir finalmente el prometido del príncipe Naruto. Todo debía ser perfecto para la llegada, era un momento muy importante. Mientras tanto una sirvienta se dirigía a la habitación del príncipe, en el camino esquivo a varios sirvientes hasta llegar a la recamara del rubio.
—Naruto, ¿estas adentro?—Toco la puerta. Se oyeron unos pasos hasta que la puerta se abrió mostrando a un joven rubio—. Wow, estas perfecto—Exclamo viendo el traje blanco que traía el rubio.
Una risa nerviosa salio de sus labios—Gracias—Dijo avergonzado.
—De nada, pero tienes el rostro un poco sucio—Saco un pañuelo para limpiar el rostro.
—Sakura, para, por favor—Pidió tomando sus manos parando su acción—¿Para que viniste?
—Ah, sí. Casi se me olvida—Dijo recordando a lo que venia—. Tu prometido esta a punto de llegar, tienes que darle la bienvenida junto a todos los demás—Le jalo de la mano para salir de la habitación e ir a la bienvenida.
Naruto solo resoplaba con cansancio, no quería casarse con un completo desconocido y no con alguien que en verdad amaba, aunque no estaba enamorado de nadie en ese momento.
—¿Por que me debo casar con él?
—Naruto, sabes muy bien el gran poder militar que tiene Konoha y sabes que son enemigos temibles. Si hacemos una alianza matrimonial sera menos probable que se nos venga contra nosotros. Nosotros tenemos buena tierra para cultivar y mucho terreno, algo de lo carece Konoha.
—Pero nosotros también tenemos caballeros muy fuertes.
—Sí, pero tu sabes que los Uchiha son de temer en cuanto a poder militar, podrá ser genética, brujería, táctica, bendición de Dios o simplemente suerte pero ellos terminaban ganando todas la batallas a la que iban y el único que les podía hacer frente a los Uchihas era el clan Senju y ahora esos dos clanes están unidos y el doncel que es tu prometido es descendiente directo de los más grandes guerreros de ambos clanes—Explico mientras seguían caminando y esquivando a los demás sirvientes. A los pocos minutos ya estaban llegando a la entrada del castillo donde se encontraba los actuales reyes y algunos personas cercanas a la corona.
Sakura se encargo de arreglar algunas cosas que se habían desacomodado en el camino.
Los aldeanos se encontraban esperando al prometido del príncipe a afueras del castillo, esperando ver al prometido del príncipe y al próximo segundo rey. Y los caballeros se cargaban de que ninguno de los campesinos entrara o se atravesara en el camino donde la carroza debía pasar. Todo eso parecía una celebración o una fiesta, y en verdad lo ERA. Casi todos los comercios, por no decir todos, habían cerrado para ver al príncipe de otro reino.
—¿Como crees que sea?—Pregunto una de las campesinas.
—Es parte Uchiha , he oído que son muy hermosos. Y Sir Obito es una clara prueba de ello.
—Sí, y Sir Kakashi también es muy hermoso—Dijo sonrojada.
—Espere, creo que lo estoy viendo—Y el aldeano tenía razón.
El carruaje donde estaba el Uchiha se podía ver, la gente comenzó a alborotarse y también queriendo ver el rostro del nuevo monarca de su reino. Pero todas las ventanas de la carroza estaban cerradas con las cortinas impidiendo que los demás sacien su curiosidad. Cuando el vehículo finalmente llego a la entrada del castillo, unos hombres con trompetas se pusieron en formación anunciando oficialmente la llegada del doncel.
Después de que sonaran las trompetas, otra personas hablo:—¡El joven príncipe Sasuke Senju Uchiha, del reino de Konoha, acaba de llegar a nuestro reino!—Grito para que todos lo pudieran oír. La puerta fue abierta por un caballero que había venido con el carruaje.
El primero en salir fue el mayor con una sonrisa victoriosa que mostraba todo sus dientes y acomodándose su uniforme, y ayudo a su sobrino al salir del vehículo mientras los demás estaban expectante para ver finalmente al doncel. El cual salio tomando la mano del mayor y tapándose un poco los ojos por el potente sol que hacía.
Cuando quito su mano del rostro para dejar que los demás lo vieran.
Naruto siempre había oído que los Uchihas resplandecían por su gran belleza, pero nunca espero que tanto. El joven doncel tenía ojos negros que parecían fríos y hasta cierto punto hipnotizante, tenia la piel muy blanca pero no al punto de llegar a ser enfermizo o preocupante, y esa piel tan blanca hacía descartar esa labial rojo llevaba puesto en los labios y podía jurar que su pelo brillaba con la luz del sol.
El rubio no era el único sorprendido por la belleza del Uchiha, los demás estaban en una situación parecida.
—Hasta que por fin se callan—Susurro Sasuke mientras era llevada del brazo de su tío. No era muy fan del ruido y agradecía que todo estuvieran callados.
—Obviamente, los dejaste atónitos con tu belleza—Le respondió en el mismo tono de voz.
Para Sasuke ese camino hasta la entrada del palacio le parecía eterno, y sentir las miradas de los demás sobre si mismo no le agradaba. Aunque como príncipe varías veces tenia que ir por el reino por alguna razón, nunca había tenido tanta atención de tantas personas como en ese momento, siempre la atención recaía en su hermano, en sus padres o en sus abuelos.
Cuando llegaron por fin llegaron ambos se inclinaron como muestras de respeto. Sasuke podía ser un prepotente y engreído pero sabía los códigos de sociales que debía seguir. En consecuencia los demás hicieron gestos parecidos y entrado al interior del castillo.
—Déjeme decirle que es un completo placer, joven Sasuke—Hablo el rey Minato dándole una cálida sonrisa al mencionado.
—Lo mismo digo, rey Minato.
—He de admitir que no esperaba que fueses tan bello—Comento la pelirroja.
Sasuke no pudo evitar ver el cabello de la reina con ojos abiertos y sorprendidos, incluso con un poco de brillo en los ojos.
—Parece un tomate—Soltó sin más.
Eso hizo que varios recuerdos del pasado de la Uzumaki, enojándola. Todos los presentes se asustaron ante ello, la mujer podía ser realmente atemorizante, cuando Obito, él que estaba más cerca de Sasuke trato de jalearlo y evitar algún accidente que pueda perjudicar a su sobrino, el nombrado siguió:
—Es hermoso—Exclamo con unos pequeños brillos en los ojos. Él amaba los tomates y cualquier cosa que fuese semejante a esa magnifica fruta—. Me encantaría tener un pelo así—La Uzumaki sintió sus mejillas enrojecer ante los halagos del Uchiha menor. La personas solían decir que su cabello era 'feo' y pocas era las personas que la elogiaban por ello, como su esposo e hijo.
—Ay, que lindo, seguramente seras un buen esposo para mi hijo—Abrazo al doncel pegándolo de su pecho con una sonrisa. Sasuke estaba sorprendido, no estaba acostumbrada a que lo abrazaran y menos de un completo desconocido.
—Que rápido da la bendición—Bromeo el tuerto.
—Que extraño, nunca pensé que llegarías a tiempo—Todos dirigieron su mirada a que acababa de hablar.
Sasuke no pudo evitar agrandar sus ojos por la sorpresa. Al frente de ellos estaba un joven que parecía contemporáneo con su tío, su pelo era plateado y un tanto desordenado pero aun así le daban ganas de acariciarlo, sus ojos eran negros y cautivantes con unas cejas perfectas, y tenia un lunar abajo de sus labios en la parte izquierda. Después de unos segundos Sasuke volvió a recobrar su compostura.
—Es irónico que lo digas cuando ni siquiera llegaste a la bienvenida—Contraataco.
—Me perdí en el sendero de la vida—Se encogió de hombros restándole importancia.
—Y tu dijiste que mis excusas eran ridículas—Ahí comenzó una pequeña 'pelea' entre ambos.
—Al parecer se te esta pegando las mañas de Obito.
—Reina, por favor no predique malos presagios—Pidió el de pelo plateado.
—Bueno, nos quedaremos un momento aquí, así que Naruto, ¿serias tan amable de enseñarle a Sasuke el castillo?—Naruto capto rápidamente la indirecta y acepto con un «Sí»—Gracias y diviértanse—Se acero a los dos caballeros para tratar de calmarlos. En el fondo seguían siendo los mismo niños de hace años.
Cuando el blondo estaba apunto de hablarle al azabache pudo notar como este lo miraba de arriba a abajo, y con una mirada que no le agradaba en lo absoluto. Lo veía como si fuera inferior de algún modo, como si no valiera la pena.
Ese doncel parecía ser un idiota.
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