CAPÍTULO V
Luego de ese reencuentro de la familia Yanagi, todo pasó a ser normal como antes. Aunque claro, Korei ahora era un Aumakua, un espíritu de antepasados que era una clase de guardián para su familia o seres queridos.
Pero dejando eso de lado, la madre de ambos niños por miedo de que alguien quiera dañar a su hijo por su condición prefirió meterlo en unas clases en línea, además de que el sol ahora le afectaba a Korei y le dañaba. Por lo que su madre le había hecho una capucha y una capa, como la que Korei se había hecho para regresar a casa, solo que la nueva estaba hecha de tela.
Pero dejando eso de lado, hoy era domingo. Reiko y Korei se encontraban entrenando en el patio, ya que ambos querían convertirse en héroes.
Reiko rodeó de energía rosada las pequeñas rocas que estaban alrededor y se las lanzó a su hermano, pero este tocando el césped con sus pies hizo que varias enredaderas comenzarán a crecer del suelo y con ellas atrapó los objetos que le lanzó su hermana.
"¿Te los devuelvo?" Dijo para lanzar los objetos hacía su hermana.
Reiko rodeó los objetos de nuevo de energía rosada para detenerlos y los iba a lanzar de nuevo contra su hermano gemelo, pero esta sintió como algo pasaba entre sus pies y al mirar hacía abajo pudo ver que eran enredaderas y estas se enredaron en sus piernas para alzarla, dejándola de cabeza y derrotada.
"Creó que gané" Dijo Korei viendo a su hermana derrotada.
"Sí" Dijo Reiko de cabeza. "¿Ya me puedes bajar?"
"Claro" Dijo para bajar a su hermana. "¿Quieres seguir o aquí paramos?"
"Hasta aquí" Dijo muy cansada. "Usar de forma excesiva mi Quirk me cansa"
"Sí, lo note"
Ambos hermanos se iban a meter a su casa, pero por mera casualidad vieron a Ibara, quién iba en dirección a su casa.
"¿Viene seguido para acá?" Preguntó Korei a su hermana.
"Teníamos que hacer un trabajo en grupo... y olvidé que nos teníamos que reunir hoy"
Atrajo las cuerdas de su capucha haciendo que se cierre y solo se vea su boca. "Esperó que no me reconozca"
"¿No te gustaría saludarla? Era muy amiga tuya"
"Lo sé" Dijo Korei. "Pero sería raro decirle 'hola Shiozaki-san, ¿me recuerdas? Morí hace unos días pero mira, reviví y estoy aquí de nuevo' Eso en realidad suena muy loco"
"Bueno, no te negaré eso"
Mientras ellos tenían su plática de hermanos, Ibara sin saber mucho del tema tocó la puerta para ver si se encontraba la familia Yanagi. Y en efecto, siendo abierta por la madre de ambos niños.
"Shiozaki-chan, ¿qué se te ofrece?"
"Venía a ver a Yanagi-san, vamos a hacer un trabajo en equipo"
"Claro, pasa querida" Dijo la mujer para abrir bien la puerta, dándole paso a la peliverde.
Ibara entró y pudo ver la casa de los Yanagi, siendo una casa común y corriente como cualquier otra, solo que contaba con algunas figuras de zombies, vampiros, esqueletos, momias, etc.
"¿Se encuentra Yanagi-san en casa?"
"Claro" Afirmó la mujer. "Déjame llamarla para que puedan hacer su trabajo"
La mujer salió al patio donde se encontraban sus hijos, ellos todavía estaban pensando qué hacer.
"Reiko, te habla Shiozaki-chan. Para que hagan su trabajo en equipo"
"Sí, enseguida voy" Dijo y Reiko entró, encontrándose con Ibara. "¿Cómo estás?"
"Un poco triste por la pérdida de Yanagi-kun, ¿y tú?"
"Igual, pero estoy segura de que mi onii-chan no hubiera querido que estuviera triste"
"Sí" Asintió Ibara. "Tienes razón"
Mientras que ambas amigas seguían hablando para comenzar a hacer el trabajo, mientras que afuera. Madre e hijo seguían en el patio.
"Korei, ¿por qué no vas a hablar con Shiozaki-chan?"
"Es que sería muy raro que alguien que acaba de morir regresé" Dijo aún ocultando su cara.
"Hijo, a mi no me engañas. Se que tienes algo"
Suspiró. "E-es que no se que decirle" Confesó. "No podría decirle algo como 'hola Shiozaki-san, ¿me recuerdas? Soy yo, Korei, el que murió hace poco. Pero reviví y ahora estoy de vuelta siendo un aumakua'. Eso sonaría muy raro"
"Lo sé hijo, pero entré más lo ocultes, más daño te harás. Sabes que en algún momento debes decirle que estás aquí, si lo aplazas para más tardé cada vez que quieras hacerlo solo te dañaras y la dañaras a ella"
"¿Segura qué es momento de decirle?"
"Eso solo lo podrás saber tú" Dijo mientras apuntaba al corazón de su hijo. "Solo tu sabrás en qué momento sabrás decirle"
"S-sí, gracias por el consejo" Agradeció Korei mientras su madre lo abrazaba y le daba un beso en la frente.
La peligris se metió a la casa, dejando solo al peliverde. El pequeño seguía pensando en qué momento sería el correcto para decirle a su amiga, pero decidió hacerlo de una vez. Ya que sino como dijo su madre, se iba a dañar a sí mismo y a ella también.
"Bien, solo ve con ella. Dile lo que pasó y espera lo mejor que puede pasar" Pensó para ver que estaban en la habitación. "O tal vez lo peor" Pensó para subir por las escaleras y llegar a su habitación.
Korei se quedó ahí, quería entrar y decir todo. Pero su cuerpo no quería moverse.
"Por favor, ya me fallaste una vez y por eso descubrí mi Quirk. Ahora no me falles de nuevo" Dijo Korei para tratar de moverse.
Y por fin, su cuerpo accedió y tomó la manija para abrir la puerta y entrar, viendo como ahí se encontraban su hermana y amiga.
"Hola" Saludó, siendo que todavía tenía la cara cubierta.
"Un gusto" Saludó Ibara. "¿Eres amigo de Yanagi-san?"
"Entiendo que por mi cabello ya no me parezco tanto a mi hermana, ¿pero la diferencia ya se volvió tanta?" Pensó Korei. "N-no... en realidad soy..." Decía mientras lentamente iba abriendo su capucha. "Su hermano" Dijo para abrir su capucha enteramente, revelando que estaba vivo.
"¿Y-Yanagi-kun?" Preguntó la peliverde con lágrimas en sus ojos.
"Ho-hola... Shiozaki-san"
Ambos pequeños se vieron durante unos segundos, hasta que Ibara fue contra Korei para abrazarlo con todas sus fuerzas.
"¿Cómo es que estás..."
"Vivo?" Terminó la pregunta de la peliverde la cuál asintió. "Tengo 2 Quirks... El primero es el que ya conoces" Dijo mientras de su mano crecía una rosa y se la obsequió. "Y el segundo... es Aumakua" Reveló.
"Espíritu ancestral"
"Exacto" Afirmó Korei.
"Baka" Dijo Ibara para hacer un puchero mientras lo golpeaba en el pecho. "Estuve llorando toda la noche porque... porque... pensé que mi amigo se había ido con dios" Dijo mientras lloraba.
"Tal vez dios quiso que siguiera aquí y me dio esté Quirk" Dijo Korei, sabiendo que podría ser creíble ya que su amiga era religiosa.
Se limpia las lágrimas. "Dios quiso darte una segunda oportunidad"
"Lo sé... lo sé"
Reiko quién seguía ahí decidió salir de la habitación aprovechando que no era vista por nadie, dejando que ambos amigos pudieran hablar.
"¿Cómo has estado?" Pregunto el peliverde.
"Extrañándote, pero quitando eso he estado bien. ¿Y tú?"
"Pues... me he sentido raro..." Dijo mientras se rascaba la nuca. "No todos los días te enteras de que tu segundo Quirk te hace un espíritu ancestral y que además te da espectroquinesis"
"¿Espectroquinesis?" Preguntó la peliverde.
"Sí, mira"
Korei alzó su mano, haciendo que su sombra también se alce, para luego rodear su antebrazo y mano de esa sombra.
"Sorprendente" Dijo Ibara totalmente sorprendida.
"¿Tú crees?" Preguntó Korei.
"Sí" Asintió. "Estás lleno de sorpresas, Yanagi-kun"
Luego de eso siguieron hablando, aunque tampoco fue tanto ya que Ibara y Reiko debían terminar su trabajo y Korei las dejó solas.
"Es bueno que lo hayas hecho" Dijo su madre.
"Sí... lo bueno que se lo tomó bien"
"Era claro que se lo tomaría bien, ella se preocupaba por ti y se vio muy afectada"
"Sí... tienes razón"
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