Prólogo: Conoce a los raros
¿Has jugado un videojuego? ¡Vamos, dilo sin vergüenza! Que los chances que alguien no lo haya hecho antes son cercanas a cero. Mínimo, si no lo has hecho, entiendes el concepto: Un montón de dibujitos pixelados que hacen cosas divertidas en la pantalla cuando aprietas botones coloridos en un control, y que, por una cadena de hechos fortuitos, ahora están en todos lados. Pero los videojuegos son solo eso: Juegos, ¿No? Pues lamento decirte que no, al menos no desde los noventa
El 6 de febrero de 1991, salió un juego bastante peculiar: ¿Cómo se llamaba? Realmente no importa, busca la fecha en Google o no, da igual. Como sea, lo que nos concierne de este juego es que introdujo a las masas del mundo a una idea revolucionaria: En vez de resolver sus problemas usando la violencia, con el juego, ahora podían resolver sus problemas usando la violencia...sin que fueran demandados. Esto es el origen de los juegos de pelea, y déjenme decirles que para las personas que disfrutan de ellos, ¡No son un juego! Gente durante décadas han dedicado sus vidas a una meta muy sencilla: Ser el mejor, ¿Y qué pasa? Que tanta sangre, sudor y lágrimas de todos los jugadores han transformado a los juegos de peleas en una jungla, donde rige le supervivencia del más fuerte, y los novatos son aplastados por la realidad que todos buscamos negar: Que somos perdedores.
Perder apesta, tú lo sabes, yo lo sé, todos lo sabemos, ¿Qué se va a hacer? Ser humano es tener deseos, sueños y metas, y quedar hundido en el lodo persiguiéndolas. La vida es un círculo vicioso de ilusiones y desilusiones, y nuestro estado natural es estar insatisfechos. Punto. ¡Pero, hey! Eso no es del todo malo porque, si todos somos perdedores, todos tenemos algo en común, y así, nunca estaremos realmente solos. Los particulares individuos que habitan la jungla de juegos de pelea entienden en esto mejor que nadie, y siguen peleando de todas formas: No reniegan el ciclo, lo abrazan. Pero claro, esto requiere tener un cierto carácter, y toda esa palabrería barata de estudiante de filosofía no les sirve a las compañías que hacen estos juegos, que lo que quieren es que más gente compre su producto.
Entonces, en algún momento de 1999, alguien se puso a pensar si había alguna forma de hacer este tipo de juegos más "amigables" al resto de los mortales, y no me refiero al resto de video-jugadores, sino al resto de la población, desde tu papá, que te cuenta lo mucho que le encantaba la culebrita en su viejo Nokia, hasta tu abuela, con cataratas en ambos ojos y que todavía piensa que Pokémon es obra de Satán, ¡A ese "resto" me refiero! Y al final, lo lograron. El juego se llamaba "Cosmos Fighters", y fue la bomba; Tenía ese atractivo de poder pelear contra alguien más, pero era mucho más simple de entender, y no había gente sudorosa a la vista que te recordara lo malo que eras en el juego. Y después, salió su secuela, y está fue una bomba...atómica. No importara cuando llegaras a la tienda, porque el maldito juego siempre estaba agotado; La gente se lo llevaba como si Dios mismo los estuviera regalando, era insólito. El mundo vivió feliz por siempre y nunca más tuvo que volver a esos crueles de pelea, nunca jamás...O eso creyeron
Podrás cambiar las reglas, y podrás hacer las cosas lo más sencillas e intuitivas posibles, que no cambiarás el hecho de que, eventualmente, la sed de gloria surgirá en alguien. Los controles simples, los personajes carismáticos, los lugares coloridos y los objetos aleatorios; ¡Mentiras! Todos eran falacias, cada uno de ellos, una cortina de humo, ocultando el verdadero abismo en su interior, y aquellos que se dedicaran a ver a través de ilusorias telas, verían eventualmente al negro abismo en su inmensidad, y este los miraría de vuelta...en la forma de un montón de sujetos sudorosos que se toman bastante en serio un juego para niños. Puedes sacar la pelea de los juegos de pelea, pero no se la puedes sacar a los jugadores, y solo faltó que dos niños jugarán juntos Cosmos, uno le dijera al otro que era mejor con él, y eso desencadenó en la comunidad competitiva de un juego de pelea en el mundo: La comunidad de Cosmo fighters, y sus sequelas, Cosmo Melee y Cosmo Assault.
"¡Espere un momento, señor narrador!" dirá usted, "Yo empecé a leer esto porque decía Amor en el título, así que ¡¿Dónde está el amor?!". Bien, parte de toda explicación es para entender con qué clase de gente estamos lidiando: Gente motivada por ganar, sin importar qué, ¿Y acaso eso no suena como la descripción un romántico sin remedio? La verdad es que el romance no es muy común por esos lares; En parte, porque todo el mundo está muy concentrado en conseguir fuerza a través de la pelea, en parte, porque la mayoría son hombres obsesionados con los videojuegos, o sea, una tierra fértil para la soltería. Y, aun así, nuestra extraña historia de amor nació de aquí, como la flor que nace entre las cenizas de un incendio, porque al amor no le importa lo que es imposible para nosotros, y nacerá de todos modos.
Así que acompáñenme en esta travesía, a un pequeño país en medio del continente americano llamado "Costa Rica", en el año de nuestro señor 2017, para experimentar cómo fue que el amor se metió en ese mundo tan cegado por la victoria y la derrota a punta de golpes, patadas y cabezazos, y como los actores de esta curiosa obra se enamoraron de la pelea, y pelearon por el amor.
GAME START!
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