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Capítulo 6-III

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Las peleas en Cosmos son danza; una bella sincronía entre cuerpo y ritmo, dirigido hacia la agresividad, pero, también son un debate, una fricción de ideas y perspectivas, y no hay par de jugadores en el mundo que vean el juego igual. Por lo tanto, la llave de la victoria es encontrar e irrumpir en el ritmo del rival:

—¡En este inicio del set, lo que ambos quieren es tantear el estilo del otro! ¡moverse con cautela alrededor del rango de ataque del oponente es vital! ¡sin embargo, un paso en falso podría significar la derrota! —comentaba Mint Jams.

—Granada querrá conseguir unas cuantas notas antes de entrar de lleno, usando ataques débiles, pero seguros, mientras que Crizpy va a apostar por agarrarlo por sorpresa, y meterlo a la licuadora de combos de su Shin Ye—complementaba Duce.

La coreografía de la muerte quedaba en manos de los comentaristas, pero la raíz del conflicto, la visión de mundo, era el carbón que elevaba las llamas de la pelea:

Sigue lanzando tus patadas de ahogado, Erick, que cuando menos los esperes, ¡mi fantasma te destruirá!

Te crees tan bueno, tan pichudo, ¿no, Gay-briel? ¡veamos si sigue poniendo esa sonrisa de mongolo cuando lo deje sin dientes en la jeta con mi Shin!

Seis golpes, seis notas, y un fantasma, cargado y con Shin en la mira. En el primer instante que Granada vio una grieta en la armadura de Crizpy, lanzó su ataque sin dudar, no obstante, casi en el mismo segundo, el dibujo de un dragón dorado rodeó al avatar virtual de Erick, reptó hacia su brazo, y este se extendió en un puño directo hacia Amadeus. ¿Lo interesante? El fantasma no falló ninguno de sus golpes, y ninguno de sus golpes evitó que la rajaran la madre a Amadeus:

—¡Crizpy anticipó al fantasma! ¡y usó la "Super Armor" del Dragon punch para absorber el daño! —escupió el comentador.

¡Eso huele a explicación! ¡super Armor! Esta propiedad hace al oponente como roca, y en este estado, reciben daño, pero no se inmutan ante este. Suelen ser ataques lentos, pero si sabes que tu oponente va a realizar una acción en la cual no pueda defenderse, pues...

—¡El primer stock se lo lleva Crizpy! ¡vamos cuatro a tres a favor del Shin!

Qué suertudo que es. Dios en verdad protege a los imbéciles... —repudió el jugador bien vestido en su mente.

—¿Qué va a hacer ahora, crack? ¡no tiene más opción que acercarse a mí!

La ventaja y el riesgo son inversamente proporcionales en un juego de pelea; a mayor ventaja, menos riesgos tienes que tomar. Los pros juegan con la cambiante dinámica de un duelo, usando tácticas osadas cuando van por delante, y ejerciendo temple cuando la realidad no les sonrié. Y así, el duelo continuó:

—¡Esto es inesperado! Erick le lleva una amplia ventaja a Grana —afirmó Duce.

—¡Crizpy está a nada de un "four-stock"! ¡quitarle las cuatro vidas a Granada sin perder una! ¡Esto podría ser un fuerte golpe emocional temprano en el juego! —explicó Jams.

—Parece que Granada no es la gran cosa comparado con los demás... —comentó Lupe, un poco decepcionada.

—O sea, la primera vez que lo vimos jugando fue en un torneo lleno de pura gente mala —afirmó Ale.

—Su ego es su mecanismo de defensa, como las plumas de un pavorreal, y casi igual de deficiente... —comparó Lore.

Sin embargo, había un aire extraño alrededor de todo esto para la fleco de tubo. Para ella, lo quedaba de duelo era un trámite, no obstante, nadie más en el público despegaba su vista del televisor.

De vuelta al juego, Shin orilló al director de orquestra al borde del escenario. Un buen golpe acabaría con su sufrimiento. Erick soltó todo el peso de su dedo sobre el botón, y una patada salió, directa a decapitar a Amadeus, el primer juego iría para-.

—Qué ingenuo. Suficiente de esta bufonada.

—¡Detuvo el golpe! —gritó Lupe, boquiabierta.

—¿Es acaso otro tipo de Super Armor? —meditó Lore.

—¡Un parry al borde del abismo! ¡este chico no le teme a nada! —vociferó Mint, escupiendo el micrófono.

Palabra nueva para el examen: ¡Parry! Básicamente, un escudo con esteroides, donde no recibes daño, ni retrocedes, y puedes contratacar casi de inmediato. Por sí solo, sería demasiado fuerte, pero hacerlo implica riesgo, ya que hay que soltar el escudo justo antes que el golpe haga contacto; suéltalo tarde, no hay parry, suéltalo muy temprano, adiós, cara. Hacerlo cuando sabes que, si fallas, te mueres, es un mensaje fuerte y claro:

—No te tengo miedo, Erick.

—¡Este malparido no sabe cuándo rendirse! —pensó el joven de piel cacao, sintiendo como el sudor comenzaba a acariciar su frente— ¡sé lo que quiere hacer, pero no voy a darle el gusto!

El cambio de atmósfera salió de la pantalla, directo al salón como chispazos amorfos, violentos y deslumbrantes que se desangraban en los colores de las caras de la gente, mientras que Gabriel permanecía templado y su imagen, imperturbable. Era una pasión carente de emoción:

—¡¿Será posible?! ¡Granada no ha recibido nada de daño en casi un minuto! ¡y otra vez ha igualado el marcador!

—Él mismo se ha vuelto un fantasma al que Erick no le puede pegar. Es última vida para ambos.

Crizpy aún tenía la ventaja de porcentaje, pero Granada había guardado su Critical Assault para el último momento, además de un fantasma cargado, aguardando órdenes. La expectativa los comía por dentro, igual como dos forajidos esperando al mediodía para disparar, era todo o nada. ¡Entonces! Bastó el vibrar de un nervio para que el chico moreno viera las intenciones asesinas de su rival:

—¡Esta es! ¡chúpeme la pinga, Granada!

—¡Una vez más, Crizpy superó al fantasma con su Dragon Punch! ¡es el fin para Granada! —anunció Duce, con voz reverberante.

Je...jaque mate —Granada sonrió, que en Cosmos, es lo peor que te puede pasar.

—¡No! ¡el fantasma era carnada! ¡y el Shin mordió el anzuelo!

Los juegos de pelea visto desde lo más básico son "Piedra, papel o tijeras", donde las tres partes son ataques, bloqueos, y agarres. Si el bloqueo, o sea, el escudo es piedra, agarrar es papel, y recuerden, el oponente se hace "como de roca" cuando tiene Super Armor...

—¡Lo agarró del cuello! ¡usará su combo de tiro hacia abajo, ataque reverso, y luego, Critical Assault!

—¡Ese sabiondo hijo de puta! ¡me bailó sabroso!

—¡No quites la vista, CrizpySnax! ¡ASÍ juega un jugador de élite!

Los rosados rayos de "Wonder of You" hicieron una trepanación en el cráneo del Shin controlado por el coqueto jugador. Naturalmente, trató de disimular el shock de la inesperada derrota, encogiéndose de hombros y haciendo un simple ademán: Levantar la mano y dar vueltas con el índice. Este era el gesto universal de "Vamos de nuevo" o "Run it back", o sea, mismos personajes, mismo escenario, pero "esta vez, no voy a perder".

Las campanas de la batalla tintinearon una vez más, y entre el público, Guadalupe miraba con fascinación el show que daban. No podía ver mucho tiempo en el mismo lugar, porque pronto, solo vería borrones. Cada golpe asestado movía la pantalla, y las ondas de los poderosos parlantes la movían a ella. Era tal la velocidad, que los puños y patadas se perdían con el fondo, y tan solo quedaba la estela pixeleada de los peleadores; cometas que chocaban y se separaban en formas impredecibles. Sin perder de vista el round, ella sintió con fuerza su control y se dijo a sí misma:

Algún día...quiero hacer algo así.

...Ah, y Granada ganó.

—¡Y Granada se lleva el set con su típica "Grana-hora"! ¡resurgiendo como el fénix, y aferrándose como un perro! ¡podrían decirle "El Ferro" o "El Pénix"!

—¡Ambos apodos son horribles! —pensaron las chicas.

Granada, como buen ganador, se acercó a su víctima, limpiándose el polvo de sus hombros, y sacudiéndose las manos frente a Crizpy, sin perder por ningún momento su exasperante mueca. El rival solo resopló con fastidio, le mostró el dedo favorito de todos, y se fue, no sin antes decirle que:

—Celebre ahora, playo, que no va a pasar de ronda.

El ganador solo usó la advertencia para reírse más en su cara. Mientras esto sucedía, las muchachas notaban que la gran mayoría del público abucheaba a su compañero de colegio. No era una sorpresa, pero, la reacción de Granada sí lo fue, porque tomó su sombrero y dio una reverencia hacia el público de lo más cínica. Lupe, viéndolo de buen humor, trataría de volver a acercarse:

—¡Felicidades, Granada!

—¿Ah? Oh, tú... —observó con desilusión— ¿qué quieres, Espinoza? ¿acaso hay otra parte de mi cuerpo que quieras romper?

—No, esa soy yo —interrumpió Ale, generándole escalofríos al chico.

—¿Qué hay de malo en felicitarte? Solo pienso que no está mal decirle a alguien que jugó bien, más cuando el resto, pues... —se detuvo para mirar el resto del lounge.

—¿Eso? Es música para mis oídos. Me encanta cuando me abuchean; es parte de mi motivación —contestó con orgullo.

—No puedo entender cómo alguien disfrutaría eso... —opinó Lore.

—Es sencillo en realidad, Robinson. Igual que el zapato no se hace menos pesado por las opiniones de las hormigas, yo no me haré más o menos bueno por las críticas o las adulaciones de ese pelotón de fracasados —explicó mientras se acomodaba el pelo.

—Pero, ¿nunca quisiste que la gente estuviera de tu lado? —cuestionó Lupe.

—Pfft, los jugadores fuertes no se pueden sostener sobre algo tan volátil como las opiniones. Yo me muevo sobre los hechos; mi habilidad es un hecho, y no ocupo nada ni nadie más para ganar. Piensa en eso si algún día quieres salir de la mediocridad —replicó, prepotente, girando para largarse, pero, aún no era suya la última palabra.

—...No me convence, está muy volado lo que dices.

—¿Volado, dices?

—O sea, dices que no ocupas a nadie más para ganar, pero eso no es cierto. Para mejorar, tuviste que jugar contra otra gente buena, ¿no? Además, todos son malos en algún momento, y si no tuvieran gente igual de mala para practicar, nadie mejoraría nunca —refutó Lupe.

—Eso es...técnicamente correcto, pero, ¿qué más da? A la hora que importa, nuestros duelos los jugamos solos, y ahí, la influencia del resto en verdad es irrelevante.

—¡Pero aún no lo es! ¡necesitas de otras personas que sean tus rivales! ¡personas que vengan a los torneos! Pero, si sigues siendo un hijueputa, ya nadie más querrá jugar contra ti.

—¿Y qué pasa si realmente quiero estar solo? —respondió con altanería.

—Si fuera así, ¿por qué no te quedas jugando solo en tu casa? —contestó, acercándose a donde su fleco rozaba el ala del sombrero del joven

—¡Y ahora, me quieres echar! ¡Guadalupe, la gran guardiana de Casa Sourspot! ¡solo un escalón de santidad por debajo de Simón Pedro! —recalcó, sardónico.

—¡Yo no quiero echar nadie! ¡vos fuiste el que dijo que quería estar solo!

—¡Así es! ¡porque no deseo compartir este lugar con ustedes! ¡Aquí es donde yo puedo ser...!

Y frenó en seco, percatándose que, sin que él lo notara, y sin que ella supiera lo que estaba haciendo, su corazón había empezado a abrirse un poco, lo que ya estaba en límite de peligro para él. Ese pequeño vistazo bastó para que la trigueña pudiera ver más allá de sus pupilas. Allá en el fondo, parecía como que sombras de tristeza y de miedo se fundían en su iris, proyectando ese constante dolor en su mirada. Gabriel quiso voltearse e irse, pero Lupe tenía una última cosa que decir.

—Gabriel, en lo poco que he jugado, y lo que he visto jugar, ¡me he enamorado del juego! Y no quiero venir a quitarle nada ni a ti, ni a nadie, ¡solo quiero jugar y hacer amigos!

El muchacho giró un tanto su cabeza y le habló a lo lejos:

—Si eso quieren, yo no se los impediré. Solo...háganlo lejos de mí —Y caminó.

A ambos costados de la chica, Ale quedó impresionada al ver que su amiga había tratado ella sola con el ego de Gabriel, y ganado, mientras que Loretta solo tenía ojos para el rostro de la muchacha, y mente solo para pensar en lo genial que le parecía. Pasamos a la siguiente escena; con un paso al frente en lo que respecta a Gabriel, Lupe se metió más de lleno en el torneo, y ahora, con la ayuda de su amiga imaginaria, estaba dispuesta a llegar lejos. Eso no pasó:

—¡NO PUEDE SER! —gritó con la frente recostada sobre la mesa del monitor, agarrándose la cabeza con vergüenza— ¡Me acaban de eliminar! ¡No pude ganar ni una sola pelea! —se lamentaba, y por dentro— ¡¿Qué pasó con los consejos, doctora?!

—¡Soy un producto de tu imaginación, nena! Si tú no sabes buenas estrategias, ¿yo qué?

—¡Argh! ¡Soy un fracaso!

—Deja de lloriquear, que ya todas estamos eliminadas —comentó la peliceleste.

—¡Hey! Todavía hay muchas varas que hacer después de perder, ¿saben? —expresó CrizpySnax, irrumpiendo en la conversación.

—¿Y cuántas implican tener que aguantar tus insípidos piropos?

El joven de piel oscura contó con los dedos y respondió con voz coqueta:

—¡Ninguna! Pero si quieres, eso se puede arreglar.

La alta arrugó la cara con asco, pero el donjuán captó la atención de la recién eliminada:

—¿Como qué cosas puedes hacer?

—Un montón de varas, guapa: Jugar amistosas, ver lo que queda del torneo, y mi favorita personal: ¡Vaguear! ¡Y de hecho! Justo ahora, hay una pelea divertidísima en el tele del stream: Granada vs Pipe.

—P-perdón por interrumpir, pero ¿ustedes no eran enemigos? —interrogó la rubia.

—¡Sí, no! ¡yo me cagó mil y un veces en ese carepicha! —reiteró con la cabeza— Y por eso, promete demasiado ver cómo alguien le saca la caca pasándole por encima. Pipe es el mejor del país como desde siempre; muy buena nota, muy buena gente, juega tan perfecto que hasta da cólera.

Un mae que le pasa por encima a todos incluso a Gabriel, y yo, que tuve que dar todo solo para quitarle una vida... —pensó Lupe.

Mientras hablaban, el susodicho duelo acabó, y Gabriel se fue, resoplando con frustración, a reportar su humillante derrota, y en el camino, Erick le echó sal a la herida:

—¿Qué, Gana-nada? ¿qué tan feo lo culearon? ¿JV5?

—Haz el noble servicio de librar a este mundo de tu cuota de oxígeno, Erick —contestó el malhumorado jugador, sin mirarlo.

En medio de las ruidosas carcajadas del chico de cabeza rapada, Lore habló con rostro confundido:

—¿"JV5"? No suena como una palabra de verdad.

—¡Pero lo es! Es cuando un mae gana sin perder ni una sola vida y sin recibir nada de daño —explicó el jugador, robándome el trabajo—. Si te pegan uno de esos, es como para retirarte, la verdad. ¡Pero, bueno! Si ya le majaron la jeta al abuelo, significa que me toca ahí. ¡Chao, lindas! —se despidió, a la vez que le guiñó a la aún asqueada Ale.

Del otro lado, Granada veía la pantalla del computador de Duce, para revisar cómo iba la llave del torneo. De repente, miró por encima del monitor, hacia donde jugaban sus tres compañeras. Acto seguido, lanzó una pregunta:

—¿Sabes cuáles son los tags de las nuevas?

—No te las vas a ligar, mae —contestó burlón.

—Bienvenido, comedia... —replicó, blanqueando los ojos.

—Ya, ya. La del peinado de enfermera es "The cure".

Con el dato, su visión clavó un dardo donde estaba el nombre en la llave, y concluyó lo siguiente:

Una victoria, dos derrotas. Finjamos sorpresa.

—La alta peliteñida, "Bachelorette".

—Dos victorias, dos derrotas. Mediocre.

—Y la gringuita es "Blondie".

—Eeh, ya lo había notado.

—No, no, su tag es "Blondie".

—...Oh, claro, como la banda —dijo, y se puso a buscarla en la llave también—. Veamos...¡¿Qué?!

—¿Viste? Llegó al cuarto round, hasta yo me sorprendí —compartió el organizador ante la cara de desconcierto del jugador.

Posiciones finales:

The Cure: 65th

Bachelorette: 49th

Blondie: 33rd

CrizpySnax: 5th

Granada: 5th

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