Capítulo 4: "Pienso, luego, existo, luego, actúo"
El ganador salió ipso facto del lugar con tanta desesperación que casi se le olvida desconectar el control, y por poco y se trae abajo toda la consola. El trío no tardó en seguirle el paso en busca de respuestas, pero cuando ellas empezaron a caminar, él comenzó a marchar; ellas marchaban, él trotaba, y justo cuando ya estaba listo para correr, un enorme obelisco se interpuso en su camino.
—¡¿Cómo me alcanzaste tan rápido?! —reaccionó Gabriel con pánico.
—Piernas largas, mi niño —contestó Ale
—¡Tenemos demasiadas preguntas que hacerte! —exclamó Lupe.
—Lo siento, hoy no hay respuestas, mañana sí —respondió nervioso.
Trató de hacerle la finta a Ale para escapársele, pero ella lo detuvo, bajando su brazo cual barrera de peaje.
El joven se volteó hacia un costado e inhalo un metro cúbico de aire, luego miró hacia el cielo, como pidiéndole a Dios que lo sacara de ahí o que le mandara un rayo, luego, volvió a hablar.
—¿Quién les habló sobre esto? —cuestionó Granada.
—Nadie, fue incidental encontrarte. No creas que perderíamos nuestro tiempo haciendo de paparazzi contigo —afirmó Ale.
—Bien, porque esto no puede llegar a oídos de nadie más, ni en el colegio, ni en la calle, ni sus sombras pueden saber.
—¿Por qué no quieres que sepan que juegas Cos—?
—Eso no es de tu incumbencia, Espinoza —La cortó fulminantemente—. Rien, zilch, no one ¿Quede claro?
—Ya, ya, ok... —dijo— ¿Cuál es su problema? Solo fue una preguntita —pensó— Entonces... ¿Cuándo tiempo llevas jugando en torneos?
—Bastante.
—Wow...¿Solo eso?
—Perdón por no querer un show de mi vida privada —habló con obvio cinismo.
—Aproximadamente cuatro años —afirmó Ale
—¡¿Qué?! ¿¡Cómo lo-?!
—Tu control; parece tener un desgaste indicativo del tiempo que ha sido usado —explicó con calma, mientras revisaba sus uñas.
—C-como sea, yo creo que ya con eso deberían quedar satis—.
—¿En serio eres tan bueno como la gente dice? —cortó Lupe con entusiasmo.
—La gente dice mucho, pero a veces se quedan cortos al hablar de mi ha—.
—Es bueno, pero lejos del mejor —Volvió a dilucidar Ale.
—¡¿Qué?!
—Esa fue obvia, este torneo estaba lleno principalmente de novatos, parece que aprovechaste la falta de competencia.
—Y-yo...eeeh...
—Pero espera, dijiste que llevas jugando como cuatro años. Hay algo que no calza ahí... —cuestionó Loretta, con su mano sobre su boca.
—¡Yo no dije eso, fue tu amiga! —reaccionó Granada bruscamente.
—Pero si ese fuera el caso, tendrías como diez años cuando empezaste. Eso parece como una edad muy pequeña para un jugador de élite en cualquier competición.
—La respuesta es sencilla: Aunque no empecé como un jugador fuerte, pasado el tiempo y con progreso constante, llegué al nivel que estoy ahora —aclaró, apuntándose con su mano desde el nudo de su corbata hasta sus zapatos.
—¿Y cuánto tiempo fue? —Volvió a preguntar Lore.
—Bueno, yo—.
—Seis meses siendo bueno, parece que su progreso fue bastante lento.
—¡¿Cómo lo dedujiste esta vez?!
—¿Le atiné? Solo dije un número al azar haber qué decías —sacudió Ale su cabello, despreocupada.
—¡Eso...yo...Argh! —No pudo terminar la oración de dejar salir un chillido de frustración— ¿Saben qué? Hagan lo que se les venga en gana con esa información, yo me largo —Se acomodó su sombrero y comenzó a marchar.
—¡Espera un momento, Gabriel! —Lo detuvo Lupe.
—Sí, espera un momento, Gay-briel, no vayas a dejar a tus admiradoras así —Dijo una voz petulante a sus espaldas.
Lupe giró a encarar esa nueva voz, pero antes, pudo ver los labios de Gabriel y lo que vocalizaban: "Maldita sea"
[7]
Se volteó fuertemente para mirar a este incitador, un muchacho de piel negra, ojos cafés ámbar, cabeza rapada, aretes en ambas orejas y en general, un look de moda urbana. Una vez que cruzaron miradas, él le dirigió la palabra.
—¡Qué sorpresa verte aquí, CrizpySnax! ¡Y más en este lugar! Hasta donde sabía, no dejaban entrar indigentes —expresó con soberbia Granada.
—Muy buena esa, abuelito —Se rio el sujeto, mientras aplaudía con apatía— Y vos ¿Qué andas haciendo aquí? ¿Acaso estas muchachas te encontraron haciendo de mirón en el baño? ¿O las tenías encerradas en tu sótano y las sacaste un rato al sol? —exclamó con un tono entre inquisitivo y burlón.
—Son compañeras de colegio a las que me encontré por coincidencia. Solo vine al torneo.
—¿Al de mancos? Ay, mae, qué miedo me das, Gananada. Dicen que los psicópatas de chiquitos le pegan a animalitos que no se pueden defender ¿Problemas en casa, mae?
—Vaya, eso fue bastante frío, de seguro te acostumbraste a eso estando tanto tiempo en mi sombra —Dijo con fingida lástima.
—Pues sí, ¿qué te digo? Con tremendas orejas que te traes, todo lado por donde pasas deja sombra.
—Pues mira que—.
—¡Dejen la tiradera, maes! —cortó Lupe, poniéndose en medio de ambos, con los brazos extendidos.
—Sorry por ignorarlas, güilas. ¿Por qué no nos presentamos? Pura vida, soy Erick Campbell Vargas, nombre artístico: CrizpySnax.
—Ah, pues, me llamó Guadalupe Espinoza, pero todos me dicen Lupe.
—Ya, tuanis —La saludó rápidamente, y se volteó hacia Lore—. Tú no pareces de aquí, pero estás muy bonita, déjame decirte. ¿Cómo te llamas?
—Loretta Robinson, mucho gusto.
—Pura vida ¿y tú-?
—No joda —exclamó Ale fulminante.
—¡Uy! ¿Por qué la violencia? —dijo, llevándose la mano al pecho.
—Porque tu miradita de mae calenturiento ya había vi directamente a mis senos cuatro veces antes de dirigirme la palabra.
—Cinco ahora, linda —contestó risueño ante el gruñido de repulsión de la peliceleste—. Como sea, yo no soy un intenso como usted y sí tengo algo mejor que hacer hoy, así que aproveche, mae, porque para el siguiente, voy a venir con puro fuego ¡BOOM!
—Estoy temblando, Snax —Le respondió con una sacudida apática—. Tu fuego no podía ni prender una vela de cumpleaños; mejor úsalo para quemar tus patéticas canciones de SoundCloud y librar al mundo de ellas.
—¡Cómo tú digas, campeón! Y usted, siga chupándole la pinga al cadáver de Sinatra y a su música, ¡Pero oiga, no te pases con la violencia doméstica! Mantengámonos en el siglo XXI ¿ok? Chao —Concluyó caminando por donde estaba Granada, chocando hombros con bastante desprecio.
Todos se quedaron viendo como el sujeto se alejaba del lugar, solo para que Ale volviera a hablar.
—Seis.
—...¿Cuál fue el propósito de todo esto? ¿de dónde salió este repentino interés en mi vida? —preguntó el muchacho bien vestido, tras unos segundos de silencio.
—¡No pienses mal, Gabriel! ¡En serio no teníamos malas intenciones! Solo quiero empezar a conocerte mejor y que te abras más con nosotras —Le respondió Lupe, sonriente y con sinceridad.
—¿Conocerme mejor...?
—¡Así es! De hecho, tan solo ayer fui a la casa de Lore y jugué Cosmos Assault por primera vez para entender un poco más de ti ¡Y la verdad es que me encantó!
Granada de pronto empezó a reírse secamente y dijo:
—¿Es en serio? ¿esa fue tu razón?
—Eeh, a grandes rasgos, pues sí —dijo Lupe, un poco intimidada.
—En ese caso, quisiera decirte algo del fondo de mi corazón —Habló con ambas manos en su pecho.
Los ojos de la chica se iluminaron con el reflejo de sus expectativas y Granada concluyó con:
—Quisiera decirte, sinceramente, que...pierdes tu tiempo.
—¡Oh! ¡Me pone muy alegre escucharte decir—! ¿Cómo dijiste?
—Guadalupe, perdona mi memoria, pero ¿en qué momento te dije que quería hablar con ustedes? ¿o que quería abrirme más con aquellos a mi alrededor? ¿en qué momento te dije que quería que fuéramos amigos?
—Yo...p-pues en ninguno, pero—.
—¡No, no! No digas más, ya le atinaste. Mira, Guadalupe, no sé ni me interesa cómo te guste tratar con la sociedad, pero entiende bien esto: Yo no soy un caso de caridad, no quiero NI necesito tu lástima —Le aclaró con enojo—. No me interesa en lo más mínimo sincerarme con ustedes o cualquier otra persona, y aunque ese fuera el caso, no necesitaría ni pediría su ayuda, es mi problema nada más. Así que ve, vete con tus amigas a jugar con ese ridículo flequillo tuyo a otra parte y déjame a mí el cómo lidiar con el yugo mortal de cada día por mi cuenta.
—Es suficiente —Se interpuso Loretta entre ellos dos, viendo con ojos como navajas de celeste metal a Granada, y levantando la voz—. Sí, no pediste su ayuda ni querías interactuar con ella, pero eso no te da el derecho de llegar y pasarle por encima a sus buenas intenciones. Exijo que te disculpes con Lupe.
—Mira, la serena y perfecta primer promedio sacando pecho por su amiga —dijo, poniendo una mueca arrogante—. Pues está bien, me disculpo, y para evitar futuros problemas, les sugiero que no volvamos a interactuar ni aquí ni en el colegio.
—Bien, no quisiera lidiar con celibatos antisociales durante la jornada —opinó Ale, dando aplausos displicentes.
—¿Me permiten decir algo...? —interfirió Lupe.
Granada se sorprendió un instante, pero rápidamente se puso su rostro pedante de nuevo y habló:
—¿Ya entendiste? Qué bueno cómo finalmente aceptas la realidad de las cosas y-.
—¡¿Cómo que mi fleco se ve ridículo?! —vociferó Lupe completamente indignada.
—Espera ¿qu-?
—¡¿Sabes lo mucho que me empeño para que quede perfecto?! ¡A veces llego tardísimo al cole porque mi pelo no quiere cooperar!
—Ah, es por eso... —pensó Lore.
—¡¿En serio eso fue lo que sacaste de toda esta conversación?! —decía granada, tan anonadado como si hubiera visto un Ovni.
—¡Y más cuando me tengo que lavar el pelo! ¡se vuelve un completo dolor de ovarios! —Prosiguió la del fleco de alta dificultad.
—Siento que estoy siendo ignorado... —Susurró con decepción.
—¡Y no solo es un fleco! ¡Es un fleco DE TUBO! —explicó, apuntando a la susodicha tragedia estilística.
—Fleco de tubo, animal muerto pegado a tu pelo, es lo mismo. De todos modos, ya he malgastado bastante tiempo en esto —comentó, mirando su reloj Casio—, así que yo me retiro. Adiós —Tomó su saco, acomodó su sombrero, y se largó.
—Vaya que es...un patán —Se contuvo Loretta.
—¿Quizás quisiste decir "malparido juega de vivo"? —afirmó Ale, casi en forma de mofa, sonrojando a la rubia.
—Gracias por interferir cuando lo hiciste, Lore. Ya no sabía que decir —dijo Lupe, sujetándose el codo.
—¡N-no fue nada! —habló emocionada— Ya me estaba alterando mis nervios también, así que hablé.
—¡Es que no pensé que él fuera alguien tan insufrible!
—Es casi un cambio completo en personalidad, hasta da un poco de miedo —opinó la rubia.
—Solo quería que él empezara a hacer amigos ¡Pero si quiere ser un antisocial toda la vida, pues que lo haga! ¡Nosotras mejor ni nos acercamos a él para evitar enojarnos solitas! —declaró Guadalupe, con una pose firme, los brazos cruzados y una cara extrañamente seria para ella. Entonces, Ale habló:
—...Aún quieres ayudarlo ¿no?
—¡No lo acepto! ¡Nadie puede ser tan cruel! —espetó la niña, con mucha más determinación que antes— ¡No puedo creer que alguien sea tan cerrado porque quiere!
—Mejor sácate esa idea de la cabeza antes que te dé una aneurisma —Le dijo Ale claramente—. No eres su mamá como para que te estés preocupando por cómo se relaciona en el colegio. Es mejor que le hagas caso y lo dejes en paz.
—¡Pero-!
—Nada de peros —cortó, haciéndola hablar con la mano.
—Lupe, ya intentaste ayudarlo, y él te dijo de una forma bastante concisa que no deseaba que lo hicieras. Lo único que queda es respetar sus deseos —habló Loretta, poniendo tanto un tono como una expresión empática, tomándola de las manos y soltándola inmediatamente ante la subida de rubor.
La muchacha bajó la cabeza. Aunque no era del tipo que se piensa mucho las cosas antes de actuar, estaba en la edad en donde todos empezamos a reflexionar y comenzamos a vernos a nosotros mismos en un espejo: ¿Quiénes somos? ¿Cuál es nuestro propósito? Para Lupe, siempre había sido ayudar, tan simple como eso, pero la vida nunca es tan simple.
Siempre había considerado que las personas que tenían problemas aceptarían su ayuda, que eso era un hecho. Entonces ¿Qué pasó? Y luego, entra otra duda: ¿Quién es "Guadalupe Espinoza" para los demás? ¿Una joven gentil y entregada? ¿O una metomentodo solo interesada en su propia satisfacción? Tal vez, su deseo de ayudar a todo el mundo era una noción idílica, una fantasía de niño, un concepto tan anacrónico como su peinado...
—Tienes razón. No voy a insistir... —expresó cariacontecida y cabizbaja.
—Oh, Lupe... —dijo Loretta, compadeciéndose.
Alejandra se acercó y le acarició el pelo como una hermana mayor a modo de aliento.
—Gracias, Ale —dijo con los ojos llorosos.
—Tranquila, después te compramos algo bonito antes de ir a casa.
—¡Tampoco me trates como una chiquita de escuela! —Le reclamó la chiquita de colegio, haciéndole pucheros.
Finalmente, pudieron dejar esta distracción de treinta minutos y poder ir a revisar los benditos vestidos como habían planeado desde el principio. Cuando llegaron, una señora bonachona las atendió y les enseño múltiples diseños prefabricados, todos igualmente rechazados por Alejandra. Entre la sastre y la peliceleste, fueron creando poco a poco el vestido "perfecto" para Loretta, mientras Lupe alababa todas las escogencias. Todo el vaivén de sugerencias y rediseños les tomó una hora y media aproximadamente, siendo la quinceañera la que salió más agotada, ya que la tuvieron como maniquí de carne todo el tiempo, sin dejarla sentarse bajo ningún motivo, ya que "podría destruir la visión artística". Tiempo después, un fuerte borborigmo resonaba entre las tripas de la fleco de tubo, mientras ella lamentaba su situación:
—Qué filo traigo. Si no como a las ya, estoy segura de que aquí misma caigo muerta —afirmó, desparramándose sobre la mesa.
—Pero vos bien que querías que fuéramos primero a sacar el vestido antes de comer —Le puso en cara Alejandra.
—¡No joda, mae! —ladró contra ella— ¡Me quedé cuarenta minutos viendo como discutías con la dueña si el rosa salmón o el melocotón quedaban mejor con la piel de Lore para que al final terminaras decidiendo azul Capri!
—La moda es un Dios cruel, Lupe, y demanda sacrificios para otorgar su favor —explicó la peliteñida, completamente seria, con un aura siniestra detrás de sus palabras—. Además, Lore quedó BOM-BI.
—Solo quiero comer algo rico, y después, llevarme un póster nuevo de Casa Manga para animarme —expresó Lupe, autocompadeciéndose.
—Ay, no, qué pereza ir al lugar de los raritos —comentó la otra con su mejor cara de póker.
—No es un mal lugar —Dio su posición Lore—. Suelen haber mucha parafernalia de bastantes mangas, cómics y videojuegos, y con gran variedad. No estaría mal pasarnos un momento a ver, claro, después de comer.
—Olvidaba que eras una otaku de closet, Lore —señaló la peliceleste.
—S-solo dije que no estaría mal pasar a ver ¡Y no me digas otaku de clóset! —respondió defensivamente, y sus dos amigas no pudieron evitar reírse ante tal síntoma de negación.
Esta visita a la tienda hubiera quedado como solo eso, nada más que una actividad para pasar el rato, nada grandioso que rescatar, más que la manera en que Loretta paseaba de un lado a otro cerca de las figuras de Sailor Moon. Pero a veces, el destino acosa en los lugares más inocuos e inesperados, y se manifiesta en las formas más inverosímiles. Tal vez como una rosa, o como un anunció en un vidrio, o quizás, como un otaku en cuclillas en una tienda geek.
—¡Hey! ¿ese no es el chico que se enfrentó a Gabriel? —exclamó Lupe con asombro.
—Parece que está reparando su control...o lo que quedó —señaló Lore
—Será mejor que lo dejemos en paz y no tratemos de relacionarnos con él ¿Entendiste, Lu? Ya está hablando con él, jueputa —refunfuño Ale.
—¿Todo bien? —le saludó la fleco de tubo, sonriente.
—¡AH! ¡MUJER DETECTADA! —Gritó el sujeto, haciendo a Lupe retroceder.
Ale puso su enorme brazo sobre su espalda y le susurró:
—Bueno, esto fue, a todas luces, un completo error. Sugiero que le digas que lo confundiste con alguien más y nos marchemos de aquí.
—Démosle una oportunidad, Ale. No parece el tipo que habla con chicas a menudo. Solo hay que...tenerle un poco de paciencia —Le mencionó, tratando de ser comprensiva.
—Eres la sal de la tierra, Lupe...haz lo que quieras —dijo la alta, mientras ponía sus dedos en el espacio entre sus ojos y exhalaba resignada por la nariz.
—Es que, te vimos en el torneo de Cosmos hace un rato, y pues...no parecía que te estuvieras divirtiendo mucho que digamos —explicó Lupe al tipo, teniendo cuidado con sus palabras.
—Oh, claro. Disculpen mi comportamiento, me considero un jugador de mente fría, pero corazón caliente.
—Considerando su elección de camiseta con chicas anime en bikini, diría que el caliente es él —Le susurró Ale a Lore, haciendo que esta se tapara la boca con la mano para disimular su risa.
—Pero parecía que esa no era la primera vez que te enfrentas a Gabriel —Notó Lupe, tomándose la barbilla.
—¿Gabriel? Oh, te refieres a Granada ¡Lo odio! —dijo con puños y dientes apretados— Siempre busca humillar a sus oponentes de las formas más degradantes que el juego permita. No desea mostrarte qué tan bueno es, sino que tan malo eres en comparación a él, si me entiendes.
—¡Eso suena bastante carepicha! —dijo Lupe, también enojada.
—Además, yo y él tenemos una rivalidad desde que entré a la comunidad.
—¿En serio?
—¡Así es! Tan solo en mi primer torneo, él llego cuál déspota a imponer su poder sobre un mero novato como yo, expulsándome del lugar y dejándome bien en claro quién manda
—¡No puedo imaginar a Gabriel haciendo eso! —Reaccionó Lupe, con la boca abierta.
—¡Pero así fue! Lo recuerdo vívidamente, él se acercó a mí y dijo "este setup es para torneos, ve y busca otro".
—¿Eso fue todo? ¿No crees que estás sobre proporcionando las cosas? —opinó Lore.
—¡Qué mae más cruel! ¡ni siquiera dijo por favor! —exclamó la muchacha morena, poniendo un rostro molesto.
—¿E-estás con él, Lupe?
—¡Y-y lo dijo con esa cara de malo que siempre anda! —mencionó el joven, poniéndose las manos sobre la cabeza, mientras Lupe asentía con fuerza— ¡Pero si hay algo que nunca le perdonaré fue cuando se robó al amor de mi vida con alevosía! —dijo, mientras lágrimas caían de sus ojos.
—¿I-insinúas que Gabriel te robo a tu novia? —preguntó la rubia, completamente confundida.
—Este mae teniendo novia o Gabriel robándosela: Es como decidir entre creer que la tierra es plana y la existencia de los duendes —comparó Ale, riéndose secamente.
—Yo ni lo provoqué, y un día llegó a mí pidiéndome jugar un duelo, y el ganador se quedaba con la skin rosa de mi amadísima Jeanne, el mismo que yo usaba.
—Ah, se refiere al personaje en el videojuego, entiendo...
—Yo no... —refutó Lore, masajeándose la sien por el dolor de cabeza que le estaba dando.
—Él gano ¡Pero ni siquiera usa al personaje! ¡Solo lo hizo para amargarme la vida! —contó mientras gemía de dolor.
—Bueno, Lupe, creo que ya conocimos lo suficiente de este tipo para saber que es una causa—.
—Qué cruel...es como si me quitarán a Edward —musitó la fleco de tubo con voz quebradiza, limpiándose los ojos.
—¿L-logró empatizar con su historia? —dijo Lore, en shock.
—Llevamos tanto tiempo andando con Lupe que se nos olvida que ella también es una rarita.
El joven trató de recuperar su compostura para concluir lo que tenía que decir.
—Sé lo que piensan, que este tipo exagera las cosas y que probablemente Granada no me considera en nada su rival.
—Oh, Dios mío, desarrolló introspección mientras hablábamos —Habló Ale, legítimamente sorprendida.
—Pero siento que solo porque seas bueno, no deberías tener la libertad de tratar al resto como basura, y a veces siento que soy el único que ve las cosas así. Eso me frustra demasiado... —compartió su preocupación, bajando la cabeza para ver los restos de su control, un recordatorio de su fracaso, pero entonces, alguien tomó su mano.
—¡Pues ya no más! —habló Lupe, con determinación.
[8]
La mirada del jugador se abrió hasta donde permitieran sus párpados.
—¿Lo dices en serio? Es más que obvio que sus problemas vienen de lo mucho que exagera su propia realidad —afirmó Ale.
—No me malentiendas. Sé que mucho de lo que dijo está super volado y solo pasa en su cabeza-.
—¡Ay! —Resintió el tipo.
—¡Pero la realidad no deja de ser mala! Ya vimos la clase de ogro que es Granada y no soy muy lista, pero creo que la razón de por qué es tan cruel también hace que él se sienta mal. Así que, aunque él no quiera mi ayuda ¡Voy a hacerlo!
La duda seguía reverberando dentro de su mente: ¿Debía estar encadenada a la percepción que tenía el mundo de ella misma? ¿Y cómo podría llamarse gentil si el "¿qué dirán?" impedía que hiciera lo que su corazón decía era lo correcto? Tal vez era verdad, su altruismo era una noción anticuada, sin embargo, ella nunca quiso estar a la moda. Seguía siendo una niña y su berrinche, lógico: Sanar a Gabriel Salazar.
—P-pero Lupe, Gabriel ya te dejó en claro que no quería nada que ver contigo ¿Siquiera cómo vas a volver a relacionarte con él? —Le recordó Lore.
—¡De la única manera en la que él no puede evitar que lo haga!
—...¡Ah! ¡¿Iras a los torneos?!
—Yo pensaba lanzarle piedras a su casa hasta que quisiera hablar ¡Pero tu idea me gusta más!
—¡Señorita! —vociferó el otaku— ¿Podrías decirme tu nombre?
—¡Guadalupe Espinoza Solano, para servirle!
—¡Guadalupe-chan! Hoy había perdido todas mis fuerzas para pelear, pensando que no había propósito en lo que hacía, pero al verte, sentí la fuerza del mismo Miyamoto Musashi a tu alrededor. Con mi control en este estado, mi viaje llega hasta aquí, pero si hay alguien que puede arrastrar el alma de Granada, el rey demonio, de vuelta a la luz ¡Sé que serás tú! Toma esto como un símbolo de mi fuerza, que ahora te entrego a ti —Era un pin de una chica anime.
—Oh, ella es Sailor Urano ¿verdad? —dijo Loretta, particularmente enérgica.
—¡Así es! —respondió él, entusiasmado.
—Él nunca mencionó su nombre... —pensaron las otras dos.
—Bueno, yo trataré de ver si puedo reparar un poco mi control y ahorrarme un poco de dinero. El torneo debe estar a punto de acabar, pero pueden llegar si se apuran ¡Suerte!
—Parece que ya no iremos al cine —Concluyó Ale, apática.
—¡Y por cierto! Lore, te puedes quedar con el pin de la sailor, si quieres —Le aclaró la chica trigueña, mientras reía con una mueca molesta pintada en toda la cara. Su amiga foránea ni se molestó en responder y lo tomó con vergüenza
—Vayamos rápido, antes de que este capítulo se extienda aún más —dijo Ale, sin permiso del editor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro