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Capítulo 27-IV

La lluvia permaneció durante toda la noche, extendiéndose todo el fin de semana, parando en pequeños intervalos, hasta la mañana del lunes, donde muy pocos notaron el amanecer, considerando que negros nubarrones seguían obstruyendo el sol del alba. Todos los transeúntes en la calle trastabillan adormilados y débiles por la falta de luz, y en un todo, parecía que nadie quería dejar la cama ese día; todos menos Gabriel, que venía marchando por la avenida, moviendo la cabeza y silbando para sí mismo con radiancia, como si fuera la última flor de la primavera sin marchitarse. Saltaba por encima de los charcos de la acera y giraba su paraguas igual que un niño, e incluso al entrar al colegio, su ánimo no decayó en lo más mínimo, saludando a cada persona que se encontraba en frente, sin importar que la conociera o no, sin importar que casi noventa por ciento de estos solo le devolvieron la cara de haber visto a un bicho raro por las molestias.

Ya protegido de la lluvia, guardó su paraguas y entró al aula, cuando notó algo extraño en seguida: El trío de toda la vida se había sentado en pupitres separados, con Lupe y Ale sentadas en un extremo, y Lore, al límite opuesto. Esto le provocó una sonrisa involuntaria porque solo podía significar una cosa: Su rival se rindió, él ganó, y ahora, podría ir a sentarse al lado de su novia, y la sola idea de que podía llamarla así explotaba una fábrica entera de fuegos artificiales en su mente. Sin embargo, cuando se fue a sentar, su mente se empezó a mover de la manera racional para analizar irracionalmente su situación:

-Somos novios, y eso cambia todo. ¿Será que la podré llamar por diferentes nombres ahora? ¿Qué tal "Lu"? ¿O tal vez linda? Hmmm, eso está bien, pero me gustaría algo más único y personal, como, no sé, algo relacionado con Cosmos, tal vez, algo así como "Mi cura"...Eeh, muy cursi. Además, me siento raro llamarla "mi" algo, casi como si fuera una propiedad mía...pero, bueno, es MI novia, y eso no significa que la esté cosificando, jamás la vería como una cosa...cosa, cosa, ¡Claro! ¡Qué tarado que soy! ¡Le hubiera traído un regalo! Tal vez me dé tiempo para salir durante el almuerzo para comprar algo...pero, no ando mucho efectivo, solo me alcanzaría para un chocolatito, espero que no le parezca tacaño...Ahora que lo pienso, "chocolatito" suena como un lindo apodo...y de repente, "mi cura" también me empieza a gustar, ¡Argh, qué duro es esto de las relaciones! Como sea, si ya me dijo que sí, significa que ya pasamos la parte más difícil...creo.

Después de ese monólogo, el novio se fue a sentar al lado de la novia, y sin soltar la sonrisa, la saludó:

-¡B-buenos días, mi curalatito! -dijo- ¡Maldición, me confundí! -pensó.

-Oh, hola, Gabo... -contestó con una sonrisa apagada, algo raro para Lupe.

Gabriel solo le siguió la corriente y continuó tratando de actuar como un novio de verdad:

-¿Cómo amaneciste? Hoy te ves...m-melancólicamente adorable -expresó, tratando de halagarla sin mentir del todo.

Lupe es un libro abierto, y si su vida está pasando por el capítulo donde matan a su personaje favorito, se nota. Sus párpados estaban a media altura, su piel morena tomaba un tono decolorado y desabrido, y su fleco, oh, su fleco; este apenas estaba levantado, cubriendo aún más la lánguida mirada de la niña. Además de esto, el peso de todo lo sucedido las últimas semanas parecía haberla desgastado mentalmente, al punto que no tenía energía para fingir o crear mentiras, así que, de manera semi-intencional, fue sincera con su pareja:

-No me siento muy bien. Me peleé con Lore hace unos días...

-Oh, l-lo siento...Bueno, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, más ahora porque somos...somos...

-Novios, Gabriel. Y sí, sé que cuento contigo -dijo, al mismo tiempo que dejaba caer su cabeza sobre el pecho del joven, agarrándolo por sorpresa.

Mientras él estaba paralizado por la inesperada muestra de afecto, miró en dirección hacia Alejandra que solo le hizo un ademán, indicándole que pasara su mano por el cabello de la trigueña. Cuando captó la indirecta lo hizo de forma tímida, pero cálida. Lupe levantó su rostro e inspiró un poco, luego, dijo que necesitaba ir al baño un momento. Mientras ella se marchaba, el joven notó que unas gotitas, que antes no estaban ahí, habían quedado reposando en donde antes había reposado el rostro de la chica. En medio del silencio que dejó la partida de Lupe, el buen partido tomó la palabra:

-Has estado extrañamente callada hoy, Alejandra.

-¿Esperabas hurras y aplausos? -Contestó con desinterés.

-Más bien, esperaba que me dijeras algo cercano a cuántas intervenciones divinas necesite para que Lupe aceptara mi declaración, o que en el momento que la trate mal porque, como todo hombre, eventualmente lo haré, reemplazaras mi columna vertebral con mi brazo y harás un show de ventrílocuo con mi cadáver...Algo por esas líneas -explicó, encogiendo los hombros.

-...¿Por qué? No hiciste nada malo -respondió, con un suspiro.

-¿Huh?

-Lupe está en su derecho de escoger a quién quiere amar, y si bien no eras quien yo quería, siempre puede ser peor.

-Entonces, yo vendría siendo el "menos malo" en todo esto...pero, considerando que vino de ti...¿Gracias? -comentó, retorciendo sus facciones.

-Gabriel, no voy a aparentar que tengo la superioridad moral aquí, porque yo sé que no. Yo tuve mano en todo lo que ha pasado, e imagino que tú ya sabes por qué, ¿O me equivoco?

-...S-sí, Erick me contó lo de su apuesta, pero, ¿Cómo-?

-Lo deduje, duh.

-Por supuesto...

-Y descuida, yo misma le avisaré al necio de Erick que ganó. Estoy seguro de que eso le hará el día.

Alejandra levantó sus ciento ochenta centímetros de la silla en que estaba, y volteó su cuello hacia Gabriel, haciéndolo que tragara un poco de saliva. Desde las alturas, le dejó algo en claro:

-Solo te pido que seas una persona decente con Lupe... -Se detuvo, al mismo tiempo que su mirada se perdía en dirección hacia Loretta- al menos, sé mejor de lo que yo he sido con ellas. Verás que no es mucho pedir -Y salió del aula, solo para inmediatamente volver, ya que sonó el timbre de inicio del día.

Llegó la hora del recreo, y a Gabo le pareció bien andar con su novia, como todas las parejas del colegio hacen, pero era obvio que Lupe no estaba ahí. Uno decía una cosa, el otro la respondía, y luego, nada, cinco minutos de silencio, y así pasó con el resto de los recreos, y el chico se percató que lo Lupe quería en ese instante en su vida era caminar sola con su amiga; que, aunque en el papel, un novio debería tener la prioridad, en comparación a Ale, él sigue siendo un extraño, sin importar el título. Mosqueado y frustrado por ni siquiera poder haberla tomado de la mano, se volvió a encontrar en otro monólogo interno:

-¡Esto es pura mierda! ¡¿Por qué no estoy feliz?! Pareciera que todo el mundo resintiera que esté saliendo con Lupe, o sea, yo soy siempre el negativo, al que la pasan las cosas malas, y en el momento que algo sale bien en mi vida, ¡Todo se pone triste! ¡El cielo, la gente, hasta Lupe! ¡¿Es que acaso yo consiguiendo lo que quiero rompe las leyes del universo?! Porque...yo gané, ¿No? Y gané limpiamente...en términos generales, ¡¿Y qué hace esa rubia desgraciada?! ¡¿Se pelea con Lupe?! ¡No jodas, güevon! ¡Acepta tu derrota con dignidad! ¡Tuviste tu oportunidad y la echaste a perder! ¡Pero noooo! ¡Tenías que bajarle los ánimos a todos! ...Argh, maldita sea.

Algo que Gabriel ignoraba es que, mientras él caminaba junto a Lupe, sonriendo y tratando de levantarle el ánimo, ella tenía la mirada siempre en búsqueda de Loretta, y cuando la encontraba, inmediatamente, la desvía hacia otro lado, tratando de ignorarla. La rubia, con más frialdad aún, no movía sus ojos para nada, siempre hacia al frente. Cuando llegó ese último recreo, Lupe le pidió a Ale que la dejara pasear sola esa vez; La alta, con reluctancia, la dejó, pero sin que un terrible presentimiento la inundara. El destino las encontró caminando en direcciones opuestas, yendo la una hacia la otra, y en esa incomodidad donde ambas tan solo buscaron cualquier otra cosa donde pudieran colocar su vista que no fuera la otra, pasaron de lado en silencio...pero entonces, Lupe se volteó, y gritó su nombre:

-¡Loretta!

Pero la muchacha siguió caminando como si no hubiera escuchado nada. Guadalupe, con desesperación en su voz, volvió a llamarla:

-¡Por favor, no te vayas! ¡Discúlpame! ¡No quiero que dejemos de ser amigas! ¡No quiero!

La muchacha detuvo su paso un instante, y sin regalarle la más mínima mirada, le contestó:

-Lo que yo no quiero...es que me hables.

-Igual yo -irrumpió Gabriel de un costado, con los brazos cruzados y la mirada impávida-. No quiero ver que le hables a Lupe solo para hacerla sufrir.

-¡Gabriel, no-!

-¿Sufrir? No eres quién para decirme eso, Gabriel -contestó la rubia, lanzándole un mal de ojo.

-Te equivocas, porque yo soy el "Quién" en "¿Quién es su novio?", ¿Entiendes? -respondió, acercándole su cara con altanería, pero Loretta solo bajó la cabeza, pareciendo por un momento que se iba a abstener de responder, mas, las cosas no fueron así:

-...Igual como también eres el "Quién" en "¿Quién abandonó a Aurora?"

La oración cayó con la fuerza de un trueno, dejando a todos paralizados.

-¿C-Cómo qué Aurora? ¿Gabriel la conoce? -Balbuceó Lupe.

-No te atrevas... -mencionó el joven, con una voz llena de furia ardiente; Su garganta, brillando como si tuviera una piedra de carbón incandescente atorada.

-¿Por qué no? Yo no tengo nada que perder; Tú sí...una vez más.

Entonces, una secuencia infinita de imágenes pasó frente a los ojos de Guadalupe en un milisegundo:

-¿Una vez más? Espera... ¿La chica de la historia es Aurora?

Tanto Loretta como Gabriel quedaron consternados al escuchar a la trigueña decir esto, y ella, tan pronto se dio cuenta de lo que acababa de revelar, tapó su boca.

-¿Qué historia, Lupe? ¡¿De qué historia estás hablando?! -exigió el chico, sacudiendo a su novia por los hombros, mientras la miraba con ojos penetrantes.

-Gabriel...creo que ella ya lo sabe -expresó la extranjera, igual de desconcertada.

Volvió brevemente la vista hacia ella, y de nuevo a Lupe, y aquí fue cuando vio a la chica trigueña asentir con la cabeza. La soltó de los hombros y bajó el rostro al suelo, a la vez que presionaba su puño con esmero, resaltando su vena. En este estado, esbozó lo siguiente:

-Lo supiste desde el principio, ¿Verdad?

-¿Qué? ¡No! Apenas hace unas semanas fue que-.

-¡No más mentiras, Lupe! Ahora todo tiene sentido, ¡EUREKA! -exclamaba con sarcasmo mientras levantaba las manos- ¿Qué otra razón pudiera haber para que alguien quisiera de su propia voluntad andar conmigo? ¡Pues obvio que lástima! Eso es lo único que puedo darle a los demás.

-¡No digas esas cosas sobre ti, Gabriel! ¡Yo nunca he pensado eso! Siempre te he visto por quién tú eres; como una persona-.

-¡Ahórrame los discursos motivacionales, doctora corazón! Sé sincera conmigo: ¿Te me hubieras acercado si no me hubieras visto siendo el chico raro y sin amigos de la clase? O más importante, ¿Me hubieras dicho "sí" aún sin saber todo eso?

Otra pregunta destructiva; Otro silencio que la respondió. Gabriel se volteó, a la vez que agarraba fuertemente el arco de su nariz, caminando hacia ningún lado, buscando dónde esconderse de esta cruel realidad. Tomó una gran bocanada de aire, y se dirigió hacia Loretta:

-¿Ya estás feliz?

-No sé de qué hablas.

-Claro, cómo si no hubieras sabido desde el principio que Lupe no tenía interés en mí, ¡Como si no supieras que ya habías ganado! ¡Pero no creas que el único imbécil aquí soy yo!

-¿Qué dices...?

-¿Crees que este jueguito del triángulo amoroso surgió por sí solo? Pues no, tan solo fuimos conejillos de indias; en nada distintos a los ratones en los que prueban los champús.

-¿De qué hablas? -Cuestionó Lupe.

-Nuestro querido Erick y nuestra amadísima Alejandra estuvieron detrás de todo: Una apuesta para quién se quedaba contigo.

-¿Qué...? -Exclamó Loretta, con sus pupilas diminutas.

-¿Ahora lo ves? Al final de todo, nos quedamos sin nada, tal cómo querías. Así que, ahora que vayas a ver a tu amiga, la jirafa fosforescente, pregúntale cuánto le costó su último vestido, porque estoy seguro de que te dirá "treinta monedas de plata" -Y al decir esto, se dispuso a largarse. Lupe trató de detenerlo, agarrándolo del brazo, pero él solo lo quitó, y dijo- Déjame solo...

Se dirigió a la zona más aislada del colegio, y cuando se sintió completamente, sus ojos comenzaron a ponerse brillosos y rojizos, mientras inhalaba y tragaba saliva con violencia. Sentía como su voluntad estaba a punto de ceder, y en un impulso errático e irracional por desear no volver a sentirse débil, gritó hacia afuera todo lo que tenía en sus pulmones y corazón, escupiendo su dolor hacia la lluvia inmisericorde.

De vuelta al otro costado del edificio, Guadalupe lentamente colocó sus manos sobre su pecho, y comenzó a sollozar silenciosamente. Loretta no quería estar más ahí, y también se alistó para irse, pero al dar su primer paso lejos de Lupe, está la agarró de la mano:

-Por favor...no te vayas.

Por un momento, la chica despechada sintió cómo el rencor y pesar que había sentido se evaporó, pero esa sensación fue efímera, y tan pronto se fue, su orgullo volvió a tomar el control, y la obligó a decir.

-No...Esto que te está pasando, te lo mereces -Quitó la mano, y se fue, entre lágrimas, dejando a Lupe con la mano extendida, rígida como una estatua, repitiendo "No te vayas".

En su camino, se encontró a Ale, y está trotó hacia ella:

-¡Lore! ¿Has visto a Lupe?

-Me usaste...

-¿Qué?

-¡¿Eso era mi sueño para ti?! ¡¿Una estúpida apuesta?!

Ale inmediatamente captó lo que pasaba, y trató en vano de controlar los daños:

-...Mira; Erick iba a hacer todo en su poder para emparejarlos. Era necesario que-.

-¡No me salgas con esa mierda! ¡Yo nunca fui tu prioridad en todo esto! ¡Tan solo me viste como algo para jugar junto con tu novio de porquería! ¡Solo admítelo!

Esa la primera vez que Alejandra se sintió chiquitita, y sin poder mirarla a los ojos, le respondió:

-Sí...lo hice por mí. Lo siento...

Loretta continuó llorando, y con la mirada hinchada, habló lo último que tenía que decir:

-Siempre te vi como una artista, pero ahora veo que eso es imposible...porque no tienes corazón.

Fin del capítulo.

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