Capítulo 26: In vino veritas
Es de madrugada, a pocos minutos del amanecer, y el barrio sigue durmiendo plácidamente, sin embargo, en este silencio, hubo una persona que sí había abierto sus ojos. Desparramada en su cama, Guadalupe mira a su techo, bañado de la luz del poste de afuera, que sus cortinas teñían de azul. En la penumbra, habla sobre lo que siente:
-Gabriel...¿Por qué la gente debe sufrir tanto solo por amar? ¿No debería ser al revés? Es todo muy confuso...pero ahora, sé lo que debo hacer. Dios me puso en su camino a mí y a Lore por una razón; Para arreglar esta injusticia. Ellos serán felices juntos, lo sé, y podrán dejar en el pasado todo ese dolor que llevan consigo...Lo prometo.
Agarró sus cobijas, y se enrolló en ellas, dándole la espalda a su ventana...sin embargo, se volteó una vez más hacia el vidrio y musitó con cansancio:
-Tal vez, algún día, alguien llegue para mí también... -Cerró sus ojos, mientras soltaba una solitaria lágrima, y se durmió.
Al amanecer, el sol sale particularmente brillante, no muy diferente de los días de verano, y todo ese fulgor solo ilumina aún más el ya destellante cuarto de Loretta. En este instante, está acabando de peinarse frente al espejo, casi lista para salir al colegio. Al estar satisfecha con su apariencia, soltó un suspiro y se sonrió a sí misma, pero mientras observaba su reflejo, al fondo de la reflexión, había algo que alineó su sonrisa: Una carta, con su sello ya roto. La chica anglosajona se desplazó y apretujó el memo sobre su pecho, inspirando cuanto aire pudiera de la habitación y dejándolo todo salir en una extendida exhalación. En silencio, la chica colocó la carta sobre la mesa, con la mano extendida, y mirando hacia el techo, habló:
-Es hoy...el día que estado esperando por meses...no, por años. Hoy finalmente le pediré a Lupe que me acompañe a la gira, y ahí, le declararé todo lo que siento. Henry, sabes que no creo mucho en lo espiritual, pero, si me puedes ver desde algún lugar...por favor, ayúdame a no fallar.
Hace unos cuantos meses (Cercano en fecha al inicio de la historia), Loretta fue avisada que, a mediados de octubre, el equipo de olimpiadas de química, junto con las demás delegaciones de las ciencias, se irían de gira a Guanacaste, específicamente, al centro de investigación "Ad Astra Rocket" en las cercanías de Liberia. Pasarían dos noches en un hotel cercano, y se harían otras actividades, además de lo académico. Solo por mencionar el centro de investigación astronáutica más importante del país, la extranjera se sintió entusiasmada, pero aún faltaba la cereza sobre el pastel: Como capitana, podía invitar a otro estudiante.
Todo quedaba perfecto, porque en ese viaje habría muchas oportunidades para estar solas, y el humor más relajado en comparación al colegio o a los torneos se prestaba para el romance. Entonces, se preguntarán "¿Por qué ha tardado tanto en decirle?". Pues, aparte de su ya bien conocida indecisión y timidez, Loretta también sentía que, como capitana, debía pensar objetivamente y darle la invitación a algún estudiante destacado o interesado en las ciencias: Véase, no como Lupe. Sin embargo, todos lo sucedido durante el transcurso de la historia decantaron su opinión, así que empezó a realizar los trámites junto con la profesora del club. Como incluso los colegiales no son libres de tener que cargar con la piedra de Sísifo que es la burocracia, la respuesta tardó en llegar, pero por fin le habían dado las luces verdes para invitar a Lupe, ahora, todo dependía de ella. Sin embargo, para bailar el tango, se necesitan dos, y ella no era la única que estaba armando planes con Lupe.
En un cuarto pequeño, iluminado con luces led multicolores, con un tablero de DJ en un lado, una cama muy desordenada e inundada con ropa en el otro, y un esbelto muchacho de piel negra en el centro, con sudor fluyéndole por la longitud de su espalda, mientras hacía lagartijas. Su teléfono sonó, con el tono siendo uno de sus mixes. Se levantó con bastante entereza, y contestó:
-Diga...¡Mira, si es el abuelo! ¿Qué querés, mae? ¿Ya se apretó a Lupe? ...No, mae, le quedó mal. Aún no sé quién no fue el sapo que nos está espiando...¿Cómo dice? ¿Qué hagamos un grupo?
-Así es, un grupo de WhatsApp -Respondió Gabriel, desde el otro lado de la línea-. Incluye a todos los que estuvieron la última vez.
-¿Y cómo para qué?
-Erick, ¿Conoces el mito del caballo de Troya?
-Mae, casi me quedó en sociales, güevón -Respondió con honestidad
-Claro. Mira, tú solo has el grupo, y luego te explico -Dijo, a la vez que pensaba-. En retrospectiva, fui demasiado ingenuo para no darme cuenta desde el principio quién era el espía. Sin embargo, ahora que lo sé, debo sacarle el máximo provecho...
Volviendo con Loretta, su celular vibró con bastante urgencia. Lo tomó y contestó:
-Buenos dí-.
-¡No hay tiempo para eso, Lore! ¡Mira el mensaje que te mandé! ¡Ahora!
Con dedos temblorosos, se fue a buscar el dichoso mensaje. Este era reenviado, seguramente por la fuente de Alejandra, y sus contenidos eran:
"La vara queda así: Mañana, Gabriel va a encontrarse con Lupe de camino al cole, antes de que pueda encontrarse con sus amigas. Esa será su mejor chance para estar completamente solos y declarársele".
Ahora, estamos en las aceras de Calle Fallas, donde Lore y Ale corren frenéticamente, buscando el rastro de Gabriel.
-¡¿En dónde están?! -Vociferaba la rubia, desesperada.
-¡Tranquila, Lore! ¡Piensa bien! ¡No pueden estar muy lejos! -Aseguró Ale- ¿Recuerdas dónde estaba la casa de Gabriel?
-S-s-sí.
-Pues ven y márcala aquí -Pidió la peliceleste, levantando su teléfono hacia el frente, el cual estaba mostrando un mapa virtual del vecindario.
Sabían bien la ruta normal de Lupe, y sabían dónde vivía Gabriel. No eran investigadoras forenses o nada por el estilo, pero a punta de sentido común, trazaron una línea recta entre la ruta de la fleco de tubo, y la casa del chico, siendo la ruta más rápida, y así, lograron triangular un punto específico:
-¡La verdulería!
Salieron con un fuerte sprint hacia el establecimiento, respirando pesado, y esquivando carros en los cruces por los pelos. A lo lejos, ya podían ver las lechugas y los bananos puestos frente a la tienda, y en esa misma cuadra, una muchacha con pelo negro y cola de caballo se acercaba a un tipo con una capucha azul puesta, y como estaba de perfil, no podían verle la cara. Sin pensarlo, Loretta gritó:
-¡Lupe! -Haciendo que la muchacha se volteara para ver...
-¿Lupe? -Decía la mujer, de ojos claros, labios suntuosos, y sin ningún problema dental: Probabilidad de que fuera Lupe: 0.01%
-Y ustedes, ¿Qué hacen aquí tan temprano? -Saludó Erick, quitándose la capucha.
-¿Dónde está Gabriel? -Exigió Loretta, pisando firme.
-¡Sabrá Dios! Ni que fuera la mama -Contestó risueño-. Además, ¿Ustedes no deberían estar en el cole?
-Por si no lo has notado, tú también estás perdiendo clases -Señaló Ale.
-Sí, pero, eso es lo que yo hago -Respondió con rostro de "Obvio"-. Y bueno, ya que están aquí...¿Se les antoja un batido? -Expresó con porte coqueto.
-Perdemos nuestro tiempo aquí. Volvamos al cole -Sugirió Ale, y la otra aceptó. Ya separados por una distancia prudencial, Erick mencionó en medio de una sonrisa:
-Qué vivo. Eres un hijo de puta bien astuto, abuelo.
El dúo dinamita volvió corriendo al colegio (Bueno, Lore corrió; Ale solo dio pasos largos), tocaron la puerta y fueron recibidas por una sorprendida profesora, al ver a dos buenas estudiantes llegando tan tarde. No les dijo más que el redundante "Llegaron tarde", y las mandó a sentarse. Camino a sus pupitres, vieron a Lupe y Gabriel, desentendidos de la clase, sumidos en su propia conversación, sin nada que pudieran hacer al respecto, porque no había sillas libres cerca de ellos. Si tuvieran que apostar, dirían que ese fue el plan desde el principio, y esto representaba otro peligro; Su fuente, de alguna manera, había sido expuesta. Cuando acabó la clase, salieron disparadas hacia donde Lupe. Ella las recibió así:
-¡Hola, chicas! ¿Por qué se atrasaron tanto hoy? Usualmente, la que llega tarde soy yo... -Mencionó, enredando su fleco con el dedo.
-Tratándose de Robinson, que puede contar las tardías en su vida con los dedos de la mano, de seguro el motivo lo ameritaba -Afirmó Gabriel, apenas ocultando la sonrisilla que esbozaba de sus labios. Lore lo miró con frialdad, y dijo:
-Tuvimos un contratiempo, pero no volverá a pasar. Cambiando de tema, ¿De qué hablaban tanto?
-Sobre una técnica muy chiva de Cosmos que alguien descubrió hace poco, el...eeh -Lupe tan solo alargó la vocal mientras esperaba a que Gabriel hiciera algo.
-El "Moonwalk". No es una técnica revolucionaria, pero si es un toque útil, además de vistosa.
-¿Por qué no te quedas y la aprendes con nosotros? -Sugirió la morena.
-Y-yo-.
-¡De hecho! -Interrumpió la peliceleste- Lore y yo teníamos unas varas que hacer en la biblioteca, así que lo siento, pero no podemos quedarnos por ahora. Nos vemos más tarde -Se despidió con una sonrisa de marca barata, y arrastró a Lore fuera del aula. Guadalupe recostó su mejilla sobre la mano con cierto fastidio, gruñendo débilmente.
Metidas dentro de uno de los cubículos del baño de mujeres, las dos compinches tenían una reunión de emergencia.
-¿Descubrió tan rápido a Elena? -Exponía la rubia.
-Lo único seguro es que descubrieron que alguien los espiaba, y que ya no podemos confiarnos de la información que ella nos dé -Expresó Ale-. De todas maneras, no deberíamos preocuparnos tanto de eso; Ella no tiene información sensible sobre nosotras. Lo que nos concierne ahora es que invites a Lupe a la gira, y evitar a toda costa que Gabriel se entrometa en eso.
Cerca del centro de Tibás, el equipo de fútbol femenino terminaba su entrenamiento justo cuando el crepúsculo de la tarde trasmutaba de tintes rojizos a opacos púrpuras. Al margen de la cancha, Elena empacaba de todo dentro de su bolso: Camisa, tacos, rodilleras, botella y celular, empujando con fuerza para que cupiera todo, y poder forzar el zipper a cerrar. Agarró su pobremente acomodado equipo, se levantó de la gramilla, trató de limpiarse lo mejor que pudo del zacate y tierra que tenía pegados y se fue hacia la salida, pero justo ahí, las mismas muchachas de su equipo la detuvieron, con rostros extrañados:
-Capi, ahí anda un muchacho que dizque quiere hablar con usted.
-¿Y dijo quién es?
-No, no, pero es ese de allá, el que está a la par del poste de luz -Aclaró, señalando a un muchacho con cabello negro, ojos oscuros, y el uniforme de otro colegio. La jugadora inmediatamente lo reconoció, y tranquilizó a las otras, diciendo que iría a ver que quería, dejando al resto con el Cristo en la boca, especulando acerca de qué relación tenía este extraño con Elena. Al estar a un metro de él, la nicaragüense habló primero:
-Si buscas a Erick, hoy se fue con unas francesas al multiplaza -Gruñó, con ambas manos en la cintura.
-No vengo por él; Supuse que imaginabas eso, ¿O no? -Intuyó el chico, levantando una ceja; Ella no le respondió- Vayamos al grano: ¿Cuánto más sabes de Lupe?
-Solo lo que les conté aquel-.
-Mientes -Cortó Gabriel con una voz impávida, y un pisotón sonoro que hizo saltar a las palomas fuera del cable de alta tensión-. ¡Y no creas que tampoco sé que has estado de celestina con Lore y Ale!
-¿Celestina? ¿Y eso con que se come, mae?
-Me refiero a su informante -Explicó con cara de pocos amigos.
-¡¿I-i-informante?! -Repitió Elena, tornándose pálida como un gato lampiño.
-S-s-sí -Arremedó Gabriel de manera sardónica-. Aunque darme cuenta de que eras tú fue fácil, hay algo que sigo sin entender y es ¿Por qué? ¿Por qué ir en contra de, quien supongo, es tu mejor amigo, o séase, Erick?
La chica se reclinó de espaldas sobre la valla metálica de la cancha, agarrándola por los espacios, y sin verlo a los ojos, se justificó con un...
-Es complicado...
-¡No me salgas con eso! ¡Es obvio que es amor! -Reaccionó escandalizado.
-¡P-para nada que es amor! -Contestó, igual de alterada.
-¡Yo también estoy enamorado, así que no me engañas! -Declaró, imponiéndose ante la baja muchacha
-¡Pues entonces deberías saber lo difícil que es admitirlo! -Contestó, apretando los dientes, y fue en este instante que el sentido del ridículo cayó sobre ellos como un yunque, autopercibiendo lo ridículos que se veían. Gabriel apretó su seño y confesó lo siguiente:
-Mira, sé que no estamos en el mejor de los términos, pero en verdad necesito saber cuanto pueda de Lupe. Entonces, de un enamorado a otro, por favor... -Solicitó con vehemencia, bajando un poco la cabeza.
Elena, con la boca inclinada y brazos entrecruzados, volvió a dejarse caer sobre la valla para meditar su situación. Dio un vistazo al cielo arrebolado, y luego, hacia la calle del frente. Manteniendo la mirada fija hacia a la nada, la chica levantó un dedo y dijo:
-Solo una pregunta y ya.
-Es lo único que necesito -Le contestó determinado-. Cuando te preguntamos acerca de lo que habías aprendido de Lupe, comentaste una cosa que nunca sentó del todo bien contigo. Dijiste que Lupe "no había notado que Lore tenía un crush con ella o que tenía un crush del todo".
-Ajá, como que me dio esa impresión -Corroboró, poniendo sus manos tras su cuello.
-Entonces, ¿No estás segura? Porque eso no me suena muy "Lupe", por darle un nombre. Ya llevó un buen tiempo conociéndola, y hay un aspecto que siempre me ha resaltado: Lupe. Ve. Amor. En todo. Y lo digo en serio; Ella podría ver tensión romántica entre un espaldón de concreto y un carro sin frenos. ¿Cómo es posible que alguien así no note las actitudes extrañas de alguien tan cercana?
La nicaragüense se limitó a succionar cuanta agua pudo de su botella, y lanzar su mirada a todos lados como los dardos de alguien de pulso tembloroso. Gabriel se adelantó a la raíz del problema:
-Yo siento que Lupe sí sabe que Robinson está enamorada de alguien, pero no creo que sepa que es ella misma, porque si no, Lore y Ale no estarían tan decididas a hacernos la guerra. Con eso, deduzco que sí sabes quién imagina Lupe que es el crush de su mejor amiga, y por alguna razón, nos ocultaste esa información, pero hoy no. ¿Quién es? -Insistió, apoyando su brazo sobre la vaya, a modo de cortarle las salidas.
Viéndose encerrada y con los ojos de Gabriel fijos en ella, su subconsciente comenzó a romperse poco a poco hasta que claudicó, y la chica como resultado, soltó un montón de miradas involuntarias sobre el chico, las cuales no pasaron desapercibidas.
-¿Lupe piensa que el amor de Loretta...soy yo?
-¡L-listo, esa fue tu pregunta! ¡Yo me largo! -Espetó la muchacha bajita, moviendo del camino con facilidad el brazo de Gabriel.
-¡P-pero-!
-¡NO MÁS PREGUNTAS! -Gritó, dando fin a la conversación con un pisotón.
Entre chillidos de dolor, el enamorado le advirtió a Elena que sí le hablaba a alguien sobre la charla que tuvieron, todo el hemisferio norte sabría acerca de su traición a Erick. El siguiente paso era ir con su guía espiritual para que iluminara su camino:
-¡Deberías haberlas visto, mae! ¡Ambas eran unas "mamasé"! -Presumía el conquistador de corazones, con un terrible acento francés, del otro lado de la línea. Gabriel limpió su garganta, y le contestó de forma monótona:
-La situación con Lupe, ¿Recuerdas?
-¡Ah, sí, sí, sí! Eso que me dijiste realmente está bastante a cachete, y nos va a servir bastante. ¿Quién se lo sopló?
-Eso no es importante ahora -Ignoró por completo la pregunta-. Lo que quiero saber es cómo esto nos ayuda del todo.
-Muy fácil, mae, se la voy a poner sencillito para que entienda: Imagínate a un mae de pie en un bus. Donde está parado él, queda el espacio justo para que quepa alguien más, y de pronto, ve a una güila de lo más mami subiéndose al bus. El compa sabe que la güila va a venir ahí y ya está imaginando cómo echarle el cuento, pero entonces, uno de los otros pasajeros se le arrima y le pregunta la hora o una idiotez así, tomando el campo que era para la güila. El güevón no para de hablar, y por la manera en que se acomodó, tampoco deja hablar con la muchacha, y finalmente, cuando llegan a la parada de la chica, ella se baja...y el mae que preguntó la hora también. De hecho, una vez afuera, el mae va y le echa toda la hablada a la doña, mientras que el compa del principio no puede hacer nada, porque su parada no es aquí, ¿Entiende lo que digo?
-Dejando la extraña analogía a un lado, creo que comprendo: Si Lupe piensa que Lore está enamorada de mí, ella me ayudaría a tener "citas" con Robinson, y si encuentro la manera de hacer que Lore tenga que ir a la "cita" y quedarse ahí...ese sería mi jaque mate.
-Busqué una chance así, y cuando la encuentre, sáquele el jugo.
-Claro. Te contactarési algo surge -Y colgó la llamada.
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