Capítulo 26-III
Una pequeña llovizna había perdurado durante toda la noche y las primeras horas de la mañana; Era un amanecer frío, pero con cielos azules. El zacate estaba barnizado con rocío, y pequeños charcos perforaban el asfalto, reemplazando la roca muerta por límpido azul. La nítida imagen se perdió cuando un bus se colocó justo encima.
-Al fin llegó. Ya era hora -Opinó Alejandra, situada en la acera opuesta,
-Bueno, un ligero retraso no me estresa, la verdad -Comentó Loretta, a su lado-. Lo verdaderamente estresante me espera cuando ese bus vuelva a arrancar...
-Cambia esa mentalidad, que todo va a salir bien. Ni Gabriel ni nadie van a estar allá; Tan solo tú y Lupe.
-¿Me creerías si te digo que es eso lo que más nerviosa me pone? -Contestó, tomando su codo con retiscencia. La peliceleste suspiró, se dio la vuelta, y atrapó la cara de la rubia con sus largas manos, para decirle:
-Mira: Esto es lo que has querido por mucho, mucho tiempo, y por lo cual has trabajado aún más, así que no dejes que ese enredo de nervios y carne que tienes en la cabeza te lo arrebate. Tan solo disfruta el momento, y deja que lo que tenga que pasar pase
-Está bien... -Replicó, con mirada evasiva.
-Más alto -Refunfuñó.
-¡Está bien!
-Mucho mejor, ahora, ve con ella. Está allá, con tu futura suegra -Indicó, con un movimiento de la cabeza.
Efectivamente, Lupe estaba con su mamá, y esta, como si fuera la primera vez que se iba de viaje sola, estaba asegurándose de todo: Le había traído un morral con comida para el viaje, un botiquín, un frasquito de gas pimienta, y una fotito de la virgen de Guadalupe para la buena suerte; Poco faltó para que la hubiera pringado con agua bendita, y contratado un guardaespaldas. Cuando llegó Loretta, la chica trigueña la saludó con energía, la agarró por las manos, y giró junto a ella con emoción, dejándola mareada. En su habitual falta de paciencia, la Lupe entró al transporte, llevándose a Loretta de la mano, y despidiéndose de su mamá y Ale con la otra, no obstante, mientras la tercera amiga respondía a la despedida, la preocupación que se había reservado estaba rondándole por el lóbulo frontal:
-Lupe sabía que Lore estaba enamorada, pero malinterpretó de quién. Podría no significar nada, pero, es posible que eso solo sea una señal de mi peor temor: Que Lupe solo ve a Lore como su mejor amiga y ya. No quise decírselo para no ponerla más nerviosa, además de que Erick y Gabriel todavía podrían tener algo planeado, pero, a pasar de todo, no puedo dejar ir el pensamiento de que, tal vez...envié a mi mejor amiga a un viaje solo para que vuelva con el corazón roto.
Y dando la última despedida, con una sonrisa tensa, la compuerta del bus se cerró de golpe, mientras que en otro lugar, una puerta se abría, y detrás de ella, salió Granada, marchando con el ceño fruncido, y movimientos extremadamente rígidos. Era la casa sourspot, y la entrada daba directamente al sofá del lugar, donde estaba Erick, disfrutando de la vida, con los pies subidos en el sillón. Al escuchar el sonido del portón, el holgazán jugador se volteó y saludó:
-¡Eh, pero si es el semental! ¿Y diay? ¿Cómo terminó aquello que me contaste de esa vara de la gira? Imagino que bien, porque si usted está aquí, significa que la gringuita ahorita anda sola de paseo. ¡Ay, mae! ¡Debe andar con unas ganas de morirse! ¡Hasta me la puedo imaginar! -Carcajeaba Crizpy, desde su comodidad.
-Lupe está con ella -Declaró el muchacho bien vestido; Su voz, despojada de emoción.
-¡Eso es lo que me causa más gracia! La pobre de seguro solo le interesaba el viaje porque iba...a ir...con Lupe...¿Qué? -La risa de Erick fue desapareciendo gradualmente de su cara.
-Ya me oíste.
-P-p-pero, ¡¿Qué pasó?! ¡¿Usted no me había dicho que ya había asegurado el campo?! ¡¿Cómo lo llegó a perder, playo?!
Granada deambuló un poco, hasta que llegó a una de las columnas de la residencia. Ahí, recostó su antebrazo, y ahí, apoyó su frente, y con una voz llena de zozobra, explicó:
-De alguna forma, las dos se llegaron a dar cuenta del club y de mi pasado, y me amenazaron con decírselo a Lupe si insistía en ir...¡Maldición! -Espetó, golpeando el concreto con fuerza.
-¿Y-y quién les dijo? ¿Fue el mismo mae que nos sapeó? ¡Diga quién fue el carepicha, para ir hacerle un baile de dientes en la jeta! -Se ofreció el moreno, rejuntándose las mangas. Granada se levantó de la columna, poniendo una risa cínica, y dijo:
-¡Vieras que no sé! ¡¿Por qué no vamos a preguntarle?! -Y marchó con prisa, pasándole por al lado al otro, que estaba completamente perdido, así que lo siguió para conseguir respuestas.
Al otro lado del cuarto, se encontraban Barracuda y Hardylune jugando una partida amistosa, pero de pronto, el joven enfurecido levantó la voz y se dirigió a Elena:
-¡¿Qué más le dijiste, Elena?!
-¿Ah? ¿Qué dices?
-¡No te hagas la tonta! ¡Ya Erick sabe todo! -Exclamó, furioso.
-Espera, ¿Qué yo qué-? -El cassanova fue interrumpido antes de aclarar sus dudas.
-¡¿Qué?! ¡Tú me prometiste que no le ibas a decir a nadie! -Reclamó Elena, levantándose de su silla y empujándolo.
-¡Pues cambié el trato! -Contestó, devolviendo el gesto- ¡Reza para que no lo modifique aún más! ¡Dime qué más le dijiste!
-¡YO NO LE HE DICHO NADA MÁS, NECIO! -Vociferó, levantándose de puntillas para poder gritarle en la cara.
-¡DI ESO CUANDO ESTÉS CONECTADA A UN DETECTOR DE MENTIRAS, HOBBIT! -Respondió con la misma agresividad, y no fue hasta que Erick interfirió, separándolos, que el asunto comenzó a enfriarse. Con los ánimos bajos, Crizpy retomó una conversación más civil:
-Primero lo primero: ¡¿Qué putas, Barra?! ¡¿Por qué nos sapeó?! ¡¿Qué le pasa?! -Exigió, con sus ojos casi saltándole de sus cuencas, mientras mantenía a Elena firme como una estaca, sujetándola por los hombros.
La chica de la curita mandaba su cabeza de un latigazo al costado, sin decir ni una palabra, lo que hacía que Erick se paseara como un cangrejo hacia el mismo sentido para poder tenerla de cara, y después de varias infructíferas repeticiones de la tediosa rutina, la adrenalina actuó dentro de la muchacha, y como la chispa de un detonador, una señal salió disparada a su brazo, y de su brazo salió disparada una bestial cachetada que mando a rotar al joven afroamericano sobre la puntilla de su pie, hasta perder velocidad y colapsar. Con él en el piso, Elena le gritó:
-¡¿Cómo es que aún no lo entiendes?! ¡¿Por qué logras comprender a tantas chicas, y no a mí?! -Decía con sinceridad, señalando su pecho con ambas manos. Acto seguido, levantó el puño a la altura de la cabeza, acompañado de una fuerte inspiración, y con voz más calmada, añadió- ¿Seré yo la del problema...? -Dejó caer el puño con desgano.
-Barra... -Exclamó Crizpy, aún con la marca incandescente de la palma de Elena sobre su mejilla- no te estoy entendiendo ni un poco.
-...Ya veo, en verdad yo soy el problema -Contestó con sarcasmo aderezado con rencor, y marchó caliente hacia la salida, cerrando de un portazo al retirarse. Un silencio sepulcral se apoderó del lugar por breves segundos antes de que todos volvieran a lo suyo, y fue aquí cuando Granada se animó a preguntar:
-¿Qué diablos fue eso?
-¡¿Y yo qué putas voy a saber, mae?! -Se quejó el cacheteado- ¡Se supercabreó de la nada y ni siquiera dijo por qué!
-¿Eres estúpido o te sale natural el rol, Erick?
-¿Qué?
-Olvídalo-Suspiró el joven de saco y corbata-. De igual manera, aún no tenemos el por qué se puso en tu contra, ayudando a las otras dos... -Resaltó Granada.
-¡No se me ocurre nada, mae! ¡Estoy en blanco! -Admitía, golpeándose la testa, esperando que le saliera una idea- Es que ella no gana nada con la apuesta-.
-¿Apuesta? ¡¿Qué apuesta?! -Torció Granada su cuello con tanta violencia solo para mirar de manera fulminante a Erick, el cual inmediatamente se percató que había vuelto a pasarse de bocón, por lo que no le tocó más opción que explicársela:
-Si Lupe sale conmigo, tú ganas, pero si sale con Robinson, gana Alejandra...
-Pues sí... -Sonrió Erick con vergüenza.
-Ahora todo es bastante claro... -Meditó con los ojos cerrados. Entonces, el joven se recompuso, y con la vista fija en la humanidad de Crizpy, declaró- ¡Bueno! Creo que eso es todo. Ciertamente fue...una experiencia trabajar contigo, en el peor sentido de la palabra, pero ahora que ya fracasamos irremediablemente, no encuentro motivo alguno para seguir intercambiando palabras, adiós y hasta nunca –Y con porte erecto, le dio la espalda.
-¡Llévela a la suave, mae! ¡Todavía no le eche tierra a esta vara! ¡No todo está perdido! -Se interpuso el chico de piel chocolate en su camino.
-¿Ah, sí? Pues, ¿Qué sugieres, oh, gurú del amor? -Contestó con el más recalcitrante sarcasmo, y ni siquiera dejó a Erick responder antes de cortarlo- Déjame adivinar: deberíamos esperar a que vuelvan ambas chicas del viaje, y REZAR para que Loretta no logré absolutamente nada, ¡¿Es esa tu gran idea?! -Crizpy tan solo ocultó sus labios dentro de su boca, sin nada más que añadir- Argh, eres un fraude. Fuera de mi camino.
-...¿Y si pasa? ¿Ah? ¿Qué hace usted entonces? ¿Se queda todo deprimido y sobón, no agarrando su chance solo porque cree que no va a pasar? -Confrontó Snax con convicción- Está bien, ellas ahorita tienen las de ganar, y puede ser que tanto usted y yo ya estemos lactando picha y esas dos ya se estén apretando y besándose en una esquina, no lo sé, pero hasta que no haya nada fijo, esa güila está LIBRE ¡Y es por eso que aún no hay que rendirnos! ¡Además! No es como que usted creyó en algún momento que yo estaba haciendo esto por ser buena gente con usted -Refutó con ahínco.
Gabriel suspiró mientras aplastaba el arco de su nariz y contestó:
-En eso último, tienes razón...Aaah, no sé quién está más desesperado: si tú por sacarte todo eso de la nada, o yo, por sentirme tentado a creerte. Y aún que me arde solo decirlo, la triste realidad es que no tengo nada que perder...
Antes de sellar el trato con un nuevo apretón de manos, alguien llamó desde la sala principal para recordamos que todavía los videojuegos están involucrados en esta historia. Los videojuegos, como cualquier forma de entretenimiento, es una industria, y como cualquier industria que funcione bajo un régimen de producción capitalista, su interés es el de maximizar ganancias y expandir mercados a cualquier coste. Para un juego de pelea, eso significa dos cosas: Hacer que el juego sea atractivo para más gente, y que cada comprador invierta más dinero en el juego. Lo que nos concierne ahora es lo último, y la mejor forma para hacer que los jugadores lancen dinero a sus pantallas es la promesa de un nuevo juguete para usar: Un nuevo personaje.
Ese día, la compañía a cargo de desarrollar Cosmos Assault y sus precuelas había anunciado que revelarían el último personaje descargable para la temporada 2017, y la parte de la comunidad que no estaba hundida en melodramas de amor adolescente (Véase, la gran mayoría) estaba aferrada a sus asientos, anticipando al nuevo peleador. Tanto así, que en casa SourSpot habían prestado el televisor central de la sala para que todos pudieran ver la revelación juntos. De un buen tiempo para atrás, burbujeaba la especulación entre los foros y los corredores, y todos habían llegado a la conclusión de que solo había una opción realista: El personaje sería Ozzy, y no, no hay necesidad que se devuelva a un capítulo anterior para recordar quién es, porque no se había mencionado antes.
Ozzy es un personaje no jugable dentro de Cosmos; un señor bonachón, aficionado a los relojes y siempre luciendo un tupido mostacho que hace las de cajero en la tienda virtual del juego, además de darle consejos ocasionales a los jugadores. Ha estado desde siempre, haciendo que se ganara el cariño de los fans, por lo que muchos lo querían ver incluido como el nuevo peleador, aunque no todos tenían mucha idea de cómo alguien tan pasivo y poco atlético siquiera pelearía, aunque eso era lo de menos. Como imaginarán, Granada y CrizpySnax estaban al tanto de esto, y decidieron acercarse para tener un poco de paz ese día y disfrutar de la presentación.
Inició la transmisión y corrió el video, y este no se fue por las vainas, mostrando inmediatamente a Ozzy en medio de la pantalla, ante el júbilo de todos los jugadores presentes...no obstante, algo no se veía del todo bien con el jovial señor. Una música ominosa lo acompañaba, y cuando menos se lo esperaron, una explosión de resplandor cubrió la imagen por unos segundos. Cuando el brillo se opacó, la figura de un hombre imponente, vestido de negro y dorado igual que un monarca, y que, en vez de piel y hueso, parecía estar hecho de engranajes y tornillos. Semejante presencia fue merecedora de una igualmente magnánima presentación: Él era Ozymandias, el eterno.
Su manera de jugar era un quiebre con el resto del elenco gracias a sus habilidades especiales, que consistían en manipular al tiempo: Así como lo escuchan, Ozymandias era un ser superior, y lo demostraba haciendo lo que se le antojara con el tiempo: Podía ralentizar a sus rivales, devolverse en el tiempo, e incluso, poner pausa a todo a su alrededor (Dado ciertas condiciones), y la hinchada no cabía de la emoción al ver un peleador tan increíble en todos los aspectos...Bueno, casi todos, porque había una cosita chiquita diminuta que no terminaba de agradar y era su arma de escogencia. Verán, él utilizaba un reloj de cadena, pero la manera en que lo usaba era igual a...
-¿Un yoyo? ¡Qué varas de gente para poner algo tan raro! -Carcajeó Erick, mientras que al otro chico solo se le venía una persona a la mente, pero ese pensamiento no pudo quitarle el buen sabor de boca que le dejó el nuevo personaje; a él y a la gran mayoría, que gritaban como quinceañeras en un concierto de Taylor Swift, menos a una persona.
Al costado de la sala, D.O.A miraba la revelación de Ozymandias con un rostro excesivamente serio, y Granada no pudo evitar notarlo, así que se le acercó a la jugadora veterana a preguntarle:
-¿Viste algo raro en el personaje, D.O.A?
-¡Ah! No, tranquilo, solo estaba muy concentrada -Tranquilizó, moviendo la mano de arriba abajo- ...Aunque, me dio como una vibra extraña -Reveló, dejando levemente consternado al muchacho- ¡Bah! ¡Olvídalo! Son varas mías, de seguro no es nada. Como sea, voy a ir a jugar un rato, que en media hora, me recoge mi novio -Y se marchó.
Gabriel la siguió con la mirada hasta que volvió a observar la pantalla principal, donde la presentación recién había acabado, dejando tan solo una imagen en la pantalla; unas letras rojas fluorescentes que brillaban intermitentes, y que rezaban "El fin llegará...", y nunca un slogan había inducido en él tan mal presentimiento, como sin saberlo, la espada de Damocles estaba sobre él, y que el delgado hilo que la sostenía no tardaría mucho en ceder, cambiando su vida y la de todos.
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