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Capítulo 22-III

En los foros, muchos de los organizadores llamaron a toda la comunidad a ayudar con la divulgación de torneos y demás, esto debido a que los últimos habían estado experimentando una importante disminución en la cantidad de jugadores nuevos asistiendo. Esto es preocupante para cualquier comunidad competitiva pequeña, ya que podría llevar a que el juego se estanque, lo que resulta en una decadencia, y la disolución de este.

Aunque la situación aún no era crítica, era importante tomar medidas desde ya, y como imaginaran, Gabrielito no dudó ni un momento en dar sus servicios en favor de la causa. Tomó monedas de su alcancía personal, y las gastó en una buena cantidad de panfletos anunciando un próximo torneo, en un café internet cercano, determinado en ir al colegio el próximo día a pegarlos en cuanto rincón pudiera alcanzar: Pizarras de corcho, paredes, columnas, tapas de inodoro, caras; Si era una superficie, calificaba para poner un panfleto. Al rato, Gabriel estiró su mano dentro de su mochila, buscando sacar el último papel que le quedaba, y con el aviso en mano, fue directamente a pegarlo, pero fue detenido por una mano considerablemente más grande que la suya, dejándolo impotente al ver que otra mano de igual tamaño le arrebataba el panfleto:

-¿Qué te traes entre manos ahora? -Interrogó Damián, mientras inspeccionaba el documento.

-¡Ah, y-yo! ¡N-no es nada! -Trastabilló el chiquitín.

-"Torneo de Cosmos Melee: Uno de los eventos de E-sports más esperados de la temporada. No habrá refrigerios, no insistan" ...¿Qué es esto? -Lo miró con desprecio.

-B-bueno, te explico-.

-¡¿Acaso te pedí explicaciones?! -Le vociferó en la cara

-¡N-n-no, señor! -Le contestó, casi suplicando por su vida, mientras que se fastidiaba en sus interiores- Siempre que me pregunta algo, se enoja cuando le intento responder, ¡¿Qué patrañas quiere?!

-Conozco a los de tu tipo: Vírgenes eternos que se la pasan todo el día metidos en sus jueguitos maricones en vez de hacer algo por la vida; Peor aún, se hacen llamar un "deporte", como si lo que hicieran tuviera algo de valor, arrastrando a todos los que hacemos deportes DE VERDAD por el barro.

-B-bueno...no sabía que tuvieras una opinión tan marcada al respecto -Le contestó Gabo, con una sonrisa nerviosa.

-Esto no me interesa, la verdad. Mientras no trates de meter a Aurora en esas estupideces, haz lo que se te venga en gana -Aclaró, arrugando el papel en su puño y metiéndolo en el bolsillo del pecho del chiquillo-, pero te aconsejo que vayas buscando un hobby de hombres de ahora en adelante si quieres que alguna güila te dé bola y se fije en ti...Eso, o rogar porque una ciega se aparezca.

Con una risa despectiva y un brusco empujón, Damián lo dejó ser por el resto del día. Y ahí estaba Gabriel, de nuevo dominado por un sujeto que parecía sacarle diez puntos en todos los aspectos, y que lo cuestionaba acerca del rumbo de su vida; Ahí estaba Gabriel: Bajo, escuálido y sin espinazo, apenas apretando el puño, ejerciendo tanta presión como para terminar formando un cristal de sus propias frustraciones, y divagando entre sus propios pensamientos, en medio de clases y recreos, deseando desaparecer. Ahí estaba-.

-¡Gabriel!

-¡Ah! -Resucitó el muchacho, ante la oportuna intervención de Aurora- ¿Me hablabas, Aurora?

-Pues sí, pero no pareces que estuvieras poniendo mucha atención. ¿Te encuentras bien? Has andado así desde la mañana -Le preguntó con rostro consternado.

Gabriel deseaba hablar de sus problemas, pero debía medir sus palabras, porque si se le llegaba a escapar que Damián era la cruz de su existencia, en poco tiempo este lo mandaría a la derecha del padre celestial, así que procedió con cautela:

-Pasa que...alguien me ha dicho que mi pasión por Cosmos no tiene futuro, y pues, bueno, siento que tal vez tiene razó-.

-¿Y por qué piensas eso? -Cortó la chica súbitamente, con las facciones serias.

-E-e-eh, b-bueno, esa persona me dio unos argumentos bastantes sólidos desde su punto de vista-.

-¿Y? ¿Solo eso? -Objetó, mientras la daba vuelta a su trenza.

-T-también es una persona muy respetada y querida por todos, a-así que su opinión debe tener peso... -Contestó con reluctancia el muchacho.

-¿Y? -Respondió de nuevo, enarcando aún más su ceja.

-...¿Es mayor que yo?

-¡¿Y?! ¡¿Por qué eso te importa?! ¡Es tu vida y tú decides cómo arruinarla! -Espetó con actitud la chica de pelo rubicundo.

-N-nunca dije nada sobre arruinar mi vida ¿O sí? -Remarcó, encorvado de espalda.

-¡Es que en serio me da chicha la gente que se mete en la vida de los demás! -Continuó con sus quejas, humeando como una tetera- ¡Si creen que harían mejor trabajo que yo en mi vida, pues vengan! ¡Vengan y paseen a mi perro, laven mis trastes, hagan mis tareas, aprendan a dar besos franceses y dibujar manos, y hagan todo eso procurando que quede tiempo para escribir fanfictions!

-¡A-aurora, tranquila! -Suplicó Gabriel con incipiente terror. La chica respiró y volvió a su estado default. A partir de aquí, expresó con más suavidad lo que quería decir:

-Nadie puede hacer mejor trabajo siendo tú que tú mismo, al menos, así es como siempre he pensado yo.

Gabriel se deslizó dentro de la privacidad de su mente para deconstruir lo que le acababan de decir:

-"Nadie puede hacer un mejor Gabriel que yo" ...Eso es falso, ¿Cómo alguien tan patético como yo podría siquiera considerarse como la mejor versión de mi persona? Estoy seguro de que Aurora también puede notar eso, pero es demasiado amable para llegar a decírmelo...Que no soy nadie.

Armar su propia conciencia en su contra no era algo extraño para él, y podía vivir con ello, al fin y al cabo, no era como que a alguien le importara. Gabriel le contestó a la chica:

-Supongo que es una forma de verlo... -Su voz sonaba normal, pero su semblante estaba evidentemente decaído, y no le tomó mucha a la chica de la trenza naranja tomar cartas en el asunto:

-¿Sabes? En lo poquito que llevamos hablando, hay algo que siempre he envidiado de ti...bueno, a parte de tus notas -Carcajeó unos instantes, luego, prosiguió-. Nunca le has tenido miedo a mostrar tu amor por lo que te gusta. He visto cómo hablas de Cosmos con todos: Siempre con los ojos brillantes, apenas parando de vez en vez para respirar, y con la sonrisa más tierna que he visto.

-¡¿E-en serio así me veo cuando habló de eso?! -Preguntó, con la cara pintada de carmesí.

-¡Ajá! Siempre me ha gustado ver gente tan genuina, pero entre más pasa el tiempo, siento que se me hace más difícil encontrar personas así... -Se frenó unos segundos, y con la trenza de cabello entre sus manos, dijo- Aunque eso es un poco hipócrita de mi parte, porque yo misma no lo soy.

-¿A-a qué te refieres?

-Es por Damián. Desde que somos pareja, siento que debo hacer todo lo posible por no desencajar a su lado, por ser "la novia cool del mae más popular del colegio", ¿Entiendes? Son las cosas que haces por el amor.

-S-sí, te sigo -Contestó con sus labios- ¡Pero si ya eres la más cool! -Se reservó su respuesta sincera en sus adentros.

-Por eso, trato de no hablar con nadie acerca de mis dibujos o lo que escribo en internet, ni siquiera con Dami, porque no quisiera parecer rara ante todos, y traerla mala reputación como consecuencia, pero, desde que el momento que te conocí, algo dentro de mí me dijo "Puedo confiar en él", ¡Es extrañísimo! -Expresó con ahínco.

-¿T-tal vez sea porque me viste como alguien raro, también? -Bromeó de forma reservada.

-¡Claro! ¡Eso debió ser! -Dilucidó Aurora, dejando caer su puño sobre su palma.

-Oh...

-¡No te desamines, Gabo! ¿No te importa que te llame Gabo!

-N-no hay problem-.

-¡Gabo será, entonces! -Sonrió complacida, y continuó con lo que iba a decir- Eres raro en el buen sentido. Es difícil encontrar gente como tú, y por eso me alegra que seamos amigos.

-C-claro, claro...amigos -Gimió adolorido, repensando si era posible que tres sílabas le hubieran provocado una hemorragia interna. Se aguantó el dolor y desde el fondo de su alma, expresó lo siguiente:

-S-siento que no te debes estresar por guardarte eso. Para mí, eres más linda cuando hablas sobre lo que te gusta...

Esta revelación le abrió los ojos a la muchachita, y la dejó sin palabras por unos momentos; justo el tiempo que necesitaba Gabriel para que le cayera la noción de lo que había dicho. Como imaginaran, en ese momento, deseó convertirse en una moneda para que lo lanzaran al pozo más profundo que pudieran encontrar. Quiso enmendar el "malentendido", pero de su boca solo salían farfullos y balbuceos similares a los que haría una foca después de consumir un galón entero de LSD. Aurora sonrió un poco inquieta, desviando la mirada y moviendo con delicadeza hebras de pelo suelto fuera de su vista. Cuando volvió a verlo, le confesó:

-E-eso hace que me sienta linda-DIGO, bien, que me sienta bien. ¡Bueno, adiós!

Después de que absolutamente nada pasara, la vida retomó su curso. Cada día era una hoja menos en el calendario, pero se sentía encerrado en un bucle temporal, donde se repetían los días una y otra vez: Llegar al colegio, hablar con Aurora, recibir abusos de Damián, irse a la casa, y a la siguiente mañana, sería lo mismo. La monotonía, sin embargo, no se perpetuó, y fue gracias a un hecho fortuito. En su camino a casa, cerraron la vía que Gabriel tomaba diariamente por reparaciones; Tocaba una ruta alterna. No era la gran cosa en realidad, claro, si no consideramos el deficiente sentido de la orientación que tenía el chico en ese entonces, y para no hacer muy largo el cuento, se perdió tanto que terminó llegando a un colegio que no conocía.

Ya ahí, dirigió su vista a una pequeña zona verde aledaña al lugar, donde detectó de inmediato a su martirizador, Damián, haciendo manitas con una chica que para nada era Aurora, y como ya era costumbre, desgarrándole la garganta con la aspereza de su lengua. Entre el shock y la indignación, continuó mirando ese teatro, que se volvió aún más intenso cuando Damián sacó un encendedor y un cigarro de su bolsillo. El instinto movió a Gabriel a ocultarse tras un árbol cercano, sacar su celular, y tratar de controlar su pulso para poder sacar una foto nítida de lo que acontecía, y cuando el novio promiscuo exhaló los vapores de tabaco, sacó la foto y corrió a su casa.


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