Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21-II

Con las tareas asignadas, Lupe se fue a buscar a la pequeña poeta para acompañarla a donde fuera que tuviera que ir, en una anécdota que experimentaremos en otro momento. Por ahora, nos quedamos con Loretta y Gabriel, que iban hombro a hombro por la vereda, hasta finalmente llegar a su casa. A pesar del peso extra y el incómodo caminar, en poco tiempo, Gabriel divisó su casa, y le indicó a la muchacha hacia dónde debía ir, levantando el dedo lánguidamente. Unos cuantos pasos después, estaban a la distancia necesaria para estirar la mano y tocar la madera de la puerta con el nudillo desnudo. Tres toques, no más, no menos, y el sonido de la cerradura siendo manipulada no tardó en venir, y cuando se abrió el portón, no había nadie...a la altura de los ojos. Sofía, la hermana menor y todavía vestida con su uniforme escolar, fue quien los recibió en la puerta:

-¿Eres tú, Gabo? Pensé que llegarías más-¡Ah! ¡Una chica! ¡Que no es Lupe! ¡Otra chica! ¡Y la trajiste a la casa!

-No es en eso donde debería estar tu atención, Sofía... -Expresó el chico, colgando de Lore como una mortaja a punto de deshilacharse.

-¡Ah, sí, sí, sí! ¡Pasen, pasen! -Llamó con la mano.

-C-claro. Con permiso -Dijo la rubia, nunca perdiendo las cortesías.

Tan pronto como puso un pie adentro de la residencia, pudo ubicar la sala de estar, con un gran televisor que reposaba sobre un portentoso mueble barnizado, y completado en su estética por numerosas fotos de la familia, empezando por la de los padres, que tenían una donde ambos sonreían, a la vez que sostenían un diploma; En otra, sonriendo en su boda, en la siguiente, sonriendo en la cima de una montaña, en esta, sonriendo mientras realizan un grafiti, del cual solo se puede distinguir que dice "No al...", y ya en la última foto, es la única en que nos están sonriendo, ya que los está persiguiendo la policía. Las de la hermanita también la encasillaban como risueña, desde la foto donde tiene la cara pintada como hada, hasta en la que aparece bailando danza típica.

Todo esto es importante resaltar en virtud de compararlas con las de Gabriel, porque si todas las otras fotos de su familia podían ser parte de algún anuncio de pasta dental, las de él no desentonarían en una galería de "rostros de la guerra". En ninguna foto se dignaba a sonreír, ni siquiera en las que era más niño, siempre un rostro serio y estoico; Al estar vestido de vaquerito, al abrazar a Barney, al recibir una medalla por excelencia académica y al sostener a su hermana recién nacida entre brazos. Loretta vio todas y cada una de estas fotos, y si fuera una persona más injuriosa, no dudaría que sus papeles de adopción estén guardados en algún cajón de la casa. Sin embargo, había dos fotos que sí encajaban con el resto de los Salazar; Una, de un Gabriel mucho más joven, donde anda pantalones cortos, una camisa a cuadros, un corbatín negro, y un control de videojuegos entre sus manos, y la otra, es del muchacho actual, cruzado de brazos, y esbozando lo que parece la versión prototipo de su actual sonrisa del demonio, mientras que, al fondo, se ve una pantalla desenfocada.

No se pudieron quedar mucho tiempo chismeando aquí abajo, porque el cuarto del muerto en vida está subiendo las escaleras. Tanto la extranjera como la pariente ayudaron a Gabriel a superar este mundano calvario, obligándolo a sacar las últimas gotas de energía que le quedan para poder llegar a sus aposentos. Abren la puerta, e inmediatamente, el joven se suelta de las manos de ambas, y con un paso torpe, va y se desploma boca abajo sobre su cama. Loretta se pregunta cuándo se va a dar la vuelta para respirar, y en cierto punto, se empieza a preocupar por lo mucho que está tardando, pero antes de que fuera a hacer RCP, Gabriel se da la vuelta hacia el techo, pone su antebrazo encima de sus ojos, y espeta unas indicaciones a su hermana:

-Sofía, vaya cámbiese el uniforme para que no lo arrugue más de la cuenta...

-¡Pero si así me siento más cómoda! -Contesta de forma malcriada, y haciendo un puchero.

-No proteste, Andrea Sofía... -Ordenó con debilidad en su voz, pero con autoridad en su porte.

-...Está bien -Acató a regañadientes, pateando el aire.

-Y antes de irte, ¿Podrías poner algo de música?

-¡Ay, qué pereza! -Resopla la mocosa- ¿Qué le pongo?

-Hay un álbum que me compartió Mint Jams...Se llamaba "Sunshower", de Taeko Onhuki. Está con los demás vinilos.

Rodando los ojos, la pequeña caminó hacia la colección de Gabriel, pasó el dedo por todos los álbumes de cartón encerado, leyendo rápidamente los títulos de cada uno, hasta que llegó al correcto.

-¿Es este? ¿El de la muchacha china?

-Japonesa, Sofía, y sí, es ese. No había tenido el tiempo de escucharlo...

-¿No deberías esperar antes a que te recuperes? -Cuestionó Loretta.

-Para nada. Me pondría peor si no tuviera mi música... -Respondió, aún con los ojos cerrados.

Loretta desvió su atención a la hermana menor, viéndola operar el tocadiscos con una aterradora eficacia, considerando que tal aparato nació, vivió y murió muchísimos años antes de que ella siquiera fuera un organismo unicelular. Alargó las vocales de "Listo", le sacó la lengua a su hermano enfermo, y se fue corriendo a su cuarto, dejando a ambos adolescentes solos. En cualquier otro contexto, esta situación sería especialmente sugestiva, pero aquí, no había tal tensión sexual, solo era tensión, alivianada por las melodías del tocadiscos, pero tensión, de todos modos.

La chica de cabellos dorados no había olvidado su misión, y se puso a inspeccionar la habitación con disimulo, buscando recabar cualquier dato que le pudiera dar la delantera en esta guerra del amor. Vio los pósteres, los discos, los juegos y los libros, pero todos eran meras trivias, nada realmente substancial. Rebuscó y rebuscó con la mirada hasta que dio con un inocuo cuadernillo asentado sobre el escritorio del chico. Era la bitácora de torneos de Gabriel, y una repasada rápida de este le hizo darse cuenta de lo valiosa que era esta información, y asumió que podía encontrar más si seguía leyendo, pero antes de fuera a estar muy sumida en su lectura, Sofía entró a la habitación, ya vestida con ropa particular:

-¡Ya estoy vestida! -Vociferó desde la puerta, con orgullo.

-¡A-ah! ¡V-volviste! -Reaccionó Loretta asustada, poniendo el cuaderno de vuelta en su lugar- ¿N-necesitabas algo más?

-No, nada, es que, ¡Aún no me has dicho tu nombre! -Expresó con ojos brillosos.

-O-oh, claro, yo también olvide preguntarte -Sonrió un tanto apenada- Soy Loretta Robinson, soy compañera de clase de Gabriel.

-Loretta...Loretta -Musitaba, mientras retorcía su índice contra su sien- ...¡Ah, ya recordé! Creo que Gabo había dicho que eras la mejor amiga de Lupe.

-Así es.

-¿Y ella dónde está? ¿Por qué no vino?

-Como tu hermano está enfermo, ella se ofreció para relevarlo en un compromiso de él, así que no pudo venir.

-Oh... -Suspiró desganada- Me hubiera gustado que Lupe hubiera venido, ¡Ella es siempre es muy linda conmigo! ¿Sabes? -Compartió, junto con una amplia sonrisa.

-Sí, esa es Lupe -Devolvió el gesto, mirando hacia un costado, con retazos escarlata rayando sus mejillas-. Y tú debes ser su hermana menor.

-¡Así es! -Dijo la chiquilla, al sentarse de bombazo sobre la alfombra del cuarto- ¡Soy Sofía!

-Mucho gusto, Sofía -Asintió Loretta-. Sofía, ¿podrías hacerme un favor? ¿Me traerías un trapo y un tazón lleno de agua?

-¡Ok!

Una ida y venida apresurada de la niña, y Lore ya contaba con todo para tratar. Tomó su temperatura con el termómetro que traía en su siempre confiable botiquín, y luego, procedió a empapar el trapo en el tazón que la había traído, lo escurrió un poco con sus manos, y con delicadeza, lo posó en la frente del chico enfermo. Al terminar esto, declaró lo siguiente:

-Está a treinta y ocho grados, no es nada de que preocuparse, tan solo hay que rehumedecer el trapo cada cierto tiempo para mantenerlo cómodo. También le di un comprimido de paracetamol, así que le dejaré apuntado que repita dosis en ocho horas más hasta al menos hasta mañana.

-¡Eres genial! -Expresó Sofía con sinceridad de niña- ¿Vas a ser doctora cuando seas más grande?

-No, para nada -Se rio tiernamente la rubia-, pero mi hermano mayor me enseñó mucho sobre medicina básica.

-¡Wow, qué chiva! ¿Sabes? Eres la primera chica que Gabo trae la casa.

-Técnicamente, yo fui quien lo trajo a él -Expresó, con un dedo bajo el labio.

-Creo que sí -Carcajeó la niña inocentemente-. De todos modos, ¡Siempre me gusta que haya gente en la casa! Durante la tarde, solo estamos Gabo y yo, ¡Y es de lo peor! ¡Siempre anda diciéndome que hacer! "Recoge esto", "Limpia eso", "Ordena aquello", "¿Dónde está mi hámster?", ¡Es demasiado mandón! Además, solo pone los discos del abuelo, y nunca me deja poner mi música -Refunfuño la niña.

-Ya veo -Respondió amable- En lo que respecta, parece que Gabriel es un hermano estricto... -Pensó en sus interiores.

-Pero bueno, desde que ha empezado a andar más con Lupe, se ha vuelto menos concho conmigo. A veces, lo veo sonriendo solo en su cuarto, y eso antes, ¡Jamás! -Reveló. Loretta cruzó sus brazos y se volteó a ver al paciente de la plaga, para decir:

-Ella tiene esa clase de efecto en las personas...

-Por cierto ¿Te vas a quedar para la tarde? ¡Por favor di que sí! -Suplicó con ojitos de chihuahua mendigo.

-No te preocupes, ya planeaba quedarme aquí, vigilándolo hasta que tus padres vuelvan a casa -Aseguró gentil.

-¡Genial! ¡Será como una reunión entre amigas! -Extendió los brazos con emoción.

-B-bueno, nos acabamos de conocer, pero seguro -Se rio con un poco de incomodidad.

-Por mientras, podemos jugar con los juegos viejos de Gabriel. Él los tiene guardados en este arma-.

-¿Y a usted quién lo dio permiso para sacar eso, Andrea Sofía? -Cortó fulminante Gabriel, desde su cama.

-¡Andrea su abuela! -Replicó molesta, lanzándole su zapato.

-¿Sabes que fue la abuela quien te-? ¡Ouch! -El zapato en la cara logró callarlo.

-...¿Quedó inconsciente? -Preguntó la rubia, después de que la respuesta del chico nunca llegara.

-¡Así no nos molestará más! -Aseguró, con ambas manos en la cintura- Además, cuando estás enfermo, necesitas descansar ¿O no?

-Eso es cierto -Concordó.

-¡Toma! ¡Aquí está tu control!

-El plástico de la palanca está desgastado y los botones se sienten en extremo mancillados. La edad del control le ha pasado factura... -Se guardó Loretta en su interior.

Sofía prendió el vetusto aparato, y en la pantalla, pura oscuridad. Al ver esto, gruño, se acercó a la consola, sacó el cartucho, lo sopló cual armónica y lo volvió a insertar en la ranura, con ahínco. Esta vez, un rayo de luz dividió el eje horizontal de la pantalla, y finalmente, aparecieron imágenes, el juego era "Cosmos Melee", el predecesor de Cosmos Assault, en toda su gloria de baja resolución. A primera vista, la estadounidense pudo distinguir que se trataba de un juego viejo, con gráficos que parecía que hubieran construido todo con plástico chino de mala calidad, además de que todo el elenco se sentía mucho más pesado, como si hubieran enojado a Al Capone y ahora, estuvieran obligados a cargar zapatos de cemento, no obstante, seguía siendo Cosmos; El mismo juego, con las mismas reglas, y con la misma científica loca de predilección...O eso creía, porque, al parecer, Marie aún no existía para este juego, así que ahora, estaba contrariada acerca de cuál personaje usar, hasta que la hermanita interfirió:

-¿No vas a escoger? -Cuestionó Sofía con inocencia.

-¡Ah! No, tranquila. Tan solo es que, mi personaje preferido no está aquí, así que no tengo una buena idea de a quién escoger -Contestó la adolescente, con la mejilla reposando sobre su palma, y la mirada, dirigida al techo.

-¿En serio? ¿A quién usabas?

-A Marie Grignard.

-¡Aaaah, a ella! -Exclamó con la boca bien abierta, colocando su mano tras su nuca- De casualidad ¿Tú no te pones "Blondie" en los torneos?

-Sí... -Suspiró con pena.

-¡Claro! Gabo habló de ti un día. Dijo que eras una completa novata, pero que le dabas un poquito de miedo -Recontó con una sonrisa.

-O-oh, ¿En serio? -Replicó con curiosidad, a la vez que empezó a tramar en su interior- La hermana de Gabriel aún es muy joven y parece que no resguarda los secretos de su hermano con mucho cuidado. Si me desenvuelvo correctamente, ella podría ser una amplia fuente de información.

-¡Sí! Esto dijo... -Se detuvo solita, limpió su garganta, y retomó la oración, haciendo un intento por arremedar a su hermano- "O sea, es un completo retoño, una novicia, una raíz verde, pero, hay una minúscula posibilidad de que se haga una jugadora decentilla en el futuro; no es que me importe eso, solo te digo" -Concluyó cruzando los brazos y enseriando el rostro.

-Esa fue una imitación aterradoramente precisa, debo admitir -Se rio la adolescente.

-Pero bueno, Querías saber con quién jugar ¿Verdad? Prueba a este de aquí -Indicó con el dedo.

-¿Este? ¿ "Baulzzo, el payaso"?

-Casi no lo uso, pero siempre lo sentí algo parecido a Marie -Comentó, girando sus índices a ambos lados de su frente- Yo casi no lo uso porque me da un poco de miedo.

-P-puedo ver por qué te sentirías así -Asintió, al ver al pastiche de bolas, aros, boliches y demás utilerías de circo que se combinaban para dar una forma humana a Baulzzo, y la máscara con una sonrisa perpetua ayudaba tanto a suavizar la tensión como abrazar a alguien durante un ataque de pánico.

Ignorando lo sumido que este payaso amorfo estaba en el valle inquietante, su estilo definitivamente calzaba con el de Loretta, porque, aunque no eran los matraces de Marie, las bolas de hule de Baulzzo se comportaban de una forma similar, y en general, había una inexplicable familiaridad con todo lo que hacía el personaje. Sofía, además de compartir padres con Gabriel, también compartía su personaje, Amadeus, y cuando empezó el juego, Lore notó de inmediato que la niñita corría hacia con mucha insistencia, con poco o nulo interés en esquivar sus ataques, algo que ella atribuyó a su inexperiencia...Su hipótesis fue refutada de inmediato.

Tan solo tuvo que pegar un agarre para iniciar el vals de la muerte, a punta de una cadena de agarres y lanzamientos de los cuales Lore no podía escapar, hasta que Amadeus liquidaba su vida con un contundente ataque fuerte. La sajona no podía creer cómo es que esa chica la estaba haciendo añicos, y en su shock, se le ocurrió lanzar la mirada hacia al lado para ver a la chiquilla, tan solo para presenciar con pavor que Sofía, de forma probablemente involuntaria, tenía la misma sonrisa maligna que su congénere. Cuando finalmente ganó la pequeña, la rubia le dirigió la palabra, con voz temblorosa:

-N-no pensé que fueras tan buena jugando Cosmos.

-¿En serio piensas eso? ¡Muchas gracias! -Relució sus Brackets con orgullo- Aunque, todas estas cosas las conozco porque a Gabo siempre le gusta poner sus combos a prueba contra mí ¡Es un pesado! -Explicó con pucheros.

-Espera, ¿Él te enseña todas tus técnicas? -Preguntó con un interés repentino.

-Sí, cada vez que se le ocurre alguna cosa, me llama para que juegue con él, y luego, se pasa toda la tarde ganándome, vieras lo tedioso que es.

-Hmmm...suena como que te tiene mucha confianza, con razón eres tan buena jugando -Aduló de sobremanera.

-¡Para nada! -Respondió entre risas, y con mejillas ruborizadas- Entonces ¿Quieres la revancha?

-Por supuesto -Dijo con cara gentil, pero sus verdaderas intenciones no compartían el sentimiento.

Loretta no solo buscaba tener la delantera en los aspectos sociales o en el colegio; No, ella quería estar un paso delante de él en todo, y eso significaba Cosmos también, bueno, al menos ese era su propósito racional, mas, yendo a lo más profundo y pasional, todavía sentía el deseo de devolverle aquella derrota que la había obligado a perderse en el torbellino de sus emociones descontroladas. Siguió jugando con Sofía, siempre asegurándose de perder para mantener a la niña feliz y cooperando, a la vez que iba experimentando, sacando conclusiones y planteando estrategias ante todo lo que ella, y por extensión, Granada, le estaba lanzado, no obstante, el fuerte borborigmo del estómago de la niñata fue la señal para tomar un descanso. Sofía le contó que usualmente, era Gabriel quien cocinaba el almuerzo para ambos, y al escuchar esto, la muchacha se ofreció a hacer de cocinera por ese día.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro