Capítulo 20-II
Regresando unas horas atrás, justo después de despedirse amenamente de Lupe, Gabriel salió dispuesto a irse a su casa, pero un llamado a sus espaldas lo detuvo en su camino.
-Vean, gente, ahí va nuestro Romeo -Exclamó Erick a su pandilla, sonriendo al ver a su enemigo jurado.
-¿Qué hacen aquí? -Preguntó Gabo, acercándose, mientras veía a los lados.
-Nada -Replicó, encogido de hombros-. Solo queríamos preguntarte cómo te fue. ¿Hiciste algún progreso?
-N-no estoy seguro -Compartió, de brazos cruzados- Pero diría que pude ver la utilidad de los consejos que me brindaste...
-¿Vio? Y bien que estaba muy desconfiado ayer ¿No? Ahora entiende que el que sabe, sabe -Gabriel tan solo reaccionó con un gruñido, y esto nos transportó al día anterior, donde el chico se encontraba en la casa Sourspot, pero no compitiendo, sino en una fecha que se llamaba "Fin de semana casual", en donde no se hacían torneos, sino que solo se jugaban partidas amistosas, y los famosos "Money match" donde los jugadores podrían darle más enjundia a un encuentro, apostando desde los pasajes del bus hasta la hipoteca. Granada estaba reclinado en un colchón en la sala principal, sin jugar, solo moviendo letárgicamente la palanca del control, mientras pasaba y miraba con detalle cada combinación de colores de la Doctora A.B. En eso, se acercó su eterno rival a su siniestra, diciendo:
-¿Aburrido, abuelito? -Preguntó con una sonrisa quisquillosa, reclinando el codo sobre el marco del sofá.
-Oh, estás aquí, Erick -Respondió sin nada de interés- Si quieres, podemos jugar un money match en este instante. Vi una corbata que me encantó y como no tengo el dinero para comprarla, pensé que me podrías ayudar -Aludió con ironía.
-¿Qué te digo, mae? -Contestó, completamente despreocupado- Por más tentador que suena comprarme una caldosa bien rica con su plata, no era eso lo que tenía en mente, y viendo el buen rato que se la ha pasado viendo el bicho de la guapa, con cara de imbécil... -Dijo, señalando al televisor- imagino que vos tampoco.
-¿Qué insinúas? -Demandó, levantándose ipso facto.
-O sea, mae... -Habló, rodando los ojos con diversión- Es bien obvio que usted le quiere echar el cuento a la Lupe, se le ve el amor a distancia. Es vara que no lo note, ni que estuviera ciego.
El siempre antagónico Granada pudo haber creado excusas y pistas falsas para desviar la atención de CrizpySnax lejos de la verdad...Pero no lo hizo, no le surgió ni el ímpetu ni el propósito, y solo se limitó a sentarse de nuevo, dejando reposar la frente en sus manos. Desde esa posición, levantó un poco la visión y volvió al habla:
-¿Qué ganas con eso? ¿Planeas extorsionarme con esa información? ¿A cuánto cotizas tu silencio?
-Respire, mi'er, no vine a pedirle nada. Más bien, le propongo un trato pichudísimo, ¡Y mejor aún! Sin plata incluida -Granada se levantó de su pose de arrepentido, se recostó en el sillón y con interés, dijo:
-...Prosigue.
-¡'Tonces! ¡Hablemos business! -Exclamó, sentándose a su lado en el sillón, listo para promover su idea como un vendedor de autos inescrupuloso.
-Excelente, mae -Asintió con estilo- La vara es que sea consistente, y que anda avispado, nada de quedarse dormido, porque la gringuita de seguro ya lo tiene entre cejas.
-¿Te refieres a Loretta? ¿Cómo sabes que ella...¿Sabes qué? Realmente no importa -Dijo, negando con la cabeza-. Supongo que deberé añadir "acechador" a tu ya larga lista de defectos.
-Acechador, observador, como quiera llamarlo. El punto es que yo sé que tú sabes que yo sé cómo ayudarte -Exponía, mientras hacía ademanes con la mano.
-Rara forma de decirlo, pero sí. Aunque te considere alguien de la peor de las calañas...no puedo negar que te desenvuelves mucho mejor que yo en las relaciones interpersonales. De todos modos, todavía no me has dicho por qué el repentino interés en esto.
-Ok, para dejártela corta: Yo te voy a ayudar a ligarte a Miss peinado rarito-.
-Es un fleco de tubo -Declaró con vehemencia.
-Sí, cómo sea -Lo ignoró-. Volviendo al tema, lo único que te pido es que cuando ya seas su novio, lo hagas público.
-¿Solo eso? Suena como un pago atípicamente barato... -Exclamó Gabriel, alejando un poco la cara con cautela.
-Parece poco, pero te aseguro: Si ustedes logran quedar juntos, no sabrás lo mucho que habrás ayudado. Así que ¿Cerramos el trato?
-Aún tengo mis reservas sobre este "trato" -Remarcó con un gesto desconfiado- Sigo sin comprender en que te ayuda que yo me empareje con Lupe.
-¡Ay, qué preguntadera! Parte importante del romance es el misterio, brother. Lo que enamora a la gente es lo que no saben, esos vacíos que ellos mismos llenan con lo que quieren. Voy a serle franco, mae: Nadie en este mundo se enamoraría si conociera todo de la otra persona antes de empezar.
Granada meditó esta frase en las cóncavas paredes de su encéfalo, realizando un detallada en introspección en la hemeroteca de sus recuerdos, reproduciendo cada crueldad, cada perjurio y cada desprecio que había hecho hasta ahora, en especial, el que más lo atormentaba, un retrato que se encontraba en una sala especial de su conciencia, una réplica exacta de un rostro cariacontecido, con óculos inflamados por el llanto, y dentadura cerrada por la indignación; era aquella chica de cabello rubicundo, era la tal aurora, y su imagen permanecía ahí, no solo como un recuerdo, sino como un castigo autoimpuesto por él, del gran error que no se permitiría olvidar. Con esa imagen quemada detrás de sus párpados, llego a la conclusión de que "Sí, nadie podría amarme si supiera esto". En este instante, Erick retomó la conversación:
-Entonces, ya sabes. El futuro donde ella y tú están juntos... -Le extendió su mano, mientras lo miraba a los ojos- está a un apretón de distancia.
Gabriel levantó la mano, sin perder el contacto visual, pero, con una mirada inquisitiva, le dejó muy en claro lo siguiente:
-Si planeas traicionarme a la final, no me des la mano.
-Aceptó, y tú, tampoco extiendas la tuya si no crees que puedas lograrlo -Con un apretón de manos, quedó sellada la alianza. No obstante, Erick aclaró algo- ¡Ah! Y solo para que sepas, este trato no significa que estamos en tregüa en Cosmos, solo significa que ahora, además de ser su maestro en el juego, también voy a serlo en El juego -Sonrió pedante.
-Estoy de acuerdo con eso -Dijo Granada, con una insólita tranquilidad.
-En...¿En serio? -Preguntó el joven moreno, consternado.
-Pues claro. Al fin y al cabo, es lo que todos dicen... -La maldita sonrisa volvió a aparecer- que el fracaso es el mejor maestro.
-...Ok, me agarró sabroso esta vez -Mencionó, admitiendo su derrota, y llevándonos de nuevo a la tarde del día siguiente, donde Crizpy se despidió de su aprendiz, con una palmada en la espalda y recordándole que por nada del mundo debía confiarse y, mientras el grupo lo veía marcharse por la acera, una voz sin tono irrumpió de improvisto...
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-Parece que mis sospechas estaban correctas -Afirmó Alejandra, con rostro apático.
-Hmmm...no esperaba que te dieras cuenta tan rápido -Sonrió el chico, con los ojos cerrados.
-En el momento en que tu "ahijado" le regaló una coca de trescientos, supuse que esa idea no pudo venir de él.
-Espera ¡¿Le regaló una coca?! ¡Le dije que solo era un ejemplo! ¡Qué vergüenza! ¿Cómo alguien puede ser tan pato? -Exclamó, rascándose la cabeza para soportar la pena ajena- Argh, debo ponerle más ojo al abuelito, no se me vaya a cagar en mi reputación -Expresó, encogido de hombros.
-¿A qué juegas, Erick? -Inquirió, con el ceño fruncido.
-A nada todavía, a menos que tú también quieras jugar -Aclaró, con sus iris brillando como piedras fluorescentes, provocando que la peliceleste levantara una ceja. Prosiguió- No hace mucho, me di cuenta sobre lo que está pasando entre Gay-briel, la gringa y Lupe. Desde aquí huelo el tremendo drama que se está cocinando, y pues, me pregunté: ¿Puedo hacer esto más entretenido?
-Ve directo al punto, me quiero ir a mi casa -Indicó cansina.
-Verás, en lo que llevamos de conocernos, hemos estado ida y vuelta, tratando de decidir quién tiene la razón acerca de que es el amor y todas esas carajadas, y pues, después de ponerme a filosofar así bien tuanis, se me vino la idea de poner lo que decimos a prueba -Resumió, con los brazos abiertos.
-Y por ponerlo a prueba, quieres decir "Usar a Gabriel y Loretta como nuestros conejillos de indias para comprobar quién tiene razón".
-Eres un cerebro, Ale; Un cerebro metido en el cuerpo de una chica intocable -Comentó, rozándose la barbilla con el índice.
-Ahórrate la tiradera de flores. Entiendo lo que me propones pero, ahora, la siguiente pregunta es: ¿Qué buscas ganar con ello? Porque estoy segura de que "tener la razón" es un premio bastante vacío para ti ¿No? -Dedujo la alta, con suspicacia.
-Pues sí, hay algo a lo que le he tenido puesto el ojo desde mucho más tiempo...
-...Ah, por supuesto -Respondió, al notar su mirada- Es tu último recurso: Hacer un trato.
Elena, que también estaba ahí, dirigió una mirada con shock hacia Erick, justo cuando captó de qué iba todo esto.
-¡Pero tranquila! -Exclamó, con ahínco- Esos son mis términos, pero tú también puedes poner los tuyos.
-Ajá -Replicó, incrédula- ¿Y qué te hace pensar que quiero participar en este siniestro jueguito tuyo?
-Solamente la fe, linda. Pero escucha esto: Voy a seguir ayudándolo al abuelito, ya sea que quieras entrarle o no -Sonrió con confianza- y pues, creo que mi reputación habla por sí sola. Así que, si crees que la machita puede quedarse con Lupe sin ayuda... -No completó su oración, tan solo soltó una solitaria risa.
En ese instante, Alejandra sintió algo que hacía mucho no la afectaba: El miedo. No estaba intimidada por las insinuaciones de Erick, sino por su propia naturaleza, lo que en verdad sentía en ese momento. El joven de piel cacao era, en analogía directa con Gabriel y Lupe, una fuerza antagónica genuina, alguien cuya visión de mundo provocaba estragos en el suyo, y era algo que amenazaba el control inamovible que, visto desde su perspectiva, tenía sobre su vida. No obstante, ahora parecía que había una manera de proteger ese control de las manos de Erick, haciéndolo caer en su propio juego, no obstante, hacerlo necesitaría instrumentalizar a una de sus mejores amigas para conseguirlo, y peor aún, había una duda aún más insidiosa mosqueando su conciencia.
¿Cuál era su verdadera motivación? ¿Acaso era una llana medida de disuasión? ¿Una manera de distanciarse de aquel hombre? O, las posibilidades más siniestras, las que incluían su orgullo, su deseo de imponer sus ideas ante el galán, y bajando a un círculo más profundo de su propio infierno, otra idea estiraba su mano desde las gélidas del yermo, buscando arrastrarla hacia su verdad más oculta: Que disfrutaba de este juego, disfrutaba tener a alguien que se oponía tan rotundamente a ella; Que, encontrando su némesis, también encontró un nuevo paradigma de vida y que, a través de la confrontación, surgió una euforia que había envenenado su ser, no muy distinto de los gamers hipercompetitivos a los cuales había visto por encima del hombro más de una vez. Para aliviar esta crisis existencial, trató de arremedar a Lupe, esto para lograr mentirse a sí misma al pensar que "esto lo hago por Loretta". Al decir esto, le dio una respuesta a Erick:
-...¿Cualquier condición?
-¡Lo que tú quieras! -Asintió, con la mirada emocionada.
-Bien, aquí van mis términos: Si ganas, saldré contigo igual que tus demás ligues, no habrá nada excepcional.
-¡Así es! -Exclamó, casi salivando.
-Pero, si yo gano, y escucha con atención que no lo repetiré...Te harás novio de la persona a la que yo elija.
La pandilla suspiró con sorpresa ante tal sugerencia, todos menos el líder de la banda:
-...¿Eso es todo? Suena como que yo salgo ganando en ambas -Declaró, jugando con su arete.
-Te dije que escucharas con atención -Reclamó, con cierta pedantería-. No hablo de tus ligues de una semana, ni de tus apretones de un día para otro: Me refiero a un noviazgo de verdad, fiel, íntimo y, sobre todo, monogámico, por un periodo de un año.
En ese instante, el sujeto de tintes cafés comenzó a aclararse como un Cappuccino con leche extra, a la vez que su compresión del tema se expandía.
-Además, entiende que la novia la escojo yo, basada en mis propias preferencias, y aunque, yo considero que la gran mayoría de las personas, solamente enfocándome en aspectos físicos, no son feas, imagino que tus estándares respecto a mujeres son más altos que el promedio.
-¿Y-y con quién planeas ponerme a jalar? -Preguntó el agobiado donjuán, con la frente brillante.
Aquí, y sin que su rival lo percibiera, Ale realizó su primera movida, al notar la tensión con la que Elena estaba viendo toda esta situación desenvolviéndose, arrojando una mirada furtiva en su dirección y diciendo:
-Aún no lo he decidido. Pero bueno, te vi muy confiado al proponerme el trato. ¿A dónde se fue esa gallardía, playboy? -Sonrió con injuria.
-L-la verdad, pensé que propondrías vestirme de alguna tontera en público o algo así. Esto es mucho peor -Admitió- pero ¡No hay mal que por bien no venga! Porque me parece que ya tenemos un trato -Exclamó, con la mano extendida
Ale cerró el trato con un apretón, provocando que Crizpy y su pandilla se fueran a matar tiempo en otro lugar, mas, mantuvo un contacto visual prolongado con Elena mientras partía, que solo se desconectó cuando llegó al cruce de la calle. Acto seguido, su mente saltó fuera del fango de sus recuerdos y de vuelta al ahora, donde Loretta tomó la palabra:
-Entonces, Erick le está ayudando a Gabriel...Pero, espera; Eso no tiene mucho sentido. Si son archienemigos, ¿Por qué él se pondría a darle consejos amorosos? ¿Qué ganaría con eso? -Cuestionó la rubia, habiendo pensado muy bien las cosas. Ale quitó su cabello del frente, y rehuyendo la mirada de aquellos ojos zafiro, le dijo:
-Al momento, no tengo la menor idea de que está buscando, pero si su ayuda va en serio, significa que no debemos esperar para contraatacar -Declaró, como si anunciara un ultimátum. La chica caucásica encalló su frente sobre sus puños juntados y, acto seguido, levantó el semblante con determinación y dijo:
-Entiendo. ¿Cuál será nuestro primer paso? -El rostro impávido de Ale se desdibujo en una mueca pícara al escuchar esto. Volvió a prender el reflector, antes de alzar la voz:
-Con un nuevo desafiante buscando lo mismo que tú, se acabó el tiempo de la diplomacia, de las sutilezas, y sobre todo, de la timidez. Desde ahora, hay que poner toda la carne en el asador, y aprovechar cada ventaja que tengamos. Ahora bien... -Pausó un poco para planear bien lo próximo que iba a decir- Lore, eres una muchacha excepcional; Eres gentil, tierna, responsable y mesurada, pero-.
-No me digas -Cortó abruptamente-: Ser como soy me hace un cero a la izquierda en lo que respecta a pelear por la atención de alguien.
Ale tan solo sacó su abanico personal para que su brisa fresca se llevara el estupor que sentía. Entonces, Loretta continuó hablando:
-No, está bien, lo entiendo -Contestó con una perturbadora calma-. He venido haciendo una introspección de mi vida hasta ahora y cómo la he vivido: Siguiendo las reglas, comportarme como me lo piden y manteniendo mis propias aspiraciones a raya, a fin de cumplir con las de los demás. Nunca lo había pensado antes, pero, todas estas cosas que te digo... -En ese breve silencio, el frío de su mirada llegó al cero absoluto, justo antes de revelar su verdad...- no me han generado más que apatía y tedio. No quiero quedarme pintada en la pared, mientras veo que alguien más se lleva lo que más deseo en el mundo, tan solo para satisfacer a la voz dentro de mí que me grita que debo ser perfecta, porque la verdad...estoy harta de seguirle la corriente. Si debo dejar de ser una buena chica para estar con Lupe, pues, lo único que me queda por decir es... Good bye, Loretta Robinson.
Se apaga el reflector
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