Capítulo 19: "La primera gota"
Bajo la violácea sombra de la jacaranda, un yoyo rotaba libre e indómito contra la gravedad y la inercia, separándose y escapando del yugo del cordón que le otorgaba la vida por intermitentes instantes, pero nunca realmente cercenando el vínculo, incluso a costo de su libertad porque ¿Qué dicha podría tener un yoyo sin la cuerda que da belleza a su existencia?
Entre suaves revuelos de su pelo producto del céfiro del momento, Loretta realizaba las magníficas acrobacias de yoyo frente a una única espectadora, que intercambiaba con frenetismo su vista de la intérprete a su portafolio y viceversa, a la vez que quemaba el grafito de su lápiz sobre la celulosa, plasmando el acto, dibujo a dibujo. La rubia se vio obligada a parar cuando su dorados filamentos obstruyeron su cara como un parásito alienígena, y mientras escupía su pelo fuera de su boca, dijo:
-¿Cuánto más queda de esto, Katie? -Habló en perfecto inglés norteamericano.
-Ten paz en tu corazón, Lorey Dorey, que solo necesito unas cuantas referencias más y tendré todo lo que necesito -Calmó la muchacha mayor, sin dejar de dibujar.
-Quisiera saber qué número en específico tiene en mente cuando dice "unas cuantas", considerando que ya es la quinta vez que me lo dice... -Se quejó dentro de su mente.
-Y no pongas esa cara de "¿Cuántas veces serán unas cuantas?" que, si no, duro más -Contestó cómicamente tajante.
-¡¿Q-qué?! ¡¿Cómo?! -Mencionó- ¡¿Pensé en voz alta?! -Dijo en su mente.
-¡Por favor, nena! Si yo estuve ahí cuando mudaste tu primer diente de leche ¡Te conozco como si fuéramos familia! -La pena dejó colorados sus cachetes, pero al ver a la señorita Summers tan cálida y sincera, la sensación engorrosa desapareció, y con tierna familiaridad, le expresó lo siguiente:
-Por supuesto. Eres la hermanastra malvada.
-Ja. Ja. Qué simpática -Contestó con sarcasmo sobreactuado- Ahora, vuelve hacer la rutina que habías hecho al inicio, por favor, o si no, la hermanastra malvada irá ahí y te pateará el trasero con ese yoyo -Indicó entre risas.
Katie era una perfeccionista en su trabajo, así que Loretta tuvo que repetir un sinfín de veces cada truco de su arsenal, en distintos ángulos, a distintas velocidades, y frenando en seco cada vez que la animadora necesitaba conceptualizar alguna secuencia en particular, y tuvo que posarse un gran nubarrón justo sobre ellas para que la mayor diera por concluida la sesión.
-Con lo oscuro que se puso el cielo, apuesto que lloverán cántaros durante la tarde, así que mejor, dejémoslo aquí. Además, ya te veo un poquito cansada -Comentó Katie.
-¿Y hasta ahora lo notas? -Respondió la muchacha a son de reclamo, mientras acariciaba sus manos rojas y marcadas por la cinta del juguete.
-¡No te pongas así, nena! ¡Tan solo mira lo que logramos juntas! -Exclamó, mientras extendía su portafolio de dibujo frente a ella, pero lo único que veía era un garabato con un semblante de forma humana, sin color o detalle alguno a resaltar.
-No sé si quisiera admitir que contribuí a esto, si te soy sincera... -Remarcó con desilusión.
-¡Ah! ¡Pero eso no es todo! La magia está aquí -Y al decir esto, retrajo las páginas con su pulgar, y poco a poco, fue deslizando el dedo sobre las mismas, para que la indefinida figura comenzará a hacer los mismos movimientos que Loretta, como si la hubiera imbuido con un aliento vital.
-Conque eso estabas haciendo -Replicó la rubia menor con fascinación por el trabajo.
-Soy una profesional, baby ¿Tú qué creías? -Alardeó la rubia mayor, sacudiéndose el cabello, y luego, carcajeando- Por esto me encanta mi trabajo, me permite tomar todos estos preciosos movimientos de la vida real, y embellecerlos aún más a punta de mi arte. Pero claro, no puedo tomar esto y verterlo directo en el juego.
-¿Y cuál es el motivo?
-La cuenta de fotogramas, chica. Entre más imágenes se necesiten para completar una animación, más tiempo dura, y en un juego de pelea, una diferencia de milésimas puede decidir todo, así que tomo las poses más importantes del movimiento, dejo que la mente del jugador rellene los cuadros faltantes y ¡Voilá! Ya tengo para la renta de este mes.
-Comprendo. Es sorprendente lo fácil que es hacer creer al cerebro humano que está pasando un movimiento cuando, en realidad, es solo una ilusión -Analizó Loretta.
-Es de humanos llenar los vacíos de información en nuestras mentes, aunque más de una vez, eso acaba en problemas para todos, pero ¿Qué se le va a hacer? Si a todos nos encanta adelantarnos a conclusiones de vez en cuando -Aseguró Katie, encogida de hombros.
-Adelantarnos a conclusiones, huh... -Lore resonó con esa frase, y se quedó repitiéndola en su interior. La adulta notó que ella se había distraído, así que estiró la espalda, y cuando relajó sus músculos, tomó la palabra:
-Y hablando de adelantarse, como que te siento algo...apurada, como si no quisieras estar aquí.
-¿Qué dices? Para nada -Negó con seriedad- Si yo misma te invité a venir hoy ¿Qué motivo tendría para cambiar de opinión? -Katie se reclinó un poco con una cara pícara y, al cabo de unos segundos, Lore no pudo resistir la presión y se delató- N-no pienses mal, no es a propósito, solo es un pensamiento necio que anda haciendo rondas en mi cabeza -Reveló, juntando ambas manos y jugando con sus pulgares de manera ansiosa.
-Me lo imaginé, pero descuida, lo entiendo -Habló comprensiva- Me voy devuelta a América hasta el próximo sábado, así que podemos dejar la reunión entre lo-.
-¡No, no! No es necesario, sí quería pasar el día contigo...
-¿Pero...? -Completó Katie.
-...¿Puedo hablarte sobre algo? -Preguntó la rubia con interés agazapado.
-Soy toda oídos, pero antes, vayámonos adentro, que el cielo se está oscureciendo.
-Bien.
Sobre una mesita redonda conformada por piezas vítreas de vistosos colores, se sentaron ambas, tan solo acompañadas por los tenues rayos de sol que se infiltraban entre los nubarrones e invadían la casa a través de la ventana que daba al patio. Loretta empezó:
-Es...algo que le pasó a una amiga -La narradora paró un momento al ver el rostro escéptico de Katie, y bajando un poco las cejas, aclaró- Lo digo en serio.
-Bien, bien -Cedió- Continua.
-A esta amiga se le incrustó la idea de entablar amistad con un muchacho, pero fue algo completamente arbitrario, sin mucha lógica detrás.
-¿Dices que fue como un capricho?
-Es una buena comparación. Cuando se ensaño con este "capricho", yo no le veía mucho futuro, considerando que el muchacho era demasiado antipático y antagónico con ella. No veía que su relación fuera a progresar más allá de conocidos con una vendetta personal entre ellos, pero mi amiga insistió e insistió y...digamos que el clima se fue calmando entre ellos.
-Comprendo.
-De hecho, conmigo también tuvo roces varios, pero eventualmente, también se suavizó conmigo, y pude percibir que no era tan mala persona después de todo. Ahora bien, hace unos días, pude ver lo mucho que habían avanzado ambos en cuestión de su amistad, incluso por encima de mis expectativas, y ahí fue...cuando sentí algo extraño, una presión en el pecho cuando los vi tan cercanos. Ahora, están en un evento juntos, y cuando pienso en ello, el malestar regresa -Confesó, poniéndose la mano justo en el corazón.
Katie permaneció callada, meditando lo que había escuchado con los ojos cerrados. Cuando terminó, volteó la mirada hacia ella y le preguntó:
-¿Quieres mi opinión?
-M-me encantaría.
-Antes que nada, debo preguntar: ¿Ese chico te gusta?
-¿Qué? ¡No, para nada! Es un buen chico una vez que lo conoces, pero no siento nada más que eso. Me parece que sería muy difícil interpretar nuestras interacciones como acercamientos románticos -Y a la lejanía, Lupe estornudó.
-Ya veo, entonces, el lío es con tu amiga, tienes miedo de que la aleje de ti ¿verdad? -Loretta, quedándose muda, solo bajó la cabeza, y Katie aprovechó para continuar- Te voy a contar algo, algo sobre Henry.
-¿H-henry? -Tartamudeó.
-Estabas muy chiquita para notarlo, pero esa personalidad de bromista y payaso con la que todos lo conocimos...era una especie de mecanismo de defensa para él.
-¿En qué sentido?
-Tu hermano era muy parecido a ti, en el sentido de que era muy analítico y de mente rápida, pero, a veces, eso hacía que se adelantara a conclusiones, creara miles de escenarios en su mente y terminara siendo desconfiado de cómo la gente lo veía,
-¿De verdad? -Inquirió con asombro la hermana del difunto.
-Te lo juro. En varias ocasiones tuve que decirle que se dejara de idioteces antes de que le diera un shock nervioso, era increíble. Así que, como forma para lidiar con esos nervios, usaba la comedia para acercarse sin compromisos a los demás, sin tener que exponerse ni vulnerarse, que todos se rieran con él, y no de él. Al fin y al cabo, vivía feliz así, hasta que se unió al ejército, y conoció a un chico, y con el tiempo, él deseo también que su amistad pasara a más.
-Dices que...¿Henry era homosexual? -Cuestionó con los ojos bien abiertos. Ella asintió.
-De hecho, siempre imaginé que gran parte de la razón por la que él me llevaba tanto a la casa de ustedes era para desviar la atención de tus padres de la verdad, pero claro, es solo una conjetura mía -Comentó, con el cuello inclinado.
-¿Y-y-y qué pasó con el muchacho?
-Nada. Henry tenía demasiado miedo de soltar su máscara de comediante, de ponerse indefenso, y el chico naturalmente, no lo podía tomar en serio. Yo quise motivarlo a que dejara esa estúpida paranoia, pero todas las veces que lo encaré al momento, lo postergaba: "Que si mis padres esto, que si él aquello, que si el ejército lo echaba, que qué iba a pensar Lore". Tenía la fe de que con un poco más de tiempo, finalmente se daría cuenta, pero...su tiempo se acabó -Concluyó, mientras se secaba los ojos con disimulo- Lo más irónico es que, tiempo después, me encontré con él y le dije todo lo que te conté a ti, y cuando le pregunté acerca de cómo hubiera actuado si Henry hubiera tenido el valor para revelar lo que sentía en vida-.
-No hay necesidad de que sigas -Irrumpió Lore de impromptu- Siento que ya sé la respuesta...
Katie asintió, y para cerrar el tema, declaró lo siguiente:
-No soy la más experimentada en la vida, pero, en el tiempo que llevo en esta roca azul he aprendido que, igual que en las animaciones, la mente busca rellenar aquello que no sabemos con nuestra propia imaginación, pero eso puede llevar a tener miedos sin fundamento. Eres una chica con mucho cerebro, Lore, pero debes controlarlo si no quieres que tus propios pensamientos te impidan vivir tu vida al máximo.
-...Intentaré seguir tu consejo -Asintió con timidez.
-Gracias...¡Wow, qué tarde es! -Vociferó al ver su reloj- Creo que ya es hora de ir a almorzar.
-Por supuesto, creo que Madre me adelantó que habría lasaña -Avisó la rubia, tocando su mejilla con el índice.
-¡Ay, la lasaña de tu mamá es Umami! Si sobra, le pediré que me done un poco, y así ¡no tendré que cocinar la cena!
-Disculpa ¿Desde cuándo cocinas? -Cuestionó irónica- La única vez que "cocinaste", el pulpo que nos serviste estaba vivo, y no porque estuviera crudo, sino literalmente. Hasta dejó marcas de sus ventosas en la cara de padre.
-¿D-dije cocinar? -Exclamó, rascándose frenéticamente la cabeza- Quise decir pedir una pizza express. Ah, y lo del pulpo no fue culpa mía, el vendedor me dijo que ya estaba muerto...creo, aún no se me da bien el chino -Se excusó entre risas- ¡Pero el pasado al pasado! Vayamos a comer, y después, te puedo llevar a dónde están tus amigos en mi moto, si quieres.
-¿Q-qué dices?
-Digo, si pensar en ello te provoca tanto estrés, lo mejor sería que fueras a ver lo que tú misma y salgas de la duda ¿No crees?
-Es una forma de verlo...
-Entonces ¿Te gusta ese plan? -Aunque permaneció dubitativa un solitario minuto, se decidió por aceptar el viaje de Katie, y la mayor le aseguró con entusiasmo- Ya verás que toda esa preocupación está en tu mente, nada más -Dijo; su sonrisa era tan rozagante y llena de vida, que dejaría al retrato de Dorian Gray como un trabajo aficionado.
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