Capítulo 19-III
-¡GANÉEEEEEEEE! -Vociferó el chico, saltando y dando aplausos como un fugitivo de psiquiátrico, mientras que Gabriel, después de su experiencia hipersensorial, comprendió lo que había pasado, y con frustración absoluta, dejó caer su frente sobre la mesa.
Gabriel se levantó, con la frente roja, desconectó su control, amarró el cable del mismo, y se marchó, negando su propia actuación con la cabeza. Lupe lo quiso detener para alentarlo un poco, pero él simplemente pasó de largo, a la vez que le dijo:
-Ahora no, Lupe.
Un rato después, el chico se encontraba en uno de los pocos lugares vacíos durante el evento; una antesala que daba a la escalera principal, y que estaba dividida del resto del evento por una puerta metálica de dos hojas. Como no había nada aquí, muy pocos tenían interés en permanecer ahí, pero soledad era justo lo que buscaba en ese momento. Fuera del gran ventanal aledaño a la escalera, el día se teñía con colores fríos entre más nubarrones bloqueaban al sol, y dentro de este, el muchacho se sumía bajo sus propias nubes negras, mientras escuchaba música, apoyado sobre una de las paredes con el rostro decaído. A pesar del aparente aislamiento, lanzó unas palabras al viento:
-Sé que estás ahí, Lupe...
De una de las puertas, se asomó la joven lentamente.
-Disculpa, solo esperaba a que se te pasara la emoción del momento... ¿Ya te sientes mejor? -El joven se quitó los audífonos y habló:
-Bueno, antes sentía un increíble odio a mí mismo y unas ganas de patear el control por la ventana, y ahora, solo queda un vacío dentro de mí, así que...depende de tu definición de estar mejor -Contestó sardónico, pero cansino.
-Estás siendo sarcástico, yo creo que sí estás mejor -Opinó, tratando de romper el hielo.
-Es que no comprendo... -Mencionó con melancolía- ¿Cómo perdí esa pelea?
-La verdad, yo también quería preguntarte eso -Expresó la chica- Jugaste mejor que él la mayoría del tiempo, pero había veces en que lo dejabas ir, y en otras, te suicidabas de la nada, y hasta en un toque pensé que habías arreglado el juego.
-Conque así se vio el juego desde afuera, como si estuviera dejándome ganar...¡Pero no! ¡Eso no es posible!
-También pensé eso, eres demasiado rajón como para hacer semejante cosa, tu orgullo no te lo permitiría -Comentó burlona.
-¡Y no solo eso! -Refutó, y empezó a caminar de un lado al otro mientras balbuceaba sus frustraciones (Nota: Lo que sigue es una representación de cómo los jugadores competitivos hablan después de perder, así que usa lenguaje bastante técnico de la comunidad. Si, por algún arrebato de locura, desea aprender el significado de estas sandeces, puede consultarlas en el capítulo extra #2)
-¡Todos los combos que fallé son de primaria! ¡El primero, el bair, hitfall, bair es imposible que lo falle! ¡Y yo sabía que el mae iba a hacer mal el DI! ¡Lo sabía! ¡Pero el segundo bair no salió y yo me dije "¿Por qué?"! ¿Y qué pasa? ¡Cuando él se escapaba, me podía pegar con el nair! ¡Pero eso es un mito! ¡La hitbox de ese movimiento no es tan grande! ¡Siempre que juego contra Jeannes, un wavedash basta para esquivarlo! ¡Ah, no, pero hoy, todas las retiradas me las agarró! ¡Y-! -Lupe detuvo esa diarrea verbal con una cachetada- Ah...
-P-perdona, pero me estabas asustando -Explicó apenada.
-Descuida, creo que era justo lo que necesitaba. Solo debo dejarlo pasar y seguir con mi vida...¡Aaaay! ¡Soy un fracaso! ¡Un fraude! ¡Un fiasco! -Y se desplomó al suelo, soltando lágrimas de desesperación.
-¡Gabo, tranquilo!
-¡Cinco años de mi vida dedicados a mejorar! ¡Solo para volver a perder en primera ronda como un novato! ¡Y tras de todo, contra ese sujeto que apenas sabe pelear! ¡¿Qué podría ser peor?!
-Eeeeh ¿Morir? -Opinó la chica.
-Para este punto, sería más bien un consuelo.
-¡Qué exagerado que sos! Nada pasa con que pierdas un torneillo de vez en cuando -Desestimó la derrota.
-El premio por ganar eran doscientos dólares -Remarcó de inmediato.
-...Ok, tal vez no era cualquier torneillo -Se compadeció, mirándolo con la cabeza ladeada. El chico se recostó en el suelo y siguió lamentándose.
-Ahora, ¿con qué derecho puedo llamarme un jugador de élite? Acabo de arrastrar mi nombre por el lodo, toda la experiencia que acumulé no valió de nada...
La muchacha bajó la cabeza, y con pesar en su tono, dijo:
-Entonces, todo lo que me has dicho hasta ahora era mentira...
-¿De qué hablas?
-Todas esas cosas bonitas, acerca de encontrar valor en las derrotas y pelear para expresarnos libremente, solo eran mentiras para hacerme sentir mejor.
-...No, Lupe, no eran mentiras, pero este caso es diferente-.
-¿Y por qué lo es? -Preguntó, yendo directo al punto.
-E-es que vos aún sos una principiante, es normal que cometas errores, y ya aprenderás de ellos, pero yo ya llevo tiempo aquí, y para estar chocando con los mismos muros...
-¡No me lo creo! -Expulsó su sentir.
-¿A-ah? -Retrocedió con pánico.
-¿Por qué deberías ser perfecto por llevar mucho tiempo jugando? ¡Por más experiencia que tengas, sigues siendo humano! ¡Y-y además! ¡En comparación a otras personas, tú debes ser el novato! ¿No? ¡En ese caso, todavía tendrías derecho a cometer errores!
-Eso...tiene un semblante de sentido -Respondió Gabriel, reposando su sien sobre sus nudillos- Pero, competir significa mucho para mí. En verdad me esfuerzo por mejorar cada vez que llega un torneo, me esfuerzo en mantener la imagen de Granada que todos temen y respetan, y a pesar de todo eso, no pude dar justicia a esa imagen... -Confesó con entero desánimo, su mirada perdiéndose en las líneas de su palma.
-...Aun así, y sin importar que, seguirás siendo Gabriel.
-Supongo, pero siendo sincero, no veo qué pueda ofrecer ese lado de mí...
-¿Estás jodiendo? ¡Gabriel es super buena nota! Le va bien en el cole, ayuda a sus compañeros, consiente a su hermanita menor, y hasta ayuda a las quinceañeras a escapar y divertirse cuando más lo necesitan.
-T-tan solo fui siendo amable, no es nada del otro mundo -Desmeritó, a la vez que trataba de ocultar el rubor que pigmentaba sus mejillas.
-Pues para Granada, sí, porque la primera vez que lo conocí, me hizo querer meterle su controlito justo donde no llega el sol, pero con Gabriel, lo primero que pensé fue "Quisiera ser amiga con este chico" -Reveló, mirándolo con sincera ternura.
-Lupe... -Farfulló, anonadado.
-¡Y en todas las palabras de aliento que me has dado, escuché a Gabriel, no a Granada! ¡Por eso, ahora que te veo dándote por vencido, me aferro a lo que me dijiste! ¡Pero tengo miedo! Porque si el mejor jugador que conozco no puede creer en sí mismo ¿Qué es lo que me espera a mí...?
Un hechizo de silencio embrujó el lugar por agonizantes segundos, no obstante, Gabriel puso su mano sobre su rodilla, y usándola como soporte, se irguió, y exhibió su sonrisa patentada.
-¿Qué es lo que te espera? Pues ciertamente éxitos no, con un tutor tan mentecato como yo, que necesita que su propia pupila le jale la oreja para que se deje de babosadas... -La sonrisa de Lupe brilló como una super nova al verlo, y el chico prosiguió- Tomando eso en cuenta, si todavía deseas escuchar mis fútiles consejos, antes, quisiera pedirte algo, y es que, por favor, cree en mis palabras tanto como tú crees en mí.
-Hmmm, ta bien, pero con una condición -Replicó, con el perfil respingón- ...Que creas en ti mismo tanto como yo creo en ti.
Son esos instantes pasajeros en la vida, en dónde las barreras del ego y la desconfianza ceden ante algo mucho más fuerte; Fueron esos instantes donde Gabriel recordó la nostalgia de su primer videojuego, aquella conexión que trascendía el tiempo y el espacio, que parecía que había estado ahí toda la vida, y con la misma inocencia infantil, un estribillo despertó en el fondo de su alma, uno que, igual que una semilla, lanzaría sus raíces a excavar un camino hacia la tan anhelada libertad, donde sus ojos se regocijarían ante la luz del sol; De SU sol, y en la madera viva, tallada estará el mensaje: "Te amo".
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En otro sector del museo, una pajilla hace tintinear los cubitos de hielos sumergidos en una piscina de té frío. Una mano con deslumbrantes uñas lo toma por un costado, levanta el vaso y acerca el cilindro de plástico a unos suntuosos labios. Después de un sorbo, ella suspira y comienza a hablar:
-No te miento, Erick. A Granada ya lo mandaron a losers.
-¡Qué jeta lo que me decís, Ugo! -Respondió el moreno, pasándose las manos por la rapada con incredulidad- ¡Y contra el friki ese que usa a Jeanne! Incluso yo me he culeado a ese mae con mi doctora, que es toda basura. Al chile, qué tontera -Terminó, blanqueando sus ojos.
-¿Y usted qué le importa que eliminen al abuelito? ¿No es que usted lo odia? -Preguntó la chica, tomando un trago más.
-No, eso obvio, pero hoy sí quería pasarle por encima después de que el mae me ganó en el crew battle ¿Se imagina que yo le ganara hoy y le pasara los doscientos dólares por toda la cara? -Se jactaba con su imaginación.
-Yo no le veo tanta gracia. Al final, la crew battle la ganamos nosotros -Contestó con desinterés.
-Pero hay que ser serios, mae: Esa vara la ganamos porque la guapa se cagó al final -Remarcó, picando la mesa con el índice- Y hablando de ella, ¿Al final le tiraste el cuento?
-Ni me recuerde eso, que ni la quiero volver a ver -Contestó Ugo, cruzando las piernas.
-¿Cómo así? -Interrogó Erick, levantando brevemente la cabeza.
-¿Recuerda a la rubia que me pegó como si le debiera plata? Pues creo que ella se dio cuenta que yo quería jugar con la güila feilla, y vieras, se me acercó, me miró como con ganas de matarme, y me dijo "No se le acerqué a ella, maldita estúpida" -Relató, agravando su voz.
-¡¿Al chile?! -Reaccionó, estallando en una carcajada- ¿Usted sabe que fue, de seguro? Que la vio a usted agachada, le miró la tanga y dijo "No, esta mae es el diablo".
-¡Cállate, que el diablo fue ella! -Comentó, estrellando su vaso sobre la mesa con relativa fuerza- ¡Le juro que yo ya sentía cómo esa rubia se me lanzaba encima y me ahorcaba!
-Y vos, contenta -Irrumpió Elena, que había estado detrás de ellos, escuchando todo.
-¡JA! ¡Barra te agarró riquísimo! -Se burló Erick. Ella miró a la nicaragüense con desdén, y retomó la historia:
-Whatever. Después de eso, ni loca me le acercó a miss flequillo feo, no vaya a ser que la gringa me tenga entre cejas... -Se detuvo, y se acostó sobre la mesa, y con un solemne suspiro, dijo- Y con las ganas que le tenía, a ella y a la altota.
-Ni modo, mae. Además, yo ya reservé a esa altota, así que matanga -Reafirmó, con porte de Casanova- Pero ya en serio, ¿Por qué fue que la gringa se puteó tanto con usted?
-¡Sepa Dios! Al rato, Betty la fea era como la novia o algo.
-¡No! ¿Son novias? -Se sorprendió con el chisme.
-Pues la verdad, no sé, pero si no lo son, como que la rubia le tiene DEMASIADO cariño, porque reaccionó muy exagerada -Finalizó, con rencor en su mirada.
-¿Y ella anda aquí hoy?
-No la he visto -Resopló engreída- Solo a la guapa, que ha andado todo el día con Granadita.
-Curioso... -Resaltó Crizpy, mientras revolvía uno de sus aretes con el pulgar.
-¿Ya están listos, rastas? Ya están llamando para jugar -Avisó De la soul.
-Yo sí. Dígale a Duce que ya vamos -Se levantó sin meter la silla, y usando un ademán de la mano, llamó al resto- ¡Vamos jalando, gente! Aunque queda bastante torneo.
Se fueron en manada, siguiendo al líder, y mientras iban imponiéndose ante todos con su presencia, Elena estaba metida en sus pensamientos, uno en particular:
-Si eso es verdad ¿Cómo le habrá hecho para conseguirse a una chica así de novia?
Volviendo con nuestra protagonista, con una fe reivindicada, y más motivación que nunca, The cure había superado con soltura sus primeras tres peleas, sin perder ni un solo juego. Estaba determinada, pero cautelosa, ya que una pelea más, la metería en el top 16, una marca a la cual nunca había llegado, y si ganaba una vez más, llegaría al top 8, el olimpo de los jugadores. En medio de este panorama, Granada también había levantado cabeza, y seguía ascendiendo en el torneo por el lado de perdedores, y siguiendo con su papel de tutor, trataba de preparar lo mejor posible a Lupe para su siguiente combate:
-Viendo la llave, es muy posible que te llegue a tocar contra Barracuda.
-¡Claro! Ya me he enfrentado con ella varias veces, y su Irina es cosa seria.
-Ajá, pero su excesiva agresividad suele ser su talón de Aquiles. Mantente con pies ligeros, y reflejos rápidos, y aprovecha cada vez que se acerque imprudentemente a ti para combearla. Bastante sencillo, si me lo preguntas.
-¡Entendido, profe!
-No me digas así, por favor -Se encorvó con desgano-. Entre eso y "abuelito", no sé cuál me hace sentir menos joven...
Al mismo tiempo que dejaban de conversar, un rugido igual al de un tigre produjo un boom sónico que se esparció por todo el lobby. Había sido Barracuda, que rompió cada una de sus cuerdas vocales. Caminó entre la multitud, dejando la cerámica donde pisaba fulgurante como carbón encendido y, cuando pasó a la par de ellos, lograron escucharla decir:
-¡Maldito estilo de mierda! ¡Qué puta sal jugar contra Guaca! -Con sorpresa, Lupe dijo:
-¿Perdió contra Guaca? Eso significa que... -Volteó su mirada lentamente hacia la estación donde estaban todos los reflectores, y vio a su verdugo ahí sentado, con las piernas cruzadas y arrugando la nariz al reírse, y este se volteó a verla, y una mueca aún más siniestra se engravó en su cara. Las venas en los ojos de Lupe empezaron a enrojecerse, los latidos de su corazón pasaron de relajado compás a un tambor de guerra, y friccionaba sus dientes con la rudeza de una prensa hidráulica. Cuando esta furia llegó a su punto más álgido, sintió la mano de Gabriel reposar en su hombro, haciendo que ella le diera la cara, mientras que él, también con sus ojos fijos en Güaca, comentó:
-Si pierdes los estribos de nuevo, nada cambiará de la última vez. Solo podrás vencerlo si tienes la paciencia y la resistencia para ganarle en su propio juego, ¿Lo entiendes?
Lupe asintió con firmeza, porque sabía que lo que se vendría era, sin lugar a dudas, la pelea más difícil que ha tenido hasta ahora.
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