Capítulo 19-II
Y de este rostro angelical, cortamos a la antítesis del mismo. Esta cara era rígida, concentrada, cerrada y, añadido a esto estaban unos lentes de sol que opacaban cualquier intento de entablar simpatía a través de las ventanas del alma. Sus facciones eran una muralla, una muralla con nombre y apellidos: Gabriel Salazar. El chico andaba con esa cara mientras subía al autobús. Con la espalda derecha y un marchar con presencia, llegó a los asientos del fondo, y ya descansando sobre el plástico, tomó sus audífonos, y a modo sincrónico, los colocó en su lugar, y una vez el bus arrancó, el chico lanzó su cabeza hacia adelante con pasión. Con pisadas, palmadas y charadas, recreó el ritmo de su música, completamente desentendido de sus alrededores, haciendo de banda de un solo hombre, y su efervescencia aumentaba a incrementos exponenciales conforme avanzaba la canción, igual que una bola de nieve bajando por las blancas colinas de los Alpes suizos.
En uno de los pequeños espacios calmados de la canción, Granada pudo tener una conversación con su conciencia, y fue así:
-¡Anda inyectadísimo hoy, patrón! -Indicó el imaginario Amadeus.
-Me siento muy bien, Amadeus, y lo mostraré en el torneo de hoy.
-Claro, el linkedfest de hoy va a estar a reventar de puro novatillo.
El linkedfest no era un torneo en sí, sino una convención de todo lo que fuera cultura geek: Películas, comics, videojuegos, animes y demás, un lugar para que todas estas tribus dispersas se juntaran en una única meca para gastar dinero y disfrutar del fin de semana con todos los eventos que ofrecían, desde ventas de parafernalias, concursos de cosplay, foros con figuras importantes de la comunidad, y para los gamers más aguerridos como Granada, un catálogo extenso de torneos, siendo el de Cosmos Assault el más popular. Este atraía a competidores recurrentes por dos razones: La promesa de aplastar novatos a diestra y siniestra, y la tentación de los jugosos premios que ofrecían.
-Este año, el primer lugar se lleva doscientos dólares, y considerando que Pipe y DOA andan compitiendo en México, eso solo deja a Erick como el único que se puede interponer en mi camino, claro, si la diosa de la suerte decide consentirlo hoy...Bah, ¿A quién engaño? Ese premio ya lo tengo servido en charola de plata.
-Más que ir a jugar, vamos a reclamarlo -Afirmó con distintiva soberbia- Hoy es día de facturar, jefe.
-Bien dicho.
-Por cierto ¿Ya habrá llegado Lupe?
-Espera, ¿Qué-?
-¡Ya sabes! Lupe, la chica en la que llevamos pensando toda esta sema-.
-¡Eso es no es importante, Amadeus! -Silenció a su mente.
-¿Cómo que no, jefe? Si llevamos imaginando lo bien que nos veríamos si ganamos el torneo frente a ella -Relató el sujeto ficticio con sinceridad.
-N-no hay nada en especial en eso, tan solo quiero que todos vean qué clase de eminencia soy en este juego, no solo ella, ¿quedé claro?
-Pues sí, jefe, pero me gusta eso de impresionar a la chica, considerando lo linda que usted la encuentra.
-¡¿Cómo dices?!
-Pues sí, a cada rato se le vienen imágenes de ella, de su sonrisa con frenillos, de su peinado extraño, de su figura atractiva y de su enorme-.
-¡Suficiente, Amadeus! ¡Esto no viene al caso! -Finiquitó la línea de diálogo- Si bien es cierto que hemos estado...más conscientes sobre Lupe estos días, no podemos dejar que eso desvié nuestra atención de lo que nos concierne ultimadamente, que es ganar ¿Comprendes, Amadeus? Nada es más importante que ganar este torneo, así que ¿Cuento contigo?
-Mis estrofas pertenecen a usted, jefe. Llegaremos, escupiremos scrubs, le haremos una proctología gratis a CrizpySnax, y nos iremos a casa doscientos dólares más ricos, libres para ponernos a pensar acerca de lo tierna que se ve Lupita cuando-.
-Para ahí, Amadeus, que ya llegamos...
El freno del transporte chilló sobre el pavimento, y las puertas se abrieron ante la figura estoica de Granada, que se paró sobre la calle y guardó sus lentes, para contemplar el castillo donde iría a librar guerra, el famoso "Museo de los niños", ubicado en la capital. La famosa edificación fue, otrora, la penitenciaría central, y después de estar años clausurada, se convirtió en un estandarte cultural de la ciudad, con su inolvidable fachada de color amarillo que lo hace parecer un castillo de cuento de hadas, y hoy, en vez de albergar individuos que tenían contadas los minutos del día que podían recibir sol, en sus pasillos transitarían individuos que tampoco recibían mucho sol, pero por voluntad propia.
No lento ni perezoso, el joven fue a la zona del torneo. Considerando que no hace más de media hora habían abierto las puertas al público, imaginó que no habría más gente que el propio staff del torneo; una suposición razonable que fue desmentida sin mucha vuelta, al ver que una muchacha de un singular rizo cilíndrico se encontraba pegada a la pantalla, y como si su mirada hubiera despertado un instinto en la chica, esta se volteó hacia él en un parpadeo y, reluciendo cada una de las características contadas por Amadeus, la chica le dijo con sencillez:
-¡Buenos días, Gabo!
Una oración tan ubicua e inocente como esa ocasionó que el corazón del muchacho se saltara un latido, y para poner sal sobre la herida, justo en ese instante, sus audífonos reprodujeron "Can't take my eyes off you" de Morten Harket. Tragando grueso y cruzando los brazos, Granada replicó:
-B-buenos días.
-Parece que volví a llegar antes que tú ¡Y eso que no se me da tanto la puntualidad! -Bromeó
-T-tan solo es porque vives más cerca de la parada del bus -Resopló con los ojos cerrados, tratando de no verla directamente y convertirse en piedra, como si se hubiera encontrado a Medusa.
-Excusas, excusas -Cantó la chica con voz molesta.
-Hablando de excusas, espero que te hayas preparado seriamente, si no es que quieres pasar otra humillación como la de la semana pasada -Indicó con rectitud.
-Lo sé, y por eso, me puse a practicar unas cuantas veces con Lore para aprender los trucos de Marie, y también, me dediqué a practicar combos como me dijiste. No sé si he mejorado lo suficiente desde entonces, pero ¡Estoy decidida a dar lo mejor de mí! -Exclamó con determinación reverberando en cada fibra de su iris.
-B-bien. En ese caso, sigue con lo tuyo -Contestó nervioso, dándole la espalda y marchando hacia al frente.
-¿Adónde vas? ¿No vas a calentar? -Opinó la fleco de tubo, arqueando un ceja.
-T-todo a su tiempo. Ahora, debo ir a comer -Explicó Granada, sudando cada vez más.
-¿Comer? Pero si acabas de llegar.
-¡N-no pude desayunar hoy, Lupe! Por tal motivo, siento que me voy a desmayar si me quedo un segundo más aquí y ¡Adiós! -Cortó abruptamente y se esfumó.
La joven se quedó consternada ante lo que había pasado, así que se puso a pensar la situación a fondo, ayudada por la paz mental que le traía rebobinar su fleco con el dedo:
-Qué raro anda Gabo hoy. No se ve muy concentrado, y parece que le agarró tan tarde que ni tuvo tiempo de comer, el pobre. ¿Se habrá desvelado? Y si lo hizo ¿Por qué? ¿Tal vez jugando Cosmos?
-No lo creo, niña -Difirió la doctora- Recuerdo que él siempre anda predicando acerca de cómo dormir bien antes de un torneo ayuda a jugar mejor.
-Hmmm, sí es cierto, pero si no fue por jugar, entonces...¡Ah!
-¿Qué? ¿Qué pasa?
-¡La pegué! ¿Qué fue lo que lo dejó trasnochado? ¡Pues un mal de amores!
-Espera, ¿Qué? -Contestó su conciencia, confundida, paradójicamente, por la misma mente que la creo.
-Justo ayer, en el cole, se me salió frente a él que Lore no iba a poder venir hoy ¿Y qué pasa? Habrá pasado una noche de perros tan solo pensando y llorando por ella ¡Necesita verla y no tiene nada más en la mente que a Lore! -Concluyó la doctora corazón.
-¿Eso en verdad le pasa a la gente...?
-¡Al menos en las historias que leo, sí! -Aseveró sin titubear- ¡Ay! ¡Qué mala suerte que Lore no viniera hoy! La última vez, estaba tan metida en el torneo que no hice nada para acercarlos, pero viendo este lugar, se me hace que sería la ocasión perfecta para que pasen tiempo de calidad bien abrazaditos ¡Ay, qué rabia!
-Bueno, pensar mucho en eso no va a hacer que Lore se aparezca de repente, niña -Aconsejó la voz de la razón.
-Estás en lo cierto, por eso, y en ausencia de Lupe, ¡Yo seré el apoyo emocional de Gabriel hoy! -Prometió con toda voluntad.
Volviendo con el enarbolado sujeto, justo después de huir de su amalgamada musa, el chico se ocultó tras una pared, puso dos dedos al costado de la yugular, y miró su reloj. Cuando se aseguró que no estaba cerca de una arritmia cardiaca (Por ahora), respiró con serenidad, y se dijo a sí mismo:
-Esto será más complicado de lo previsto...¡Argh! ¿Por qué me está pasando esto? ¡Solamente es Lupe! ¡Solamente es Lupe! ¡Solamente es Lupe! -Reiteró varias mientras se martillaba la frente con el puño, buscando autosugestionarse a creer sus propias mentiras, sin saber que la primera pieza del dominó había caído.
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El tiempo siguió su curso, y el sector se llenó de toda clase de aficionados que venían a competir por vez primera ese día, y todos estaban amontonados al frente de los televisores, dificultando la movilidad de los transeúntes. Entre los recónditos pasillos de este laberinto humano, Granada se escurría con cautela, tratando lo más posible de no tener que encontrarse con Lupe, aunque eso era tan solo un placebo, porque la veía brevemente cada vez que cerraba los párpados. Entonces, sin previo aviso, alguien gritó su nombre a sus espaldas, alguien que no había visto en mucho tiempo, que en condiciones normales jamás desearía ver y que, en ese momento, era justo la persona que necesitaba.
-¡Señor demonio, Granada! ¿Me recuerdas? -Escupió el chico, con una bandana de Naruto en la frente, y una camisa con un diseño de Jeanne plasmado en el pecho.
-¡Claro! ¡Eres el otaku basura aquel! ¿Jesús, verdad? -Contestó con una inexplicable sonrisa enérgica.
-¡Jesús Izanagi Shunketsu Astolfo para ti! -Replicó, sacando pecho.
-¡Esto es justo lo que recetó el doctor! El repudio que le siento a este paria neutraliza todos mis pensamientos empalagosos sobre Lupe -Pensó el chico, sintiendo como la confianza le volvía al cuerpo.
-¡Pero sí! ¡Después de mucho entrenamiento y meditación, he regresado para chocar espadas contigo! -Explicó, con el puño levantado.
-Parece que una vez no fue suficiente. Te he aplastado tantas veces hasta ahora que no puedo evitar preguntarme si es que encuentras algún placer fetichista en esto -Ladeó la cabeza Granada, con condescendencia.
-¡C-claro que no! -Negó de inmediato- Y no creas que podrás amedrentarme con tus palabras hoy ¡He practicado escuchando toda clase de insultos en internet y ya ninguno me afecta!
-Eso suena bastante trágico -Comentó encorvado- Ah, no, olvidaba que lo disfrutas.
-¡QUE NO LO DISFRUTO! ¡C-como sea! El destino está a mi favor, y de nuevo nos ha puesto como la primera pelea del día.
-¿El destino? Yo, en cambio, lo llamaría "Duce haciéndome sufrir" como siempre -Murmulló con fastidio. Acto seguido, alzó la voz- Eso suena bien por mí; jugar contra un jobber de lo más mediocre hace maravillas para entrar en calor -Contestó desafiante y risueño- Y una última cosa-.
-¡Al fin te encontré! -Gritó Lupe detrás de él.
-¡L-lupe! -Se puso blanco del susto al verla.
-Llevo un buen rato buscándote ¿Dónde te metiste?
-Eeeeh, y-ya sabes... -Trastabilló el muchacho bien vestido
-Mmmm, no, no sé -Respondió con honestidad, pero a la vez, la joven desvió su mirada hacia la otra persona cercana, y con sorpresa, expresó- ¡Oye! Eres el chico otaku de aquella vez. ¡Cuánto tiempo, eeeeh...!
-¡Jesús Izanagi Shunketsu Astolfo!
-¡Ese era! -Dijo- Pero espera ¿Antes no había un nombre menos? -Pensó.
-No sabía que venías a torneos -Preguntó el otaku, con timidez.
-Lo llevo haciendo desde la primera vez que nos vimos, así que creo que ya puedo decir que soy una asistente regular -Afirmó con ambas manos en la cintura.
-Un momento, un momento -Frenó Gabriel- ¿Ustedes ya se conocen?
-De hecho, lo conocí el día que peleé contigo por primera vez, bueno, un poquito antes de eso ¡Y eso me recuerda! -Apenas terminó la oración, Lupe tomó al chico por debajo del hombro, y con un fuerte revés de la muñeca, le dio un pellizco de lo más siniestro, haciéndolo emitir un grito que fácilmente podía romper cristal.
-¡¿Por qué hiciste eso?! -Reclamó, con pequeñas lagrimitas colgándole de los párpados.
-¡Eso por todas las ratadas que le hiciste a este pobre chico en el pasado! Él me las contó todas, y cada una suena a Gra-na-da -Deletreó con la lengua afuera y la mirada, intransigente- ¡Apuesto que lo volviste a insultar antes de que yo llegara!
-N-no aceptaré esa apuesta... -Negó, sin mirarla a los ojos.
-En ese caso, te exijo que te disculpes con él -Declaró con autoridad.
-¡¿Bromeas?! ¡¿Por qué debería disculparme con... -Lupe lo miró con pistolas deslumbrando de sus pupilas- este sujeto?!
-Tal vez no sea el mejor jugador, ni tenga el mejor tag, y puede que a veces se pase de dramático, hable raro e incomode a cualquier mujer con su presencia...
-Espera, ¿Qué fue eso de incomodar-?
-Pero incluso así -Cortó Lupe al otaku- El chico merece respeto, y solo porque seas un buen jugador, eso te da la libertad de tratarlo mal ¡Así que pídele perdón!
Granada ya estaba listo para negarla...pero ¿Cómo? Ya no sabía de dónde sacar la determinación suficiente para contrarrestar esos pucheros infantiles, y esos fervientes ojos; El orgulloso Granada sentía algo que lo llenaba más que su ego, sensación que lo confundía e intimidaba. Sumido en esta incertidumbre, resopló como un caballo, y con la vista pegada al techo, hizo lo impensable:
-Lamento todas las veces que te avergoncé, denigre o insulte, dejando de lado que algunos de esos actos pudieron haber sido hechos o no por el bien común. Listo, ¿Felices? -Cerró con una mueca fingida.
-¿Ves que no fue tan difícil, rey del drama? -Contestó risueña.
-No tienes ni idea... -Expresó con antipatía.
-Igual que la virgen con tu nombre ¡Eres una persona milagrosa, Guadalupe-chan! -Agradeció con repetidas reverencias que le dejarían la espalda tensionada a cualquiera- E-espero que esto signifique que me vas a estar apo-.
-Lo siento, pero en esta pelea, estaré del lado de Granada -Paró ese tren antes de que saliera de la estación.
-Oh... -Bajó la cabeza el extraño sujeto.
-¿E-en serio? -Reaccionó el otro jugador.
-¡Pues claro! Ya fuimos equipo una vez ¿O no? Además, te debo una por lo de la última vez -Reafirmó la fleco de tubo, cerrando uno de sus párpados.
-...Está bien. Tan solo procura no distraerme mientras juego -Y Granada caminó solo, de vuelta al tugurio de participantes, pero antes de irse, Lupe le regaló unas palabras de aliento y una poderosa nalgada para motivarlo, haciéndolo enrojecer tan de prisa como un papel tornasol. Cuando lo perdieron de vista, Otaku-kun lanzó una pregunta.
-¿En serio estás participando hoy, Guadalupe-chan? No encuentro tu nombre en ningún lado de la llave.
-Es que ya no me pongo mi nombre para los torneos -Y flexionando su brazo para apuntar a su cara con la punta de su pulgar, declaró- ¡Ahora, soy "The cure"!
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Poco después, el imponente tronco vocal de Duce anunció que las amistosas habían acabado, y que pronto empezaría a llamar las primeras peleas, sin embargo, Gabriel estaba apartado de ese trajín; En general, estaba apartado de todo, perdido en una prisión hecha por su propia mano:
-Por más fuerte que sea lo que siento ahora, no puedo dejarlo salir a la luz, no después de lo que pasó con Aurora, no podría hacerle lo mismo a Lupe. Debo recordar que mi lugar está aquí, en los torneos, no en ningún en otro lugar. Yo...¡Soy Granada, maldita sea! ¡¿Romances?! ¡Son una mera distracción! ¡Lo único que levanta mi pasión es ver a mis rivales derrotados! ¡No necesito a nada ni nadie más para ganar! ¡¿Pareja?! ¡¿Amigos?! ¡Irrelevantes a la hora de ganar! ¡Este camino es mío y solo mío! ¡Es lo único que me importa! ¡Y hoy, demostraré que es así! ¡Voy a ganar este torneo!
Con este manifestó en mente, Granada arribó a su estación, listo para su primera pelea del día, aunque sintió un leve calambre a la hora de sentarse, haciéndolo pensar sobre lo pesada que ha de tener la mano Lupe. Conectó el control, realizó con rapidez las formalidades, y comenzó el juego. Al inicio, todo iba bien, era verdad que Jesús Izanagi Shunketsu Astolfo había mejorado desde su último encuentro, pero Granada también, y su dominio fue notable, y estaba a punto de asestar un combo crítico y robar la primera vida del otaku, no obstante, una extrañeza ocurrió.
El último golpe del combo no apareció, como si el juego hubiera ignorado su control por un ínfimo instante; instante que el rival no desaprovechó para darle la vuelta a la mesa, y quitarle el primer stock a Granada, en cambio. Nada pasó, el chico sabía que errores así pasan de vez en cuando, era solo cuestión de no perder la calma. Volvió a retomar el control de la pelea, y cuando ya ambos estaban en su última vida, el muchacho del fedora tenía una amplia ventaja, y parecía que el otaku había quedado servido para que su oponente le pusiera un listón a este primer juego. Era una secuencia que el jugador había practicado y ejecutado un millar de veces; Era rutinario, pero, mientras su cuerpo se encargaba del combo, su atención empezó a meterse mar adentro a sitios lejanos en su mente, y absorto en ese océano brumoso, revivió la imagen de Lupe de esa mañana, con su fleco bien cuidado, y con un rostro serio concentrado en el juego, y entonces...
-¡¿Gané?! -Dudó con exalto Otaku-kun.
-Espera ¿qué? -Granada recobró la concentración, y sí, la pantalla anunciaba que había perdido ese primer juego, culpa de un suicidio inesperado antes de dar el golpe de gracia, mientras toda la afición circundante coreaba "¡Uno más y ya!". Estaba a un juego de irse al lado de perdedores, en primera ronda, y se le activaron todas las alarmas.
Segundo juego en marcha, y este inició aterradoramente similar al primero, con Granada haciendo de director del duelo, y volvió a aterrizar en una situación de combo crítico. Con precisión, Amadeus invocó al fantasma de la ópera para que decimara a la Jeanne de su rival, y el fantasma dio en el blanco, pero por alguna razón, el ataque no lo mató. Esto era anormal, porque como veterano del juego que era, él conocía bien a qué porcentajes sus combos lograrían quitar una vida ¿Acaso su cálculo falló? ¿O fue la posición en la que estaban? ¿Tal vez sus tiempos estaban un poco desincronizados? Preguntas válidas, pero inservibles. Aún tenía la ventaja, así que saltó fuera del escenario para ejecutar un Ledge guard, y lo logró, mas, cuando le tocó volver a tierra firme, Amadeus se quedó corto de la orilla y cayó al vacío, igualando las tablas.
Y de aquí en adelante, la frustración empezó a mermar el temple de Granada. Estaba fallando sus combos, cada uno de ellos, además de que recibía golpes que se podían esquivar con facilidad, como si sus reflejos estuvieran un segundo por detrás. Todo estaba, lento pero seguro, yéndose al carajo, y Gabriel no sabía por qué. Las venas de sus manos le resaltaban, manchas de sudor moteaban su camisa blanca, y en medio de esta emergencia, acudió a su mente.
-¡No estamos jugando como siempre! ¡¿Qué está pasándome?!
-¡Jefe! ¡Este lugar se está hundiendo como el titanic!
-¡¿Qué significa?!
-¡No podemos poner al cerebro entero a concentrarse en el juego! ¡Casi todas las partes están pensando en Lupe!
-¡¿QUÉ?!
-¡El lóbulo frontal está inundado con posibles lugares para llevarla a una cita, y el parietal solo está recreando la nalgada que nos dio una y otra vez! ¡Y yo...Oiga, jefe ¿No piensa que esa risa de asmática de ella es algo tierna?
-¡Deja de hablar de Lupe! ¡No me puedo concentrar! ¡No puedo jugar así!
Y en ese instante, un collage de cada recuerdo, olor, sabor, tacto y fantasía que tuviera a la fleco de tubo incluida implosionó en su mente, chocando y explotando cada terminal nerviosa como fuegos artificiales, rayando las paredes de su cráneo y sobrecargando todos sus sentidos que seguían aumentando en intensidad, el mundo era destruido y reformado en cuestión de segundos, el tiempo se aceleraba hasta que la luz era solo líneas difusas rodeándolo, y el universo se comprimía con violencia cósmica que escapa su entendimiento, perdiendo el control, y cuando perdió todo significado de la realidad, solo frenó. Un tajo letal de Jesús acabó con el duelo y con su crisis.
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