Capítulo 17
ELENA POV
Chris se llevo mi coche a mala hora se le viene a estropear la moto ¿no se supone que es nueva?
Me empecé a arreglar, aplique un poco más de maquillaje que el de costumbres, un poco de base, sombra, mascara de pestañas e incluso algo de rubor pero no mucho apenas para no verme como una difunta.
Enfundo unos jeans oscuros pero no negros mas bien gris con una blusa negra holgada y unas sandalias sin tacón, me recogí el pelo en una trenza china algo elegante para el look pero me gusta inventarle peinados y hoy estoy de humor.
Faltan diez minutos y no hay señales de Chris, es capaz que el carachimba de mi primo me deje plantada. Llamándolo con el pensamiento mi teléfono anuncio un mensaje con el nombre de Chris
<<Prima me complique un poco pero tranquila vayan adelantando y luego los alcanzo. Llamé a Arthuro y en unos 5 minutos te pasa a recoger, en un rato me les uno. Te amo mi moll>>
Casi me da un ataque de pánico al saber que Arthuro pasara por mi en su moto, no es que no la hubiera montado antes pero ahora estoy sobria. Bueno vale eso suena algo mal, pero, ¡dios que me hago!
El timbre sonó y ese debe ser Arthuro. No me dio tiempo ni a pensar.
—Hola. —digo abriendo la puerta
—Hola. —contesta mi saludo pero cada letra la dice tan lentamente que parece cámara lenta.
Su mirada pasa por todo mi cuerpo, me mira de los pies hasta la cabeza con descaro y yo hago lo mismo, lleva una camisa negra remangada haciéndola tres cuarto unos jeans pitillos azul ascurro y unas zapatillas del mismo color de la camisa, se veía muy elegante. Nuestras miradas se cruzaron y el me sonrió de una forma que mi corazón se me quería salir del pecho y que mis piernas fallaban. —estas hermosa
Sentí mis mejillas arder y solo pude murmurar un gracias, quería decirle que el se veía espectacular, que era lo más lindo que había visto en mi vida y que me quería casar con el, bueno vale eso es demaciado.
—¿Te gusta correr en las motos? —su grave voz me saco de mis pensamientos pero solo pude acentir —pues venga te mostrare lo que hace esta belleza.
Por un momento pensé que hablaba de el, así de tonta soy. Nos montamos en la moto y el sonido me hizo estremecer sonaba bestial. No lo necesitó para mantenerme enzima de la moto pero aun así rodeé su cintura y me abrace a ella pegando mi cara en su ancha y definida espalda, sus músculos se contrajeron unos segundos y pensé retirar mis manos pero luego se relajó y acerco una de sus manos para acariciar las mías, fue poco tiempo pero lo suficiente como para sentir que mis manos ahora quemaban.
La moto iba aumentando de velocidad y mi adrenalina también, me sentía libre sin problemas como si ningun problema me pudiera alcanzar.
Estacionamos en La Asturiana pero cuando entramos Arthuro pidió pasar al restaurante la parte reservada. No entendía nada, no sabia que aquí había un restaurante, por eso me dejo guiar por el.
Es cierto que yo vivo aquí desde que tengo uso de razón pero hacia años que no salia y esto no estaba aquí en mis viejos tiempos, en los que tenia amigos y disfrutábamos descubriendo lugares nuevos e íbamos a discotecas, bares, cafeterías y todo sitio en el que la pudiéramos pasar bien.
Entramos y hay una mesa para dos y un ambiente algo ¿romantico? Bueno la luz era algo tenue dándole un ambiente intimo, también había una balada pero a un volumen bajo.
—Al parecer como vieron que eramos dos nos dieron este reservado ¿te molesta?
—¡No! En lo absoluto
—Que bueno, ven sientate. —aparto la silla para que me sentara y luego la entro para mi
—Gracias
Miramos la carta y por enzima de esta aveces miraba lo lindo que se ve concentrado, sus labios moviéndose al compás de su lectura mientras analiza lo que hay en el menú sus manos jugando inconscientemente con los cubiertos. Creo que me gusta
—¿Que...? —levantó la cabeza y me pilló mirándolo tal vez hasta babeando, mis mejillas se encendieron. —eh… .¿ya sabes que vas a pedir?
—Si
Luego de ese momento sumamente incomodo la cena transcurrió muy bien y cuando digo muy bien es porque fue grandiosa, el momento de tensión desapareció y solo quedamos Arthuro y yo riendo, haciendo cuentos de nuestra infancia. Hablamos mucho, conocí tantas cosas de el
—entonces cuando Lucas iba a decirle…
—Disculpe la interrupción. —dijo una chica joven que era la que nos atendío todo la cena. Sacó una botella de vino y la puso en la mesa. —el restaurante hace un obsequio a las parejas que vienen que lo disfruten.
Sin esperar respuesta se fue pero ¿que le iba a decir? No el no es mi pareja es solo… ¿un amigo?
—¿Te gusta el vino? —dijo Arthuro encogiéndose de hombros restándole importancia a lo que acaba de suceder
—Si
Con unas copas de vino las conbersaciones iban fluyendo mucho mejor que antes y pensaba que eso era impocible. No estábamos para nada borrachos solo llevábamos Medí botella y creo que me la he tomado yo porque Arthuro no quiere tomar mucho pues andamos en la moto.
Luego de tener mi primera discusión en toda la noche con mi acompañante que por cierto gano el, no puedo creer que no me dejara pagar parte de la cuenta, nos fuimos para una Feria que había en la ciudad. Nunca he ido a una Feria, pero tampoco me hacia ilusión y tras ruegos de Arthuro y unos cuantos pucheros que fueron muy convincentes de su parte aquí estamos en la entrada.
—Veras como la pasamos bien —me alentó
—Mas te vale. —los dos empezamos a reir
Compramos algodon de azúcar y jugamos barios juegos Arthuro tiene buena puntería se gano dos peluches los escogimos iguales para el quedarse con uno y yo con el otro eran dos osos pandas. Fuimos a los carros chocones, a y otras atracciones.
—Subamos a la estrella. —dijo Arthuro y automáticamente me paralice y deje de avanzar —¿que pasa Elena?
—Le tengo. —trague audiblemente. —miedo a las alturas
—Ya entiendo, —regresó a mi lado y puso una mano en mi cintura ayudándome a avanzar. —¿sabes la mejor forma de superar un miedo? la mejor forma es enfrentándolo, eso siempre me lo dice mi abuelo y que mejor forma de enfrentar tus miedos que con el apoyo y la compañía de alguien que te quiere.
Lo miro incrédula, mis ojos no se pueden abrir más y mi boca se descuelga sin encontrar palabras, "no encuentro fallos en su lógica" pero eso no es lo que me descoloca sino el echo de que acaba de decir que me quiere y con esa idea en la cabeza empiezo a caminar sin saber a donde me dirijo solo se que Arthuro me guia ahora con sus dedos entrelazados con los mios. Reacciono cuando estoy en frente de la imponente estrella donde nos espera el sitio que nos corresponde. Miro a Arthuro con terror en los ojos y el me abraza y pasa su mano por mi espalda. El abrazo es tranquilizador, mi respiración se va normalizando y le devuelvo el abrazo y apretándolo con mucha fuerza por su cintura, tengo miedo no solo a la atracción, tengo miedo de mi vida, de mi pero en los brazos de Arthuro eso no existe y esa es otra razón por la cual tener miedo. Como si lo que pensé lo hubiera dicho en voz alta Arthuro me responde.
—No tengas miedo, vale. Yo siempre, siempre pero siempre voy a estar ahí para ti, no pienso dejarte sola. Si no quieres subir esta bien lo entiendo.
—No, si quiero —no se por que dije eso solo se que ya no hay marcha atrás
Arthuro me ayudó a subir y mis manos sudaban, tenia un nudo en el estomago y empezaba a sudar frío y mis pies se movían inquietos. Todo empeoro cuando la maquina se empezó a mover. Sentí una mano sosteniendo firmemente la mía sin importarle un poco la cantidad de sudor que tenia esta.
—Tranquila, yo estoy aquí contigo
—Es que no puedo me quiero bajar
Ya casi llegábamos a la sima cuando sentí que la mano libre de Arthuro tomaba mi rostro con delicadeza y me obligaba a mirarlo. Sus ojos eran todo lo que necesitaba y estaban allí sin una palabra mi corazón se desbocada de nuevo pero ahora no por el miedo sino que mas bien por ¿amor? De pronto la distancia que había entre Arthuro y yo se redujo a milímetros, podía sentir su cálido aliento a menta. No pude evitar bajar la vista a sus labios que estaban entre abiertos, inconscientemente cerré los ojos esperando el beso, no pasó ni dos segundos de esto y sentí el roce de los labios de Arthuro contra los mios, eran subes y se movían lentamente, con delicadeza como si tuviera miedo a que los mios se rompieran. El beso estaba cagado de sensibilidad pero a la ves firmeza esa que hacia falta para darme seguridad, sentía que tenia un tornado en mi estomago. No se cuanto tiempo nos estuvimos besando solo se que no quería soltarlo pero el cuerpo necesitaba oxígeno. Nos fuimos separando lentamente y vi una sonrisa en su rostro que me tranquilizó y que yo le devolví tímidamente.
—Mira. —me hace un gesto con la cabeza y sigo la dirección de este. Nunca pense ver lo que vi. Estábamos en la parte mas alta de la estrella, muy alto pero eso no importa la vista compensa todo.
—Dios, esto… esto es… Dios es hermoso —las palabras salían con dificultad. La oscuridad de la noche era equilibrada con las luces de la ciudad
—A que es bellísimo —la estrella ya estaba bajando y sin pensarlo dos veces busque el cuerpo de Arthuro y me abalance sobre el abrasándolo
—Gracias por esto, por todo.
—No tienes que agradecerme nada, para eso estoy aquí, para apoyarte en lo que necesites.
Me acerque a el y le deje un beso en la comisura de sus labios y luego me abrazo. Juro que cuando el me abraza nada mas importa.
La noche avanza de maravillas pero no hemos tocado el tema del beso. Vamos a compara alguna chuchería cuando mi teléfono suena con el nombre de mamá
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