20. Te amo
—Te amo.
—Bueno tú me hablas y yo te escucho.
—No, te amo.
—No me amas.
—Sí te amo, después de una noche como esta no puedo más que amarte.
("¿Cuál es la onda?", José Agustín)
Por supuesto que me gustaba tenerlo entre mis brazos, sentir su calor, su olor, sus labios, perderme en sus ojos, ver en mi reflejo el amor que yo sentía...y pensar que él sentía lo mismo. Estar físicamente juntos. Juntos de verdad.
Pero, ya que nuestro primer acercamiento real fue cibernético, siempre extrañaba nuestras conversaciones tras la pantalla. Las largas charlas nocturnas sobre tantos temas, que quisiera que hubieran sido infinitas siempre.
Era estar separados más sentimental que físicamente, porque siempre nos veíamos, al menos cinco días a la semana, en cambio las pláticas diarias hacían falta. Era difícil ver algo y pensar "Le enseñaré esto a Magnus..." y luego darme cuenta que no se podía...
Así que me sentía como adolescente, otra vez, como las primeras veces, pensando en que volveríamos a hablar.
"Abril, 2013:
Me pasé toda la clase, que a estas alturas ya no recuerdo de qué era, pensando en eso. En cómo me puse con el primer "Hola", cómo cada palabra suya, incluso a distancia, tenía el poder de provocarme una revolución interna, podía volverme loco simplemente el ver ‹‹escribiendo››.
Y lo extrañaba. Lo extrañaba más que lo que podía explicar. Me moría cada noche sin sus mensajes, por absurdo que pudiera sonar, me llenaba de recuerdos, incluso de haberlo visto ese mismo día en Letras, pero extrañaba sus palabras. Nuestro amor era de letras...
Arturo me veía con una sonrisa, alzando una ceja, gesticulando palabras que yo prefería fingir que no entendía. Y así se pasaron las dos horas de taller que después se hicieron infinitas tratando de esperar a que la noche llegara.
Arturo molestando con que le debía los tres libros y yo que todavía no ganaba...
¿Y si Magnus no me hablaba? ¿Y si no escuchó mi respuesta? ¿Y si había sido una broma? Él todavía estaba con Imasu, ¿no? Tal vez era incorrecto contestarle en caso de que sí me escribiera...
Para cuando la noche llegó, me sudaban las manos y no sabía si conectarme o no, yo que siempre estaba ahí cada noche, aunque fuera sólo por costumbre...
Pero, al final, lo hice. Respiré hondo, me preparé para lo peor, me dije que si no me escribía no me importaba y di enter.
Estaba por cambiar de pestaña a cualquier otra cosa, para no morir de ansiedad, cuando su mensaje llegó:
‹‹Hola, raro››
¿Qué tanto tienes que amar a alguien para que dos simples palabras te afecten tanto?
Dicen que con un beso sientes mariposas, que en un orgasmo tienes el universo tras tus parpados. Pero hay amores tan puros, tan inocentes, tan reales, tan perfectos, que una simple palabra te provoca eso y más.
Mariposas, millones de mariposas, una galaxia explotando, creándose, en mi interior. Eso o me estaba muriendo de amor. Sólo él podía llamarme así y yo sonreír como idiota.
‹‹Hola››. Tal vez eran los nervios, pero por primera vez contesté algo coherente.
‹‹Pensé que ya no llegabas››
‹‹No es como que tuviéramos hora, Magnus››. No, ¿o sí? ¡No! No teníamos...y él no tenía derecho a reclamarme.
‹‹Pero es ya tarde para nuestros encuentros››. ¿Seguíamos hablando de Facebook?
‹‹¿A qué te refieres? Generalmente nos hablábamos como a esta hora››
‹‹Tardaste demasiado››
‹‹...››. ¿Para qué tardé demasiado?
‹‹¿Por qué nunca buscaste regresar conmigo? ››
¿En serio me estaba preguntando eso? ‹‹¿Por qué tienes pareja y me restregabas tu felicidad todos los días?››. Una de las cosas que odio de las redes sociales es no poder expresar ciertas cosas, como el sarcasmo, el enojo, la felicidad, no por completo. Este era uno de esos momentos.
‹‹...››
‹‹Porque estás enamorado, Magnus, y el amor es sacrificio. Te amo, pero si tú eres feliz con alguien más, mi mayor prueba de amor es dejarte libre y no interferir››. Claro que uno de los pros era no tener a la persona frente a frente y poder ser valiente. Yo, en persona, nunca me hubiera atrevido a decirle eso. Pero ahora ya estaba dicho...
‹‹¿Y quién te dijo que yo estaba enamorado? ››
‹‹...››
‹‹Creí que me conocías, Alexander››
¿Cómo es que yo siempre terminaba siendo el malo? ‹‹Hay cosas que no necesitan decirse, no con palabras, los hechos hablan por sí solos››
‹‹¿Y si te dijera que te amo y que eres un idiota?››
‹‹NO soy un idiota››
‹‹Ja ja ja. Sólo tú contestarías eso cuando alguien te está diciendo que te ama››
¡Maldito Magnus y sus formas de volverme loco! ‹‹No me estás diciendo que me amas››
‹‹Lo hago››
‹‹No››
‹‹¿Sabes? Me recuerdas al cuento aquel...››
‹‹¿Cuál cuento?›› Esto tenía que ser un chiste sin sentido, uno de esos malos.
‹‹¿Cuál es la onda?››
‹‹¿Magnus, estás borracho o drogado? ››
‹‹Both, Darling, pero hablo del cuento "¿Cuál es la onda?" de José Agustín. Ya sabes, aquella parte:
—Requelle, yo te amo.
—No seas grosero; además no tengo ganas, acabo de explicártelo.
—Te amo.
—Bueno tú me hablas y yo te escucho.
—No, te amo.
—No me amas.
—Sí te amo, después de una noche como esta no puedo más que amarte....››
Juro que pensé muy seriamente en cerrar el chat en ese momento. Primero, yo no era así. Y segundo, ¿todo eso qué con nosotros?
‹‹Magnus, no entiendo a dónde nos lleva esto››
‹‹En la historia era un hotel. Y tú eres Requelle, por cierto...››
‹‹Adiós, Magnus››
‹‹¡No!››
‹‹‹‹Espera... Es de verdad... Te amo...todavía...››
‹‹...››
‹‹Quiero verte. El sábado es tu cumpleaños››
‹‹¿Sigues con Imasu?››
Si iba a perder la apuesta, al menos esperaba que valiera la pena."
Sólo diré que tuve un cumpleaños...aamm... ¿peculiar?
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