Capítulo 12 | 𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗩𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻
Capítulo 12
Días después, la distancia entre Karel y yo se había vuelto insoportable, pero el proyecto escolar nos obligaba a interactuar. Sabía que, en algún momento, tendríamos que enfrentar la situación. A pesar de haber sido yo quien pedía un tiempo.
El día de la grabación del proyecto llegó. Habíamos consultado al menos seis compañeros de distintos salones. Tenía que diálogar junto a ellos mientras Karel capturara el momento. Todo a manos de un proyecto.
—Vamos a hacerlo en el parque, la luz natural será genial para la grabación —propuso Dorian.
—Suena bien —dijo Gretta y yo traté de mantener la calma.
Karel caminaba junto a mí, pero la conversación era superficial.
—¿Listos para ser estrellas de cine? —bromeó Laila hacia mí y los otros alumnos.
—Solo espero que no se me olvide el guion —respondí, forzando una sonrisa. Aunque mi mente estaba en otra parte.
Al llegar al parque, encontramos un buen lugar bajo un árbol grande para grabar.
—¿Podemos hablar un momento? —Karel se acercó a mí y mi corazón se aceleró.
—Ahora no, Karel. Estamos ocupados con darle fin al proyecto —respondí, intentando evitar su mirada.
—Pero necesitamos hablar de esto. No podemos seguir así. Tu tiempo se ha acabado.
—Lo sé, pero no quiero que esto afecte el proyecto —dije, mirando hacia el grupo que se preparaba para grabar —. Hablaremos luego.
Karel suspiró, frustrado, pero asintió, dándose la vuelta para unirse a los demás. La grabación comenzó, y traté de concentrarme en las tomas, pero no podía dejar de pensar en la conversación pendiente.
Mientras grabábamos, todo sucedió con éxito, y el ambiente se tornó más relajado. Cada vez que Karel me miraba me ponía nerviosa. Laila al notar la tensión, sugirió una pausa.
—Vamos a revisar lo que hemos grabado —dijo, mientras nos sentábamos en el césped.
Observamos las escenas y nos reímos de nuestros errores. Y cuando vi a Karel reír, disfrutar con los demás, caí en cuenta de cuánto lo extrañaba. El enlace que teníamos seguía allí, pero estaba enterrado bajo la confusión y aquel tiempo que había pedido.
Después de algunas tomas más, decidimos tomar un descanso. Karel se acercó a mí, claramente decidido a hablar.
—Naomi, por favor, creo que deberíamos hablar ahora.
Suspiré, no podía seguir evitando la conversación. Estaba decidida.
—Está bien, vamos a otro lugar más apartado —respondí, llevándolo a un rincón del parque.
Una vez allí, el silencio se hizo presente.
—No quiero que nuestra amistad se vea afectada por esto —expresó con sinceridad.
—Tengo miedo de arriesgar nuestra amistad y perderte —confesé, con el corazón en un puño.
Sus ojos oscuros se encontraron con los míos, y en aquel instante, el tiempo pareció detenerse. Quedé atrapada en su mirada, como si él estuviera observando directamente en mi interior. ¿Cómo era posible que después de conocernos por un tiempo, mi corazón se hubiera dado cuenta de algo que mi mente aún no quería aceptar? Había una conexión especial entre nosotros, una chispa que trascendía la amistad y se adentraba en un territorio desconocido.
—¿Y si nuestra amistad se fortalece? Naomi, yo te quiero demasiado, y no solo como mejor amiga —susurró con ternura.
—Y yo también, Karel —respondí, sintiendo que comenzaba a desmoronarme —. Pero...
—¿Vas a huir como aquel día después del beso? —Karel dio un paso más cerca, su mirada nunca abandonó la mía.
—Karel... se trata de una amistad —intenté recordarle, aunque mis palabras sonaban débiles.
—En estos instantes me importa poco lo de la amistad. Llevo pensando en tus labios hace mucho —dijo y la intensidad de su declaración me dejó sin aliento.
—No puedo negar que también he pensado en eso.
—Entonces, ¿qué hacemos con esto?
El nudo en mi estómago se relajó un poco. Me di cuenta de que nunca estaría lista si no me atrevía a intentarlo. Es increíble cómo la simple idea de dar un paso adelante puede cambiar tanto las cosas.
—Quizás podríamos intentar ser algo más que amigos, pero sin presionarnos —sugerí. El riesgo valía la pena.
—No dejaremos que nuestra amistad se pierda. No quiero que una mala relación por culpa de nuestra inexperiencia arruine lo que tenemos. Pero necesito conocerte más, hacerlo sin pensar que solo somos amigos —comentó, levantándome del mentón para que lo observara con más atención —. Si llegamos a sentir que esto no funciona, lo hablaremos.
—Quiero que esto sea algo positivo, sin importar lo que pase —dije y su otra mano encontró la mía, sentí que la piel se me erizaba.
—Entonces, ¿seremos algo más? —preguntó con esperanza.
—Sí, seremos algo más.
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