Capítulo 10

Desde que comenzó el colegio, apenas nos pasábamos por la biblioteca. Pero hoy estábamos aquí nuevamente, buscando libros en la sección de Romance. Karel se detuvo para mirarme.

—¿Recuerdas la historia que decidimos escribir aquel día en la biblioteca? —preguntó, y asentí, mi corazón latiendo más rápido.

Esa conversación había sido algo tensa para mí. Fue un momento en el que caí en cuenta de que me dolía demasiado no expresar mis sentimientos.

—Sí, claro. Era sobre dos amigos que se enamoran, pero no se atreven a decirlo —respondí, tratando de mantener la calma.

—¿Y si escribimos sobre cómo los miedos los mantienen alejados, pero también los acercan? —sugirió, mirándome a los ojos.

—Eso podría funcionar. La tensión entre ellos podría ser realmente intensa.

—Como la que hay entre nosotros —añadió, mirándome directamente a los ojos.

Abrí los ojos por la sorpresa. ¿También se había dado cuenta?

Sentí el pulso acelerado. Pensé en todo lo que había estado sintiendo por él. En aquella lucha interna que me mantenía atada al miedo.

—Karel, yo... —comencé a decir, pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta.

Karel se acercó aún más, antes de que pudiera continuar, arrinconándome suavemente contra una estantería. Mi corazón latía con fuerza, y el mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse.

—Naomi, no tengo miedo de decir lo que siento. Pienso en que deberíamos dejar de escondernos detrás de las palabras —dijo, su rostro tan cerca que podía sentir su aliento.

—Pero... —intenté protestar, pero él me interrumpió.

—Solo quiero saber si sientes lo mismo. —Su mirada estaba llena de sinceridad.

El tiempo se detuvo. Mi mente giraba en círculos. Karel se inclinó un poco más, y antes de que pudiera procesarlo o responderle, sus labios encontraron los míos. En un beso suave pero deseado, lleno de todo lo que habíamos estado evitando.

Y luego la realidad me golpeó como un balde de agua fría. Instintivamente, me aparté y di un paso atrás.

—No, no puedo —dije, y el pánico se apoderó de mí.

Sin mirar atrás, salí corriendo de la biblioteca, el corazón me golpeaba demasiado fuerte en el pecho. Me sentía como una cobarde, huyendo de lo que había deseado durante tanto tiempo.

Había cruzado una línea que no estaba lista para afrontar, y ahora, más que nunca, estaba atrapada entre el deseo y miedo hacia un amor.

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No logré salir de la biblioteca, porque Karen me había agarrado del brazo y llevado a su casa. Estábamos en la sala, sentadas en el sofá, ella me miraba con curiosidad y preocupación.

—¿Entonces me dices que te gusta pero sientes miedo a una relación? —preguntó Karen, parecía comprensiva.

Asentí, con un nudo en mi estómago que se apretaba cada vez más. Nunca había tenido una relación, y la idea de dar ese paso con un gran amigo, me aterraba.

—No sé... —comencé, buscando las palabras adecuadas—. Que una amistad acabe por culpa de una relación que no funcione, es horrible.

Karen se inclinó hacia adelante, mostrando interés.

—Entiendo tus preocupaciones, pero no todos los romances terminan mal. A veces, las relaciones pueden fortalecer las amistades.

—Sí, pero... —dudé y la inseguridad me invadía —. Además, ¿qué relación? Ese beso fue hermoso, pero hoy en día las personas se besan sin ser nada.

—Quizás no solo fue un beso para Karel. ¿Él te besaría porque si? Estoy segura de que fue algo más. Me he dado cuenta de las miradas que se dedican en la biblioteca. Tengo muchos años ya, no me equivoco.

Sabía que había algo especial entre Karel y yo, pero el miedo a perderlo como amigo me mantenía en un estado de confusión.

—No sé si estoy lista para eso.

Karen respiró hondo, como si estuviera sopesando sus palabras.

—Está bien. No tienes que tomar una decisión ahora mismo.

—Lo aprecio demasiado.

—Solo quiero que sepas que no tienes que sentirte presionada. Es normal tener dudas.

Tal vez no debía de tener todas las respuestas ahora. Pero me iba a permitir sentir y explorar lo que estaba sucediendo entre Karel y yo.