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Liam llegó a las cuatro en punto de la tarde. Al ver el yate, se alegró: tenía alrededor de diez metros de eslora y era mucho más grande de lo que había imaginado. Zayn lo estaba esperando en el muelle, en compañía de un tipo deslumbrante quién bien podría haber sido un modelo.

-Hola -dijo Zayn, saludándolo con la mano-. Llegas justo a tiempo.

El pelinegro lanzó una mirada rápida a los vaqueros cortos y a la camiseta de manga larga que Liam se había puesto.

-Liam, te presento a Nicholas. Es mí rival en la competencia de martinis de Orca Bay.

-Encantado, Liam. Ya le di una buena paliza el año pasado, y pienso repetir la experiencia - afirmó el chico de cabello rubio oscuro.

Nicholas llevaba pantalones cortos blancos y una camiseta roja que se ceñia perfectamente a su cuerpo escultural. Liam se sintió más pálido y descolorido que nunca. Si aquel monumento iba a navegar con ellos, fingiría una jaqueca y se marcharía.

-¿La competencia de Orca Bay? -preguntó.
Liam recordaba haber visto alguna referencia en la guía turística del hotel, pero nada más.

-Sí, es una competencia para crear el nuevo martini del año. Participan todos los bares, hoteles y restaurantes de la zona. Zayn la ganó durante quince años seguidos, pero luego aparecí yo y se acabó su suerte -declaró Nicholas, sonriendo.

-Sólo has ganado una vez -puntualizó el pelinegro-. Este año no te saldrás con la tuya.

-Voy a ganar, porque ya he inventado un cóctel nuevo -le explicó.

-Mira, el año pasado decidí ser un buen anfitrión y te dejé ganar. Pero voy a recuperar lo que es mío -insistió.

-¿Cuándo es? -preguntó Liam.

-La semana que viene. El viernes por la noche.

Liam se marchaba de Orca Bay el sábado, de modo que podía asistir. -¿Puede ir cualquiera?

-Sí, las entradas se venden en los bares. Los beneficios se destinan a la conservación de las orcas -explicó Zayn-. Es por una buena causa. Deberías venir.

-Lo haré.

Nicholas miró su reloj. -Entre tanto, si vienes a verme al bar del hotel Hennington Lodge, te prepararé un martini.

-Acepto la invitación, Nicholas. De hecho, me alojo allí.

-Bueno, diviértanse. Me voy a sacar brillo a mi trofeo.

Nicholas se despidió con un movimiento de la mano y se alejó por el muelle.

-Nicholas es de Londres -le explicó, sin dejar de mirar a su amigo-. Sus cócteles son algo excesivos para mi gusto... todo glamur y nada de sustancia.

A continuación, se giró hacia Liam y añadió:
-¿Y bien? ¿Preparado para poner tu vida en mis manos?

Liam estaba algo asustado, pero era una tarde hermosa, las olas parecían menos amenazadoras que por la mañana, él era un nadador excelente y, por otra parte, Zayn tenía salvavidas a bordo.

-Sí, estoy preparado.

Minutos más tarde, cuando ya habían zarpado y se encontraban en alta mar, Liam pensó que navegar era muy divertido.

-¿No habías navegado antes? -preguntó Zayn.

-No.

-¿Vas a seguir mirándome como un halcón? ¿O prefieres hacer algo útil?

-Prefiero hacer algo útil -contestó contra el viento.

Zayn dio unas nociones básicas de navegación, y Liam se lo pasó tan bien, que no pensó ni una sola vez en su trabajo. Además, el pelinegro resultó ser un profesor excelente, que explicaba las cosas con claridad, se reía tranquilamente cuando metía la pata y quitaba importancia a sus errores.

El sol ya estaba a punto de ponerse cuando Zayn preguntó: -¿Te apetece cenar?

Liam no se había dado cuenta hasta entonces, pero tenía hambre. Como Zayn le había enseñado el interior del barco, con una cocina y espacio suficiente para seis personas, supuso que querría cenar allí.

-¿Aquí, en el barco?

-No, en mi casa.

-¿Dónde vives?

Zayn señaló hacia la costa. -En esa casa.

Liam se giró y vio una casita que se alzaba en una cala. Tenía hasta su propio embarcadero.

-¿En esa preciosidad?

-En efecto. ¿Te parece bien?

Liam pensó que la compartiría con mucha gente o que había cerrado el acuerdo del siglo con el propietario de la casa, porque un camarero no ganaba lo suficiente para vivir en un lugar tan paradisíaco.

-Sí, claro que sí... -contestó.

Amarraron el barco y Liam lo siguió por el embarcadero. La casa era modesta, de color gris, y seguramente pasaba desapercibida si se miraba desde el mar a cierta distancia. Pero el sitio era espectacular.

Lo acompañó hasta el porche, donde había una parrilla, unas sillas y una mesa bastante vieja. La puerta estaba abierta, y Liam siguió a Zayn con curiosidad creciente. El interior resultó ser pequeño pero funcional, con una cocina completa y un salón limpio y sencillo donde vio el televisor más pequeño que había visto jamás. En cuanto a la decoración, era típica de la costa: un par de salvavidas antiguos, unas cuantas caracolas y un par de botellas que parecían haber pasado mucho tiempo en el fondo del océano.

-Es verdaderamente hermosa -dijo Liam.

-Gracias.

-¿No la compartes con nadie?

-No, ya no.

-¿Dónde está el cuarto de baño?

-Al fondo a la izquierda.

Liam se excusó y desapareció. El cuarto de baño resultó ser tan moderno y limpio como el de la habitación del hotel. Cuando salió, Zayn estaba rebuscando en el frigorífico.

-Tengo lenguados frescos. Pero si el pescado te disgusta, puedo preparar otra cosa.

-No, me encanta...

-¿Hago una ensalada?

-Claro.

Mientras Liam cortaba la lechuga, Zayn salió al porche y encendió la parrilla para preparar los lenguados. Al volver al interior de la casa, sacó una botella de vino blanco del frigorífico.

-¿Te apetece una copa?

-¿No vas a preparar algún cóctel de los tuyos?

-Si quieres... pero recuerda que hoy es mi día libre.

El castaño rió. -No hace falta, gracias. Una copa de vino estará bien.

Liam llevó la ensalada a la mesa y se preguntó si los manteles individuales y la vajilla, de colores alegres, serían una compra de Zayn o de alguna amante femenina. Pero en cualquier caso, no era asunto suyo. Solo iba a estar una semana en Orca Bay.

La cena le pareció excelente, sobre todo porque estaba hambriento. Además, el aire del mar potenciaba su apetito.

-Ah, aquí es todo tan tranquilo... -dijo Liam.

-¿Tranquilo? Los leones marinos no dejan de bramar, las gaviotas vuelven loco a cualquiera y el océano no se calla nunca -explicó Zayn-. Este es uno de los lugares más ruidosos de la Tierra, créeme.

-Pero no tienes tráfico, ni gente, ni música. Es como estar en el paraíso -dijo, recostándose en su asiento.

-Bueno, háblame un poco de ti...

-¿De mí? No hay mucho que contar. Ya sabes lo de Frederick y sabes en qué trabajo. Me crié en Chicago, donde vivo, y tengo dos hermanos.

-¿Tus padres también viven allí?

Liam sacudió la cabeza. -No, se jubilaron y se marcharon a Florida hace un par de años. Uno de mis hermanos es médico en Boca Ratón, así que decidieron estar cerca de él y de su esposa para poder ver a sus nietos. Mi otro hermano vive en Manhattan, es inversor.

-Vaya, tus hermanos tienen profesiones interesantes...

-Supongo que sí. Mi padre era psiquiatra y mi madre, profesora de Matemáticas. Heredamos su gusto por el análisis y la resolución de problemas.

-¿Lo dices en serio?

-No del todo, pero es verdad que mis padres nos educaron bien.

-Deben de estar muy orgullosos de ustedes.

-Serían más felices si yo sentara la cabeza -explicó, encogiéndose de hombros-. Me falta poco para cumplir los treinta y les gustaría que me casara, cuando les hice saber que era gay, me apoyaron pero se llevaron una desilusión al saber que de mi parte no habría nietos.

-¿Y a ti qué te parece?

-Que estoy bien como estoy.

Zayn lo miró como si se sintiera aliviado.

-¿Y tú? ¿Siempre has vivido en California?

-Sí, nací y me crié en San Diego. Me gusta estar cerca del mar. De hecho, sólo salgo de California para ir a hacer surf a Hawai o a Australia -contestó.

-Qué suerte, poder viajar por diversión...

Liam lo dijo muy en serio. Él viajaba fundamentalmente por motivos de trabajo, y no tenía mucho tiempo libre. Había pasado dos días en París tras toda una semana de reuniones en Londres, y unos cuantos días en las Bahamas después de que Frederick cerrara un acuerdo importante en Nueva York. Hacía años que no se tomaba unas vacaciones de verdad.

-No te conozco lo suficiente, Liam, pero tengo la impresión de que llevas una vida demasiado acelerada. Deberías tomártelo con más calma, disfrutar del momento.

Liam estuvo a punto de decir que hacía yoga y que procuraba destinar parte del día a la meditación, pero se lo calló porque nunca meditaba, se dedicaba a pensar en problemas del trabajo.

Mientras disfrutaban del vino, el sol se puso, el cielo se llenó de tonos rojizos y luego, de repente, se hizo de noche.

-Ha sido un espectáculo maravilloso -dijo Liam-, un momento inolvidable...

-Todos los momentos pueden ser inolvidables.

Liam no se había dado cuenta de que Zayn se había levantado. Cuando alzó la vista, se lo encontró junto a él, tan cerca, de hecho, que Zayn sólo tuvo que estirar un brazo para acariciarle la cara. Liam supo que lo iba a besar. Y también supo que Zayn le estaba dando tiempo para pensárselo y para rechazarlo si no le parecía bien.

Pero Liam no se apartó. Simplemente, cerró los ojos y esperó. Cuando sus labios se encontraron, el castaño se sintió como el sol unos minutos antes de la noche, entre tonos de pasión.




Jiji, no se quedaron atascados bbs, ¿Qué les pareció el cap?

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