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CAPITULO 6

"Unos casi treinta años Antes"

-¡Nani, vamos que volveremos a llegar tarde, una vez que estés lista a la hora que hemos dicho, tú nada, de nuevo seremos las ultimas en llegar, Samuel y Carlos nos estarán esperando hoy es nuestra graduación y llegaremos retrasadas, por Dios, hasta a tu boda llegarás tarde! - le reprochaba Michelle que ya estaba cansada de esperar a su mejor amiga que se preparara para poder ir al encuentro de su Amor.

-Ya no grites mujer que estoy lista, que eres exagerada, mejor llegar tarde y ser el centro de la atención de todos, que llegar primero y no te admire nadie - decía Diana riéndose.

Por fin ya listas y con una sonrisa en el rostro que no se la podía borrar nadie; bueno o eso creían, al bajar las escaleras al fin de ellas las esperaban dos chicos muy guapos, Samuel tomó a Nani y le dio un dulce beso en la boca susurrándole.

-¡Esta preciosa, mi negrita!

-Usted tampoco estas nada mal - respondió ella levantando una ceja.

-¡Pues muchas gracias señorita! Es un honor poder ser su caballero - le dijo de forma muy seductora.

Al llegar Michelle al lado de Carlos, se perdieron en un beso y abrazo que los dejo sin aliento

-Dios mío Mí me meterás en problemas, hoy estás más que bellísima, estas impactante - le dijo el joven más que embobado por la mujer que lo traía loco desde siempre.

-Gracias Amor, ese humor tuyo me vuelve loca - dijo ella riendo.

Estaban todos muy entusiasmados, por fin lograban terminar sus estudios, seguirían con sus profesiones, después de algún tiempo se casarían, formarían sus familias y vivirían muy cerca.

Carlos manejaba la camioneta de su padre, habían puesto música, las chicas que iban sentadas en la parte trasera, cantaban dándole la bienvenida a la primavera que llegaba junto al amor; bueno eso era lo que trataban de hacer ya que tenían una voz terrible.

Todo pasó en unos segundos, lo único que se escucho fue una terrible explosión y un gran golpe.

Solo sentía como alguien la llamaba, pero no podía abrir los ojos.

-Mi despierta, por favor amiga, abre tus ojitos, mírame, dime algo aunque sea para que me regañes, te lo juro mi negrita, que cuando despiertes no volveré a retrasarme en nada - le suplicaba entre llantos Nani - por favor no me dejes, despierta - en ese momento se escucharon las ambulancias que se acercaban - ya llegaron mi niña, todo estará bien.

Samuel y Diana, también se habían golpeado pero mucho menos que la otra pareja que habían obtenido todo el impacto; Samuel trato de apartar a la joven de su amiga para que los médicos pudieran hacer su trabajo.

-Chamo si le pasa algo a mi amiga me muero con ella - le decía Diana a su novio.

-No mi vida no le pasara nada, tranquila - la llevaba caminando hasta la ambulancia que los esperaba.

Al llegar al hospital lo único que supieron fue que Carlos había perdido la vida al instante del impacto y que Michelle estaba siendo operada por que había tenido un golpe muy fuerte en la cabeza y en toda la parte izquierda del cuerpo; Samuel y Diana fueron atendidos y curados de inmediato, les habían dado de alta, pero ella no se iba si no sabía de su amiga, no pasaba por su mente el dejarla sola.

-Amor tienes que descansar, vamos y volvemos en la mañana, pero vamos no estás bien - decía Samuel a la joven que parecía que no lo escuchaba - Nani ¿me escuchas? Te suplico vámonos y regresamos temprano en la mañana

-¡NO! ¿Que no entiendes que ella me necesita? - Le dijo llorando - no me puedo ir, le prometí siempre que no la dejaría, ¡vete tu si quieres y déjame tranquila! - se dio la media vuelta y se dejó caer en una silla exactamente al lado de la puerta donde estaban operando a su amiga y esperaría por el tiempo que fuera por tener novedades de ella, de inmediato llego Samuel a su lado y la tomó entre sus brazos quedándose así por mucho tiempo esperando; pasaron bastantes horas hasta que obtuvieron noticias, había salido de quirófano, la trasladaron a un dormitorio en la UCI en el cual la tendrían por lo menos por veinticuatros horas en observación; y claro lo que más les impacto fue lo que los médicos le dijeron:

-La señorita y su embarazo están fuera de peligro, pero la mantendremos en observación por si hay algún inconveniente - y se habían marchado sin más. ¿Cómo le dirían a Michelle que estaba embarazada y que ese bebe no conocería a su padre?

- ¡Dios mío! - Exclamo Diana poniendo sus manos en la boca para ahogar el grito que casi le sale - ¿qué le diremos? - Dijo mirando a su novio - ¡estará sola!

-Mi negrita tranquila, que ella es fuerte, no estará nunca sola, tiene a su familia y te tiene a ti; todos haremos lo que pase por nuestras manos para poder ayudarla, y si el embarazo sigue es porque Dios y Carlos no dejaron que le pasara nada a ese niño que viene en camino. Así que Nani calma que todo saldrá bien al principio será muy difícil, pero todo se arreglara.

Pasaron al fin dos días hasta que les dieron el permiso para poder visitar a su amiga, ella ya sabía que estaba embarazada, pero no conocía nada sobre Carlos, eso se lo habían dejado a Diana, ya que era la más indicada para poder hablarle y calmarla al mismo tiempo.

Al entrar al dormitorio la joven no se dejó esperar y fue de inmediato al encuentro de su amiga, con la cual se perdieron en un gran abrazo.

-Mi no me lo vuelvas hacer por favor - le dijo Diana llorando - cuanta falta me has hecho.

-Tranquila mi negrita, estoy bien, de seguro que ya sabes que serás tía, ¿cierto? - Le dijo la joven con una sonrisa en la cara - ¿ya se lo dijeron a Carlos? ¿Él lo sabe? - preguntaba ansiosa a su amiga.

-Cariño mira, tranquila, resulta - no sabía cómo darle la noticia sin hacerla que se estresara y provocarle algún problema a su embarazo - que en el accidente, el camión - Diana le tomó la manos y sintió como su amiga se tensaba y empezaban a llenársele los ojos de lágrimas que todavía no habían corrido - golpeo la parte de ustedes y por eso que tú estabas más golpeada que yo, bueno y Carlos recibió mucho más el golpe y... - ya no podía seguir hablando, era muy difícil decirle a su mejor amiga, que el hombre que amaba con todo su corazón había muerto. Michelle entendió de inmediato lo que su amiga no podía decir, en ese mismo instante sintió que su corazón se partía en dos, en ese momento estallo en llantos y gritos de desesperación

-¡NO, no puede ser! - Suplicaba ella - ¡díganme que es mentira! ¡Por favor, Nani, dime que es mentira, que no puede ser verdad! - lloraba sin consuelo.

-¡NO puedo decirte eso Mi! - Le respondió su amiga - lamentablemente esa es la verdad, pero cálmate, tiene un bebe que necesita de ti, el recuerdo de Carlo estará a tu lado siempre junto a su hijo, pero tienes que tranquilizarte.

-¡No quiero a ningún bebe, yo quiero a Carlo, a Mi Carlo, que regrese o me iré con el! - empezó a sacarse todos los cables que la tenían unida a las maquinas médicas, estaba desesperada por salir de ahí e ir al encuentro de su amor. De inmediato llegaron los médicos a ponerle unos calmante para que pudiera tranquilizarse, todo esto era demasiado para ella. Se quedó dormida de inmediato.

Diana se quedó a su lado por bastantes días, Michelle lo único que hacía era llorar y llorar la muerte de su amado, hasta una mañana que Diana no aguanto más verla así y decidió decirle unas cuantas cosas, aunque después dejara de hablarle, valía la pena el intentarlo.

-Mira Michelle, han pasado bastantes días y tú sigues igual, ni te importa lo que sucede con esa criatura que llevas en tu vientre, si quieres morirte, bien por ti, pero eso - dijo señalándole el vientre plano de la joven- no tiene la culpa de que seas tan egoísta - Diana no podía creer sus propias palabras - tú decides, pero si quieres dejarte vencer no cuentes con migo, porque yo tenía una amiga valiente que no le temía a nada y nadie, lo daría todo por tener un hijo de su amado, así que la decisión es tuya, cuando me necesites me llamas, no antes de saber qué quieres - se dio la media vuelta y se fue hacia la puerta, antes de tocar el pomo escucho la voz de su amiga hablarle.

-Nani no me dejes - dijo en un susurro - no podré hacerlo sola.

Al escuchar esas palabras Diana se dio la vuelta, miro a su amiga y le preguntó.

-¿Hacer qué?

-Dar a luz a esta criatura y seguir adelante.

Al instante se iluminaba la cara de Diana, con una maravillosa sonrisa de triunfo. De inmediato se acorrucaron en un abrazo enorme, a pesar de todo lo sucedido Michelle se sentía bien con su decisión y no haría nada que pudiera lastimar a su bebe.

Habían pasado unos dos meses, cuando una mañana llego Michelle a la casa de Daniela a darle una noticia muy importante.

-¿Mi que sucede? ¿Por qué has venido tan temprano? - le preguntó su amiga.

-Nani me vengo a despedir

-¿Qué, como que te vienes a despedir? - le preguntó su amiga sorprendida.

-Así es mi negrita, me voy a Portugal, adonde una tía, a terminar mis estudios y poderle dar a mi hijo un mejor futuro - le dijo Michelle entusiasmada - no te había dicho nada porque no era seguro, pero ayer me avisaron que estaba todo listo y viajo mañana.

-No lo puedo creer, ¿cómo has hecho esto sin decirme nada? - Dijo Diana muy enojada - ¿que no somos amigas?

- No te enojes Nani, tengo que mirar primero a mi hijo así que esto es lo mejor - y le dio un abrazo muy fuerte - me harás mucha falta, pero de seguro que algún día vuelvo junto a mi hijo y nos instalamos cerca de la casa que tendrás tú con tu familia - le dio un beso en la mejilla y se marchó, no quería alargar más su despedida ya que era demasiado dolorosa; así se separaron las amigas cada una tomando un rumbo.

Michelle viajo donde su tía en Lisboa que consigue esa cosa extraordinaria que es tener cercanos, a tan sólo media hora de viaje en coche, interminables arenales, como los de Caparica, o una verdísima sierra, como es la de Sintra, además de zonas naturales en donde reina una tranquilidad paradisíaca, desde la laguna de Albufera al cabo Espiche, contrapuestas a la animación cosmopolita de la zona de las Docas. Ahí estudiaba su carrera en leyes y dio a luz a su hijo Juan quien era su vida y siempre le recordaba a su padre. Un día a mediado de Mayo que Michelle se encontraba en el parque con su hijo de tan solo dos año y pico se le acercó un niñito un poco más pequeño, se le quedo mirando con curiosidad, ella se agacho para poder estar a su altura.

-¡Hola cariño! ¿Dónde está tu mami o tu papi? - ella miraba por si alguien buscaba al niño, lo tomó de la mano para ver si encontraba a sus padres. De repente de la nada salió un hombre gritando Stefano con angustia, al verlo el niño sonrió y fue corriendo hacia él. El padre lo tomó en brazo y lo besaba por toda la cara.

-Dios hijo mío, no me lo vuelvas hacer, no te vuelvas a alejarte de mi lado - ese hombre sí que estaba preocupado por su hijo. Michelle no quiso molestar, así que se dio la vuelta tomo el coche donde estaba su hijo y se propuso para irse a casa, sintió que alguien la sujetaba del brazo y al girarse se encontró una mirada marrón profunda, la cual tenía algo de dolor.

-Emmm... - empezó a decir un poco avergonzado - muchas gracias por cuidar de mi hijo, me di un momento la vuelta y el desapareció, siempre anda buscando cosas o personas no lo sé - dijo muy serio.

-No se preocupe, de seguro anda buscando a su mami y por eso vino hacia mí - dijo ella sonriéndole al niño y haciéndole muecas.

- Es que él - no sabía si decirle a la joven lo que sucedía - bueno mi mujer murió en el parto así que no conoció a su madre.

-Perdón no fue mi intensión - dijo ella muy apenada - se lo que es criar a un niño sola, y para mi mucho peor estando en un país extranjero, pero bueno por el amor a Él - dijo señalando a su hijo - haría lo que fuera.

-Así es, mi hijo fue mi remedio después de la muerte de mi mujer, así es que entiendo lo que dice; Perdone no me he presentado mi nombre es Marcos, Marcos Coelho - tendió su mano, pero Michelle no sabía si responderle o no, era el primer hombre que se le acercaba después de Carlo y se sentía extraña, este joven tenía algo que la atraía, pero ella debía velar por su hijo, pero también era mujer y tenía necesidades así que decidió darse una oportunidad, así que le tendió su mano - mucho gusto, mi nombre es Michelle Valenzuela y este es mi hijo Juan - dijo mostrando al niño en el coche. Al mirar hacia donde indicaba la joven vio a un niño precioso de unos ojos azules que lo miraban y reía. Empezó hacerle muecas y juegos con la mano, los dos niños disfrutaban de las tonteras que hacía Marcos así que se quedaron por bastante tiempo juntos hasta que empezó a anochecer y decidieron dar por terminada la tarde.

-Es mejor que regrese a casa - dijo la joven, a la vez que juntaba los juegos de su hijo - se estarán preocupando por nosotros.

-¡Claro, seguro, déjame acercarte a tu casa, para que no tengan que caminar a estas horas a solas! - le afirmo Marcos, ayudándola a juntar las cosas y encaminándose hacia su auto.

-No es necesario - dijo muy rápido Michelle.

-Ni se te ocurra decirme que no - y así fue él los llevo hasta la casa.

Así se dieron unos cuantos encuentros en el parque sin que se lo hubieran propuesto y Marcos cada vez la llevaba a la casa donde vivía Michelle un día de ellos al bajar las cosas del coche y dejarlas en la puerta se acercó a la joven y le dijo:

-Me gustaría poder volverte a ver a ti y al niño.

-No lo sé - le respondió un poco insegura.

-No te digo ser una pareja, han que de verdad no sé por qué, pero me gustaría, pasar tiempo contigo y conocerte.

-Lo que pasa es que aún estoy con mis estudios y a la vez trabajo en una oficina, no tengo mucho tiempo libre y cuando lo tengo quiero dedicarme a mi hijo, a quien le hago falta, por eso es que le digo que no lo sé - le dijo la joven - sé que una relación necesita de mucho tiempo y yo eso no lo puedo dar - le aseguró.

-El mismo problema lo tengo yo, así que podremos encontrar algunas formas de pasar tiempos junto a ellos como lo hacemos hasta ahora pero poder conocernos mejor nosotros también - le dijo él con la esperanza reflejada en sus ojos, de que podrían obtener alguna relación con la joven que desde un tiempo le había robado el sueño.

Se lo pensó por un momento y se dio cuenta que no tenía nada que perder y así fue desde ese día, se juntaban en el parque para poder disfrutar de los niños; empezaban a conocerse y a obtener una hermosa relación. El dos de Agosto era el cumpleaños de Juan, el hijo de Michelle y le harían una fiesta en la cual Marcos y Stefano también estaban invitados ya que el niño y la madre le habían tomado mucho cariño; Esa noche después de la fiesta y que los niños se durmieran, el joven le pidió que por fin fueran novios, podrían tener un futuro, se notaba que ella quería a Stefano y él ya se había encariñado bastante con ese chiquillo, que siempre le hacía sonreír y bueno Michelle era una mujer increíble, sacaba adelante sola a su hijo con la única ayuda de su tía.

-Marcos ¿quieres una cerveza? - le preguntó la joven al terminar de limpiar

-Deja yo la saco ¿tú quieres? - le preguntó él.

- Si por favor que no doy más, quiero por fin sentarme y sacarme los zapatos.

Marcos saco dos cervezas de la nevera, regresó a sentarse con ella, quien se estaba sobando los pies por el dolor; el joven le pasó una y la suya la dejo en la mesa de salón, le tomó un pie para hacerle un masaje, al minuto ella se relajó, sentía como su respiración se calmaba.

-Vénganse a vivir con nosotros Michelle - le dijo él de golpe, algo que hizo que la chica escupiera la cerveza en la cara.

-Perdona, se levantó y le pasó un paño para que se limpiara, ¡estás loco! - Quiso saber ella - ¿cómo se te ocurre decirme algo así? - estaba furiosa, no sabía cómo reaccionar a lo que él le pedía.

-Tranquila corazón - Marcos la tomó de la mano la sentó a su lado y le explicó - estamos los dos solos con dos pequeños, el uno necesita una madre y el otro un padre, bueno yo, lo seguro es que te necesito a ti, veo como cuidas a tu hijo y al mío, el tiempo que pasamos juntos he visto cómo eres de dedicada, pero también me encantas como mujer, me vuelves loco y quiero cuidar de ustedes - lo último se lo dijo tomando su cara entre sus dos manos y mirándola directamente a los ojos - di que sí y démonos la oportunidad de ser felices.

Se le quedó mirando por bastante tiempo, sin saber que responderle, de verdad que se había encariñado bastante con el niño y bien con él también, ¿pero no era muy pronto para mudarse juntos?, la verdad es que pasaban la mayor del tiempos juntos y bueno los niños siempre pedían estar con los dos. Lo miro a los ojos por unos momentos, estaba muy sorprendida con lo que le había pedido, pero ella también quería estar con él, así que le respondió:

-Está bien.

- ¿Qué has dicho? - le preguntó sorprendido.

-Está bien Marco, nos iremos con ustedes si de verdad lo quieres.

-¡Claro que lo quiero! - Exclamo él feliz por la respuesta que había obtenido, porque para ser sincero nunca pensó que ella lo aceptaría - no sabes lo que esto significa para mí - dijo dándole besos por toda la cara hasta llegar a su boca, donde sentía su dulce aliento.

-Te haré la mujer más feliz del mundo - le dijo por encima de sus labios, la devoró como si no hubiera mañana.

Así fue como hizo, cada día la hacía más feliz, se casaron en una ceremonia muy íntima, los niños nunca sintieron la diferencia, Marcos reconoció con su apellido a Juan y siempre fue su hijo mayor, nunca hubo diferencia.

Michelle termino sus estudios pero no ejerció su profesión porque lo más importante para ella era su familia y dedicarse a ellos, después de unos años nacieron sus otros dos hijos; los cuales a la edad de los dieciocho se enteraron de toda la historia y eso nunca les formo algún obstáculo, nada cambiaba, para ellos eran todos hijos de la misma madre y del mismo padre.

Michelle estaba muy feliz con su familia, amaba a su marido y por sobretodo amaba a sus cuatros hijos, eran el mejor regalo que Dios podía haberle dado; pero siempre anhelaba el poder regresar a su país natal. Sin saber nada, cuando sus hijos ya estaban mayores, hasta Stefano se había casado con esa preciosa chica que lo amaba tanto, un Diez de Mayo, cuando estaban todos sentados a la mesa, celebrando el día de la madre, un día al que todos daban la gracias el poderla tener con ellos después de los momentos tan difíciles que habían vivido, pero ella nunca le había dejado ver lo cuanto sufría de verdad; pero después de un tiempo todos se daban cuenta de cómo había decaído y ellos la amaban cada vez más si eso era posible porque ella lo había dejado todo para hacer feliz a su familia y así también harían ellos.

Su marido se le acerco, la abrazo por detrás y le dijo:

-Mi Vida, los chicos tienen que decirte algo. Pero tú tranquila hasta que terminen ¿de acuerdo? - Sintió como se tensaba su mujer - te dije que tengas calma y tú haces lo contrario - la conocía demasiado bien.

- ¿Me dices todo esto y quieres que esté tranquila? - Le reprocho ella - ¿Qué han hecho? - pregunto mirando a sus hijos.

-Mamá por favor, déjanos hablar - le suplico Juan.

-Ya hablen que me están matando con todo este discurso - le respondió ella.

-Bueno - tomó la palabra Stefano - con Mirian - dijo mirando a su mujer - decidimos irnos del país, acá las cosas no están bien y queremos irnos a otro lugar para estar más tranquilos, poder empezar con nuestro trabajo y por fin empezar a formar nuestra familia.

Michelle no podía creer lo que escuchaba, su hijo se iría lejos. Sin esperar siguió Paulo.

-Mami yo me voy a hacer mi bachillerato, así que me mudo también.

La mujer no creía lo que sucedía en la casa dos de sus hijos le decían de una vez que se irían lejos, de inmediato Arturo decidió decirle lo del también.

-Mamita yo también decidí terminar mi profesión en el extranjero, así que también me iré.

La mujer no pudo más y se puso a llorar no podía creer que tres de sus cuatros hijos se irían afuera del país, sabía que eran mayores y no le importaba que vivieran en otras casas o en otra ciudad, pero irse afuera del país era demasiado; de inmediato miro hacia su hijo mayor ya que estaba segura que él también le soltaría alguna bomba como las de sus hermanos. Al ver la mirada de su madre Juan hizo una mueca y le dijo:

-Bueno mami, a mí no me mires así, que yo ya he tomado mi camino hace bastante tiempo, pero la verdad es que también me voy, todavía no sé cuándo, pero de irme me iré.

-¿Todos se han puesto en mi contra? - Dijo la madre - ¿qué le hice para quererse ir lejos de mí?

-Mi Amor te dije que estuvieras tranquila y que nos dejaras terminar - le dijo Marcos - la cosa es que nosotros también nos vamos, hemos hecho todos los trámites para abrir la oficina en otro lugar así que en menos de un mes partimos nosotros también.

-Pero ¿Qué, como, para dónde? - preguntaba sorprendida no podía creer lo que escuchaba - ¿por qué nos iremos? - quiso saber.

-Bueno hoy es tu día y decidimos hacerte un regalo que sé que siempre quisiste, pero como toda la vida velabas por nosotros primero, no lo lograste hacer, así que nos vamos para Chile y más específicamente a San Fernando - respondió Marcos con una enorme sonrisa.

-¿Estás loco? Como nos iremos tan lejos de nuestros hijos, si ellos de seguro se van alguna ciudad europea, ¡me quedo acá! - Dijo furiosa Michelle, miro hacia Stefano y le preguntó - ¿Ustedes para donde se van?

-A Chile - le dijo simplemente levantando sus hombros. Su madre no podía creer lo que escuchaba y señaló hacia Paulo.

A Santiago - dijo haciendo una pausa para ver la reacción de su madre - de Chile - siguió también levantando los hombros. De inmediato miro a sus otros dos hijos los cuales hacían el mismo gesto. Ella no podía creer lo que escuchaba, empezaron a correr las lágrimas por su rostro a la vez que ponía la mano en la boca para evitar que le saliera el grito de alegría que sentía.

-¿Pero cómo harán algo así, Dejar todos sus trabajos y estudios y hacer esta locura? - les preguntaba ella, sin poder entender lo que sucedía a su alrededor, sus hijos estaban decididos a seguirla hasta el fin del mundo solo con hacerla completamente feliz.

- Mami - empezó a decirle Juan a la vez que se acercaba a ella y la abrazaba - tu un día te fuiste de tu país pensando en mi bienestar, siempre hemos estados nosotros primeros y tú siempre quedándote atrás, por eso lo decidimos todos juntos - dijo señalando a cada uno de sus hermanos y su nuera que estaban con una de las sonrisas más bellas que haya visto jamás - de mudarnos contigo y no por ti, será un buen cambio para todos, así que mami que dices ¿nos vamos a vivir a Chile?...


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