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CAPITULO 21


Al abrir la puerta Arturo se encontró con una escena que lo dejo con la boca abierta.

Ahí se encontraba Jonathan sentado al lado de Sara tomándole la mano como un enamorado y acariciándole la cara con la otra, podía ver cómo le hablaba pero se notaba que Sara todavía estaba inconsciente quiso entrar en ese momento pero estaba seguro que el doctor lo echaría de la habitación así que decidió esperar en un lugar de la sala que podría vigilar cuando el otro hombre se fuera pero lamentablemente para Arturo, Jonathan no salió en toda la noche, solo podía ver que de vez en cuando entraba alguna enfermera pero nada más.

El joven médico estaba pendiente de cada señal que podía dar la chica estaba preocupado porque no había reaccionado todavía y aunque todos sus exámenes habían salido correctos ella todavía se negaba a regresas a ellos, le tomó la mano con muchísimo cariño y la puso entre las de él dándole un beso en ellas y dejando sus labios por muchos más tiempo, necesitaba sentirla, sabía que no era correcto que estuviera ahí, ella nunca le mostró que hubiera sentido algo por él pero estaba decidido que no la dejaría volar nuevamente lejos del él y sin luchar por ella.

Cerraba los ojos y todavía podía ver claramente esos ojos tristes que suplicaban por ser feliz, esa sonrisa que muy pocas veces había visto ser sincera. Pudo oler ese aroma tan ella a limón, siempre había olido de la misma manera, aunque hubiera estado trabajando en un lugar donde las mujeres siempre estaban súper arregladas, pintadas y con fuertes perfumes ella siempre fue la más simple pero la que con su belleza cubría a todas las demás.

"Como pude ser tan ciego y dejarte ir entonces y no luchar por ti y por tu amor, como no fui capaz de sacarte de ese infierno que sé que vivías cada noche para complacer al maldito de tu novio, a ese desgraciado lo hubiera matado si me lo encontrara en cualquier momento, sé que te maltrataba mi vida, lo sé porque tenía gente que se enteraba de lo que pasaba y muchas veces pude notar tus moretones aunque tratabas de esconderlos con tu maquillajes"

Unas lágrimas corrieron de sus ojos, no se avergonzaba para nada estaba demasiado afectado al ver a la joven en esa situación y conociendo por todo lo que había pasado esa chica.

"¡Dios mío como pude dejarla ahí! Y ahora ella está en esta situación y sin conocer la razón"

Después de unas cuantas horas había recostado su cabeza encima de la cama sin dejar de sostenerle la mano por ningún momento, solamente se apartaba de ella unos segundos cuando entraba la enfermera, de repente sintió que alguien le apretaba la mano pero casi sin fuerza y se levantó dando un pequeño salto por la sorpresa de ver a Sara con los ojos abiertos, de inmediato se puso de pie llamó a una enfermera por el botón y comenzó a revisar su señales.

Apenas vio que todo se encontraba como debía y la enfermera se retiró de la habitación se sentó al lado de la joven los dos se miraban a los ojos sin decir nada; ella lo había reconocido pero no podía entender que sucedía como era posible que el estuviera ahí con ella, ¿cómo la había encontrado? Ahora todos se enterarían de todo lo que había hecho por Julio. El joven se dio cuenta de lo tensa que se puso la chica y pudo ver en sus ojos la angustia, el miedo, ella necesitaba conocer lo que sucedía él hizo el movimiento para volverle a tomar la mano pero ella la apartó de inmediato de su alcance.

-Sara no tengas miedo ¿no me reconoces?

-Sí, se quién eres, lo que no entiendo es que haces tú acá - dijo ella un poco confundida con todo lo que sucedía.

- Es una larga historia, la cosa es que soy tu médico de cabecera así que por eso estoy acá, también como la vida a veces es extraña nuestros padres son amigos y ellos me pidieron cuidar de su hija así que aquí estoy - le explicó el joven dándole una media sonrisa como pidiendo perdón.

-¿Ellos saben?

-¿Sobre el accidente? Claro que lo saben y estuvieron antes acá pero como no se podían quedar en la habitación los mande a dormir y vendrán temprano por la mañana.

-¿Pero saben? - Volvió a insistir un poco más inquieta - ¿Qué tú y yo ya nos conocemos y de dónde? - dijo agachando su cabeza bastante avergonzada.

-Sara mírame por favor - le pidió el joven colocándole dos dedos en su mentón para hacerla que levantara la cabeza y poderla mirar directo a los ojos, ella se estremeció al volver a sentir esa paz que le trasmitía el joven desde el día que lo había conocido - nadie conoce que nosotros nos hemos conocido en el pasado no encontré justo para nadie decirlo en el momento que estabas inconsciente y de seguro que a nadie le importa saber cómo y dónde te conocí.

-¡¿Pero tú no eras medico?! - Era entre una pregunta y afirmación - ¡tú también me habías mentido! - siguió con la voz media cortada.

-Tienes razón, perdóname pero en esos lugares nunca decimos algunas cosas por motivos que creo que debes de conocer.

-Tienes razón, por acosos y cosas así ¿cierto?

-¡Así es! - afirmo él.

- Entonces en la amistad que me ofrecías y todo lo que me habías dicho en esos tiempos ¿eran mentira?

- ¡No Sara, claro que no! Desde el primer momento en que te conocí en ese lugar, la noche que te escuche cantar, me sentí en confianza y era simplemente yo, en lo único que no fui sincero fue en mi profesión.

-Eso no quiere decir que no hallas mentido, todos hacen lo mismo ¿Por qué estas acá? - todo esto la estaba afectando demasiado, todos los hombres que habían pasado por su vida amorosa le habían mentido o maltratado, comenzaba a sentirse que no valía como mujer.

El joven contempló como ella comenzaba a agitarse nerviosa, si continuaba así tendría que inyectarle un calmante y era lo que menos quería.

-Sara por favor tranquilízate osino tendré que sedarte y no lo quiero hacer, no será bueno para ti.

-Está bien, está bien pero quiero quedarme sola por favor.

-Olvídate, primero que nada les prometí a tus padres que no me iría, así que no me pidas que haga algo así.

-Bueno si es por ellos quédate pero a mi déjame tranquila yo no quiero saber nada - diciendo esto se dio la media vuelta dándole la espalda al joven y cerró sus ojos pero él no se quedaría con los brazos cruzados haría lo que fuera por traer de nuevo vida a los ojos de la chica, se acomodó en la silla, puso sus brazos en la camilla y se dispuso a contarle su historia, una historia que tenía que ver con dos jóvenes que se habían conocido hace bastante tiempo.

-Sabes, había una vez, hace ya un tiempo, un joven que iba por la vida buscando pasar el rato tratando solamente de disfrutar y gozar en compañía de mujeres diferentes cada noche, una de esas noches entró en un club que estaba a las afueras de la ciudad y quedo completamente magnetizado por la voz y el baile de una bella joven morena, que no estaba demasiado maquillada o vestida sensualmente.

Sara escuchaba atenta todo lo que salía de la boca del joven.

- Sabes, ese joven estuvo visitando ese club por bastante tiempo para poder obtener la fuerza de solicitar la compañía de la mujer que le había quitado el sueño, cuando habló con la dueña para su solicitud y ella le dijo que esa chica no hacía compañía le ofreció una gran cantidad de dinero pero ella volvió a decir que hablaría con esa chica pero que era casi imposible que se realizara su petición porque ella no tenía nada que ver con las demás mujeres de lugar.

Sara se dio la vuelta quería verlo mientras escuchaba su historia, siempre le había gustado mirar a la gente a los ojos cuando le hablaban y esta vez no sería diferente, sobre todo con él que siempre se comportó como un caballero con ella.

Él vio en los ojos de la chica más tranquilidad y así con una pequeña sonrisa en sus labios siguió con su historia.

-Ahí donde el joven estaba sentado esperando que le digieran que ella no vendría hacerle compañía y estaba preparado para eso - dijo cerrándole un ojo para darle a entender que era verdad lo que decía - de repente vio como un ángel se acercaba a su mesa y lo saludaba, esa chica sacó lo mejor de él, nunca se había abierto de esa manera con ninguna mujer, el tiempo pasaba y cada vez las ganas de sacarla de ese lugar eran mucho más grandes ya que podía ver que sus ojos ya no tenían el brillos que habían tenido en un principio y que aunque se maquillaba más para esconder algunas cosas, para el joven eran notables.

Ella se tensó y cada vez se le llenaban más los ojos de lágrimas aunque no quería volver a llorar por nada ni nadie, pero el traer esos recuerdos y pensar que un extraño se había dado cuenta de su sufrimiento la hizo estremecerse no pudo más y las lágrimas comenzaron a caer, el medico paso su pulgar por sus mejillas para podérsela limpiar.

-No llores Sara por favor, me enfado con migo mismo por no sacarte de ahí pero sé que no te gustará lo que diré, cuando no estaba yo presente siempre había alguien cuidando de ti no quería que pasara algo y tú estuvieras sola - ella no podía creer que el joven que poco conocía hubiera hecho semejante cosa - pero una noche que estuve ahí y tú no llegaste una parte de mí se sintió ansioso de conocer tu paradero y de poder saber si te encontrabas bien, me sentí aliviado cuando en el negocio entró un tipo buscándote, gritando desesperado y ahí me dijeron que era tu novio, entonces entendí que te habías alejado de él y quede tranquilo, aunque claro que angustiado por que no volví a tener novedades tuya y nadie pudo decirme dónde encontrarte - se hundió de hombros y siguió.

- Desde ese momento no pude olvidar esos ojos tristes, me atormentaban todos los día por no haberte ayudado - le acarició la mejilla dulcemente, ella trató de apartar su cara pero él no se lo permitió - y hoy cuando te vi en esta situación quise morirme.

-Yo... - no podía seguir no sabía que decirle.

-No necesitas decirme nada si no puedes solo déjame cuidar de ti hasta que lleguen los demás - le suplicó no quería dejarla sola por nada y sobre todo no quería volver a verla llorar.

-No quiero ver a nadie quiero quedarme sola quiero mor...

-No digas eso por Dios Sara tienes a personas que te aman y tu novio también estaba muy preocupado por ti.

-No es mi novio y no quiero volver a verlo en mi vida, todos lo único que han hecho es lastimarme.

-¿Qué quieres decir con esto Sara, él te lastimó? - el joven sintió que se ahogaba con lo que escuchaba como era posible que alguien la lastimara de tal manera.

-No exactamente, él no manejaba el coche que me daño pero si sostenía el cuchillo con el que me desgarró el corazón, motivo por lo cual no podré volver a amar y ser feliz.

- ¿Qué quieres decir con eso mi pequeña, que te hizo ese imbécil? - ella pudo ver como el joven convertía sus manos en dos puños y tan apretados que sus nudillos de habían convertido totalmente blancos.

-Es larga historia y no quiero molestarte con esto, lo único que quiero es no volverlo a ver.

-No me molestas, pero necesito saber que es lo qué pasó, así podré ayudarte como se debe - el reconocía que lo que le pedía a la joven era difícil pero tenía que saber todo lo sucedido. Por un instante ella no sabía que hacer contarle todo o guardárselo para sí misma, pero en estos momentos ella necesitaba un amigo, en alguien en quien confiar.

- Por favor Sara confía en mí, te conté todo lo sucedido porque no quería que hubiera secretos entre nosotros y así poder ayudarte en lo que sea que necesites, como te ofrecí hace un tiempo atrás, ayuda que no aceptaste y que espero ahora si lo hagas.

-Bueno resulta que si tienes razón... - así comenzó a contarle toda la historia desde entonces que había estado en el liceo, como habían sucedido las cosas con julio y luego lo de Arturo - cuando decidí irme le deje una nota a mi hermana y como no quería quedarme ahí hasta el próximo día fui en busca de algún coche o bus lo que encontrara para poder regresar a mi casa en ese instante iba tan perdida en mis pensamientos que no sentí cuando me dio el golpe y ahora me encuentro en este estado - dijo al fin con los ojos bastantes rojos por las lágrimas que no pararon de correr en todo momento.

Si estaba lastimada, pero sus heridas no eran solamente superficiales sino que también las tenía muy profundas en su corazón y esa sólo podían ser curadas a base de paciencia, amor y tiempo. Él iba a proporcionarle a un profesional para que la ayudara, pero él también estaría a su lado en todo momento.

-Tranquila todo saldrá bien - la abrazo con cuidado y tratando de darle el cariño y seguridad que necesita.

-No quiero saber nada de él, por favor dime que harás lo que sea para que no entre a verme.

-Claro mi pequeña acá puedo ayudarte pero cuando te dé de alta ¿que pasara?

-No lo sé, ojala hubiera terminado todo en ese momento.

-Primero que nada no volverás a decir esas cosas de nuevo - le dijo con voz firme lo que le hizo a la joven estremecerse - no quiero que te dejes vencer eres fuerte y tienes un futuro maravilloso por delante, tengo una idea con la cual poder ayudarte yo como médico pero no sé si estarás decidida hacer algo así.

-Lo que sea quiero comenzar de nada, no quiero volverlo a ver, quiero cerrar esa puerta.

-¿Sara estas segura? Parece que no lo quieres como creías.

-No Jonathan lo amo demasiado pero ya no tengo corazón para seguir haciéndolo y poder perdonar lo que ha hecho ya no puedo sufrir más, ¡por favor! - le suplicó, si quería seguir adelante lo haría sin Arturo, ya no quería ser una víctima quería tomar la vida en sus manos.

-Está bien, esta es la idea... - así le explicó como harían las cosas para que todos lo creyeran pero le hizo prometer que también vería a alguien que la pudiera ayudar sicológicamente, alguien que la pudiera guiar y que ella pudiera estar mucho más tranquila - ¿entonces estas segura?

-Por supuesto pero nunca nadie sabrá nada aparte de nosotros dos, me lo prometes.

-Quédate tranquila porque si alguien se entera de esto seré el primero en pagarlo - le cerro un ojo y le sonrió un poco travieso.

-Gracias de verdad muchas gracias no sé qué hubiera hecho sin tu ayuda, por más que me duela tengo que alejarlo de mí, no puedo seguir sufriendo por nadie.

-No me des las gracias me alegra saber que por fin puedo hacer algo por ayudarte y esa es la mejor recompensa.

Sara no pudo evitar sonrojarse por las palabras del joven era la primera vez después de bastantes horas que podía darle una verdadera sonrisa, pequeña pero era de corazón estaba agradecida de que Dios le pusiera a Jonathan una vez más.

Así se quedaron por bastante tiempo conversando y poniéndose de acuerdo con todo, a la chica le daba pena que todo esto tendría que hacerlo sin que nadie supiera nada sobre todo su familia y Karla que no aguantaría ver sufrir a Juan que se ha portado tan bien con ellas y de seguro le contaría toda la verdad.

Pasado unos momentos Jonathan se preparó para salir.

-Bueno voy hacer los papeles para cuando venga tu familia que ya estarán por llegar y de seguro vienen con tu novio.

-Por favor Jonathan avísales afuera y no dejes entrar a nadie que no sea mi familia.

-Tranquila pequeña que eso haré, pero tienes que mantenerte tranquila - le dijo en el momento que se le acercó y le daba un tierno beso en la frente.

-Gracias - le dijo en un hilo de voz que apenas se había escuchado, se había sorprendido por ese beso pero no dijo nada más y vio cómo se alejaba de su lado.

Jonathan salió del lugar para dirigirse a su oficina y preparar todo lo adecuado para cuando llegara la familia de Sara, pero al salir de la habitación no se percató que Arturo estaba sentado a la vuelta de la sala donde le podría mantener vigilado quien entraba y salía de donde se encontraba su chica.

Había pasado una terrible noche en esa maldita silla pero eso era lo de menos para él, lo que más le molestaba era que el medico hubiera pasado toda la noche al lado de ella y el muriéndose por poderla ver. Afuera ya había salido el sol así que aprovechó que la joven se encontraba sola y decidió ir a verla y estar un momento con ella sin que nadie los interrumpiera.

Tocó la puerta para poder ingresar.

-Pase - escuchó la dulce voz de su ángel que le daba la señal para que ingresara a la habitación.

Arturo ingreso y pudo contemplarla recostada en la camilla que en ese momento ella le daba la espalda.

-Sara - la nombro para ver si había sido ella en verdad que le había dicho que entrara porque así como la veía parecía que estuviera dormida.

La joven al escucharlo se tensó de momento, como era posible que lo hubieran dejado entrar, pero la cosa es que ya estaba ahí así que tendría que comenzar con la actuación en el momento.

-Si- se dio vuelta para poder mirarlo, cómo le dolía el corazón, pero tenía que hacerlo por ella - ¿puedo ayudarlo?

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