CAPITULO 20
"He decidido dejarle una carta a mi hermana explicándole un poco de cómo me siento en estos momentos y del porque me iré unos días a tratar de reponer mi vida y así ellos no se preocupen, estoy tan sumida en mi dolor y mi tristeza, que ni siquiera escucho el sonar del coche que me advertía su paso."
"Caminaba sin fijarme para donde iba lo único que sabía era de que quería encontrarme lejos de ese lugar, mi corazón estaba roto el que pensaba que me amaba y cuidaría de mi solamente había destrozado todo mi mundo."
En medio de la calle a esa hora no había tanto tráfico así que no se fijó cuando un coche que venía a toda velocidad la golpeaba y ella caía al piso inconsciente.
"Pero me siento tan tranquila y en paz, quería dejarme ir estaba cansada de luchar por situaciones que no me han llevado a ningún lugar, estoy cansada que jueguen con mis sentimientos y que nadie piense por lo menos que podría hacerme feliz."
Sentía como a su alrededor había movimientos y algunas personas gritaban que llamaran la ambulancia trataba de abrir la boca y decirles que se encontraba bien pero no podía sentía sus ojos demasiados pesados y su cuerpo no reaccionaba a lo que su cerebro mandaba.
Alguien llegaba a su lado, comenzaba a besarla y a pedirle perdón repitiendo en cada momento que la amaba que haría lo que pasara por sus manos para hacerla feliz.
"-¿Porque lo haces ahora Arturo?, ¿porque llegamos a esto? ¿Porque es hasta que me ves así que te das cuenta que me amas? ¿Porque no antes, en ese cuartucho cuando la tocabas a ella? Nada de esto estuviéramos padeciendo si... ¡No, eso ya no tiene marcha atrás no puedo ni quiero regresar! Me hiciste quererte y soñar con un futuro que era inalcanzable para mí, me ilusione y tú solamente querías jugar conmigo, no creo que lo que sientas sea amor, tal vez sea solo el sentimiento de culpa. ¡Cuánto te amo! Y cuanto duele, prefiero no volver a abrir mis ojos, no puedo vivir sin ti pero tampoco contigo, no después de lo que me hiciste. Necesito paz en mi corazón y viviendo en mi realidad no podré. Perdónenme papi, mami, hermanita - aún en su inconsciencia, lágrimas ruedan por sus mejillas.
-¡Dios mío! - Su cuerpo en esa dura camilla está siendo introducido a la ambulancia, está inconsciente y ajena a todo lo que sucede a su alrededor, tomo su mano como si en ello fuera mi vida y veo sus lágrimas rodar, un dolor estremece mi alma y parte mi corazón
- ¿Cómo fui capaz de esto?- se pregunta así mismo.
"Te prometo por mi vida que no volverás a llorar desde este momento hare todo lo que este de mí para hacerte feliz aunque sea necesario que me arrastre a tus pies, te amo más que nada y necesito que me perdones fui un imbécil pero te prometo en convertirme en el hombre que te mereces. ¡Te amo!"
Fue lo último que le dijo y le dio un suave beso en los labios, esos labios que rogaba volver a ver que le sonrieran.
Todos siguieron la ambulancia, Karla y Juan se fueron con ella, Arturo habría querido ser el quién la acompañara, pero reconocía muy bien que no se lo merecía y para volver a estar con su paloma tendría que suplicar su perdón, pero por ahora lo primero era que Sara fuera atendida y se recuperará.
EN LA CLINICA
Los padres de Sara y Karla ya estaban esperando a su hija, Juan les había comunicado lo sucedido y como tenían un amigo medico en una de las mejores clínicas de Santiago la llevaron ahí. Los médicos ya estaban esperando con la camilla preparada los habían avisado de inmediato y hasta el medico había llegado aunque no tenía turno ese día, por ser amigos de familia lo había dejado todo y corrió a su encuentro.
Jonathan Ahumada era uno de los médicos con más prestigio en Chile y reconocido en Latinoamérica, un neurocirujano de tan solo treinta y tres años completamente dedicado a su profesión por lo cual, no se había dado tiempo aún para formar una familia, además que la mujer de sus sueños la había conocido hacía tiempo en un club, un lugar al que aquella dulce chica no pertenecía, quiso ayudarla a salir de ahí al grado de hacerse pasar por un empresario que le ofrecía una oportunidad, la cual ella rechazo, él iba a seguir insistiendo pero cuando volvió al local ya no la encontró en el lugar, nadie supo darle razón de ella pero él jamás la olvido.
El joven era hijo de un muy buen amigo de los padres de Sara así que de inmediato aceptó ir a ver el caso para que pudieran estar más tranquilos, al llegar se encontró con Samuel y Diana muy nerviosos, la mujer no paraba de llorar ya que solo sabía que su hija había tenido un accidente pero no conocía que más había sucedido.
Al llegar a su lado el joven los saludo.
-Buenas tardes señor Samuel, señora - les dio la mano como todo un caballero.
-Por favor hijo, nada de señor y señora ya son años que nos conocemos y lamentablemente conocerás a nuestras hijas en este estado. Gracias de verdad por acudir a nuestra ayuda - le respondió Samuel dándole un cariñoso toque en el hombro con una mano ya que con la otra sostenía a su mujer que se encontraba muy angustiada y no paraba de llorar.
-Esperemos que no sea nada grave y haremos lo que pase por nuestras manos para curarla - le dijo a Diana tratando de darle un poco de tranquilidad.
Vieron como llegaba la ambulancia a su lado y sacaban a una Sara inconsciente colocándola de inmediato en la camilla y llevándosela de momento a la sala de emergencia sin dejar a nadie que la viera. El joven gritaba cosas a los demás médicos que nadie de los presentes podía entender. Samuel y Diana no se habían dado cuenta de que dentro de la ambulancia también se encontraba Karla que al bajarse del coche corrió a los brazos de sus padres.
-Mami, papi perdonen por no haber cuidado de ella - suplicaba entre llantos.
-Mi niña tranquila no es tu culpa - le dijo su madre que la sostenía entre sus brazos y le besaba el pelo.
-Es mi culpa, yo no la cuide. ¿Cómo pude ser tan egoísta y dejarla sola?
-Mi vida, ustedes son mayores ya, por favor tranquilízate que no te hace bien esto a ti y no quiero tener a mis bebes internadas en un hospital.
-¡Pero mami!
-Pero mami ni nada, todo se solucionará veras como saldrá mejor de esta... Sara es fuerte y siempre ha sabido salir adelante - su madre cuando quería era la mujer más fuerte del mundo.
-Buenas tardes - los saludo al llegar a su lado Juan mostrando preocupado y también avergonzado.
-Hola hijo - le respondió Samuel - ¿me puedes decir que ha sucedido, como le paso esto a mi hija?
-Lo que sucede - el cuerpo de Juan mostraba lo nervioso que se encontraba y rascaba su cabeza como tratando de encontrar las palabras exactas - mire resulta que Sara y Arturo tuvieron una discusión bastante grande por la cual habían salido a conversar y mi hermano regreso solo sin ella y bueno - trató de limpiar su garganta para poder seguir hablando - salimos a buscarla y nos encontramos con el accidente.
-¿Por qué discutieron ellos dos?
-Lo que sucede señor Samuel... - no alcanzó a terminar su frase cuando una desesperada Noemí llegaba llorando al lado de Karla y la abrazaba como si ella tuviera la solución a todo.
-¿Cómo se encuentra? ¿Qué dijeron los médicos? - preguntó Erick al llegar a su lado.
-Recién se la han llevado y todavía no tenemos ninguna novedad - le respondió Diana que todavía mantenía a las dos jóvenes en su abrazo, era como una paloma que mantenía a sus criaturas bajo sus alas.
De repente llego un muy agitado Arturo junto a Stefano y Mirian que lo habían llevado hasta la clínica ya que en el estado en el que se encontraba no podía manejar, lloraba como un niño pequeño se sentía tan culpable por lo sucedido, Juan al verlo lo tomó por el brazo se lo llevo a una esquina y le dijo:
-Te comportarás porque estamos en un hospital y están los padres de Sara tienes que demostrar que eres un hombre y aunque te sientas culpable y un desgraciado tienes que estar tranquilo ¿vale?
-¡Está bien! - dijo un molesto Arturo que sabía muy bien cómo debía comportarse - ¿Pero tenemos alguna novedad? ¿Qué dijeron los médicos?
-No nos han dicho nada todavía se la han llevado hace un momento solamente - le respondió Juan un poco más tranquilo, podía ver el sufrimiento de su hermano pero no podía justificar lo que le había hecho a Sara. Arturo pasaba y volvía a pasar sus manos por su pelo la angustia lo comía por dentro necesitaba saber cómo se encontraba su chica.
Samuel quien no se había acercado al joven recién llegado podía ver la angustia en su rostro y lo mal que la estaba pasando por lo que le había sucedido a su hija, pero no le perdonaría que por su culpa ella se encontrara en esta situación.
En la sala todos corrían para poder atender a Sara, le estaban realizando todos los exámenes pertinentes, incluso un escáner para ver si no había algún hematoma en su cabeza, menos mal sólo encontraron algo muy pequeño que con un tratamiento médico se remediaría y no dejaría secuelas aparte de eso habían tenido que ponerles unos puntos en la frente lo cual le dejaría una cicatriz pequeña pero nada que ver con la que tenía en su corazón.
Su pie derecho se había fracturado así que necesitaría bastante reposo pero lo que preocupaba era que ella todavía no reaccionaba había estado todo el momento inconsciente.
Jonathan no podía creer que era ella quien se encontraba en esa camilla y haría todo lo posible por volver a ver sus ojos iluminados por aquella sonrisa que lo había cautivado, esta vez no la volvería dejarla partir, ella no merecía estar en esta situación.
Al terminar con todos los exámenes la traspasaron a una habitación donde podría encontrarse ella sola y tranquila, aunque todavía estaba inconsciente el medico aviso a quienes la estaban esperando.
-Señor Samuel - dijo el joven médico al llegar a su lado - ¿puedo hablar con usted unos minutos?
-¡Claro hijo, dime! ¿Sucede algo con mi niña? - respondió un padre muy preocupado.
-Mire, le realizamos todos los exámenes habidos y por haber no hay nada peligroso solo una fractura en la pierna derecha que necesitará reposo y unos cuantos puntos en la frente, la cosa es que todavía esta inconsciente y la mantendremos en observación así que hoy no podrá verla nadie - dijo el médico un poco apenado mirando hacia la madre de Sara, sabía que esa madre necesitaba ver por sí a su hija y verificar que todo es como dice él -claro - agrego con una pequeña sonrisa - si me promete señora Diana de que no me acusara con la clínica, buscaré la manera de que usted entre por un momento y pueda ver con sus propios ojos de que ella se encuentra bien - sin terminar bien sus palabras la mujer lo abrazaba y le daba las gracias por darle la oportunidad de ver a su bebe.
-¡Gracias hijo no sé cómo agradecerte! - agregó el padre contento por ver a su mujer más aliviada y por tener las novedades sobre su hija.
-¡Solo con que todo salga bien! Espéreme unos minutos y vengo a buscarla para llevarla con su hija - se dio media vuelta y casi choco con Arturo el cual estaba ansioso por conocer la situación de su ángel.
-¡Perdone! - dijo Jonathan.
-No para nada - le respondió Arturo - ¿es usted el medico de Sara?
-Así es.
-¿Me podría decir cómo se encuentra?
-¿Usted quién es?
-Soy su novio.
-Lamentablemente solo puedo informarle a los parientes de primer grado, así que con su permiso - saludo con la cabeza y se marchó. Jonathan sabía que lo que había hecho no era correcto pero algo en Arturo no le daba confianza, tal vez era el hecho de saberle novio de la dulce chica, de cualquier modo la autoridad ahí era él y hasta que Sara no reaccionará y pudiera hablarle no lo dejaría verla.
A Arturo no le gustó para nada como lo trato ese médico, algo no andaba bien pero no tenía forma de enterarse de lo que sucedía así que mandó a Juan a que fuera a ver si podía enterarse de cómo se encontraba su ángel.
-Hola mi gatita ¿Cómo te encuentras? - dijo en el momento que llegaba Juan por detrás de su chica tomándola por la cintura y colocando su mentón en el hombro de ella susurrándole en el oído.
-Ahora mejor - dijo ella recostándose en el pecho de su protector - el medico dijo que esta inconsciente todavía pero que no tiene nada grave aparte de una fractura en el pie y unos punto en la frente.
-Que bien amor - Karla pudo sentir como el cuerpo de su chico se relajaba - ¿Quieres que vayamos descansar y volver en la mañana?
-No todavía, vendrán a llamar a mi madre para que la vaya a ver y quiero esperar a que salga.
-Bueno entonces esperamos y luego nos vamos a casa, pero déjame ir avisarle a Arturo de lo que dijo el médico para que se tranquilice - de inmediato la joven se soltó de su agarre y se dio la vuelta para quedar frente a frente con Juan.
-¡Dile que se vaya ya! - Dijo furiosa y siguió - ya hizo sufrir demasiado a mi hermana y a todos nosotros no quiero verlo cerca de ella - la rabia se le notaba hasta en los ojos - y díselo tu si no quieres que mande a Erick y lo bote a patadas del hospital.
-¡Pero amor!
-Pero amor ni nada y si no quieres irte tú también, ya te lo dije mi familia esta primero que nada.
-Está bien, tranquilízate ya regreso - Juan se dirigió hacia su hermano y una vez que le explicó la situación vio cómo se alejaba del lugar derrotado. Le dolía como sufría Arturo en estos momentos pero cada uno tiene que asumir sus responsabilidades y él era responsable de por lo que estaban pasando en estos momentos.
En el momento que Juan regresaba junto a los demás alcanzó a ver que el medico se llevaba a la madre de las chicas y se apresuró para llegar al lado de su amor.
-¿Qué sucede? - preguntó preocupado.
-Nada amor, solo que el medico vino a buscarla para que pudiera ver a mi hermana y se tranquilice.
-Bueno creo que es lo mejor, Arturo ya se fue - le avisó a su chica - me dio pena verlo de esta manera.
-Perdona por lo que diré pero solamente él tiene la culpa por lo que estamos pasando así que me da lo mismo que se sienta como una mierda.
-Ya tranquilízate por favor, sabes bien que no estoy de acuerdo con lo que hizo y seré el primero en patearle el culo apenas pase todo esto - dijo con su voz demostrando que era verdad lo que decía - pero también sufre, quiere mucho a tu hermana.
-Si claro - respondió Karla bastante sarcástica - ¿por eso se tiró a otra mientras estaba con ella? ¿Eso es querer para ustedes? Si es así, mejor que te vayas tú también yo no quiero tener que compartir.
-Karla ten cuidado como hablas - se notaba que el chico trataba de mantener la compostura, sabía que la joven estaba muy preocupada por todo pero no la dejaría que dijera cosas de él que no eran ciertas.
-¿Qué tenga cuidado como hablo? ¿En serio Juan? Mejor vete que todos son iguales y en estos momentos no estoy de humor para soportarlos - dijo moviendo su mano al aire.
-Ven - le dijo sin dejarla seguir hablando y tomándola de la cintura se la llevó de la sala de espera hacia la salida de la clínica donde nadie podría escucharlos.
-¡Suéltame Juan!
-¡No hasta que solucionemos esto entre nosotros!
-No tenemos nada que solucionar, todos son iguales - dijo ya sin poder aguantar las lágrimas que salieran de sus ojos, sabía muy bien que era injusta con él pero preferiría sufrir ahora que después que su amor fuera más grande.
Juan la abrazo como que si la necesitara para respirar, conocía muy bien lo que estaba pasando por esa cabecita loca. Tomándole la cara a la joven entre sus manos y sin dejar de mirarla a los ojos le dijo:
-Mi amor, sé que tienes miedo y yo también, pero te aseguro que haré hasta lo inimaginable de mi parte para no hacerte sufrir, ¿te acuerdas lo que conversamos? - Karla afirmó con la cabeza - no me eches de tu lado y sobre todo ahora que nos necesitamos tanto - le dio un dulce beso en los labios en el momento que las lágrimas de ella dejaban un sabor salado en su boca.
Se quedaron bastante tiempo abrazados sin querer romper su burbuja en la cual se encontraban pero tenía que ir a ver si había regresado su madre de ver a Sara quería verificar de que todo se encontraba como se debía.
Diana al entrar a la habitación de inmediato puso sus manos en la boca para no dejar salir el grito de dolor que exclamo apenas vio a su pequeña en esa situación no dejaba de llorar sufría por el dolor de su hija, pero por sobre todo el no saber la razón de todo lo sucedido.
Jonathan al ver a la mujer tan afectada la tomó del brazo y la llevó cerca de Sara para que se sentara a su lado y así lo hizo.
-La dejaré un momento solas y vuelvo por usted - le susurró dándole una pequeña sonrisa.
-Muchas gracias - le respondió ella no solamente por dejarla ahí sino por todo lo que había hecho por su hija.
-No hay de que - se dio la media vuelta y salió de la habitación pero antes de cerrar la puerta vio como la mujer tomaba la mano de su hija y la acariciaba en cada lugar que tenía golpeado.
Después de media hora el joven anunció a Diana de que había llegado el momento de irse pero que el pasaría la noche en el hospital y estaría pendiente de ella y así ella se fue al encuentro de los demás más tranquila pero igual sufriendo por ver a una de sus princesas en esa situación al llegar a la sala su marido la abrazo de inmediato.
-¿Cómo se encuentra mi vida? - preguntó muy preocupado.
-Mi bebe esta golpeada Samuel - dijo llorando no podía aguantar el dolor que sentía - se ve tranquila pero no aguanto verla así.
-Tranquila mi amor veras que nuestras hijas son fuerte y Sara saldrá de esta mucho mejor - dijo el padre tratando de animar a su mujer que estaba tan desconsolada.
-Lo sé, lo sé - le respondió dándole un dulce beso en los labios.
-¿Mami por qué lloras? ¿Le pasó algo a mi hermana? - preguntó Karla en el momento que llegaba a su lado corriendo preocupada al ver a su madre en ese estado.
-Mi vida, ella está bien solo que todavía esta inconsciente - le respondió Diana en el momento que la volvía a sostener en sus brazos - iremos a descansar y volveremos mañana temprano.
-¿Pero no tendrá que quedarse alguien para ver qué sucede? - preguntó Noemí que hasta ese momento no había dicho nada.
-No te preocupes hija - le respondió Diana - Jonathan estará la noche en el hospital, cuidara de ella y lo que suceda nos avisara de inmediato.
-¿Jonathan? - preguntó un poco sorprendido Juan.
-Si el médico, es hijo de un amigo así que él estará pendiente - le aclaro la mujer y él solo asintió.
-Entonces pasaremos la noche en mi casa y nos venimos temprano en la mañana - dijo el chico.
-No te preocupes - le dijo Samuel - pediremos una habitación en algún hotel.
-Nada que decir sobre eso, mi casa está cerca así que nos vamos todos para allá, por la mañana vienen mis padres y si se enteran de que los deje en algún hotel me cortan la cabeza.
-Está bien, entonces vámonos - dijo Diana y así hicieron todos los que se encontraban en la sala se fueron a casa de Juan a pasar lo que quedaba del resto de la noche que ya estaba por amanecer.
Aunque Juan le había dicho a su hermano que se fuera él no había escuchado y se había escondido en un lugar donde podía ver cuando todos se fueran, dejo pasar como unos veinte minutos y fue donde una enfermera para que le pudiera decir cuál era la habitación de Sara. Al principio no querían decirle pero al fin su encanto ganó y así se dirigió donde le habían señalado, pero al abrir la puerta se encontró con una gran sorpresa
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