
Capítulo 58. ¿Todo Bajo Control?
Pasamos unos días muy felices en la casa, de donde no asomé ni la nariz fuera hasta que noté que me dio hambre y a Denisse se le acababa la comida de reserva.
Ya había decidido que debía ir a buscar algo para alimentarme, cuando Denisse, que salió de la cocina comiendo algo, me habló.
—Creo que todavía te debo uno de los favores que ganaste cuando te enseñé que tenías el vapor en tu manos —levantó un dedo con cara de seducción.
La miré impresionada y aclarando mi mente para seguirle el juego, hablé sonriendo de lado.
—No, quedan tres.
—¡Cómo que tres, si exigiste dos de tus premios! —dijo bajando la mano con brusquedad.
—Pero los terminaste usando tú —le guiñé un ojo.
Iba a decirme algo y se detuvo pensativa.
—Te odio —dijo finalmente sonriendo y me volvió a besar tironeándome para que la siguiera.
Sonriendo coqueta me guió hasta el dormitorio y me sentó en la cama, puso música romántica y hubiera muerto de un ataque al corazón si ya no estuviera muerta, cuando comenzó a bailar suavemente y a desvestirse al ritmo de la música.
Mis colmillos ya estaban desplegados hacía rato y recordando el hambre, se me antojó su sangre. Me dolió recordar la imagen de cuando mordí su cuello, pero así de excitada, eso sólo terminó pareciéndome más interesante.
"¿Dónde habrá aprendido a bailar así?" pensé tragando saliva.
Al terminar de desabrochar su camisa, se la quitó sin dejar de mirarme y la dejó caer. Desabrochó su pantalón y siguió moviéndose con sensualidad. Se dio la vuelta y sacó su pantalón sin perder el ritmo.
Me puse de pie, admirando su cuerpo cubierto únicamente por su ropa interior y me acerqué a ella deteniendo su hermoso baile y deslice mis dedos entre su cabello.
A pesar de todo el cuidado que siempre había tenido, de no mostrarle los colmillos, no me di cuenta que tenía la boca entreabierta y se me alcanzaban a ver la punta de mis colmillos, hasta que ella giró la cabeza jadeando.
—Muérdeme —dijo entrecerrando los ojos— por favor.
Apreté con algo de fuerza su cuerpo delgado y tibio contra mí, mientras abría la boca acercándome peligrosamente a su cuello.
La tentación era tan grande que me vi succionándole la vida hasta beberme la última gota de su sangre.
Pasé la lengua por esa superficie fuente de mi tentación y se estremeció de expectación.
—¿Estás segura? —susurré en su oído haciéndola jadear— tengo hambre, hace días que no me alimento.
—Sí —susurró en un jadeo.
Desabroché su brasier y liberé sus bellos pechos mientras la besaba con un poco de desesperación, sintiendo que me derretía por dentro, como cada vez que la tocaba.
Recorrí su escultural cuerpo con mis manos hasta llegar a su cadera y la empujé con cuidado hasta la cama. Se giró y caminó en cuatro patas por sobre el colchón para acomodarse. Casi tuve una hemorragia nasal tras ver eso.
Dejó su cabello sobre su cabeza cuando se recostó en la cama, dejando su cuello completamente despejado para mí. Temblé ante la perspectiva de morderla nuevamente, tanto por el enorme placer de beber su sangre deliciosa, como por el daño que podría hacerle.
—Apresúrate —me rogó moviendo su cuerpo excitado, pasando sensualmente sus manos por sus pechos.
Temblando, acaricié sus piernas mientras me subía a la cama y luego pasé apenas tocando el resto de su cuerpo, para recordarme que debía tener cuidado. Cuando estuve sobre ella mostrando mis afilados colmillos frente a mi amada, mostrando todo el monstruo que soy, gimió, pero para mi sorpresa, su gemido fue de excitación y no de miedo. Tocó su cuello con sugerencia y ya no aguanté más.
La mordí. Intenté hacerlo con delicadeza, pero en el fondo el daño era el mismo y sentí cómo su deliciosa piel se rompía bajo mis afilados dientes. Se estremeció de dolor por la terrible herida que le hacía, pero pronto dejó de luchar y el placer se apoderó de ambas.
—Ah.. ah... Helena... ah...
Bebí su sangre con ganas. Sentí cómo invadía mi cuerpo llenándome de ella y quería más, quería todo... quería sentir ese tirón delicioso de cuando podía beber hasta la última gota de sangre de mi víctima y ver sus ojos morir llenos de placer.
Con todo el esfuerzo del mundo, pensé que ya era suficiente y saqué mis colmillos con la insatisfacción de no poder beber todo lo que quería.
Denisse jadeaba, totalmente relajada sobre la cama, una imagen que no me cansaba jamás de admirar.
Pasó el tiempo y nos fuimos a vivir a una cabaña al lado de un lago, como habíamos soñado. El lugar era hermoso y teníamos todo lo que necesitábamos. Juntas cazábamos animales silvestres y la sangre era para mí y la carne para Denisse. Pescábamos, paseábamos, practicábamos, jugábamos mucho y por supuesto teníamos mucho, mucho sexo.
Después de haber estado haciendo el amor por varias horas, de pronto Denisse me miró con los ojos entrecerrados y una sonrisa de satisfacción en la cara.
—¿No te gustaría descubrir si tu teoría de la saliva era cierta o no?
Me levanté y la miré con la cabeza apoyada en la mano.
—Pero las últimas veces que te he curado, no ha pasado nada.
—Así es, pero según mi teoría, era por la cantidad de saliva y tú dijiste que creías que era por la sangre de Cristopher. Si es cierto, entonces curarme muchas veces hará que caigamos en ese estado, pero si no, entonces tu teoría tal vez sea la correcta.
—Mmm... me tienta mucho saber que yo que tenía la razón... —dije con cara de orgullo y comencé a hacerle cosquillas.
—No, ja, ja —rió luchando para que no le hiciera cosquillas— no, Helena...
—Ja, ja —la solté—. Podríamos apostar algo.
—Conozco esa mirada... —dijo sonriendo de oreja a oreja— ¿Qué cosa pervertida estás pensando en apostar?
Iba a explicarle lo que tenía en mente, cuando de pronto tocaron a la puerta de la cabaña. Nos miramos intrigadas, pues no esperábamos a nadie.
Nos vestimos y tomamos nuestras armas por si eran necesarias.
Al abrir, vimos a una chica alta, de cabello corto y negro, extremadamente bonita, acompañada de un sujeto musculoso y aún más alto que ella.
—Denisse, Helena —dijo con un acento lejánamente familiar—. Siento haberles causado tanto sufrimiento —dijo la mujer, pero no había arrepentimiento en sus palabras.
Denisse y yo nos miramos sin entender.
—Me alegro que le hayas dado un uso tan bueno al dispositivo que creé, Denisse —dijo mirando su mano—. Pero me temo que hay muchos más de ellos en el mundo y es cosa de tiempo para que otros quieran hacer lo que pretendía el rey vampiro.
Las dos gritamos al mismo tiempo.
—¡¿Cesil?! —La mujer asintió con la cabeza, con ese mismo aire de misterio de la antigua pitufa pervertida.
—¡¿Viste algo en el futuro?! —preguntó Denisse preocupada.
—Al perder mi cuerpo, perdí la capacidad de ver el futuro, Denisse. Pero, no son los dispositivos los que me preocupan y nos trajeron hasta aquí hoy —se hizo a un lado y mostró al sujeto que estaba tras ella—. Él es mi pareja, "Garra del Desierto", un hombre lobo....
—¡¡¿Un qué?!! —dijimos al unísono mientras mis poderes se activaban y me puse delante de Denisse protegiéndola.
—Te lo dije, Cesil —dijo Claudia apareciendo detrás del hombre lobo con algunas bolsas—. Cálmate Helena —dijo pasando a mi lado con desfachatez.
—¿Qué...? ¿Qué es todo esto? —gruñí.
—Sí, cálmate —dijo William risueño detrás de Claudia, también cargando bolsas.
—¡Mocoso!, ¿qué estás haciendo aquí? —grité molesta mientras los veía invadir nuestro sagrado refugio del placer.
Claudia y Will dejaron las bolsas que olían a comida sobre la mesa, discutiendo algo sobre quién se comería el trozo grande de carne.
Ya estaba pensando que Denisse iba a ir a ver lo que habían traído para comer, cuando me sorprendió verla salir de detrás de mí, con esa postura orgullosa que me dejaba babeando por ella y habló fuerte, usando su mejor voz de mando.
—¡Basta! ¡todo el mundo, silencio!
Automáticamente Claudia y Will se quedaron callados, y yo desactivé mis poderes. ¡Tenía que aprender a dar órdenes así!
—Explíquenme en este instante qué está pasando.
—Tenemos una misión. Denisse —dijo Claudia, volviendo a moverse como si hubiera sido autorizada para eso—. No te molestaríamos si no fuera importante.
—Así es, cazadora —dijo el hombre lobo, con una voz ronca y gutural, a quién le gruñí molesta—. Mi gente necesita tu ayuda.
Para mi sorpresa, Denisse luego de suspirar y sobarse la frente con cansancio, hizo entrar a Cesil y al hombre lobo.
Con horror, tuve que presenciar, cómo Cesil y su cachorro esclavo sexual, Claudia, Will y Denisse, se sentaban a la mesa a discutir el problema del sujeto ese.
Después de media hora, en que explicaron que sin el rey vampiro, muchos de los vampiros antiguos y fuertes estaban alzándose y raptando hombres lobo para pelear en sus guerras, cosa que estaba estrictamente prohibida, pero que sin el rey, todos comenzaron a pasar por alto. Se determinó que el mejor camino por el momento, era encontrar los famosos artefactos, esos que tantos dolores de cabeza me habían dado.
—¡Oh! entonces vamos a viajar por todo el mundo, buscando las esferas que nos permiten pedir un deseo... ja, ja, ja... ¡¡eso es Dragon Ball!! —gritó Will emocionado.
—En Dragon Ball eran nueve esferas —dijo Claudia.
—Tú no vas a ningún lado, mocoso —dije apoyada en el marco de la puerta de nuestro dormitorio, de donde no me había movido en todo ese tiempo—, te quedas con Dalia, que ya tiene mucho trabajo con todos los estudiantes nuevos que tiene en el dojo.
—Pero Helena —reclamó con un puchero.
—Necesitaremos toda la ayuda que podamos obtener, incluida a la Organización —dijo Denisse imponiéndose sobre nuestra discusión.
Algo molesta, decidí que me vengaría del grupito.
—Así fue —empecé a hablar con un tono melodramático— que el antiguo equipo de la "llorona loca", "la vidente degenerada", "la virgen mandona" y "la asquerosa monstruo", se convirtió en el grupo de la "rubia cerebrito", "la modelo invidente", la "ya no tan virgen..."
—¡¡Oye!! —me interrumpió enojada Denisse.
—"... Enojona" —le lancé un beso con la mano y continué—. Parece que se nos unió el "mocoso sin barba" —apunté a Will que se rascó la incipiente barbilla que no tenía más que pelusas—. Y por supuesto el "perrito faldero" —mostré al mastodonte que acompañaba a Cesil que me miró subiendo una ceja.
—¿Y tú? —me preguntó Will—. Tú también deberías tener un sobrenombre nuevo.
—No, yo no tengo un nuevo apodo —sonreí con orgullo— el mío siempre será "asqueroso monstruo".
Denisse bufó molesta.
—Si nos pones sobrenombre a todos, entonces entre todos te buscaremos uno a ti —dijo Will con cara pícara.
—No —dije sonriendo— ustedes no saben poner buenos apodos.
—Propongo "vampira loca" —dijo Cesil con su acostumbrada inocencia.
Denisse tomó aire sonriendo con maldad y habló.
—Yo propongo...
Así fue que comenzamos una nueva aventura por salvar el mundo. Claudia cargó su arma, Cesil se sentó con estilo para ayudarnos desde las sombras, Will en apoyo desde la Organización, Denisse al frente del grupo de guerreros y yo cargué mi hermosa espada "Filo de Muerte" a mi espalda.
No importa donde nos lleve el destino, lo único que importaba es que seguiría a Denisse a donde fuera.
Fin
Epílogo
—¿Conseguiste el cuerpo? —dijo una voz de anciano, desde la oscuridad.
—Sí, señor —dijo el subordinado.
—Entonces actívalo y pone a otro dentro. Asegúrate de controlarlo adecuadamente.
—Ya lo hice señor —intentó hablar sin ánimo, pero el orgullo de haberse anticipado, se le escapó sutilmente en el tono de su voz.
—Bien. Tráelo.
El subordinado salió.
—Entonces, ¿qué haremos? —dijo una voz femenina—. Sin el rey, esto será otra de "esas" guerras por el poder —enfatizó la palabra, como si se refiriera a algo que ellos conocían muy bien.
—Lo sé. Por eso ya encontré a un reemplazo para nuestro títere.
—¿Te refieres a esa chica?, ¿la pelirroja? —habló una tercera voz en la habitación—. ¿La que tiene la admiración de todos los infantes?
—Sí, ella es perfecta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro