Solté al humano y me puse de pie.

Miré a mi alrededor intentando recordar algo que era importante, algo que tenía que ver con esa hermosa voz brillante que me había pedido que no dañara a los humanos, pero algo me impedía recordar. Seguro era algo importante, pero lo olvidé completamente cuando vi a un horroroso monstruo que me miró haciendo que me llenara de terror.

"Ese monstruo le hizo daño a Denisse" escuché con claridad la voz de una niña, una niña conocida, pero que no me importó no recordar, pues su mensaje tenía algo que sí llamó mi atención. "¿Denisse...?, ¡ahora la recuerdo!. Yo la amo y está en peligro, ¡ese monstruo se la llevó!" pensé.

Yo estaba aterrada, pero ese monstruo tenía lo que amaba y le estaba haciendo daño. Moví un pie acercándome al monstruo, haciendo un enorme esfuerzo por superar el terror que me producía su mirada, pero Denisse estaba allí, y tenía que salvarla, avancé otro paso y el monstruo, amenazantemente, se acercó también a mí. El miedo me detenía, pero Denisse me necesitaba y el terror de perderla fue mayor impulsándome a avanzar, hasta que de pronto sentí que algo en mi pecho se movió, algo antiguo, algo que no había sentido desde hacía mucho. Un latido. Fue sólo uno, pero me dejó una sensación de seguridad en mi pecho.

Denisse estaba antes que mis temores y haciendo uso de toda mi valentía, no me detuve hasta que lo tuve frente a frente y ambos levantamos nuestros brazos para golpear al otro. Cuando lo golpeé, me di cuenta que lo que tenía enfrente había sido un espejo que yo misma había hecho añicos.

"¿Ese monstruo horrible era yo? ¡No... no puede ser!" murmuré aterrada. Miré mis manos con las garras desplegadas, rodeadas del mismo halo oscuro que el monstruo que había visto. ¡¿Yo le había hecho daño a Denisse?! pensé retrocediendo confundida y asustada de lo que yo era... yo era un vampiro... ¿pero por qué soy un monstruo? ¿le hice daño a Denisse? ¿maté a Denisse?

Un grito de horror recorrió mi garganta cuando recordé que la había estrangulado con esas mismas manos.

De pronto, un millón de frases sueltas comenzarona a aparecer en mi mente, mientras indefensa ante mi pena y desesperación caí al suelo de rodillas; "Si pierdo el control la mataré", "Está con vida... pero te necesita", "yo la seguiría hasta el fin del mundo", "Jamás te dejaría sola", "su sonrisa", "Te amo..."

Entonces lo recordé todo, yo debía entrenar para salvar a Denisse del rey. Debía controlar los poderes que se expresaban mientras perdía el control, justo como me estaba pasando en ese momento.

Levanté la cara que había mantenido oculta entre mis manos y miré por primera vez a través de los ojos de mi instinto. Entreabrí los labios impresionada por la cantidad de información que estaba obteniendo, y habría disfrutado aún más de la sensación de sublime poder que me recorría el cuerpo, si no hubiera sido porque el recuerdo de las pesadillas de las pocas horas que había logrado dormir en esos días, en que Denisse era torturada y asesinada por el rey vampiro, me hicieron enfocarme como nunca.

Me puse de pie y me giré sintiendo el cabello flotando a mi alrededor. Miré por si no había dañado a la chica que había confundido con mi cena. Por suerte, ella seguía allí, mirándome con una expresión de horror indescriptible, con la ropa mojada de sudor y un mechón de pelo blanco que antes no había tenido.

—Lo siento mucho —dije a modo de disculpa levantando la mano, pero pareció asustarse más—. ¡Nicolás, Cesil, creo que ya lo tengo! —grité para llamarlos, aunque era poco probable que se hubieran quedado en el edificio.

Ya podría ir a buscar a Denisse y nada me lo iba a impedir.