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Capítulo 44. El Hambre del Monstruo

Nicolás pensó un momento, impresionado de que todo eso que le había dicho Claudia de que la pequeña Cesil tenía la capacidad de ver el futuro fuera verdad, y que gracias a ella, Denisse había logrado salvar al pequeño pueblo que iba a ser destruido por el rey vampiro.

No había sido fácil para él tener que aceptar, que todo este tiempo había estado equivocado con los objetivos reales de la Organización, pero luego de hacer algunas averiguaciones y darse cuenta por sí mismo que era Sebastián el contacto del rey vampiro, justamente la persona que había estado escuchando el mensaje de Claudia, no pudo, por vergüenza y una confusión momentánea, oponerse a la petición de Claudia de ayudar a Denisse a través de entrenar a una vampiro.

Por supuesto, había sido todo un escándalo aceptar que la única forma de salvar a Denisse, a quien, ahora entendía, había sido un error perseguir, era ayudar a una vampiro, quien por algún motivo fuera de su comprensión, estaba casi obsesionada con la idea de entrar al castillo del rey para rescatar a la chica.

Pero, aunque en un principio había estimado que era demasiado riesgoso confiar en la vampiro, y había desconfiado completamente de sus intenciones, había descubierto que lejos del animal incontrolable, lujurioso y "chupasangre" en el que tenía clasificado en su mente a todos los vampiros, Helena, era muy común, hacía bromas, reía, se quejaba mucho, y por supuesto notó que al principio tenía miedo y resentimientos hacia la Organización, justo como sería un humano normal.

—¡Wow! Tenías razón —dijo Nicolás sonriendo luego de ver que el aura efectivamente se había activado en todo su cuerpo.

Helena se miró a sí misma con miedo. En un instante, su cara hizo una transformación de un rostro confundido, pasó por una de entendimiento y finalmente quedó con una expresión de ira.

—¡¡Por la mierda!! —gritó Helena enojada por la humillación— ¡¡Era necesario hacer esto!!

—Sí —respondió Cesil entrando en la sala— esa es la forma en que vas a poder aprender a....

—¡¿Tú?! —la interrumpió confundida como si no esperara que fuera ella quien había tramado todo—. ¡Tú...!, ¡maldita pervertida...! —gritó entredientes con la sensación de que estaba cerca de perder el control por la rabia que sentía en ese momento.

—Cálmate, debo explicarte algo importante.

—¡¡¿Ahora debo calmarme?!! —gritó intentando sacarse una de la púas de su hombro, pero el dolor que le causó fue demasiado grande y no logró moverla.

Nicolás y Cesil sintieron con claridad una onda de energía que venía de la vampiro que los empujó con fuerza obligándolos a retroceder, y el cabello rojo de Helena se levantó como si flotara a su alrededor.

—Perdió el control —dijo con urgencia Nicolás tomando a Cesil de los hombros para empujarla a la salida.

Helena realmente estaba perdiendo el control y sus ojos se volvían cada vez más aterradores.

—No, espera —dijo la pequeña soltándose del agarre de Nicolás— ¡Fue Denisse! —gritó en medio de los ruidos aterradores que hacía Helena al intentar soltarse.

—¡¡Vamos!! ya no te escucha —gritó Nicolás agarrándola de la cintura y levantándola para sacarla de allí antes de que Helena lograra soltarse.

—¡¡Denisse te necesita... y te envía un mensaje!! —gritó antes de que Nicolás la sacara.

—¿Quién es Denisse...? —alcanzaron a escuchar a Helena en un tono bajo y aterrador, justo antes de que se cerrara la puerta.

Nicolás y Cesil se quedaron mirando la puerta, escuchando los horribles sonidos que venían del interior del cuarto.

—¡Vámonos! —dijo Cesil con urgencia retrocediendo algunos pasos.

—Aquí estamos a salvo, esa puerta está reforzada —intentó tranquilizarla— jamás logrará salir.

—¡No! —dijo con tanta urgencia y miedo, que Nicolás aceptó y comenzaron a alejarse.

Mientras subían la escalera escucharon un grito espantoso del cuarto y todas las luces del lugar titilaron. Al instante siguiente sintieron un golpe en la puerta que la deformó al punto que parecía que estaba a punto de caer.

—¡No puede ser! —balbuceó sorprendido Nicolás al ver con la facilidad que había deformado la puerta reforzada.

Otro golpe más y la puerta salió disparada hasta el otro lado del enorme salón subterráneo de entrenamientos.

Hacía décadas que Nicolás no sentía un escalofrío de miedo recorrerle el cuerpo, como cuando vio salir a Helena y sus aterradores ojos se posaron sobre él.

Una pared de seguridad bajó del techo impidiendo el paso a Helena y el terror terminó de apoderarse del duro cazador cuando la vampiro la traspasó como si se tratara de una pared de cartón. Los sistemas automáticos se activaron disparándole, sin hacerle ningún daño aparente.

Corrió agarrando a Cesil escuchando con claridad, cómo otra decena de paredes de seguridad eran destruidas con la facilidad de un niño rompiendo papel.

—¡Evacúen! —vociferó al mismo tiempo que la sirena de emergencia comenzó a sonar.

Escuchó otro grito, tan fuerte que tuvo que cubrirse los oídos y los aparatos electrónicos, incluidos cámaras de seguridad, dispositivos, la sirena y luces estallaron dejándolos en oscuridad por unos segundos, hasta que luces de emergencia rojas se encendieron, dando un aspecto tétrico a todo el lugar.

Se escuchó el desorden y gemidos de los cazadores y estudiantes que de pronto vieron con horror que la vampiro con la que habían estado trabajando, había perdido completamente el control y nada lograba detenerla.

—¡Los ascensores no funcionan! —lloriqueó alguien tocando con insistencia los botones inútiles del ascensor.

Habían visto a muchos vampiros perder el control en ese lugar, pero todos esos vampiros, incluyendo algunos muy fuertes fueron doblegados con facilidad por el sistema de seguridad del lugar, por lo que el miedo fue extremo cuando se dieron cuenta que estaban atrapados, con algo que estaba destruyendo el lugar con una inconcebible rapidez.

En masa corrieron desesperadamente a uno de los camarines, y los cazadores más valientes y experimentados tomaron las armas, intentando detenerla para que no entrara donde se encontraban los aprendices jóvenes. Pero cuando ni siquiera se inmutó al recibir la lluvia de balas que le dispararon, el pánico también se apoderó de ellos. Con un brusco movimiento de su mano, generó una onda expansiva que tiró a todos los que estaban armados, contra las paredes dejándolos inconscientes.

Los jóvenes que estaban escondidos gritaron espantados, al ver a la vampiro envuelta en un halo oscuro y su cabello rojo flotando a su alrededor, entrar al lugar casi como si se tratara de una película de terror. Se aglomeraron muertos de miedo en el fondo del camarín, apretándose unos contra otros, tratando de esconderse debajo de los demás.

"Hambre" alcanzaron a escuchar varios que luchaban por hacer reaccionar su piernas para escapar.

Una chica que se había quedado sentada en el suelo, paralizada por el miedo, al otro lado del salón, vio que la criatura se agachaba a su lado y la tomó con una fuerza sobrehumana de la ropa para acercarla a sí.

"Humano" susurró antes de sonreír en una boca excesivamente grande que desfiguraba su rostro exhibiendo sus colmillos largos y filosos, acercándose a la chica que vio pasar su vida frente a sus ojos.

La muchacha casi se desmayó cuando la vampiro sacó su lengua y se la pasó por la cara. "¿Por qué no puedo comer humanos?" preguntó con esa voz ronca y horrible con algo, que la chica sin entender, pensó que era pena, "éste sabe bien".

Completamente sudada de miedo, la joven aspirante a cazadora, vio cómo la horrorosa criatura la soltó y se puso de pie sin dañarla.

Como si estuviera en una película, la asustada joven vio que esa aberración de la naturaleza miró a su alrededor, como si estuviera perdida y la oyó decir "¿Qué era lo que debía recordar?".

Cesil en medio del desorden, había tironeado a Nicolás para que subieran al cuarto de mando y allí, luego de revisar que el sistema de voz no había sido dañado, esperó el momento adecuado que su ojo interno le estaba mostrando, y habló por el altoparlante...

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