
Capítulo 33. Un Asunto de Perspectiva.
—¡Tom, Tom! —seguí abrazando a Tom sintiendo como la vida se le iba entre mis manos, por mi culpa.
Tom, mi amigo, que me enseñó a pelear con paciencia, que me cuidó tantas veces, que me trató con cariño aunque sabía lo que yo era, que se sintió feliz cuando llegué con un niño a su casa y lo cuidó como su hijo. Tom. Mi amable y feliz amigo, ya no estaba.
El dolor que sentía en mi cuerpo parecía un reflejo del dolor que sentía en mi alma. y cuando vi sus ojos sin vida, sentí que toda la ira del mundo se arremolinaba a mi alrededor. Repentinamente, las ataduras de mi mente, que mantenían a raya a la bestia encerrada en mi subconsciente más profundo, se liberaron, y antes de que me diera cuenta, el mundo se volvió oscuro y doloroso, lleno de monstruos a los que debía eliminar.
Furiosa corrí donde uno de esos monstruos horribles, pensando en hacerle daño, hacerle sufrir por haberme quitado... ¿Qué me quitaron? ya no importaba, pero antes de que pudiera pensar en torturar a ese monstruo horrible, cayó destrozado. Sin entender qué había ocurrido, llegué donde otro de los monstruos, pero sus brazos se le cayeron solos. Frustrada por no poder hacer el daño que deseaba hacer, fui donde otro y lo mordí. Fue reconfortante sentir cómo ese líquido que el monstruo contenía dentro llegaba a mis entrañas, pero había más monstruos que comer y avancé. Una cabeza cayó a mi lado y la atrapé en el aire y bebí de ella el poco líquido que quedaba y continué comiendo, saciándome como jamás lo había hecho.
Por un instante miré el cielo, mientras unos brazos y unas tripas pasaban lentamente volando a mi alrededor. Las estrellas se veían hermosas, había tanta calma en ellas, pero podía notar la violencia oculta en la inmensidad del espacio profundo.
Quería seguir admirando el cielo, regocijándome con su tranquilidad, pero había monstruos que se alejaban y no podía dejarlos escapar.
Atrapé a los rebeldes que habían corrido y comencé a comérmelos, algunos sabían diferente, ¿por qué sería? El que me estaba comiendo en ese momento, tenía un sabor especial, dulce tal vez. Su sabor especial me hacía cosquillas en la nariz y sonreí por la graciosa sensación.
Estaba ensimismada apreciando el delicado sabor de ese monstruo en particular, cuando algo llamó mi atención. ¿Qué sería? miré en la dirección de ese sonido único, algo familiar y que por alguna razón incomprensible brillaba en mi mente. Vi la fuente de ese sonido, ¿era uno de los monstruos? No, era algo más. Era algo diferente, interesante, algo que me producía un calor agradable en el vientre, mil veces, no, un millón de veces mejor que la sangre de esos monstruos. Me acerqué lentamente a la fuente de ese sonido. Pero sospechaba que si lo tocaba, lo dañaría como al resto de los monstruos, y no quería que aquello que me hacía sentir tan bien, desapareciera.
Suavicé mis manos y con extremo cuidado, tomé eso que me había dado una orden. ¿Por qué me daría una orden? ¿Qué significaba? y ¿qué fue lo que dijo? fue algo de los humanos... ¿Qué es un humano? Intrigada, me fijé con atención en la cosa que me hacía sentir acalorada, entonces en un arranque de lucidez, logré enfocar un rostro frente a mí. Era el rostro más hermoso que jamás había visto, era un rostro que me traía de vuelta, un rostro que quería para mí, un rostro que... ¿amaba?
Noté un músculo que se formaba a los lados de su mandíbula, y sonreí al darme cuenta que siempre que se enojaba conmigo, apretaba los dientes... y entonces miles de imágenes pasaron por mi mente, de nosotras en una cueva donde usé mi poder para salvarla, una escalera oscura donde veía su cabello sedoso, a ella hincada a mi lado sonriéndome, a ella de pie en una postura orgullosa con una espada en la mano. La recordé riéndose de mí a carcajadas. ¡Oh!, ¡amo su risa aunque sea a costa mía! La recordé sintiendo placer junto a mí, estábamos desnudas y su cuerpo tibio me traía a la vida. La recordé besándome y sus labios suaves dejaban marcas en lo que quedaba de mi alma.
Denisse, ese era su maravilloso nombre. Pensé en besarla, pero estábamos en la calle y a ella le daba vergüenza que nos vieran, pero quería que supiera lo que sentía por ella antes de que fuera demasiado tarde, por lo que me arriesgué y dije lo que no me había atrevido antes, "Te amo..."
Entonces uno de los monstruos metieron ruido con algo en sus manos. Dejé con cuidado eso que me había hecho sentir bien y fui tras esos monstruos y me los comí.
Uno de los monstruos era diferente... "Esto es un humano, ¡ah!, ahora recuerdo qué era un humano" pensé. ¿Qué era lo que no debía hacer con los humanos? me pregunté sintiendo que olvidaba algo importante. No importaba, no lo tocaría y lo vi salir corriendo.
Algo había estado sonando desde hacía un rato sobre mí, pero lo ignoré, los monstruos tenían prioridad, pero entonces noté que uno de los monstruos estaba mirándome desde lo alto de una pared. ¿Él hacía ese ruido tan molesto? Parecía que no era él quien sonaba así. Ese monstruo tenía alas, por lo tanto, debía ser exquisito.
Salté tratando de atrapar al monstruo con alas, pero se voló y no lo alcancé. "Maldita mariposa" gruñí enojada porque no lo había podido alcanzar, y me subí al lugar más alto que encontré. Lo busqué con la vista y lo vi alejándose de mí muy rápido, mientras ese sonido molesto se seguía escuchando a mi alrededor. Salté de un montículo a otro, lo más rápido que pude, pero cada vez se alejaba más. Grité llena de frustración y para mi sorpresa, dejé de escuchar gran parte de los sonidos molestos, como si se hubieran callado por mi grito.
Volví a saltar, persiguiendo al sujeto de las alas, no quería perderme ese sabor y llegué a un lugar con árboles. Corrí por el bosque tratando de no perderlo de vista, pero se me complicaba no chocar con los árboles y mirar hacia dónde él volaba, así que agarré una piedra y se la lancé. Le di en la cabeza y el monstruo cayó aturdido. Reí feliz y avancé lo más rápido que pude hasta donde debería haber caído.
Cuando llegué a su lado, estaba en el suelo, poniéndose de pie. Ya casi lo tenía entre mis manos, ya casi saboreaba el aroma de su sangre exquisita, cuando mágicamente algo me empujó contra un árbol que se quebró con el impacto. ¿Qué pasó? me pregunté aturdida. No importa, quería esa sangre y agarré el mismo árbol y se lo lancé, pero se voló nuevamente esquivándolo. Grité enojada, y parece que al monstruo no le gustó mi voz, porque se tapó los oídos y voló mal unos instantes.
Aproveché el momento, y le lancé todo lo que pillé lo más rápido que pude, rocas, ramas, una cosa alargada de metal con letritas que estaba pegada al suelo, creo que se llama cartel. Alguna de esas cosas lo golpeó, y lo volvió a tirar de lo alto, pero esta vez salté intentando caer sobre él. Quería que no me viera, que no me escuchara, y de pronto, todos los sonidos a mi alrededor se apagaron, y mientras caía vi que el monstruo movía sus brazos delante de él como jugando. Caí muy cerca de él a su espalda, "mmm..." gemí por su aroma grandioso, pero no escuché mi propio gemido. No importaba, ya casi lo tenía. Extendí mis manos sobre su hombro para capturarlo, pero al instante que lo toqué, voló muy rápido y nuevamente, eso mágico me empujó como lo había hecho antes. Me hizo caer en la otra dirección, mientras él chocaba con un árbol, seguía volando y chocaba con otro y otra árbol, como atontado.
Me pareció tan gracioso, que me reí de su estupidez, pero no escuché mi carcajada. Caminando, lo seguí de cerca mientras chocaba y chocaba, hasta que logró volar bien y subió. Por supuesto, no lo iba a dejar escapar tan fácilmente y salté. Me impresionó ver su rostro, podía verlo con claridad frente a mí mientras estaba suspendida en el aire.
Lo vi mirarme y desfigurarse por el miedo justo antes de que lo agarrara. Lo rodeé con mis brazos y piernas para no caer, intentando hincarle mis dientes, pero se movía mucho y era difícil mantenerme así. Sentí que giramos en el aire, y caía y se elevaba con fuerza tratando de que lo soltara. En un momento en que se dejó caer, solté una de mis manos para enterrarle mis garras, pero alcanzó a tomar mi mano y me dobló y giró varios dedos hasta que los quebró y me los arrancó. Rugí por el dolor y eso lo desestabilizó y comenzamos a caer al vacío. Furiosa por el dolor, apreté con mis piernas, tan fuerte que escuché que sus huesos se rompieron. Fue él quien gritó de dolor esta vez y agitó sus alas y nos movimos con violencia por el cielo.
Entonces logré morderlo, y su líquido se escurrió por mi lengua y mi garganta. Su sangre, justo como pensé, era deliciosa, y el júbilo que me hizo sentir era increíble, y todo volvió a oscurecerse mientras bebía y bebía absorbiendo hasta la última gota de ese líquido fabuloso.
Cuando ya no quedó nada de ese fluído algo viscoso que contenía el monstruo, lo solté y parte de mi conciencia volvió a mí. Él y yo estábamos colgando en unas cuerdas metálicas. Sus alas estaban rotas y atrapadas entre esas cuerdas. Entonces, dos luces brillantes me molestaron la vista, y un sonido familiar y cotidiano se hizo presente, "automóvil" pasó por mi mente. Pero ese brillo no me gustaba, y busqué un lugar tranquilo donde esconderme. Bajé por el lado de esa cosa metálica, que colgaba sobre un espacio increíblemente alto sobre un riachuelo, que se veía muy lejano debajo de mí.
Sí, ese era el mejor lugar para esconderme, ya que me daba la sensación de que estaba volando y me dejaba recordar mejor esa sensación placentera que me dejó la sangre divina del extraño monstruo alado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro