Dulce descubrimiento
—Entonces doctora, ¿qué sucede conmigo?, ¿Estoy enferma? –pregunté preocupada
—No te preocupes Alicia, todo está bien, usted no está bien–me tranquilizó la doctora, mientras se sentaba frente a mí con una sonrisa
—¿Cómo? Vengo sintiéndome mal desde hace días, con mareos, náuseas y casi me desmayé hace unos días
—Sí, en su condición es normal estos síntomas, solo debes cuidarte en los próximos meses para que el bebé y tú estén bien
—¿Bebé?
—Sí, bebé, felicidades Alicia, estás embarazada
Cuando la doctora me dio la noticia, una sonrisa se dibujó en mis labios y quise gritar de alegría, un hijo, tendría un hijo, después de tanto pedirlo al cielo Dios me concedía ese milagro, siempre quise ser mamá, cuando era niña soñaba con tener tres hijos y cuando me casé con Marcos vi más cerca ese sueño que al fin se realizaba, sabía que él se alegraría cuando lo supiera, llevábamos casados 8 años, nos amábamos y ese niño o niña fortalecería ese amor.
—¿Está segura doctora? –pregunté con lágrimas en los ojos
—Por supuesto, aquí están los resultados –me extendió un papel –tienes un mes y medio de embarazo y por el momento todo está en orden
—Vaya doctora, no lo esperaba –comenté mientras veía el resultado con la evidencia de que mi felicidad comenzaba –usted no sabe cómo me estoy sintiendo en estos momentos, estoy muy feliz
—Pues disfrútalo, la maternidad es un privilegio de las mujeres y cada segundo es un tesoro
—¿Y ahora qué sigue? ¿Qué debo hacer? –pregunté al tiempo que le devolvía el papel que me había dado
—Primero disfrutar estos meses, comer sanamente, nada de vicios y vernos el próximo mes –sonrió –agende la cita con mi asistente a la salida
—Por supuesto, aquí estaré, este niño o niña es mi vida y haré todo lo posible para que nazca bien, con permiso
Me despedí de la doctora, después agendé la cita del próximo mes y salí del consultorio, seguramente se notaba en mi cara la felicidad porque mucha gente se quedaba observándome, pero no me importaba pues quería compartirlo con el mundo, en especial con el papá de mi hijo, quise darle un adelanto sobre la noticia, entonces lo llamé a su celular, en ese momento estaba en la oficina, dirigía una corporación llamada Bettancourt Company, una constructora muy importante en Costa Rica, yo sentía mucho orgullo por mi marido, el teléfono timbró tres veces y contestó:
—Hola mi amor –saludé cuando contestó
—Ali, ¿cómo estás mi vida?
—Muy bien, mejor que nunca –contesté risueña
—¿Ah sí? ¿Por qué? –preguntó interesado –¿por el sonido de mi voz?
—Bueno, es que tengo algo muy importante que contarte –dije sonriendo
—¿Qué?
—No puede ser por teléfono –jugué con mi cabello -te lo diré en la cena
—Qué misteriosa, ¿tienes un regalo para mí?
—Podría decirse, lo sabrás cuando te lo diga, ¿a qué hora vuelves a casa?
—Siete u ocho, no lo sé
—Bien, pero no te tardes, nos vemos
—Te amo
—Yo también te amo Marcos –dije y colgué –si supieras que serás papá
Haría una cena especial para decírselo, pero necesitaba un toque distintivo, entonces pasé a una tienda de artículos para bebé cerca del consultorio
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla? –dijo la dependiente en cuanto me vio
—Buenos días, quisiera un detalle para contarle a mi marido que va a ser padre
—Acaba de enterarse, ¿verdad?
—¿Se nota mucho?
—Sonrisa radiante, brillo en los ojos, no se necesita ser adivino
—Sí, acaba de saberlo, vengo saliendo de la consulta
—Felicidades señora
—Gracias
—Bueno, tengo lo que necesita –dijo buscando en los escaparates –estos zapatitos amarillos son ideales para esta ocasión, con esto, su esposo quedará fascinado –los puso sobre el mostrador y quedé enamorada de ellos
—Son hermosos –dije tomándolos –puedo imaginar a mi bebé usándolos
—Lo entiendo, cuando descubrí que estaba embarazada de mi primer hijo, lo imaginaba usando toda la ropa de bebé que veía
—¿Cuántos hijos tiene?
—Dos, un niño y una niña y son mi razón de vivir
—Le creo, aún no nace y ya se convirtió en la mía –dije tocando mi vientre
Compré los zapatos y salí de la tienda después fui al supermercado a comprar lo necesario para la cena, mi plan era contárselo después del postre, presentarle un plato cubierto y cuando quitara la tapa sorprenderlo, ya podía imaginar la escena, él preguntando si era verdad, yo confirmando, luego abrazándome tan emocionado como yo, dándole la bienvenida a ese pequeño ser y demostrándole su amor desde ahora.
Qué equivocada estaba
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