Al día siguiente, fui acompañada por Aurelio a la casa de Paulo, bajo el riesgo de que no estuviera pues había perdido su número y no quería contactarlo pero era necesario, desconocía si me ayudaría, él y Osorio eran íntimos amigos y quizás intentaría convencerme pero estaba decidida. Cuando llegamos, Aurelio y yo fuimos hacia la puerta y toqué el timbre, esperamos unos segundos y él abrió, sorprendido.

—Julieta, esto sí que es inesperado –dijo luego de que salió de su asombro

—Hola Paulo, ¿podemos entrar?

—Sí –respondió desconfiado –¿quién es él?

—Aurelio Cavalcante, vino a acompañarme, te lo repito, ¿podemos entrar?

—Sí, claro

La última vez que había estado en esa casa, salí mal, vi la pantalla y recordé la imagen de Osorio en ella con su cinismo al pedirme que me fuera con él.

—¿Les ofrezco una bebida? –preguntó Paulo sacándome de mis pensamientos

—No gracias, nuestra visita será rápida –me senté en un sofá

—Está bien, cuéntame –preguntó curioso

—¿Qué puedo hacer para divorciarme de Osorio?

—¿Divorciarte? –preguntó incrédulo -¿bromeas cierto?

—No, me niego a seguir casada con un hombre que cometió tantos crímenes

—Ya te dije que...

—No me importan sus motivos –interrumpí exasperada –estuvo mal que estafara a esas personas, contesta, ¿cómo puedo divorciarme?

—Osorio jamás te dará el divorcio Julieta, solo si lo atrapan y eso nunca pasará, él es inteligente

—Y usted su cómplice –dijo Aurelio de pronto

—¿Cómo dice?

—Es obvio que usted sabe dónde se esconde y además lo está encubriendo, no necesito ser abogado para darme cuenta –pude ver cómo Paulo se ponía nervioso

—Usted no sabe nada –contestó con un hilo de voz

—Bueno, si estamos equivocados, ayúdame, si no quieres que te denuncie con la policía por encubrimiento y complicidad, sí ya sé que no puedo probar nada aún pero los mentirosos y delincuentes siempre caen, ¿qué respondes Paulo? –me levanté mientras lo miraba fijamente

—De acuerdo –suspiró con fuerza después de un momento –pero dame un par de días y veré qué puedo hacer, te llamaré en cuanto tenga noticias o puedo ir a esa residencia donde vives

—Prefiero que me llames, te dejaré mi número –Paulo me pasó su teléfono donde escribí mi número, después de eso volvimos a la residencia

—¿Estás bien? –me preguntó Aurelio mientras íbamos en el auto

—Sí –volteé a verlo con una sonrisa aburrida– es solo que me siento triste por el rumbo que ha tomado todo, me pregunto si me deslumbré por Osorio y si esta es su verdadera identidad

—No te mortifiques mi amor, nada ha sido tu culpa, concéntrate en Camilo y espera las noticias de ese abogado

—Te lo he dicho muchas veces y lo repito, gracias por todo lo que has hecho por mí y Camilo

—Lo hago porque los amo a ambos

Osorio

—Si cree que le daré el divorcio está muy equivocada –reclamé indignado

—Eso le dije yo pero está resuelta

—Solo está molesta por lo que hice, cuando le explique todo cara a cara me perdonará y aceptará quedarse conmigo

—La última vez no quiso

—No tiene que querer, ayúdame a encontrar la forma de sacarla de Brasil y jamás regresaremos, viviremos en nuestro escondite

—Déjame planearlo y cuando todo esté listo te avisaré, ¿de acuerdo?

—Claro, ahora contéstame quién es ese Aurelio Cavalcante