Ver a Julieta dichosa en brazos de su madre, me llenó de felicidad y me convenció de que hice lo correcto al viajar a Recife a buscarla. Hace unos días Busqué en internet el nombre de su restaurante y apareció de inmediato: Sabores de Juju la propietaria Regina Sampaio, tenía un enorme parecido con Julieta, el mismo cabello café y sus ojos almendrados, no cabía duda de que eran madre e hija. Reservé un boleto de avión, inventé un pretexto para que nadie sospechara mi verdadero motivo y viajé a Recife, llegué a las 2 de la tarde y me dirigí de inmediato al restaurante.

Era un lindo lugar, limpio, iluminado, había 8 mesas y dos ventiladores en el techo pude imaginar a Julieta creciendo en este lugar, el aroma que salía de la cocina era delicioso que me entró el apetito.

—Bienvenido a Sabores de Juju¿Puedo ayudarlo? –la madre de Julieta apareció frente a mí, llevaba un delantal y una gorra de cocina –¿desea una mesa?

—No exactamente, ¿usted es Regina Sampaio?

—Sí, ¿quién es usted?

—Soy Aurelio Cavalcante, soy... amigo de Julieta su hija

—¿Julieta? ¿Mi hija? –Regina avanzó hacia mí y me vio suplicante -¿dónde está mi hija? ¿Se encuentra bien?

—Calma ella está bien, se está quedando en la residencia de mis padres, ahí la conocí, si quiere nos sentamos y le contaré todo, si tiene tiempo

—Espere un momento, enseguida vuelvo, siéntese en ese mesa –señaló una desocupada que estaba junto a la ventana

La señora Regina regresó segundos después y se sentó frente a mí, tomó mis manos entre las suyas y me imploró que le diera noticias de Julieta, pues no sabía nada de ella desde hace tiempo y no contestaba sus llamadas y que incluso intentó llamar a su esposo pero tampoco dio resultado. Así que le conté lo sucedido con la empresa y el fraude, ella estaba muy sorprendida e indignada

—Desde que Julieta lo presentó no me agradó, había algo en él que no me gustó y por lo visto no me equivoqué –hundió su cabeza entre las manos –pero respetaba las decisiones de Julieta y durante todos estos años no dio muestras de que mi hija estuviera siendo infeliz a su lado. Pero ¿por qué no me dijo nada? Soy su mamá

—Tiene vergüenza, temía su reacción pues no aceptaba su relación con Osorio

—Una cosa es que no aceptara, pero jamás la hubiera dejado sola, es mi hija y la amo

—Eso mismo le dije yo, estaba convencido de que usted seguía amándola por eso vine a buscarla, Julieta la necesita mucho y más ahora que...

—¿Qué?

—Está embarazada, usted será abuela –dije sonriendo mientras veía cómo los ojos de doña Regina se llenaban de lágrimas –le haremos un baby shower este fin de semana y Julieta estaría feliz si usted nos acompañara, ¿qué dice?

—Jamás me perdería el baby shower de mi nieto

Cada parte del baby shower fue divertido, los juegos fueron creativos: compitieron Emma, Jane y Elisabetta para rellenar un papel con nombres de niñas, bingo, contar una historia con cartones, además la comida estuvo deliciosa con el cáterin pero para mí fue más importante que Julieta estuviera feliz en su día. Pero el momento más lindo fue cuando abrió los regalos, sus ojos brillaban al ver todo lo que los invitados le habían regalado. El baby shower termina casi a las 6 de la tarde y después todos regresamos a la residencia, la madre de Julieta también, subieron las dos a la habitación de Julieta pues debían conversar. Mientras, yo me quedé abajo con mis papás.

—El evento fue hermoso, Julieta estaba tan contenta, hiciste bien en buscar a su madre –me felicitó mi mamá –una mujer embarazada la necesita cerca

—Sí Aurelio, me siento orgulloso de ti –añadió mi papá

—Hubieran visto el nerviosismo con el que siguió a Mariana para cambiarse lo creía innecesario, por supuesto que no sabía que iría a su propio baby shower, gracias a Dios y a nosotros su vida va bien y no tiene el riesgo de quedarse en la calle.

—Qué bueno que lo mencionas Aurelio, debes saber algo, durante meses Julieta ha querido darme la mensualidad del cuarto donde se está quedando y yo le he contestado que lo gaste en ella y Camilo

—Sí, ella no entiende cómo no lo aceptas si el trato fue que en cuanto encontrara trabajo

—Aurelio, ¿Cuándo planeas decirle a Julieta que le has pagado las mensualidades durante todo este tiempo?

—Aún no encuentro el momento, en cuanto pueda lo haré

—Ojalá sea pronto porque una mentira jamás dura para siempre, sé sincero con ella, no querrás que se enfade contigo

Julieta narrando

Mi mamá a mi lado, era lo que siempre había soñado desde que supe que estaba embarazada, luego que le contara a Osorio, la llamaría pero luego sucedió todo ese escándalo y no tuve valor. Mi baby shower no habría sido lo mismo sin ella debía agradecerle a Aurelio por ir a buscar a mi mamá aunque le dije varias veces que no lo hiciera, me alegro que haya hecho caso omiso a mi pedido.

—No sabes cómo agradezco que estés aquí mami –le confesé cuando estábamos en mi cuarto de la residencia –cuando te vi en el salón no lo podía creer

—Jamás te hubiera perdonado no estar presente en el baby shower de mi primer nieto, no es posible Julieta, ¿voy a ser abuela y no ibas a decirme?

—Mamá...

—Aurelio ya me contó tus razones para no decirme, pero escúchame, yo jamás te rechazaría a ti o a mi nieto por algo que no es tu culpa sino del sinvergüenza de tu marido, debiste llamarme en cuanto pasó, habría venido a buscarte en el primer vuelo y llevarte conmigo

—¿No sospechaste?

—Sí, tanto que estuve en Pinheiros hace unos tres meses, quería visitarlos y me encontré que otra persona ya estaba viviendo ahí, llamé a tu celular pero salía desconectado, llamé a tu marido pero nadie contestó y ahora entiendo la razón.

—Perdona por no decirte

—Está bien cariño –recibí otro abrazo por parte de mi mamá –todo está bien, me siento feliz al saber que estás embarazada, ¿Cuánto tienes?

—Siete meses

—Ya está grande, en dos meses llega si Dios quiere –tocó mi vientre y sentí a Camilo moverse –ay mi amor, reconoces a tu abuela, ¿sí?

—Siempre le he hablado de ti mamá, quiero lo mejor para este niño, él me dio fuerzas cuando iba a flaquear

—Los hijos hacen eso y lo experimentarás conforme pase el tiempo, mi amor quiero proponerte que vengas conmigo a Recife, podemos acomodarnos los tres y amueblar una habitación para el bebé

—Mamá es una buena oferta pero tengo mi vida aquí, estoy trabajando con Mariana Brandao, una de las chicas que ganó el bingo en su cafetería y además Aurelio me está ayudando para volver a la universidad y terminar mi carrera de gastronomía

—Es maravilloso cariño, recuerdo cuánto sufriste cuando debiste dejar la universidad después de que tu padre murió

—Sí, pero lo hice por ti mamá y no me arrepiento, me necesitabas

—Sí, ahora es tiempo de que pienses en ti y cumplas tu sueño de ser chef con tu restaurante de estrellas michelin

—¿Lo recuerdas?

—Por supuesto mi vida y estaré apoyándote en cada paso que des –me abrazó fuertemente. Ese había sido hasta el momento el día más feliz de mi vida.