Capítulo 2
—¿Qué serás, niño o niña? Me gustaría saberlo ya, pero eres muy chiquito todavía, no sé si puedes oírme pero quiero que sepas que te amo con todo mi corazón mi amor y papá también, ya quiero ver tu carita, tus ojitos, tocar tus manitas, tenerte en mis brazos y protegerte de todo y de todos, ojalá crezcas pronto para sentir tus pataditas dentro de mí.
Esta conversación la tuve con mi bebé mientras preparaba el relleno para la lasaña, mi plato favorito, quería que se acostumbrara a mi voz desde ahora, para que la reconociera al nacer, pondría a Osorio a hacer lo mismo, seguro en este momento estaba con curiosidad, preguntándose cuál era la noticia, no sé cuál pensaba que era, pero seguro no sospechaba que se trataba de un hijo, cuando hablamos, lo noté un poco distante, talvez era mi imaginación, ahora no debía preocuparme por tonterías, solo pensar en mi hijo, esa criatura que llenaría mi vida de felicidad a partir de ahora y la de Osorio también.
Cuando terminé de preparar la lasaña, las fajitas de pollo y carne, el plato favorito de Osorio, el tres leches y tiramisú, me senté en el sillón a descansar, mientras frotaba mi vientre, aún plano, observaba cada detalle del apartamento donde vivíamos y en el que habíamos pasado tantos momentos felices y en el que viviríamos muchos más, estaba ubicado en un complejo de Pinheiros y fue un regalo de bodas suyo, recordaba cuando llegamos recién casados después de nuestra luna de miel en Hawai, nos detuvimos frente al condominio y me cargó en sus brazos hasta el apartamento.
Flashback on
—Bueno hermosa, este es tu palacio –dijo colocándome en el suelo -¿te gusta?
—No, me encanta, es justo el lugar que siempre soñé para vivir
—Pues aquí lo tienes y será tuyo para siempre, este es mi regalo para ti
—¿En serio?
—Sí, jamás te mentiría mi amor
—¿Me lo prometes?
—Sí mi amor, lo único que quiero es hacerte feliz y tener muchos hijos contigo –dijo tomándome por la cintura
—¿Cuántos quieres tener?
—Unos cinco
—¿Cinco?
—Sí, ¿cuál es el problema?
—Son demasiados
—Sí, lo sé, es que quiero que mi amor por ti se multiplique por cinco
—Estás loco
—Sí lo estoy, estoy loco de amor por ti Julieta
—Y yo por ti Osorio, te amo –dije poniendo mi frente contra la suya
—Y yo también te amo, ahora, ¿por qué no vamos a fabricar ese primer hijo? –dijo mientras me besaba conduciéndome hasta el cuarto
Flashback off
Tardamos ocho años, pero al fin llegaba nuestro primer hijo, quién sabe cuándo llegarían sus cuatro hermanos, al sentir esta dicha estaba considerado la propuesta de Osorio acerca de tener cinco, seguramente con dos o tres años de diferencia cada uno, quizás tendríamos que mudarnos por falta de espacio pero no importaba, estaba dispuesta a todo con tal de vivir ese sueño.
Mientras pensaba en el futuro, poco a poco me quedé dormida debido al cansancio.
Cuando desperté horas después, ya había anochecido, dormí toda la tarde, vi el reloj y faltaban diez minutos para las siete, debía apresurarme, Osorio no tardaría en llegar y no estaba lista, fui a nuestro cuarto, abrí el armario y busqué mi vestido negro sin mangas que a Osorio le fascinaba cómo me quedaba, cuando me lo puse fui al tocador, recogí mi cabello, me coloqué aretes, perfume y finalmente zapatos de tacón, luego vi mi reflejo en el espejo de cuerpo entero, me veía muy hermosa y sonreí por milésima vez ese día.
—¿Qué opinas mi amor? ¿Cómo luce mamá? –dije acariciando mi vientre -¿Preparamos todo para sorprender a papá?
Volví al comedor, eran las 7:15 y empecé a preparar la mesa, coloqué los platos, cucharas, cubiertos, mantel, individuales, incluso unas velas y me senté en la mesa a esperar a mi esposo y padre de mi hijo, le mandé un mensaje preguntándole por donde venía pero no contestó, seguro venía manejando y no contestaba por eso, en cualquier momento entraría por esa puerta y comenzaríamos la cena donde celebraríamos ese regalo del cielo.
—Osorio, dónde estás, contéstame por favor, ya son las diez de la noche estoy preocupada
Era el décimo mensaje que le dejaba al celular, lo había llamado cientos de veces y siempre salía el buzón, estaba aterrada, hacía mucho que las velas se habían consumido, la comida estaba intacta porque se me quitó el hambre por no saber de Osorio, llamé a nuestros conocidos, hospitales, delegaciones y no sabían nada, temí lo peor, una mujer embarazada no debía sufrir fuertes emociones pero no podía evitarlo, estaba a punto de ir a buscarlo por toda la ciudad.
—¿Dónde estás Osorio?
En ese momento, sonó el timbre de la puerta y salí apresurada para abrir, esperando ver a Osorio, pero no era él, sino dos agentes de la policía.
—¿Julieta Sampaio Bittencourt?
—Sí, soy yo, ¿encontraron a mi esposo?
—Esperaba que usted nos pudiera ayudar con ese asunto, lo estamos buscando ¿usted sabe dónde está?
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