Capítulo 17
Los días siguientes ayudé a doña Victoria y Mercedes a organizar la fiesta de Aurelio, esta sería en la residencia al lado de sus amigos, familia y compañeros de trabajo, como acordamos, haría el postre y ayudaría en la limpieza de la residencia hasta que mi embarazo lo permitiera, pues no quería ser una carga más de lo que era, hablando del tema, mi embarazo entraba en el quinto mes, mi bebé estaba desarrollándose bien, la fase crítica había pasado, las náuseas desaparecieron y todos en la residencia me cuidaban bien, en especial Aurelio, cuando tenía antojos me los cumplía, compraba mis medicinas y elogiaba mi comida, se convirtió en mi mejor amigo en poco tiempo, quizás por haberle contado mi historia, él había cumplido su promesa y nadie más sabía, pero ignoraba hasta cuando podría guardar el secreto pues aunque disimulaban estaba segura de que se preguntaban quién era el padre de mi hijo pero contestaría que no tenía, era solo mío, con su abandono y crímenes se lo había ganado.
—¿Aurelio sabe que le estamos organizando una fiesta? –le pregunté a doña Victoria mientras le ayudaba a cortar unas verduras para el almuerzo
—Claro que sí, él la espera cada año, no podríamos ocultarlo si quisiéramos, te encantará Julieta
—Mis papás me organizaron una fiesta sorpresa cuando cumplí 12 y me encantó –dije sonriendo al recordar a mi papá –todos mis amigos estuvieron ahí, cuando somos niños la vida parece tan sencilla
—¿Cuándo es tu cumpleaños?
—En setiembre, el 12, por ese tiempo nacerá mi hijo
—Falta mucho
—Eso dicen, pero cuando nos damos cuenta ya será
—Tienes razón Julieta, el tiempo pasa demasiado rápido ya verás, cuando menos lo pienses veremos a tu hijo jugando y corriendo por la residencia
—Ya quiero que nazca –dije acariciando mi vientre –para ver su carita, quisiera encontrar un empleo antes y así pagar sus gastos pero ahora es imposible
—No digas eso Julieta hay un empleo para descubrir cuál es
—Ojalá lo haga pronto
—Solo debes encontrar tu vocación y hacerlo quizás después del parto
—Quisiera comenzar antes, Aurelio me propuso volver a la universidad para terminar la carrera de gastronomía, es que comencé a estudiar pero por asuntos de fuerza mayor debí salir
—Pues si fuera tú escucharía a mi hijo, te hará bien Julieta, además con tu talento llegarás lejos como chef, para empezar si quieres puedo pagarte el postre que prepararás
—No se preocupe es un regalo ya que no estoy en condiciones de comprarle nada
—Cualquier detalle bastará para él te lo aseguro
Me sentía emocionada pues no recordaba la última vez que fui a una fiesta o me había divertido y relajado, en los últimos meses solo tuve disgustos y dificultades pero estaba dispuesta a divertirme esa noche y olvidar mis problemas al lado de mis nuevos amigos, por eso prepararía el mejor cheesecake de toda mi vida
—¿Quisieras que a tu hijo le guste el dulce o lo salado?
—No lo sé, con que coma balanceado me conformo, aunque también lo consentiré de vez en cuando –respondí sonriendo -¿cómo era Aurelio de niño?
—Él era un buen chico, no me dio problemas con nada, lo único fue que no tenía muchos amigos en la escuela
—¿Cómo? –exclamé sorprendida
—Sí, era un niño aplicado pero solitario, lo molestaban y solo en ocasiones lo tomaban en cuenta, Aurelio sufrió mucho en su niñez, pero a Dios gracias todo cambió en el instituto
—Todos somos rechazados en algún momento de nuestras vidas, lo importante es aprender a superarlo
Me costaba trabajo ver a Aurelio como alguien desplazado, desde que lo conocía veía su fuerza y alegría, por supuesto todos teníamos nuestra historia triste y esa era la suya, ahora tenía amistades, también una futura novia, talvez esposa
—Doña Victoria, ¿usted conoce a una compañera de Aurelio llamada Cassandra? –pregunté sin poder contenerme
—Sí, ha venido un par de veces, es una buena chica, ¿por qué?
—Aurelio la mencionó en una ocasión
—¿En qué sentido?¿Amiga o futura novia?
Recordaba nuestra conversación y que deseaba pedirle que fuera su novia pero no me sentía con derecho de decirle a doña Victoria, por eso me limité a decir:
—No puedo asegurarlo
—Escucha, mi instinto de madre dice que Aurelio está interesado en una chica, pero como los hombres son reservados en ese asunto, no ha dicho nada pero...
—Pero qué
—Presiento que no es Casandra
Doña Victoria se equivocaba, quería contarle sobre su deseo de declararse en la fiesta, pero no me correspondía, así que solo asentí y continué picando los vegetales, de manera sutil me levanté un poco la blusa pues me incomodaba un poco
—¿Qué ocurre Julieta? –dijo Victoria notándolo
—Sí, es solo que mi vientre ya está creciendo y la ropa no me queda como antes
—Pues necesitas comprar ropa adecuada, conforme vaya creciendo tu vientre deberás estar cómoda, ya sé, cuando terminemos el almuerzo iremos a la tienda, compraremos maternal y antes de que lo digas, yo pagaré la ropa
—Doña Victoria por favor, le agradezco su actitud pero ya han hecho bastante por mi hijo y por mí, no quiero abusar, si voy a comprar ropa quiero que sea por mi dinero y por favor no insista, los demás inquilinos pueden pensar que me consienten
—Estás embarazada, debes ser consentida, no querrás lamentar que no estuviste cómoda en tu embarazo
—También yo, pero no doña Victoria
—Muy bien como quieras –dijo volviendo a revolver la salsa, mientras yo estaba aliviada de dejar zanjado ese asunto o al menos eso pensaba pues en ese momento apareció Mercedes acompañada por Elisa a quien encontré hace unos días
—Me encontré con ella en la entrada
—¡Elisa! –exclamé emocionada
—Hola Julieta -dijo acercándose a mí para abrazarme -¿cómo estás? ¿Y tú bebé?
—Ambos estamos bien, no esperaba verte aquí
—Bueno, me preguntaba cómo estabas, no tenía nada que hacer y decidí venir a conocer la residencia Cavalcante, es muy hermosa
—Lo sé, me encanta estar aquí, quiero presentarte a Victoria Cavalcante la dueña de la residencia y ya conoces a Mercedes, la cocinera, doña Victoria, Mercedes ella es Elisa Benedicto, mi mejor amiga
—Mucho gusto Elisa –dijo Victoria –bienvenida a la residencia Cavalcante
—Encantada Elisa –saludó Mercedes
—Igualmente, gracias por cuidar de mi amiga y su bebé
—Ha sido un placer, Julieta ve a hablar con tu amiga, yo termino aquí
—De acuerdo
Guie a Elisa hasta el jardín de la azotea que se había convertido en mi lugar favorito y subiría hasta que mi embarazo lo permitiera, era hermoso, había flores de muchos colores, pequeños árboles y una banca donde le confesé a Aurelio todo
—Vaya Julieta, este lugar es hermoso, un paraíso en medio de Sao Paulo
—Sí, me enamoré de este jardín, es justo como el que quería tener en Pinheiros
—Sí, lo recuerdo, con tus rosas rojas, narcisos, violetas, claveles y bancas para sentarte con sombrillas, tenías unos diseños y esperabas remodelar el techo del edificio
—Pero no pude, el dueño del edificio se negó y solo pude conformarme con unas plantas en las ventanas, ¿quién estará usando el apartamento?
—Me parece que aún están buscando un comparador
—Espero que no tenga la misma suerte que yo –dijo bajando la cabeza
—Ay amiga, cuántas dificultades has atravesado en estos meses
—Sí, pero saldremos adelante –dije frotando mi vientre
—¿Cómo va ese pequeño?
—Bien, la doctora Mariko dice que se encuentra bien gracias a Dios
—¿Tu doctora no se llama Karen?
—No, es otra Elisa, nunca podría pagar sus consultas, ella me fue recomendada por la esposa de un amigo de Aurelio, el hijo de doña Victoria y el señor Afranio ha sido muy bueno conmigo en el tiempo que llevo aquí
—Me alegra, ya es suficiente con el dolor que te causó ese cretino al dejarte con tu hijo
—Sí, pero descuida, ¿cómo has estado después del quiebre de la empresa?
—Han sido difíciles estos meses, por más que omita que trabajé en Bittencourt ellos lo averiguan y me despiden, si Darcy no trabajara estaría en aprietos
—Sé cómo te sientes, el día que llegué fui a una entrevista y dijeron que no me contratarían pues sabían quién era mi marido
—Es injusto que debamos pagar por sus fechorías
—Sí, muy injusto Elisa y lo lamento
—No es tu culpa sino de él amiga
—Aurelio me dijo lo mismo
—Me agrada ese Aurelio quisiera conocerlo para darle las gracias
—Puedes asistir la fiesta que tendremos por su cumpleaños
—No quiero incomodar
—Por favor Elisa, puedes traer a Darcy, haré mi cheesecake
—¿Aquel delicioso de fresa? Entonces cuenta conmigo si se puede, usa aquel vestido floreado
—Me encantaría pero me queda un poco ajustado, toda mi ropa está quedándome pequeña
—Pues debemos ir a una tienda a comprar ropa y al salón de belleza
—¿Cómo?
—Sí, no pienses que no vi tu ropa ajustada cuando llegué, además necesitas consentirte, estás embarazada
—¿Hablaste con doña Victoria? Ella me dijo lo mismo
—Pues es una mujer razonable
—Elisa, sabes que no puedo endeudarme
—Considéralo un regalo, no pongas de excusa tu situación para estar triste y desaliñada, esperas un hijo, debes sentirte viva Julieta y lo estarás a partir de esta tarde
Era imposible convencer a Elisa de lo contrario cuando decidía, entonces después del almuerzo fuimos las tres, doña Victoria, Elisa y yo al centro, seguía pensando que no debía gastar en mí pues no tenía cómo, pero Elisa insistió y tenía el apoyo de doña Victoria.
Montadas en el auto de Elisa, llegamos a una tienda de ropa en un extremo de la ciudad, era nueva y vendía ropa maternal según me contó Elisa, era la primera vez en mucho tiempo que visitaba una tienda para comprar ropa, antes iba de compras dos veces al año y no tenía problemas en gastar pero claro, todo había cambiado
—Bienvenidas a Baby's and More, ¿en qué puedo ayudarlas? –dijo la dependiente
—Buenas tardes –dije –me gustaría ropa maternal para mí
—Por supuesto, síganme por aquí, ¿algún color en especial y talla?
—Soy talla M y no importa el color
Conforme avanzábamos veía la ropa en los percheros, era muy hermosa, el sueño de cualquier embarazada, pijamas, almohadas, blusas, pantalones en fin, había donde escoger, saldría con una bolsa seguramente, pero Elisa tenía otros planes
—Esta es la sección M, ¿le gustaría algún estilo?
—Déjeme ver –dije acercándome –puede ser este –añadí cogiendo un vestido aguamarina
—Este le queda muy bien con su tono de piel, ¿algún otro estilo?
—Vamos a ver, si tenemos problemas la llamaremos
En cuanto la dependiente se fue vi el precio del vestido y de inmediato lo devolví al perchero pues era demasiado caro
—¿Qué pasa Julieta? –preguntó doña Victoria
—No puedo pagar este vestido, cuesta 800 reales
—Ya te dije que yo pagaré, lo acordamos Juju –dijo Elisa
—No me importa, ya estoy lo bastante endeudada por favor vámonos
—Julieta linda escucha, tu amiga te está ayudando, no pide nada a cambio como nosotros en la residencia, no pide nada a cambio, tampoco es limosna
—Doña Victoria tiene razón, estás llena de vida y debes demostrarlo, te hará bien, ¿sí? –me animó Elisa
—Está bien
—Lo sabía, ahora veamos qué más puede quedarte
Después de una exhaustiva búsqueda, tomé el vestido aguamarina, 2 más, 4 blusas para probármelos, aún seguía pensando que era una pérdida de dinero pero quise complacerlas, corrí el cerrojo y me quité la blusa, mi reflejo me dejó sin aliento, había estado tan abatida que no notaba los cambios en mi cuerpo, mi vientre ya comenzaba a formarse, tenía una considerable pronunciación, instintivamente toqué mi vientre y sonreí, doña Victoria y Elisa estaban en lo cierto estaba embarazada, debía vivir este proceso al máximo y no dejar que nada ni nadie lo estropeara, entonces, decidida le hice una promesa.
—Cuánto has crecido mi amor, te prometo protegerte siempre y te ayudaré a cumplir todos tus sueños, además amarte con locura, estaremos bien y encontraré la manera de mantenerte y creo saber cómo.
Aurelio narrando
Regresé a la residencia bastante cansado después de un día laboral, estábamos en época de evaluación en la universidad y traía el montó de exámenes de los dos grupos de hoy, no es tan simple como realizar un examen, cuando ya está preparado debe someterse al comité para su evaluación; sin embargo, fue un buen día y ahora quería descansar en mi casa, al atravesar la puerta percibí un delicioso olor a carne, seguramente mi madre y Mercedes preparaban la cena, subí para dejar el bolso y darme un baño antes de cenar.
Cuando terminé y estuve listo, me dirigí a las escaleras cuando escuché una canción de cuna y me acerqué a ver, ella estaba frente al espejo, hablando con su bebé, era un vínculo entre madre e hijo, él recordaba que Victoria le contó que ella hacía lo mismo cuando estaba embarazada.
—No puedo esperar a que te muevas mi amor, ¿sabes? Me encantaría sentirte ahora, pero toma tu tiempo, ¿está bien? No estoy presionándote, me esforzaré para ser la mejor mamá del mundo
—Ya lo eres –pensé y me fui para no interrumpir esa charla silenciosa, me dirigí al comedor para reunirme con los demás
—Aurelio
Me volteé para verla y quedé sin habla, Julieta estaba deslumbrante, usaba un vestido aguamarina que le quedaba hasta las rodillas, su cabello estaba arreglado en ondas y tenía un leve maquillaje
—Hola Julieta –dije acercándome todavía extasiado –si me permites decir, estás muy bella
—Tu madre y una amiga mía me llevaron a la tienda y al salón de belleza, porque necesitaba un cambio –dijo tocándose el cabello con nerviosidad -¿fue mucho?
—No, te ves hermosa
—Gracias, me siento diferente, más confiada
—Me da gusto, en serio, ya verás que todo estará bien
—Sí y para eso decidí hacerte caso
—¿En qué?
—Respecto a los estudios, quiero inscribirme en la carrera de gastronomía para al fin graduarme
—Julieta eso es maravilloso, me da mucho gusto que quieras superarte
—Gracias, ¿podrías ayudarme con el papeleo?
—Tengo una idea mejor, ¿por qué no te preparas para ingresar el próximo semestre?
—¿Qué quieres decir?
—Me tomé la libertad de inscribirte en la escuela de gastronomía
—¿Lo dices en serio?
—Sí
Sin esperarlo Julieta avanzó hacia mí y me abrazó fuerte, en tanto yo la estreché en mis brazos
—Gracias, por todo lo que has hecho por mí jamás sabré cómo pagarte
—Yo sí sé cómo, logra tus sueños, gradúate y supérate, que yo estaré aquí para apoyarlos, a ti y a este bebé –dije posando mi mano sobre su vientre –contarán conmigo para lo que sea
—Gracias –dijo dedicándome una sonrisa encantadora
No podía esperar a la fiesta para declararle mi amor
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