Negociación
Capítulo 3.
Los días siguientes a mi último encuentro con Tweek fueron relativamente tranquilos, todo bajo control. Podía ir a la escuela sin sentirme espiado, regresaba a casa solo y temprano, almorzaba con mis amigos y hacía mis cosas rutinarias de la misma forma en que lo hice desde... bueno, desde siempre, pero las cosas no podían ser tan buenas, claro que no. Pronto comenzaron a correr los rumores acerca de que Tweek y yo volvimos a "romper" por "otra" infidelidad mía, y la verdad el tema me tenía fastidiado. Todos me miraban como si fuera un mentiroso manipulador, y odiaba eso. Odiaba a Tweek, odiaba las cosas que sentía al estar cerca de él, odiaba los cambios que habían ocurrido en mi vida por culpa suya.
Suspiré, viendo Facebook y pensando qué debería hacer. Aparté la mirada de mi móvil cuando escuché algunos susurros detrás de mí.
—Mira, ahí va el gay infiel —oí claramente, y me giré para encontrarme con las miradas desaprobatorias de dos chicas, ¡MIERDA! Les saque el dedo medio, furioso, y me fui de ahí para llegar a mi siguiente clase.
Ahí se encontraba el causante de todo, me sobé las sienes y miré de reojo a Tweek. Estaba sentado unos bancos al lado de mi asiento, usando su celular. Era una clase que teníamos compartida y él estaba temprano como siempre. Pensé en salir del salón para evitar un momento incómodo, pero noté que se giró a verme, sería demasiado extraño, entonces, si me saliera sólo porque sí, quiero decir, lo había estado evitando pero eso sería demasiado evidente y cruel incluso para mí.
Me resigné entonces a sentarme en mi banco, esperando al docente.
Volví de nuevo a intentar idear algo para detener los rumores, y entonces me di cuenta que la misma persona que había provocado que esos rumores corrieran, podría terminarlo. Lo miré directamente por primera vez después de casi una semana. A pesar de que lo odiara, no creía que fuera un chico malo, quizás si hablaba directamente con él y se lo pedía de favor, podría decirles a todos que jamás existió un tercero, que sólo fue un invento suyo.
Decidí entonces ponerme de pie y acercarme a su banco. Aún quedaban algunos minutos antes que comenzara la clase, por lo que si era directo y conciso podría finalizar todo de una vez.
—Oye, Tweek —lo llamé, sobresaltándolo.
Miré cómo levantó la cabeza para verme a los ojos, y mi corazón se agitó. Sus ojos me recordaron a la noche estrellada de Van Gogh, y el rubor que apareció en sus mejillas complementó la escena. Me quedé hipnotizado unos segundos, hasta que lo escuché tomar la palabra y desvíe la mirada, ruborizándome.
—Ho-hola Craig, ¿necesitas algo? —me preguntó, temblando, agachando de nuevo la cabeza. Podía notar disgusto en su tono de voz, y no era para menos, la realidad era que lo había estado evitando sin razón alguna.
—De hecho, sí —contesté. Me sentía bastante descarado por sólo llegar a hablarle para pedirle un favor, pero lo necesitaba, era lo mínimo que podía hacer después de haber manchado mi imagen, pensé, lo mínimo que podía hacer para que no lo odiara de por vida.
—¿Qué necesitas? —interrogó, entonces aclaré mi garganta.
—Necesito que detengas los rumores sobre mí, y que terminemos con todo esto de una vez —pedí directamente.
Era increíble cómo la vida me había puesto en la misma situación que comenzó todo esto, pero ahí estaba yo, a su merced, y ahí estaba él, y pude escuchar como suspiraba, levantando nuevamente la mirada. Supuse que estaría igual de cansado que yo de todo esto, y no me sorprendería que se hubiera negado pero...
—Claro, haré cualquier cosa por ti —me respondió y me sentí aliviado, pero al mismo tiempo hundido. Me sonreía de esa manera, me miraba de esa manera, y sus vocablos, todo sobre él provocaba que mis latidos se aceleraran, y yo lo odiaba.
Asentí con la cabeza, regresando a mi asiento, totalmente confundido. Sólo me quedaba esperar un poco y todo estaría resuelto, me intentaba convencer, tranquilizándome y tratando de sacarme de la cabeza la imagen de su rostro...
Después de que la clases terminaran, regresé a casa y pasé una tarde tranquila, exceptuando por algunos pensamientos que me llegaban de repente acerca de Tweek. Me alegraba que por fin las cosas fueran a terminar, pero al mismo tiempo me sentía tan raro.
Los días siguientes pude notar que al parecer Tweek había cumplido con su palabra, pues ya no me sentía tan observado, y cada vez eran menos las veces en que me encontraba con personas hablando sobre mí. De haber hecho esto desde el comienzo quizás no habríamos tenido que fingir nunca, pues al parecer al pueblo ya no le afectaba nuestra supuesta separación. Al menos podía estar de nuevo en paz...
¿Todo esto significaba que ya había terminado? ¿por fin podría volver a mi vida rutinaria? Parecía que sí, y conforme el tiempo pasaba las cosas se iban calmando cada vez más...
¿Pero entonces por qué...?
¿Por qué seguía pensando en él?
Las semanas pasaron y yo no podía sacarme esa pregunta de la cabeza: ¿Por qué seguía pensando en Tweek? Intentaba ignorar el tema y continuar con mi vida como siempre, porque se suponía que ya todo estaba bien, pero algo en mi pecho no me dejaba estar tranquilo. Me sentía melancólico, me dolía, extrañaba sostener la mano de Tweek, extrañaba ver sus ojos y escuchar su voz. A veces me lo encontraba por los pasillos o coincidíamos en clases, y sólo quería ir a hablarle, abrazarlo, sentirlo cerca.
¿Qué significaban todos estos sentimientos?
¿Acaso me había enamorado de Tweek?
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