Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Ira

Capítulo 2.

Después de aquella tarde en que fui a casa de Tweek, me sentía un poco más cómodo al pasar tiempo con él. Charlamos por casi dos horas seguidas y descubrimos que, de hecho, teníamos algunas cosas en común; le gustaba Red Racer, a ningún chico al que le guste podría ser tan malo. Lo había juzgado mal, parecía ser alguien agradable y, aunque definitivamente no había manera alguna de que me pudiera gustar (porque no soy gay), podríamos llegar a ser verdaderos amigos.

Acordamos también una rutina de visitas, le aclaré que soy alguien que necesita tener todo bajo control, y si nos veríamos más a menudo para continuar aparentando, tendría que ser bajo esa condición. Concluimos en que él vendría a mi casa los lunes y yo a la suya los jueves.

Para entonces, era jueves, y me encontraba esperando a que la última clase de Tweek terminase para irnos juntos a su casa. Se nos iba haciendo costumbre, aunque por algún motivo me sentía ansioso, un tanto emocionado y hasta feliz, pero traté de no darle mucha importancia (quizás solo estaba de buen humor ese día). Cuando finalmente lo vi salir, nos saludamos y le ofrecí mi mano. Comenzamos a caminar hacia su casa mientras intentaba sacar un poco de platica. Las charlas eran más fluidas, sin embargo aún había momentos de silencio incómodo.

Cuando llegamos a su casa, me invitó a pasar a su habitación. Era la tercera vez que me encontraba ahí y me sorprendió lo ordenado y limpio que estaba todo en comparación con las visitas anteriores. Por un momento me puse nervioso de pensar en que él había organizado todo sólo por mí, pero de inmediato se disipó ese sentir cuando, él molesto, comentó que su madre lo había hecho sin su autorización. Me sentí tan bobo por siquiera haberle prestado tanta atención a algo tan pequeño como eso y por... emocionarme.

Tweek salió por un momento, dejándome solo durante unos minutos. Mientras estaba allí, aproveché para inspeccionar el lugar. Me di cuenta de que todo en serio estaba muy bien organizado y limpio, y de alguna manera parecía desencajar con la personalidad caótica de Tweek. Miré entonces la cama con las sábanas lisas, casi llamándome. Me tumbé en ella boca abajo y, sin darme cuenta, inhalé profundamente. El aroma que invadió mis sentidos era el del café y suavizante de ropa, definitivamente olía a Tweek. Durante ese instante me sentí tan tranquilo y relajado, disfrutando de la sensación de suavidad de la tela...

De repente, escuché los pasos de Tweek subiendo las escaleras y me incorporé lo más rápido que pude, sintiéndome levemente alarmado. Regresé a la realidad, esa no era mi cama sino la de mi novio falso, y siendo consciente recordé mi última línea de pensamientos, sorprendiéndome por eso que se me pasó por la mente segundos antes. ¿Realmente había pensado "olía a Tweek"? Me ruboricé de la vergüenza, sintiendo las mejillas ardiendo al darme cuenta de que había sido yo mismo quien había generado ese pensamiento. No podía ser más indignante que mi propio cerebro pensara cosas homosexuales, era ridículo.

De un momento a otro, entró a la habitación. Llevaba en una charola dos tazas de café y un plato de galletas, dejando en mis manos una de las tazas y sobre la cama el plato. Se veía sereno, hasta que de pronto se exaltó.

—¡Jesus!, olvidé preguntarte antes ¿te gusta el café? —preguntó, y yo no pude contener unas risas ante su preocupación excesiva. Me miró confundido y apenado.

—Tranquilo Tweek, no es para tanto, y yo... De hecho nunca antes lo he probado —le confesé, dando un sorbo, pero percatándome inmediatamente que la bebida estaba a unos cuantos grados de estar hirviendo. Me quejé, sobando mi labio.

—¡Carajo! ¿Estás bien? —me preguntó, dejando su taza de café en su escritorio y acercándose a mí para comprobar que estuviera bien. Sentí sus manos sobre las mías, como para intentar apartarlas de mi rostro y poder ver.

La repentina invasión a mi espacio personal me tomó por sorpresa, sonrojándome y sintiendo de nuevo que mi corazón me volvía loco. Odiaba sentir eso, odiaba no controlar mis sentimientos.

—¡No me toques! —le grité, apartándome de golpe. Él se quedó inmóvil, parecía muy apenado, y después reaccioné a lo que había sucedido.

Me sentí avergonzado y bastante molesto conmigo mismo por perder de esa manera el control de mis emociones, dejé la taza al lado de donde él había puesto la suya, tomé mis cosas y salí lo más rápido que pude. La había cagado, era un completo idiota, pero Tweek también era un idiota por acercarse de esa forma.

Mientras corría hacia casa, trataba de buscar una explicación lógica a lo que me acababa de suceder. Me sentía confundido, enojado, avergonzado y frustrado conmigo mismo, no entendía ¿por qué había reaccionado así? ¿por qué me había apartado de él de esa forma? Y ¿por qué me hacía sentir tan mal? Lo más probable es que las cosas se volverían mucho más incómodas, quiero decir, había parecido que Tweek me daba asco. Bueno, no estaba seguro de poder negar eso en su totalidad pero aún así, Craig Tucker, eres el chico más imbécil del planeta entero.

Me detuve por un momento a respirar hondo y tratar de calmarme. Era obvio que algo estaba sucediendo, y en este punto estaba seguro que no era sólo el " resentimiento" que al principio creía, pero ¿qué podía ser? Tenía que encontrar una respuesta rápido porque sino me volvería loco.

Finalmente, llegué a mi casa, ignorando las preguntas que mi madre hizo y encerrándome en mi habitación, tratando de analizar lo que había pasado: sentí algo raro, eso estaba claro, y repasando por mis memorias caí en cuenta que era lo mismo que sentía cuando lo tomaba de la mano, sólo que quizás fue en mayor medida porque me sorprendió que fuera tan repentino. ¿Me sentía así cada que hacía contacto físico con alguien más? ¿lo odiaba tanto? Mi hipótesis era esa, y tenía sentido ya que jamás permitía que mis amigos o familia invadieran mi espacio personal a menos que fuera estrictamente necesario. Sólo tendría que comprobarlo al día siguiente. Mientras tanto tendría que lidiar con mi cabeza gritándome que era un completo tonto.

El resto de la tarde y noche fueron eternas, pero por fin había llegado el día siguiente. Me bañé y preparé más temprano de lo usual, apresurándome para llegar a clases. No sabía cómo ni con quién, pero demostraría que estos sentimientos no eran por Tweek (porque no era un gay), sino porque odiaba el contacto físico.

Durante las clases evité a Tweek tanto como pude, él lo notó y me dio mi espacio, a pesar de verse herido. Me sentí un poco culpable, odiaba sentirme así, pero agradecí que no estuviera cerca; no tenía ganas de verlo ni de hablar con él, no sin saber por qué me sentía de esa forma.

Durante el receso, me senté con mis amigos, yo estaba callado como de costumbre, pero notaba que me observaban intrigados. Llevaba desde que comencé a "salir" con Tweek sin pasar un descanso con ellos, por lo que comprendía sus preguntas. Era obvio que algo estaba fuera de lo común.

—¿Pelearon? —me preguntó de pronto Tolkien, yo me giré para verlo, no sabía que responder por lo que me limité a asentir con la cabeza.

—No te preocupes, amigo, hay un montón de chicos gay que morirían por salir contigo —me dijo Clyde abrazándome por el brazo, imitando (según él) a uno de esos chicos gay, yo le saqué el dedo medio.

Muy pronto me di cuenta que Clyde se había acercado a mí, me tocó y no sentí nada.

—No se metan en mis asuntos —les dije, aturdido, me levanté sin apenas tocar mi almuerzo y me perdí por los pasillos de la escuela. Estaba en completo shock, en disonancia cognitiva.

Cuando las clases terminaron, Tweek se acercó a mí para preguntar si regresaríamos juntos a casa, aunque desde que lo miré acercándose pude notar en su rostro cierta tristeza, mi corazón se contrajo. Me inventé una excusa que, para ser sincero, ni yo mismo me creí, y por cómo me miró, supe que definitivamente estaba lastimando sus sentimientos, pero no podía soportar la idea de enfrentarme a esas extrañas sensaciones sólo por seguir fingiendo una estúpida relación.

Durante los próximos días, finalmente, dejé de responder todos sus mensajes, y cuando nos encontrábamos en la escuela lo ignoraba por completo. Era mejor así, quizás es lo que debió ocurrir desde un principio.

Odiaba a Tweek Tweak.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro