capitulo uno
Marzo 20, 2020
Taehyung se encontraba en el balcón de la casa de sus padres, era el último día de invierno y el frío poco a poco dejaba de calar sus huesos.
Eso significaba que dentro la próxima semana su semana de descanso empezaba. También significaba que iba a tener mucha tarea y muchos proyectos en que trabajar.
Suspiró ante sólo la idea de estar encerrado en su casa, sentado enfrente de su escritorio con muchos papeles aburridos.
—¡Taehyung! ¡Baja a comer, hijo!— escucho el grito de su madre quien estaba en el primer nivel.
—¡Ya voy, madre!
Suspiro y miro al cielo. Este era su último año escolar, dentro de unos meses se graduaría.— Debería ir al baile escolar.— se propuso.
Se dirigió hacia las puertas del balcón y entró de vuelta a la casa y se aseguró de cerrar con pasador. Se quitó sus zapatos y se puso sus pantuflas de perrito. Se dirigió hacia las escaleras y empezó a bajar.
La música clásica que su padre tenía puesta empezaba a llegar a sus oídos, sonrió de lado y se apresuró a bajar. Cuando llego a la sala se encontró con sus padres bailando de un lado a otro. Aveces pensaba que eran como almas viejas.
Si bailaban sería a música clásica, o alguna canción de los 80s y 90s, nunca los había visto bailar alguna canción moderna. Pero que más daba, sus padres eran felices cuando bailaban y a él no le molestaba en absoluto ver cómo bailaban. Aveces pensaba qué tal vez el podría hacer lo mismo con su pareja o amor de su vida.
Pero claro, el amor aún no había llegado a su vida.
Taehyung llegó y bailó con sus padres, sacó más de una vez a su madre a la 'pista de baile' improvisada que tenían en la sala. Comieron entre risas y bromas. Y, el corazón de Taehyung se estrechó y se llenó de un calor familiar, de aquellos que te hacen sentir feliz y triste a la vez. De aquellos calores que te hacen querer guardar ese momento en una caja fuerte y que nadie lo toque o lo arruine por miedo a perderlo y que se convierta en una pesadilla.
Después de comer ayudó a su padres a guardar los trastes mientras su madre lavaba y su padre secaba los trastes. Entre risas y lágrimas de alegría se fue acercando a su hora de dormir. Se despidió de sus padres con un beso en la mejilla de su madre y abrazo para su padre.
Se encaminó al baño y hizo su rutina diaria de dormir; lavarse los dientes, lavar su cara, y peinar un poco su pelo. Para terminar en su habitación cambiándose a sus pijamas.
Conectó su móvil al cargador y apagó las luces. Se sentó en su cama observando las sombras que dibujaba la luz lunar y se perdió en sus pensamientos.
Minutos después suspiro.— Desearía poder tener alguien con quien dormir acurrucado...— se acostó y puso sus manos detrás de su cabeza.— Una relación, pero requiere de mucho trabajo.— hizo un puchero y se metió debajo de las sábanas.
—Pero, si una relación no requieres de mucho trabajo, ¿entonces que seria?— acomodó su almohada.— Una perdida de tiempo, seguro.
Y sin más, se despidió del mundo humano y se dejó enredar por los brazos de Morfeo.
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