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Capitulo 2/2

—¡Bakugou-san! ¿Quieres unirte con nosotros más tarde para ir al arcade? —un mocoso regordete se acercó a su escritorio, Katsuki solo quería escuchar música y relajarse antes de que llegara el profesor.

Pero al parecer sus momentos de paz fueron interrumpidos por ese beta, sabía que ellos solo querían ganarse su confianza de alguna forma. Incluso en la secundaria Katsuki era popular por ser un Omega hermoso y de alto estatus, obviamente tendría a más de uno como perro faldero y eso lo odiaba.

Lo bueno era que podía detectar a los que se acercaban con falso interés en él solo para tener algunos beneficios, el rubio solo gruñó por lo bajo y resopló.
Por desgracia, Katsuki se la pasaba más al pendiente de los buitres que le seguían con sonrisas hipócritas y no se daba cuenta de aquel escuálido chico que lo miraba desde lejos con una sonrisa embobada y mejillas rojas.

Katsuki no tenía ni idea de la persona que lo amaba desde las sombras y lo admiraba por lo grandioso que era, desde el jardín de niños.

(...)

Izuku sonrió de lado mientras se paraba al frente de la puerta de madera, acomodó el ramo de rosas y esperó. La puerta en seguida se abrió y una mano lo jaló hacia adentro sin siquiera dejarle decir hola, la verdad lo tomó por sorpresa.

—¿Por qué tardaste tanto? —le reprochó el rubio con una voz juguetona mientras lo jaló hacia abajo para poderlo besar.

Extrañaba esos labios del pecoso contra los suyos, eso era algo raro para Katsuki, pero en ese momento le importaba poco. Tampoco le importó que las hermosas rosas cayeran al suelo cuando el pecoso las soltó para tener las manos libres y poder rodearlo por la cintura.

Podía sentir la calidez que le daban a través de la tela de su bata fina que cubría la desnudez de su cuerpo, las manos grandes del alfa se deslizaron a su cintura para presionarlo más, cuerpo contra cuerpo. Fue un beso posesivo y lleno de hambre acumulada, como una persona hambrienta que estaba al frente de un delicioso manjar.

A Katsuki le encantaba ser ese manjar, quería ser devorado por completo, quería tocar el cielo y ver las estrellas, al parecer esa noche podría tener todo eso, pues el peliverde le besaba con la misma hambre que tenía el rubio. Después, cuando hizo falta el aire y se separaron con un poco de saliva escurriendo por sus labios, Izuku colocó una de sus manos en la mejilla del Omega y lo miró con sus ojos oscuros por el deseo.

—Bien sabes cuáles son mis condiciones, Bakugou-san, una vez te tenga no te voy a dejar ir —ante lo dicho Katsuki tembló, podía sentir palabra por palabra, como una amenaza de muerte o como si estuviera haciendo un pacto con un demonio.

Su alma y cuerpo estaba comprometido en ello, pero, el Omega quería hacerlo, de alguna manera sabía que las cosas iban a terminar así, ningún alfa antes le había hecho sentir tan necesitado, tan deseoso o intrigado. Katsuki quería sumergirse en ese alfa de cabellos verdes, sacar a la luz todos sus secretos más perversos y quedarse allí en ese paraíso lleno de misterio.

Bien dicen que la fruta más difícil de conseguir es la más dulce y deliciosa de todas.

—Ya veremos, quién estará atado a quién —el rubio sonrió tomando al alfa de su corbata para jalarlo y llevarlo a su habitación, hizo que el pecoso quedara sentado sobre ella mientras que Katsuki se sentó en su regazo.

—Te gusta la rudeza ¿Eh? —Izuku sonrió con malicia mirando como el rubio soltaba su bata para revelar un conjunto de lencería negra, unas bonitas y diminutas bragas se apretaban contra su coño húmedos haciéndolo ver apetitoso.

Pequeños triángulos apenas podían tapar los pezones rosados e hinchados del omega. Parecía un traje de baño sexy que obviamente Izuku no dejaría que el rubio se pusiera en una playa pública, nadie era digno de admirar a la lujuria encarnada como él.

El pecoso posó sus manos en los muslos del rubio, sintió como éste le sonrió con morbo y presionó sus caderas contra la suya para moler su erección que hacía una tienda en sus pantalones. Izuku solo pudo sonreír al pensar que Katsuki creía tener todo el control de la situación.

Un segundo después, Katsuki fue tirado contra el colchón, no pudo hacer nada cuando el alfa se quitó la camisa dejando ver todos esos deliciosos músculos pintados con unas cuantas pecas salpicadas sobre ellos. El rubio solo lamerse los dedos antes que el alfa se lo cubriera con su cuerpo y buscará sus labios para devorarlos de nuevo.

—Estupido alfa~ —Katsuki gimió contra los labios de Izuku cuando éste comenzó a jugar con sus pezones, el juego previo lo hacía mojarse tanto, su coño se contraía en la nada y su lubricante resbalaba por sus muslos como un pequeño río.

Quería rogar por esa estúpida polla y nudo, sin embargo, Katsuki no caería tan fácil, no iba a dejar que ese cara de bebé con cuerpo de dios griego lo hiciera caer ram fácil. ¡Se suponía que era al revés!

Izuku era quien debería de estar rogando por meterse entre sus piernas y probar el paraíso, sin embargo, Katsuki había esperado por eso tantos días y estuvo en una abstinencia desde que lo conoció. El placer negado a su cuerpo esos últimos meses le estaban pasando factura.

En cuestión de minutos, Katsuki estaba comiendo con su rostro sonrojado, sus ojos empañados y su boca tenía los labios rojos por culpa de esos besos fogosos. Podría correrse en cualquier momento y solo había recibido toqueteos por encima y besos, era patético.

Katsuki gimió tembloroso cuando las manos del alfa fueron hasta la orilla de sus bragas para estirar el elástico y bajarlas, no puso resistencia, dejó que la fina y mojada tela se deslizara por sus piernas para después terminar en el suelo.

—Ponte boca abajo, Bakugou-san. Alza ese lindo trasero para mí —Izuku le dijo con la voz baja y ronca, su excitación era más que evidente.

El rubio hizo lo que le pidieron, ya no tenía fuerzas ni ganas para protestar, abriendo sus piernas y colocando su cabeza entre las almohadas, así fue como terminó. Miró de reojo como el pecoso abría un condón de color verde, y no pudo evitar sonreír con satisfacción.

—Mete tu polla en mi coño de una jodida vez —Katsuki gruñó con impaciencia y solo se ganó un azote en uno de sus glúteos,  lo hizo gemir por lo bajo e iba a reclamar de nuevo.

Sin embargo, las manos gruesas de Izuku los sostuvieron de las caderas con fuerza y algo duro se presionó contra su coño. El alfa ni siquiera le tuvo piedad, bueno, tampoco era como si Katsuki la hubiera pedido. El pecoso había entrado por completo de una sola estocada en su interior caliente y húmedo.

Los ojos de Katsuki se cruzaron y tembló, espasmos lo recorrían de pies a cabeza. No pudo reponerse cuando Izuku comenzó a embestirlo sin suavidad, fuerte y con rudeza eran las estocadas que chocaban contra el coño de Katsuki.

El Omega no pudo contener sus gemidos y la saliva se escapaba de su boca, era incluso mejor de lo que imaginó, era delicisoso y asombroso, esa polla gorda lo llenaba perfectamente y tocaba todos sus puntos dulces. Además, las manos de Izuku alrededor de su cintura apretándolo con fuerza para mantenerlo firme le hacía sentir aún más placer.

Pues estaba siendo dominado de una forma que le encantaba, Katsuki quería girarse para poder besar al alfa, pero también quería solo estar allí y meter aúnas si cara contra la sábanas para morderla.

—Bakugou-san —los ojos oscuros de Izuku miraban atentamente la figura bajo suyo, Katsuki era hermoso y admirable aún en su posición, el pecoso no pudo evitar inclinarse hacia adelante, dejando algunos besos en el hombro del rubio antes de ir a su oído—, Kacchan.

El cuerpo de Bakugou se tensó visiblemente por un momento.

—¿Deku? —Izuku no salió del interior pegajoso de Katsuki, pero aún así le dejó voltear un poco para que pudiera mirarlo, el pecoso no se esperó que lo viera con una sonrisa que no era de arrogancia o burla, solo era una suave sonrisa acompañada con un sonrojo—, eras tú después de todo, has cambiado mucho nerd de mierda.

—Kacchan —el pecoso se inclinó sobre el rubio para besarlo, ésta vez no era un beso de solo pasión, fue un beso más suave que cargaba cariño.

Después de eso, Izuku volvió a voltear al Omega boca abajo tomándolo de nuevo por las caderas y embistió con firmeza. Los gemidos llenos de éxtasis del rubio era música para los oídos del alfa, Kacchan, su Kacchan. El pecoso había añorado tanto tiempo ese momento que ahora le parecía un sueño irreal.

Katsuki por su parte estaba más que extasiado, la mezcla de sorpresa, alegría y placer era como una droga, lo hacía sentirse así, ya no sabía ni que hacer con su cuerpo. Todo lo que podía sentir ahora era la polla de Izuku entrar y salir de sus entrañas, quién diría que aquel nerd blandengue podría ser de esa forma.

De alguna manera siempre lo supo, aquella forma de mirarlo, el aroma que le pareció conocido, ese cabello verde inigualable y la forma en la que su Omega interno reaccionaba su presencia. Había pasado mucho tiempo desde que vio al pecoso por última vez, quizás por eso no lo reconoció hasta que lo tuvo entre sus piernas. Y ni siquiera fue por eso exactamente.

—¡D-Deku!~ ¡Joder, ah-ahí!~ —gemía como toda una estrella porno, no debía de compararse dos veces, pero su piel y su interior ardía de esa manera tan exquisita, era como si no pudiera respirar y descargas eléctricas lo recorrieran de arriba abajo.

Izuku llevó una mano al botoncito rosado e hinchado del rubio, lo presionó con algo de fuerza y lo pellizcó, esa acción hizo que el interior de Katsuki se apretara de repente y un gran gemido se escapó de esos labios carnosos. El pecoso no pudo evitar correrse entre el condón al sentir como si polla era ordeñada fuertemente, había hecho venir a Katsuki antes que él.

El orgasmo había sido devastador, pero las cosas no terminaban allí tam pronto. Izuku sacó su polla y se quitó el condón, tomó otro de una tira de ocho que tenía guardado en uno de los bolsillos de su sacó y se lo puso. Acomodó a Katsuki boca arriba para abrir bien sus piernas y acomodarse entre ellas.

El Omega solo pudo gemir ahogadamente cuando sintió como la polla del pecoso entraba nuevamente en su coño. Katsuki siempre agradeció si flexibilidad y en ese momento lo volvía hacer, una de sus piernas estaba tensa y estirada contra la cama mientras que la otra estaba sobre el hombro del pecoso.

Mirando su rostro sudoroso, Katsuki se encontró con los mechomes verdes pegados en su frente, la capa de sudor que lo cubría y las gotas de agua salada que se resbalaban por su cuello, de una vista perfecta y excitante que solo Katsuki podía ver allí. Aunque no podía concentrarse mucho, la polla de Izuku entraba y salía con rapidez y profundidad de su interior.

El rubio solo pudo gemir arqueando su espalda y agarrándose cómo podía de las sábanas de su cama, los ojos de Izuku lo miraban con hambre contenida, como si quisiera saciarla toda esa misma noche. Era una bestia peligrosa fuera de su jaula y Katsuki era la presa indefensa que se cruzó sin querer por su camino.

Bueno, no exactamente, Katsuki buscó ser la presa indefensa, y no podía estar más que satisfecho. El rubio atrajo el rostro del pecoso para besarlo, sus manos pasaron poco después a su espalda y sus uñas se clavaron en sus omóplatos, debía dejar marcas de territorio, que todos supieran que ese alfa tenía dueño.

—Kacchan, tu coño me apretaba tan bien, estás muy caliente, tu coño fue hecho solo para mi polla —Izuku susurró contra su boca cuando se separaron del beso desordenado, el agarre de sus piernas de apretó, Katsuki solo le sonrió con su rostro sonrojado y sudado.

—¡M-maldit-oh!~ —un par de embestidas más y Katsuki se corrió de nuevo haciendo que Izuku tratara de aguantar lo más posible antes de correrse también por la presión que el rubio le hacía a su polla.

Los minutos del reloj siguieron pasando y los condones gastsndose uno a uno, cada uno era utilizado en una posición diferente. Katsuki montando al rubio o ambos sentados, incluso volvieron a repetir la posición del rubio con el rostro metido entre las almohadas.

A la una de la madrugada fue que Katsuki cayó rendido en su cama, desmayado del cansancio pero satisfecho, Izuku se acostó a su lado y lo atrajo a su cuerpo para abrazarlo, después se darían un baño cuando despertaran.

Izuku al fin había podido cumplir su más grande anhelo, estar cerca y pertenecer a la persona que fue dueña de su corazón desde el inicio de su vida, aún si ésta no lo sabía.

(...)

—¡Bakugou! —aquel beta regordete le volvió a llamar y Katsuki estaba harto.

—¡Ya deja de joder y lárgate! ¡Yo tengo muchas cosas que hacer como para perder mi tiempo con ustedes! —el joven rubio gritó y salió caminando a pasos largos y pesados mostrando su enojo.

Llevando unos diez minutos de caminata se tranquilizó, el tintineo de su llavero era lo único que escuchaba levemente con cada paso que daba, las calles estaban tranquilas. Eso hasta que escuchó maullidos en un callejón, y Katsuki no era un entrometido pero su curiosidad le ganó esa tarde.

Se acercó sigiloso hacía el origen del sonido y miró desde lejos como un mocoso de cabellos verdes se agachaba para dejarle a los pequeños animales un sándwich para que se lo comieran, una sonrisa cariñosa y suave se dibujó en el rostro pecoso mientras cariciaba las cabezas peludas de los gatitos que se comían su almuerzo guardado justamente para ellos.

Katsuki solo miraba en silencio, aunque fue interrumpido por su celular que vibró en su bolsillo, molesto y fastidiado se alejó del lugar lo más silencioso posible para atender la llamada.

—¡Ya estoy en camino buena bruja! —fue lo primero que dijo en cuanto escuchó la voz de su madre sonar al otro lado, después de recibir un grito por igual, cortó la llamada.

Se quedó un parado en la acera y miró de reojo al callejón, en su mente se volvió a repetir la sonrisa del pecoso y chistó la lengua fastidiado.

"Estúpido nerd de mierda"

Fue lo que se dijo así mismo en su mente antes de empezar a caminar de nuevo a su casa. De alguna forma, aquel nerd siempre hacia revolotear a su Omega interior aunque no pudiera interactuar mucho con él.

Fin.




(...)

Sin quejas, dije que sería corto. 😼

Ah~ el amor juvenil es tan bonito~ 🤧

Espero que les haya gustado la mini historia, haré algún extra cuando me llegue la inspiración divina. ✨🤙😏

Zaorycast. ✨✨

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