A @Just2peppers
Un poco de tu historia y mi pluma para recrear a tu eterno Muso.
Tiempo Uno.
Provocan los dioses nuestro encuentro y la copa del placer roza los labios ingenuos. Miradas, piel y ansias despiertan, danzan y cantan.
Resbala la lluvia en los blancos cuerpos, tiñendo de sueños aquello que el pudor oculta y la razón niega. Pero la lluvia subyuga, convence, inunda.
Juntos hacemos que el tiempo convulsione en un torrente de emociones. Conjugamos verbos prohibidos y prohibimos verbos inconclusos. Juntos proponemos una geometría, equidistante a nuestras bocas, ambivalente en nuestros sueños.
Juntos vamos... Persiguiendo fantasmas en soledades oscuras. Mitigando soles en recuerdos oscurecidos. Recogiendo ausencias olvidadas en trastes vacíos.
Tiempo Dos.
Juntos nos sorprende la más ardiente pasión. Las copas que despertaron los cándidos labios hoy se llenan de lujuria tras repetidos sorbos. Yo bebiendo de ti, tú tomándome a mí. Locura a sorbos. Bebemos de nuestras pieles todos los sabores, ahogamos en nuestras bocas todos los amargos y solo saboreamos la miel en la tersura de la piel.
La noche viaja perpetúa, sostenida en el sabor de nuestros besos. Tu piel sabe a tormenta, tu boca atormentada de silencios derrocha malabares en mi piel. Y mientras el reloj avanza nuestro ser convulsiona en un éxtasis que se repite incansable.
Atrapamos fantasmas de la soledades, hicimos brillar los oscuros recuerdos , llenamos de ilusiones los trastes vacíos.
Pero la copa se rompe y el placer se derrama. Fue brutal el estallido. Inesperado...
Solo me quedo evocando tu piel, besando imaginariamente tu risa, escuchando tu boca susurrar a mi lado. Te has ido, llevándote contigo el torrente, la pasión y las palabras.
Yo intento buscar una palabra para definir tu partida pero todas enmudecen y voltean el rostro.
Sólo permanece a mi lado la ausencia y junto a ella este amargo en la boca que me dejó tu adiós incomprendido.
Tiempo Tres.
Me preguntaba de qué manera me amaste. Me amaba me repito incansable... Pero ese tiempo pasado imperfecto no me respondía. No sabía si alguna vez esa acción se concretó o simplemente quedó suspendida cuando sobrevino tu adiós.
Con tu partida mi vida se tornó un torbellino. El desenfreno se apoderó de mi cordura. La vida me golpeaba y yo sucumbía acelerando mi derrota.
Tu adiós me partió en dos y la vida parecía no tener sentido.
Odiaba lo que amaste en mí. Comencé a vivir con la tragedia tatuada en mi piel. Desenfreno, aberración.
Nunca dejé de preguntarme por qué me habías abandonado. Siempre me repetía: "tendría sus razones". Pero eso a mi razón no satisfacía.
Un día la respuesta llegó y me golpeó más fuerte que tu adiós inesperado.
Y lloré, lloré con un llanto desenfrenado como la vida que malgasté en calles promiscuas. Lloré con toda mi rabia, con todas mis miserias.
Te lloré con la certeza irremediable que me recordaba que ya no habría un juntos en esta historia.
Te lloré como el último tributo.
Te lloré cuando la hambrienta tierra se sació con tu cuerpo.
Te lloré en una letanía de incongruencias, en un rosario de maldiciones.
Aún te lloro y me sigo preguntando por qué no quisiste compartir conmigo el dolor de tu adiós definitivo.
Tiempo hoy.
Con una taza de café humeante y los rasguños de una fría tarde te recuerdo. Tu recuerdo es tan mustio como esta nostalgia que se pasea a mi lado, recordándome que ya no estás. Tu recuerdo es una oda silenciosa, una lágrima suspendida, un anhelo resquebrajado.
Este hoy me sigue doliendo sin ti pero comprendí por qué te fuiste. Fuiste benévolamente egoísta. No quisiste que yo sufriera. ¿pero acaso no es más fuerte este dolor que me causó tu partida?
No pude verte antes de la palidez que cubrió tu rostro. No pude abrazarte antes del rigor mortuorio que vistió tu cuerpo. No pude cerrar tus ojos... no pude.
Sólo pude acompañarte a tu última morada con el corazón destrozado y unos lirios en mis manos.
Sólo puedo recordarte hoy...en este hoy donde tu risa viene a besarme de vez en cuando.
Hoy me sigues doliendo porque contigo amar fue el mejor verbo conjugado. Y juntos el adjetivo perfecto en ese episodio que, aunque pincelado de ausencia, nunca se apartará de mí.
Mi café se ha enfriado. Una lágrima se escurre mientras te pienso en la frialdad eterna que te envuelve hoy.
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