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Capítulo 2

Todo esto ocurre luego de que Jimin se golpeara contra los casilleros en el cap pasado.



—¡Eres un idiota Jungkook!

«Ya lo sé».

—Ni siquiera te disculpaste por empujarlo.

«Soy un imbécil, estoy consciente de eso».

—¡Me hice a un lado antes porque en serio deberías ver como su rostro se ilumina al verte, pero no me quedaré quieto esta vez sí lo sigues haciendo sufrir!

«Tal vez eso sea lo mejor».

—Siempre supiste que él me gustaba. —Miré a mi pelinegro amigo sorprendido, no tiene el derecho de sacarme eso en cara ahora, menos en este momento, en el que es claro que no estoy en la mejor de las condiciones.

—Yoongi.. me dijiste que estabas enamorado de Jimin cuando tenía todo listo para pedirle que fuera mi novio.

—Aún así, estabas a tiempo de detenerte. —¿Estaba hablando en serio?

—Estuviste junto a él mucho tiempo antes de que yo apareciera, no es mi culpa que nunca tuvieras el valor de confesarle tus sentimientos —solté a la defensiva, aunque no era mi intención sonar así. Nam nos observaba discutir sin aportar nada a la conversación.

—Tienes razón, pero ahora ya no soy el chiquillo cobarde que era en preparatoria —dijo por último y desapareció rápidamente por largo pasillo. Esa amenaza me parecía más que tonta. Estaba seguro de que Jimin ni lo miraría solo por el simple hecho de que somos amigos, o al menos eso parecía que éramos, porque el hecho de que se esté aprovechando de lo vulnerable que está Jimin en cuanto a nuestra relación para hacer esto me hace dudar de ello.

—Jimin y tú no están bien y lo sabes, desde hace meses se están comportando diferente y cada vez se están distanciando más, no vale la pena una relación en la que ninguno es feliz. —Sé que no lo dice por mal, y es más, hasta le doy la razón, pero no puedo dejar a Jimin, no tengo la fuerza para eso.

—Yo lo amo, Nam, más que a nada en este mundo.

—Jungkook, lo estás lastimando, ambos se están lastimando. No te digo que termines con él, solo... dense un tiempo, ambos necesitan repensar su relación lejos del otro, reflexionar y sobre todo madurar. Si luego quieren volver solo háganlo, estoy seguro de que Jimin esperará por ti todo el tiempo que haga falta, y sé que sucederá lo mismo contigo.

Nam siempre es genial dando consejos, y por más que no quiera aceptarlo él tiene razón, por más que me duela el hecho de separarme de él debo hacerlo. No deseo seguir lastimándolo, odio verlo llorar por mi causa.

—¿Pero... si encuentra a alguien más? —cuestioné un poco inseguro.

—Entonces Jimin merece ser feliz, aunque no seas tú el que esté a su lado.

El timbre sonó indicando que debíamos entrar a las aulas, aturdiéndome un poco el ruido de los pensamientos intrusivos en mi cabeza, juntándose con el bullicio de los demás estudiantes caminando a sus respectivas clases. Ahora no tenía cabeza para hacer el maldito examen, pero me vi arrastrado por Nam y Hoseok, que no se de donde apareció, hacia nuestra aula.
Al entrar ya la mayoría de los alumnos estaban dentro, el profesor llegó unos minutos después y nos entregó el examen.

—Ya saben las reglas, nada de trampas o les retiraré el examen, escuchó señor Jeon —dijo sacándome de mi ensimismamiento, mirándome mal porque no le presté atención. Ni siquiera estaba haciendo nada y ya me tenía la vista encima.

Intenté resolver los ejercicios pero me era imposible, la imagen de Jimin sonriéndole a alguien más pasaba una y otra vez como un jodido bucle por mi mente, haciéndome enfadar y apretar mis manos con fuerza. Imágenes de Jimin riendo con otro, besando a otro, siendo tocado por alguien más.

Mis manos arrugaron la hoja del examen y mi respiración comenzó a cortarse, se me hacía difícil el simple hecho de respirar y eso comenzó a desesperarme. Hoseok a mi lado me susurraba, preguntando que si me encontraba bien, pero yo no podía pensar en nada más. No quería que Jimin encontrara a alguien más, y sé que suena egoísta, soy demasiado egoísta, estoy al tanto de ello. Él merece a alguien como Yoongi, que haga hasta lo imposible por hacerlo reír cada día, por intentar hacerlo feliz siempre... porque se lo merece, Jiminie merece toda la felicidad del mundo y, lamentablemente, yo no se la puedo dar; y duele, me duele saber que no puedo hacer feliz a la persona que amo.

Me puse de pie bruscamente y el sonido de la silla al arrastrarse por el suelo llamó la atención de todos. Mi vista comenzaba a nublarse debido a las lágrimas que comenzaban a acumularse en mis ojos.

—Señor Jeon, vuelva a sentarse.

Ignoré al profesor y salí del aula rápidamente. No quiero que me vean llorar, solo muy pocas veces alguien me ha visto hacerlo. Odio que me vean así de vulnerable, es patético, pero no puedo evitarlo cuando sé que terminaré cinco años de relación con el amor de mi vida.

—Jungkook espera. —Hobi corría tras de mí intentando alcanzarme.

—Déjame solo, Hoseok.

—Kook sé que no estás bien, pero debes terminar el exámen. Si lo repruebas puedes perder el semestre, el profesor Lee tiene particular odio hacia ti y lo sabes —sujetó mi brazo.

—¡Me importa una mierda, todo me importa una mierda! —ya las lágrimas bajaban por mis mejillas.

—Jungkook... —habló, sorprendido de verme llorar así tan libremente.

—No quiero dejarlo —murmuré con la voz rota, reprendiéndome internamente cuando noté como varios alumnos aún en el pasillo me miraban—. Déjame en paz, Hoseok.

Me di media vuelta para marcharme pero su mano en mi brazo lo volvió a impedir.

—¡Te dije que me dejaras de una puta vez! —grité enojado y lo empujé lejos de mí, las pocas personas que habían en los pasillos tenían su atención en nosotros mientras susurraban cosas entre sí.

Me marché casi corriendo, con la cabeza gacha evitando que vieran mis lágrimas. Corrí hacia el gimnasio, necesitando intensamente desahogarme con algo, quitarme de encima todo este pesar y dolor, y no se me ocurría mejor manera de hacerlo que con el saco de boxeo.
Lo golpeé una y otra vez, sin importar que mis manos comenzarán a doler y mis nudillos sangraran. No tengo ni idea de cuánto tiempo lo estuve haciendo, solo sé que caí exhausto al suelo, con el pelo pegado a la frente debido al sudor.

Cuando me armé de suficiente valor me puse de pie y salí de la universidad para tomar un taxi e ir a casa. Quería llegar rápido antes de arrepentirme de lo que haría a continuación.

Apenas llegué me metí a la ducha para quitar todo el sudor y la suciedad de mi cuerpo. Diez minutos después salí y me puse unos jeans ajustados y un abrigo negro de capucha. Luego de eso saqué toda mi ropa del armario, dejando solo la de Jimin. Comencé a meterla de cualquier manera en la maleta, hasta que me topé con una polera gris que a Jimin le gustaba mucho, siempre me la pedía, le encantaba ponérsela cuando estábamos aquí en casa, solos los dos, viendo películas mientras comíamos muchas golosinas y nos robábamos besos mutuamente.

Difícilmente evité que las lágrimas volvieran a aparecer y continué con mi tarea de guardar la ropa, cuando la voz quebrada de Jimin se escuchó tras de mí, helando mi piel por completo. No pretendía irme sin decirle, pero tampoco quería que me viera recogiendo todo de esta manera.

—Jungkook, por favor no lo hagas. —Me abrazó mientras sollozaba, haciendo fuertes estragos en mi corazón—. No me dejes por favor.

—Jimin, esto es lo mejor para ambos —dije con dolor, mi voz saliendo temblorosa. Lo abracé por la cintura apegándolo aún más a mi cuerpo, solo quería un último abrazo, sentir la calidez de su cuerpo aunque fuera por unos segundos nada más—. Te amo, no lo dudes nunca, solo quiero que seas feliz.

—¡Yo soy feliz a tu lado!

—Solo será por un tiempo para que ambos aclaremos nuestras ideas, precioso. No te estoy dejando.

—¡No necesito aclarar nada! No me hagas esto Kookie, sabes que te amo.

—Lo lamento, precioso, debo irme.

Besé sus manos y su frente, y comencé mi camino hacia la puerta. Lo escuché llamarme una vez más, y nada en mi vida había dolido tanto como lo que estaba haciendo. Ignoré su llamado y salí del apartamento, rompiéndome por completo cuando lo escuché llorar aún más fuerte luego de mi partida.

[...]

—Jungkook... —Nam me miraba atónito, de seguro mi aspecto no era el mejor. Mis ojos debían estar rojos e hinchados por el llanto y mi cabello revuelto—. ¿Qué te sucedió?

—Lo hice, le dije a Jimin que nos tomáramos un tiempo, Nam.

—Entra.

Se apartó para que yo pudiera entrar. Era consciente de la mirada de lástima que me estaba dando, pero sinceramente no tenía fuerzas ni deseos de reclamarle.

—¿Como te sientes? —preguntó sin quitar la mirada de mí, como inspeccionándome por completo, temiendo que fuera a echarme a llorar en cualquier momento, cosa que no estaba demasiado lejos de la realidad.

—Como la mierda.

—¿Tienes donde quedarte? —cuestionó en un audible suspiro.

—En realidad... venía para preguntarte si puedo quedarme unos días hasta que consiga algo.

—Puedes quedarte todo el tiempo que quieras Jungkook, eres mi mejor amigo y voy a estar aquí para apoyarte.

Asentí tragando saliva, intentando bajar el nudo que se formaba en mi garganta y evitando las ganas de llorar que se hacían presente nuevamente. Sin decir nada me puse de pie y caminé en dirección al cuarto de invitados, donde solía quedarme cuando estudiábamos juntos toda la noche.

Me tiré en la suave cama y no pasó mucho para que el sueño comenzara a hacerse presente, estaba exhausto mentalmente y solo quería dormir para, aunque solo sea en sueños, poder ver la linda sonrisa de mi Jiminie.

[...]

Me bajé del taxi mirando la universidad frente a mí. Suspiré y comencé a caminar hacia la entrada, escuchando a los demás murmurar en voz baja cuando pasaba a su lado. De seguro ya todos sabían que Jimin y yo habíamos terminado.
Alcé la vista, encontrándome con unos cristalizados ojos avellanas. No esperé encontrarme tan rápido con él, no después de como lo dejé ayee. Tragué saliva y miré hacia otro lado, para mí era imposible seguir viéndolo, no cuando en sus ojos se refleja el dolor que siente, ese que yo causé.

Comencé a caminar , pasando por su lado y haciendo oídos sordos cuando me llamó

—Jungkook.

«Lo lamento tanto, Jiminie, pero yo también estoy sufriendo».

Entré a mi aula y a diferencia de los otros días, decidí sentarme en la última mesa, lo más alejado posible de todos. No pasó mucho cuando un par de chicas se acercaron a donde yo estaba y comenzaron a coquetearme tan descaradamente que me causó asco, odiaba tanto esto, y mi mal humor no mejoraba las cosas.

—Me gustan los hombres, soy gay ¿entienden? —espeté con fastidio—. Cuando tengan un pene vengan a buscarme.

Me miraron mal y se alejaron sin decir nada mas. De pronto vi a Taehyung entrar al aula como un tornado y acercarse a mí, mirándome seriamente. Alzó su mano y me dió una bofetada que me hizo voltear el rostro. Ni siquiera me moleste en mirarlo, sabía porqué lo hacía, y sabía más todavía que me lo merecía, esa y todas las que quisiera darme.

—Te lo advertí Jeon, cuando me pediste ayuda para salir con Jimin te lo dejé muy claro —profirió con voz seria—. Te dije que te arrancaría cada uno de los dientes si lo hacías sufrir, agradece que no cumpla mi promesa.

Espetó y se marchó a pasos rápidos. Ahora estaba más que seguro que se comenzarían a crear rumores, algo como que yo traicioné a Jimin o quién sabe, la mente de estos chicos podía llegar a ser muy creativa.

—Oye ¿estás bien? —preguntó Hobi acercándose.

—No, pero lo estaré. —No estaba muy seguro de ello, pero no quería preocupar a mis amigos.

—¿Sabes que puedes contar con nosotros cierto? —asentí a modo de respuesta.

Luego de un par de turnos había llegado la hora del almuerzo, todos caminaban entre risas y conversaciones amenas, mas yo solo parecía una flor marchita en medio de un ramo de rosas, una nube gris en el cielo azul.
Me senté solo, en una mesa apartada, con un jugo de manzana en la mano. Miré e lo lejos a Jimin sentado con Taehyung y Yoongi, el desgraciado no perdía el tiempo.

Apreté con fuerza el vaso de jugó en mis manos cuando vi que comenzó a acariciar su mejilla. Lo dejé ir, es cierto, pero eso no evitaba que sintiera celos al verlos juntos. Aunque sé que Jimin no tendrá nada con el, confío en eso.

O al menos eso pensaba, pronto me di cuenta de que estaba muy equivocado.

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