Capítulo 15
Jimin miraba con amargura y un poco frustrado también como la pierna de Jungkook subía y bajaba en rápidos movimientos, y como se comía las uñas con ansiedad y nerviosismo.
Lo habían dado de alta hace dos días, y el como buen ex-novio se había encargado de cuidarle y alimentarle cariñosamente, mas Jungkook al parecer no le importaba mucho eso, ya que lo único en lo que se centraba era en pedirle algo para comsumir. Definitivamente el pelinegro había formado una adicción, a veces le daban ataques de ansiedad, o se deprimía, incluso a veces se ponía violento cuando Jimin se negaba a dejarlo salir de casa solo.
—Solo un poco, Jiminie —pidió con los ojos llorosos—. ¡Voy a volverme loco! —gritó frustrado halandose los cabellos.
—¡Jungkook basta, te estás haciendo daño! —se acercó a él y sujetó sus manos, teniendo cuidado de no lastimarlo con el agarre.
—Por favor, Jiminie —rogó escondiendo el rostro en su cuello—, por favor...
—No, Kookie, es por tu bien amor —le dijo con voz suave, acariciando sus mejillas con ambas manos.
—¡Solo déjame en paz! —apartó las manos del pelirrosa de forma brusca—. ¿Por qué sigues aquí? ¡Vete con Min! —le empujó.
—Yoongi y yo terminamos, ya lo sabes —pronunció calmado, acercándose a él—. Prometiste que si me mantenía contigo no volverías a consumir esas porquerías.
—Bueno, pues me arrepiento — espetó con tono duro—. ¡Vete de aquí, déjame en paz!
—¿En verdad quieres que me vaya? —frunció los labios formando una fina línea.
—Y-yoo... si... no, por favor, no quiero que te vayas. Solo dile a Yug que consiga un poco para mí, ¿si?
—Creo que debes entrar a un centro de rehabilitación, Kook —le abrazó, sintiendo su cuello mojarse por las lágrimas del chico.
—No, solo quiero un poco por favor, Jimin —rogó con la voz quebrada.
—Jungkookie —Jimin le miró con los ojos acuosos
Es difícil ver a una persona que amas dejarse dominar así por una adicción, ver a alguien que odia llorar frente a los demás, rogar con lágrimas por un poco de droga. Definitivamente, Jungkook no estaba nada bien, y él debía hacer algo para ayudarlo.
[...]
—Doctor Choi, ¿cómo se encuentra?
—Estoy bien, Jimin, ¿a qué se debe tu llamada? —Escuchó a través de la línea. Hace unos minutos había logrado que Jungkook se durmiera, así que había aprovechado para contactar al doctor.
—Es por Jungkook, sospecho que creó una fuerte adicción a esas cosas que consumía —dijo con un tono de voz decaído.
—¿Por qué lo dices?
—A cada rato me pide que le consiga droga, siempre está ansioso, se come las uñas, tiene insomnio y a veces alucina —explicó.
—Es debido a la abstinencia. No consume drogas desde que ingresó en el hospital, te recomiendo que lo lleves a un centro de rehabilitación, Jungkook necesita ayuda profesional —le anunció de forma seria. Jimin cerró los ojos, escuchando lo que más temía. Debía llevar a Jungkook a algún centro especializado.
—Está bien, gracias doctor Choi.
—No hay de que Jimin, puedes llamarme si necesitas algo más. —Colgó luego de despedirse, para entrar al cuarto y ver a Jungkook dormido encima de la cama.
Tenía la boca ligeramente abierta, y la mejilla aplastada contra la almohada, haciéndolo ver muy adorable. Se sentó a su lado teniendo cuidado de no despertarlo, y acarició su cabello con suavidad, pensando en toda la caótica situación que estaban atravesando.
—¿Qué se supone que debo hacer? —le preguntó en voz baja aunque sabía que el menor no lo escuchaba.
[...]
—Jinnie, ¿crees que Minnie se encuentre bien? Me preocupa dejarle solo con Jungkook —preguntó, mirando a su novio con preocupación evidente en sus ojos mientras acariciaba su espalda desnuda.
—Estará bien —profirió levantando la cabeza de su pecho—. ¿Dices que se aman no? Entonces estarán bien.
—Tengo miedo de que el vuelva a hacerlo sufrir, no tienes idea de lo deprimido que estuvo cuando Jungkook lo dejó —agregó con pesar.
—Debes dejar de preocuparte tanto por las personas Tae, Jimin es un hombre, sabe lo que es bueno para él y lo que no —articuló, dejando un corto beso en sus labios—. Eres demasiado bueno para este mundo —volvió a besarle.
—No es cierto —negó apenado, sintiendo sus mejillas calentarse.
—Claro que sí —rebatió—. Y ya deja de pensar en eso, ¿qué tal una segunda ronda?
—Eso suena bien —dijo, viendo la mirada pícara que le daba su novio mientras lo tomaba de la nuca para iniciar un largo y apasionado beso.
[...]
—¡No, no lo haré! ¡¿Quién mierda te crees para decidir algo así?! ¡No iré a ningún puto centro! —el pelinegro estaba enfadado, despertó y la noticia que le dió Jimin no le había gustado para nada.
—¡Lo hice por tu bien! ¡Casi mueres hace unos días por eso y aún sigues pidiéndolas con desesperación!
—¡Es mi puto problema! —exclamó, rompiendo en pedazos el folleto que el pelirrosa le había mostrado.
—¡Bien! Haz lo que te de la gana, pero ten en cuenta que no voy a hacer mi vida al lado de un drogadicto —escupió con rabia, ya estaba cansado de la actitud del chico.
—¡¿Entonces por qué sigues aquí?! La puerta está abierta, Jimin!
—Ojalá y no termines muerto —espetó y salió del apartamento dando un fuerte portazo.
Jungkook llevó ambas manos a la cara, gritando con frustración mientras las lágrimas comenzaban a salir una tras otra. La había cagado, Jimin se había ido y ahora estaba solo en ese vacío apartamento.
Lloró con fuerzas mientras se arrinconaba en una esquina, con las rodillas abrazadas a su pecho y su cara escondida entre ellas, la soledad rodeándolo y atacando sus pensamientos.
«¿Cómo fue que llegué a este punto? ¿Cuándo mi vida se fue tanto a la mierda?», se preguntó a sí mismo.
A su cabeza llegaban un montón de pensamientos. Jimin tenía razón, se había vuelto adicto a las drogas, y la mejor de decisión que podía tomar era internarse y que algún profesional le ayudará.
[...]
—Namjoon hyung —habló con voz decaída.
—¿Jungkook, qué haces aquí? ¿Y por qué llevas esa mochila? —preguntó extrañado.
—¿Podrías darle esto a Jimin? Te lo agradecería mucho.
—Por supuesto, pero ¿a donde vas?
—Lo sabrás pronto, dile a Hoseok que lo quiero... los quiero mucho, tengo los mejores amigos del mundo —lo abrazó—, debo irme ahora.
—¿Por qué te despides? ¿A dónde vas? —preguntó confundido, no tenía idea de lo que pasaba.
—Adiós, Namjoon —se marchó, dejando a su mejor amigo demasiado preocupado.
—¿Jimin podrías venir a mi casa? Jungkook acaba de irse y estaba muy extraño —dijo cuando escuchó que le respondieron del otro lado, recibiendo un "voy en cinco minutos" de parte del pelirrosa.
—¡Namjoon! —gritó tocando la puerta—. Soy yo, abre.
—Hola, pasa.
Entró y se sentó en un asiento individual, viendo a Nam sentarse frente a él.
—Se estaba despidiendo, llevaba una mochila y me dijo que nos quería a mi y a Hoseok, le pregunté a donde iba pero solo me dijo que lo sabría pronto, me dejó esto para ti —le extendió la carta.
Jimin la abrió con desesperación, leyendo de forma rápida lo escrito en el blanco papel.
Querido Jiminie:
Sé que te estarás preguntando el porqué de esta carta, y la verdad es que soy demasiado cobarde como para despedirme de otra forma, porque no creo que hubiera podido decirte adiós sin quebrarme justo frente a ti.
Sé que es extraño que te diga esto por aquí pero... tenías razón, necesito ayuda, perdóname por haberme comportado como un imbécil e idiota contigo, no tienes una idea de lo mucho que me arrepiento.
Si te escribo esto es para decirte que decidí seguir tu consejo, ahora debo estar en camino al centro que me dijiste. Quiero, no, necesito ayuda, lo haré por tí, porque cuando salga de ese lugar como el antiguo Jungkook, ese que no es un drogadicto sin futuro, prometo que lo primero que haré será buscarte. Con esto no te pido que te comprometas conmigo de ninguna manera, si cuando salga eres feliz junto a alguien más, si encontraste a tu persona especial, créeme, que sinceramente me sentiré muy feliz por ti, porque me he dado cuenta de que tu felicidad es mi felicidad, porque no miento cuando te digo que lo que más amo en este mundo eres tú.
No quiero alargar mucho esto, solo quiero que sepas que sin importar cuanto tiempo pase siempre te amaré, simpre lo hice y siempre lo haré.
Te ama desde lo más profundo de su corazón,
Jeon Jungkook.
Llevó una mano a su boca, reteniendo los sollozos mientras sus lágrimas mojaban el papel. Estaba enojado, ¿cómo podía hacer algo así sin mirarlo a la cara una última vez? ¿Cómo podía hacer algo así sabiendo que rompería su corazón?
—¡Necesito tu auto Nam! —exclamó secando sus lágrimas. Si Jeon Jungkook creía que se internaria en ese lugar sin haberse despedido de él como se debe, estaba muy equivocado.
—Claro, toma —le lanzó las llaves y él rápido salió de la casa de Namjoon, dispuesto a llegar lo más rápido posible a ese centro.
[...]
Suspiré mirando la instalación desde fuera, el edificio era todo blanco y gris, colores muy aburridos para mí, si lo pensaba un poco. Retomé mi camino, o eso estaba dispuesto a hacer cuando el auto de mi mejor amigo se atravesó frente a mí.
—¿Jimin? —murmuré confundido, viendo al pequeño pelirrosa salir del auto enojado.
—¡¿Cómo te atreves?! —exclamó enojado, dándome una fuerte bofetada y causando que mi mejilla se pusiera roja inmediatamente. Era obvio pues sentía el ardor y me había pegado muy fuerte—. ¡Eres un estúpido, Jeon Jungkook!
Gritó con lágrimas en sus ojos mientras se ponía de puntillas y atrapaba mis labios en un apasionado beso, sin importar las miradas de las demás personas. En ese momento solo le importaba yo, y lo sabía pues conmigo pasaba igual.
—¡¿No ibas a despedirte de mí imbécil?!
—Jimin yo-
—No, cállate, ya lo dijiste todo en esa tonta carta —reclamó.
—Pero-
—Voy a esperarte, mi amor, todo lo que haga falta —sollozó acariciando mis mejillas y yo solo pude asentir.
Dicen que en la vida hay tres grandes amores.
El primer amor es ese amor inocente, ese amor de la adolescencia en en que comienzas a experimentar las famosas mariposas en el estómago y los latidos acelerados del corazón cuando lo ves.
Lamentablemente este amor no está destinado a durar.
Luego viene el segundo amor, ese que llega para devolverte todas las ilusiones que habías perdido, ese que crees es el gran amor de tu vida, el que piensas que estará a tu lado para siempre, pero que al final termina destrozándote de la peor manera, ese que te enseña a madurar y a ser más fuerte.
Por último y no menos importante, está el tercer amor, ese que creíste que jamás volverías a experimentar, llega para devolverte tu alegría y reconstruir con paciencia y cariño cada uno de tus pedazos rotos, ese que te devuelve la confianza en las personas y te demuestra que el amor verdadero si existe.
Yo en particular no estoy de acuerdo con eso, o tal vez sí, solo que no completamente, pues yo viví esos tres amores, sí, pero los viví los tres, todos y cada uno de ellos en una misma persona.
Park Jimin.
Porque fue mi primer amor, el que con solo una mirada era capaz de hacer mis manos sudar y que mi cuerpo entero se paralizara.
El que años después pensé que estaría para siempre a mi lado, pero terminó... no, terminamos destruyéndonos mutuamente, perdiendo toda confianza en el amor.
Pero también es el que está ahora frente a mí, dispuesto a armar el inútil rompecabezas que soy, la porcelana rota que es mi vida.
—Espérame, te prometo que volveré a ti una vez más —uní nuestros labios en un simple y suave roce—, siempre volveré a ti, Park Jimin.
Fin
Alguien se lo esperaba?? Yo creo que no 🤭
Y este es el capítulo final de Amor en Crisis, muchas gracias por votar y comentar, me gusta mucho leer sus comentarios.
Muchas gracias por haber leído hasta el final esta historia, espero que la hayan disfrutado y que no les haya hecho sufrir tanto.
Besos a todxs 😘
No es cierto, no me maten 🤭 Obviamente no se queda aquí aún falta el epílogo.
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