.-Capítulo 7
•[Abrazo]•
«¿Cambiar o mejorar?»
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Un lloriqueo se escuchó en la habitación en la que (Tn) se encontraba encerrada.
Ella se encontraba acostada en el suelo, con el cabello tapándole el rostro y su mejillas frías a causa de las incontables lágrimas que había derramado la chica debido al miedo.
Algo rozaba contra su cabeza, ella recuperó la conciencia al sentir que alguien la tocaba. Se sentó en el suelo, confundida aún, y se limpió la saliva que caía de su boca al haberse quedado inconsciente con la boca abierta.
Y de pronto, sus sentidos se activaron, recobró la conciencia. Estaba en un cuarto oscuro, ¡claro!, ese maldito androide la había encerrado.
Volvió a sentir aquel contacto en una de sus piernas lo cual la hizo gritar pensando que era uno de esos ratones con los que había estado encerrada. Se sacudió y corrió, pero cayó sentada debido a que chocó contra una pared. Llevó una mano a su cabeza, adolorida.
Miró a su espalda y tragó saliva, tremendamente asustada, pero al ver con más detalle lo que posaba debajo de esa pequeña ventana que estaba junto a la puerta y de la cual, emitía algo de luz distinguió una mirada familiar. Unos ojos la miraban, unos ojos muy brillantes y fáciles de reconocer, unos ojos verdes hermosos que siempre la seguían a donde vaya.
—¿Lupy?— dijo ella. Y escuchó un maullido en respuesta.
Suspiró aliviada al saber de quien se trataba, era su fiel compañía, era Lupy.
Aún en la oscuridad podía apreciar aquellos bellos ojos que poseía.
—¿Como me encontraste, pequeño?— susurró ella, sentándose en el suelo, apoyando su espalda contra la pared y recibiendo a Lupy, que se acercó a ella, feliz. (Tn) acarició su cabeza y el animal se recostó junto a ella.
Notó algo en la boca del animal, era algo suave, como si se tratase de una almohada pequeña.
Sus dudas se aclararon al escuchar que Lupy lo soltó, era uno de los ratones que estaban en la habitación, Lupy los había matado.
El serval es un tipo de gato salvaje, tiene unas largas patas que le permiten ser muy hábil en el momento de caza, mayormente salen a cazar por las noches.
A pesar de que Lupy estaba en la oscuridad, el animal tiene una audición muy desarrollada, que le permite escuchar y cazar a su presa mediante el sonido y el olor, no necesitaba del todo su vista.
—Gracias por venir— murmuró ella, con una sonrisa, acariciando al animal que había venido en su ayuda.
No tenía ni idea de cómo la había encontrado, aunque eso era lo de menos, ya no quería mortificarse pensando.
Cerró los ojos y trató de olvidar el mal trago.
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3:00 de la madrugada.
Número 17, después de una larga caza, estaba de camino de regreso al departamento en el que dejó a su presa especial.
Habían pasado ya unas largas horas, he de suponer que la mujer estará agotada de haber estado llorando y suplicando por salir. Hoy su día había sido muy entretenido a tal punto que olvidó que había dejado a esa mujer encerrada.
No era su culpa, el ejército fue su diversión de hoy aunque los tanques de guerra eran lentos.
Y acerca de las armas, se pudo divertir jugando con una M4, su calibre era de 5,56 mm. Mayormente se usa en espacios cerrados y los de las tripulaciones aéreas.
Su hermana intentó también tomar un arma y disparar como lo hacía 17, pero al ver que no tenía una puntería precisa como la de su hermano, se terminó aburriendo y explosionó todo.
Menuda rubia.
Aterrizó en el balcón del piso y ya al haber dado dos pasos para adentrarse a la sala se percató de algo, había dejado la puerta de entrada abierta. Frunció el ceño y caminó con pasos firmes a la habitación de la "debilucha".
Abrió la puerta de una patada y su ceño fruncido se suavizó al verla ahí, no había huido, aunque... viéndolo de otra forma, la chica no tenía la fuerza para abrir la puerta, por algo la llamaba debilucha, que tontería.
La joven calló un grito ante su repentina aparición, las piernas de (Tn) que habían estado estiradas se encogieron inconscientemente y mantenía los ojos bien abiertos, en estado alerta, al igual que sus brazos, que se habían aferrado a Lupy.
—Bonita noche, ¿verdad debilucha?— habló 17, con cinismo enmarcado en su sonrisa.
—Si...— respondió ella sin mirarlo, aferrándose aún más a Lupy como si se le fuera la vida.
A paso lento, se acercó a ella, con las brazos cruzados. Pero, al percatarse de un intruso, detuvo su avance.
—¿Que hace este maldito gato aqui?— gruñó el androide, frunciendo el ceño y señalando con el dedo índice al animal.
Ella se aferró más al animal, quien lo miraba gruñendo, (Tn) no tenía intenciones de soltar a Lupy para nada.
—No se como pudo entrar, te pido que no lo alejes de mi, por favor— suplicó ella y desafío la fría mirada del androide.
Una gélida mirada en la que solo notaba una inmensa maldad.
—Te dije que el que da órdenes aquí soy yo, debilucha— sentenció el androide y dicho esto, a una increíble velocidad agarró una de las patas del animal y lo alejó de los brazos de la humana que, al pasar unos segundos en los que asimilaba el reciente hecho, se puso de pie para seguirlo.
—Por favor, es mi única familia, déjalo conmigo, ¡te lo ruego!, ¡no te lo lleves!— suplicaba y suplicaba la pobre chica, atreviéndose a tomar uno de los brazos de hierro del androide, pero era demasiado fuerte como para detenerlo.
El animal miraba a su dueña y emitía lloriqueos debido a que su pata estaba siendo lastimada por la mano del androide, quien caminaba sin mirar atrás y sin esfuerzo, a pesar de que lo trataban de detener a jaloneos.
—¡POR FAVOR!, ¡haré lo que quieras!— el androide agudizó el oído— ¡haré todo lo que me ordenes!, ¡todo lo que digas!, solo...déjalo conmigo—
El androide estaba ya en el balcón, bien sabía que si alzaba vuelo, todas sus esperanzas morirían por lo que en un intento desesperado de (Tn), detuvo sus jaloneos para aferrarse a cuerpo del androide, abrazándolo por la espalda y pegando su cuerpo con el de él.
Esta acción que (Tn) hizo para detener al androide funcionó, 17 detuvo su avance y soltó al animal, pero esto no fue visto por (Tn) ya que ella tenía el rostro enterrado en la espalda del androide, suplicándole entre lágrimas.
Número 17 no fue capaz de moverse, tampoco se deshizo del abrazo de la chica, era la primera vez que alguien lo abrazaba. Sentía su calor y su respiración acelerada en su espalda, su cuerpo tembloroso y sus manos nerviosas en su pecho.
Y no menos importante, sintió los pechos de aquella mujer debilucha sobre su espalda, eran...suaves.
Ella abrió los ojos al percatarse de que 17 se detuvo, alejó sus brazos del cuerpo del androide y se sentó en el suelo rápidamente al ver que Lupy ya estaba libre de las manos del azabache.
El androide giró para verla, estaba arrodillada y abrazaba al gato feo sin dejar de llorar, diciéndole cosas que, a pesar de estar cerca de ella, no era capaz de escuchar con claridad.
Se había quedado ido.
Tan solo la miraba en silencio, la chica se dedicaba a prestarle toda la atención a su gato, parecía ser que nadie mas existía en ese lugar.
—Menos mal no fue tan grave Lupy, trataré de conseguir hielo para aliviar el dolor— dijo ella, acarició la cabeza del animal y plantó un beso en esta. Tremendo susto.
Suspiró y se puso de pie, miró al androide y limpió sus lágrimas con las mangas de su pijama que ya de por sí se encontraban húmedas, no sabía cuánto había llorado durante el día.
Acomodó los mechones rebeldes de su cabello y entrelazó sus propias manos en su pecho, parpadeó un par de veces y tomó una bocanada de aire para poder hablar.
—¿Se....podrá quedar?— preguntó tímida, y caminó dos pasos para situarse más cerca del androide, quien la verla de más cerca, alzó la cabeza.
Él la miró, la expresión de ella añoraba una respuesta positiva por parte de él. Los ojos brillosos y las mejillas rojas se hicieron notar más gracias a la luz de la luna que los iluminaba en aquella madrugada.
—No será una molestia, es muy obediente y tranquilo— volvió a la carga (Tn) sin dejar de mirar al androide, quien mantenía su compostura y mirada seria, tan solo una portada de lo que en realidad escondía su mente.
Número 17 no pudo soportar más la presión que tenía o mejor dicho, que sentía en esos momentos, por lo que solo se dio la vuelta, dándole la espalda a ella y cruzó sus brazos para decir:
—Se queda—
Ella alzó las cejas ante la respuesta positiva del androide, pensó que sería mucho más difícil o casi imposible de convencer a un tipo como él.
Valla sorpresa.
El androide la miró de reojo y ella al percatarse de eso, optó por dedicarle una sonrisa de agradecimiento.
Ella le había sonreído.
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Espacio de la escritora:
¿Que tal chicas?, el capítulo de hoy nos narró la reacción de 17 ante el primer abrazo que recibe en su vida como androide.
Bueno, no olviden dejar su estrellita y su comentario, muchas gracias por leer, bye!❤
•Vale-1817•
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