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.-Capítulo 4

•[¿Dónde esta ella?]•

«¿Cambiar o mejorar?»

••••••••

Los días pasaron hasta convertirse en semanas, semanas de búsqueda de esa mujer por los rincones de esa pequeña ciudad a la que su hermana y él habían llegado a atacar.

La pulsera aún seguía guardada en su bolsillo y de alguna forma, quería volver a encontrarse con aquella mujer, no iba a permitir que su presa se escape de nuevo.

Y la curiosidad había también fluido, 17 estaba en busca de la dueña de aquella pulsera, su propia mentalidad de niño lo hacía ver como si hubiera perdido un juego, y estaba fastidiado por eso.

Él nunca perdía.

Frunció el ceño, tenía la pulsera en mano mientras aguardaba arriba del edificio y mantenía la vista en esa tienda donde la encontró. Era extraño que esté interesado en eso, pero él lo tomaba como un simple juego.

O capricho.

Y hablando de caprichos, recordó a su hermana, ambos habían quedado para regresar a la ciudad capital, 18 había encontrado refugios subterráneos y estaba con la inquietante idea de darles caza.

Y por supuesto, 17 también iba a colaborar, no iba a dejarle toda la diversión a ella.

Tomó vuelo hacia la ciudad capital, acomodó su pañoleta y apartó mechones de su cabello que se habían atorado en sus aretes, casi siempre pasaba eso al tomar vuelo.

Su cabello largo era un estilo que compartía con su hermana, ambos tenían casi el mismo corte, un poco más arriba de los hombros. Y era un dato curioso, a él no le parecía molestar en lo absoluto el tener en cabello largo y tampoco se interesó por cambiar su corte, ya estaba acostumbrado.

—¡¿Que?!— el androide frenó en seco al llegar a su destino.

Grandes explosiones se hacían presentes en la ciudad, haciendo resonar los oídos de quienes estén cerca. El sonido de una ráfaga de energía era agudo, al dispararse aumentaba su volumen y al explotar provocaba fuertes corrientes de aire.

El viento accionó contra 17, llevando su cabello hacia atrás y dando a relucir la mirada de enojo que ahora tenía. ¡Su hermana se le había adelantado!

Descendió del aire y con una onda de fuerza de aire, empujó a su hermana, a quien se le borró la sonrisa maquiavélica que traía en el rostro.

—¡¿Que te pasa?!— se quejó ella, deteniendo su ataque y dándole la cara a su hermano, con los puños cerrados.

—No, ¿que te pasa a ti?, ya has arruinado todo, ¡se supone que íbamos a hacer esto juntos!— rugió 17, caminando hacia ella, hasta situarse a menos de un metro, por poco pegando sus caras.

—Si llegas tarde no es mi problema, además esto fue idea mía 17— argumentó ella, con una sonrisa de lado, disfrutando como su hermano poco a poco salía de sus casillas.

18 borró su sonrisa al ver el puño de 17 alzarse.

Ambos se miraron, los mismos ojos de hielo que compartirán por la eternidad se retaban en este momento. El azabache estaba realmente enojado, el puño le ardía.

Podía golpearla, mandarla a volar, claro; sin embargo, no había podido hasta ahora golpear directamente en el rostro de su hermana, no entendía la razón, simplemente no podía hacerlo.

Si, tuvo peleas de cuerpo a cuerpo con ella, pero no podía liberar todo su potencial, él mismo se rehusaba a golpear a 18, lo único que hacía eran darle golpes en el abdomen o piernas de lo cual ella se defendía fácilmente.

Joder.

El androide bajó el puño y lo que fue la intención de golpearla en un principio, se transformó en un empujón que hizo retroceder a la rubia unos 2 pasos.

—Dividámoslo en turnos, ya fue el tuyo, ahora es mi turno— fue lo único que dijo 17, antes de lanzar una ráfaga de energía a los lugares que 18 había estado destruyendo.

Ella hizo un puchero enojado y se sentó arriba de un auto, con las brazos cruzados a esperar a su hermano, ya no quería discutir más.

(...)

—Ya deja eso 17, en este lugar ya no quedan seres humanos, vamos a otra parte— dijo 18, sentada arriba de un auto con las piernas cruzadas, ya estaba aburrida de ver como su hermano se divertía y ella no.

El androide no respondió, y siguió con su tarea de destruir, era una forma de desahogar el malestar que habían tenido antes.

—En la región norte aún quedan personas que están escondidas, te lo puedo asegurar— volvió a hablar su hermana, tratando de convencer a su gemelo.

—No te desesperes, vamos a destruir esto con mas calma— disparó otra ráfaga de energía —o de lo contrario no sería divertido si acabamos con todos fácilmente— y terminó su frase, explotando con más intensidad el lugar.

—Pues deberías hacerlo con mas entusiasmo— regañó ella.

A espaldas de la rubia, se asomaba un adulto mayor que salía de los escombros muy herido. Uno sobreviviente ante aquel terrible ataque. Lamentablemente, su presencia no fue ignorada por la rubia.

—Entonces vamos a jugar de nuevo, ¡que tal si los matamos!— disparó hacia el pobre hombre, matándolo en cuestión de segundos.

—Jaja, si, quizás sea buena idea— el azabache fue derribado de una violenta patada por parte de Gohan, quien había llegado a intentar asesinar a "los insensibles".

18 levantó la vista y observó que se trataba de nada mas y nada menos que Gohan. El valiente o "suicida" guerrero saiyajin. El azabache salió de los escombros con su ropa muy maltratada y rota, su cabello estaba polvoriento y tenía uno que otro raspón en el rostro.

—Jajajaja, ¡17 que gracioso te vez!— rió su gemela desde donde estaba, mayormente en los transcursos de la peleas que tenían con Gohan, 18 no era tan afectada como 17, Gohan siempre iniciaba una pelea dandole un golpe a su gemelo y ella tenía que incluirse para poder pelear contra él.

—Esta ropa me gustaba mucho, ahora que la destruiste me has hecho enfadar...

••••••••

Desde una pequeña cabaña del bosque, estaba (Tn) tomando té, sentada en su escritorio mientras leía un libro para distraer su mente.

La radio que se encontraba en una repisa emitió un sonido y se escuchó la noticia de una feroz pelea de los androides contra ese "súper humano" que luchaba por la liberar a la tierra de este infierno.

Bebió un último sorbo de su taza de té y se levantó de su escritorio, tomando el camino a su cocina pero se detuvo a mitad del recorrido, regresó a su escritorio y apagó la radio, no quería escuchar más sobre los insensibles por ese día.

Regresó a su camino principal y dejó la taza en el fregadero, enjuagó y pronto, la depositó de nuevo en la alacena con las otras tazas. Se secó las manos con un trapo de cocina y tomó su abrigo para salir un momento de su casa.

Ya afuera se sentó en el pasto y de inmediato, Lupy la acompañó a este ritual de las tardes.

—Hola Lupy— saludó alegre ella, Lupy respondió con un pequeño ronroneo.

El serval se acomodó junto a ella, pegado a sus piernas y disfrutando de las caricias que ella le daba en su espalda.

—Se siente un aire malo, debe ser por aquella pelea que esta pasando lejos de nosotros— dijo la fémina con aire de lamentación, la brisa corría fuerte e impregnaba un sentimiento malo.

Y, al transcurrir un buen rato, las nubes se juntaron, tornándose de un color más oscuro, indicando que se avecinaba una lluvia. Lupy y (Tn) obedecieron la advertencia de la naturaleza y ambos regresaron a la cabaña.

O eso creyó ella, porque al momento en que decidió acostarse para descansar, Lupy se había escapado de la cabaña y tomaba rumbo a la ciudad.

••••••••

—¡GOHANNNNNN!—

En la ciudad capital, acompañado de una tormentosa lluvia y también un aspecto deprimente, el joven Trunks gritaba de ira y tristeza al haber encontrado a su maestro en el piso, encima de charcos de agua y sin ya, algún signo de vida.

Gohan había muerto.

Trunks jaló sus cabellos gritando de la impresión, del dolor, de la ira de no haber podido hacer absolutamente nada. De haber sido un inútil para enfrentar a los androides.

Gritaba y gritaba, importándole muy poco ser escuchado, golpeando el suelo y derramando miles de lágrimas.

Fue tanta su ira que desató ese poder que recorría por sus venas, que todo saiyajin tiene, algo que practicaban junto a Gohan siempre, ese transformación llamada super saiyajin.

El nacer de esta transformación era a base de mucho enojo, ira, frustración, dolor y hasta tristeza. La combinación del horrible sentir de no poder ser capaz de controlar su ira, sus emociones; la mente se inunda del rencor y del odio, deseando con toda su alma acabar con todo.

Las lágrimas de Trunks seguían corriendo por sus mejillas, mientras su cabello se elevó tomando el color amarillo, un aura de una poderosa energía lo rodeaba y sus ojos se tornaban de un celeste muy claro.

Ocultó su cara entre sus manos, esto era imposible de remediar, si tan solo él hubiera estado ahí...si tan solo fuera más fuerte...¿por que era tan inútil?. Siendo tan joven su vida ya era de la mierda, solo quedaba él contra el mundo.

La única esperanza de este jodido mundo.

••••••••

—Iré por ropa nueva, no me gusta estar con ropa maltratada y no te molestes en seguirme— gruñó la rubia, estaba enfada por su conjunto arruinado. Ella tomó vuelo y se alejó de su hermano.

—Tampoco iba a seguirte...— musitó 17, fastidiado.

Él también se encontraba con su conjunto arruinado. La ropa era otro dato curioso de él, le gustaba estar bien vestido y no traer cualquier arapo sucio encima.

Resopló y decidió también tomar otro rumbo.

Volvió a la pequeña ciudad en la que había estado "patrullando" los últimos días, con la intención de toparse alguna víctima por ahí.

O quizá a aquella mujer.

Mientras caminaba, escuchó el ligero sonido de unas pisadas encima de ruinas. Las casas al destruirse formaban bastante polvo y tierra, por ende, en el suelo había pequeñas piedras que al pisarlas, podían ayudar a detectar pasos.

Siguió el sonido y se encontró con el "gato feo" que había visto ya hace semanas, ¡que sorpresa!

—Lupy— dijo él, llamando la atención del felino, que lo miraba con la cabeza ladeada al escuchar su nombre.

Pensó unos momentos, ¿en que podría ayudarle este gato?

Chasqueó los dedos, se le había ocurrido una idea.

—¡Vete!— el animal gruñó, 17 resopló y decidió alzar la voz —Maldito gato, ¡vete a tu casa!— rugió esta vez el androide.

Lupy retrocedió, intimidado ante el grito y corrió lejos de 17. El azabache sonrió y decidió seguirle, pero volando.

Lupy lo guió de camino al bosque y se le hacía extraño, ¿al bosque?, ¿ella vivía en el bosque?

Lupy llegó a la cabaña y miró hacia atrás, no vio al androide por ningún lado, por lo que trepó y se metió a esa cabaña.

A 17 no le tomó más de dos minutos sacar sus cálculos, ¡que lista era esa chica!, venir a esconderse en el bosque, alejada del todo el peligro, ¡si que era un buen plan!

Sacó la pulsera de su bolsillo y leyó el nombre otra vez.

—Mala suerte, (Tn)— apretó la pulsera que tenía en su mano, y sonrió satisfecho, ¡por fin!

Colándose como lo había hecho el gato, abrió aún más la ventana que Lupy había usado para entrar y se trepó para poder meterse a la cabaña.

Esa noche había iniciado un tormentoso juego.

••••••••

Espacio de la escritora:

Buenas mis chicas, aquí otro capítulo. Diecisiete por fin encontró a la rayita después de una búsqueda no muy difícil, ¿que pasará ahora que ya sabe su escondite?

Bueno, esto es todo por hoy, no se olviden votar y comentar qué tal les pareció el capítulo, nos vemos💕.

Bye❤️

•Vale-1817•

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