.-Capítulo 3
•[Lupy]•
«¿Cambiar o mejorar?»
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Otro anochecer.
El androide 17 acostumbraba a caminar y dar un paseo, no tenía la necesidad de dormir por lo que en las noches, tenía su tiempo a solas y alejado de su hermana.
Tampoco destruía las ciudades, no era tan divertido como en el día.
Sus fuertes pisadas resonaban como un eco entre tanto silencio, 17 merodeaba por la calles sin objetivo alguno, tal vez buscando algo con que distraerse.
Quizá algún videojuego, si..., los juegos de peleas eran divertidos pero a su gusto, prefería los de autos de carreras. Era un gran fanático de los autos y podía manejar cualquiera que le den, tenía gustos bastante peculiares.
El broche de la funda de su arma se soltó al dar un salto brusco, el androide observó su pistola y la tomó en su mano derecha. Siempre la tenía con el, de buen diseño y alta potencia, capaz de atravesar un cuerpo humano y continuar el recorrido.
Es algo ilógico que alguien como él, el androide número 17, que es capaz de volar y lanzar ráfagas de energías con sus propias manos y capaz de destruir todo, esté armado y tenga un buen gusto por los autos.
Las armas le gustaban, no podía abstenerse a ese gusto, también al de los autos, mentiría si no confesara que había hecho unas carreras con autos deportivos que había robado. Al igual que con las armas, el ejército de varios países lo habían enfrentado y el resultado siempre era el mismo, la muerte.
Aunque el no tener mucha acción no le divertía mucho, por lo que en sus peleas con los ejércitos, aprovechaba en robar las armas de los soldados y usarlas en su contra, ¡era muy divertido!
Terminó por volver a colocar su pistola en su funda y posó sus brazos en ambos lados. Tomó impulso y comenzó a correr puesta arriba de un edificio.
Llegó hasta la cima y se sentó en el borde, como acostumbraba a hacer cada noche.
Que aburrido...
Necesitaba algo....algo con que entretenerse, quizá podría darles caza a las personas que estaban escondidas, aunque con exactitud no sabía dónde.
Y, aunque no pareciera, eso también era un juego para 17, jugar a las escondidas era algo divertido, ya que siempre ganaba.
Con los brazos cruzados, observó el cielo nocturno, no habían muchas estrellas y daba un color opaco, ni siquiera llegaba a ser un azul noche exacto.
Dirigió su vista abajo al detectar movimiento en una de las tiendas que, al contener prendas de vestir, no las había destruido. Eso le molestaba a 18.
"17 no destruyas las tiendas donde venden ropa, sabes que eso es mi debilidad"
Bufó, los berrinche a de su hermana en ocasiones pasaban de ser graciosos a irritantes.
Se puso de pie y se dejó caer al vacío, al punto de casi llegar al suelo, controló la intensidad de caída manejando la gravedad de su cuerpo para poder caer de pie.
Se escabulló en la tienda y lo que vio provocó en 17 una sonrisa: era una humana.
Pequeña y de contextura delgada, parecía estar buscando comida, la chica recorría el pasillo de comida enlatada, buscando sus provisiones.
17 se cruzó de brazos, en su cabeza pasaban miles de cosas, como diferentes torturas o quizá algo más terrorífico, tal vez podría...
—¿Por que me seguiste, Lupy?— escuchó 17.
La chica había hablado en un susurro, pero al haber completo silencio, se podía escuchar.
Tenía una voz suave y femenina, se volvió a asomar para verla, la oscuridad de la noche no le permitía ver su rostro, solo un cabello alborotado, tenía el cabello color marrón y largo.
Observó a su costado, ella le hablaba a ese...¿gato?
—Gato feo— susurró 17, nunca había visto un tipo de gato como ese.
Regresó su vista al frente, dándole la espalda a ella, una mujer y un gato...
¿Que haría?
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(Tn) había llegado en su motocicleta a la ciudad más cercana al bosque, no era tan grande y los androides no solían toparse seguido por ahí, por lo que tenía algún de confianza para salir y buscar provisiones.
Tenía planeado ir en absoluto silencio, recoger lo que necesitaba e irse, pero un amigo limitó sus planes.
Era Lupy, un serval de 72 centímetros y con un peso de 17 kilos. Tiene un gran parecido a la apariencia de un leopardo respecto al color de su pelaje. Lupy era un animal salvaje el cual vivía con (Tn) y que esta vez, había ido tras ella.
—No debiste seguirme— (Tn) se lamentaba, no se percató que su animal venía tras ellas, olvidaba las sigilosas y rápidas patas que poseía Lupy.
Lupy se puso en modo alerta al detectar movimiento, sus oídos le permitían una buena audición y sus ojos una perfecta visión nocturna. El Serval gruñó al encontrar a su objetivo, que estaba apoyado en uno de los pasillos de la tienda.
(Tn) se percató del cambió de actitud de Lupy, estaba en modo alerta y veía a un punto fijo en la oscuridad, algo que ella no podía ver.
—Lupy...— murmuró ella, preocupada.
No estaban solos.
Lupy no tenía intenciones de abandonar su objetivo, simplemente gruñó más fuerte y (Tn) entendió, Lupy la quería proteger.
Tragó fuerte, se quitó los zapatos para opacar el ruido de sus pisadas, pero, al apresurarse a esta acción, dejó caer uno de sus accesorios más preciados. Tomó la canasta con sus provisiones, salió corriendo por la parte trasera de la tienda y esperó a que Lupy la siguiera.
No se iría sin él.
Por otra parte, Lupy miraba atentamente al ser que estaba escondido en la oscuridad. Lanzó un rugido para que aquella persona se presente.
Dos pasos hacia delante, el brillo de unos ojos celestes y que, este ser al posar la cabeza de lado, dejó también ver el brillo de sus aretes.
Número 17.
Lupy retrocedió al verlo, una pañoleta naranja, pantalones jeans sueltos, camiseta negra de manga corta y otra de manga larga era la apariencia del androide 17, que se dejó ver ante aquel gato Serval.
—¿Y la mujer?, ¿te dejó solo?— preguntó con mofa y se acercó al animal a paso lento —escuché que te llamas Lupy....que nombre tan raro y patético...— opinó respecto al nombre.
El nombre de Lupy daba a la alusión de un animal pequeño, tierno e indefenso, pero este gato mostraba todo lo contrario, Lupy se mostraba imponente, enseñaba sus colmillos y su tamaño considerable, no el de un gato normal.
Una pisada fuerte hizo retroceder a Lupy, quien enseñó sus colmillos por última vez, antes de dar la vuelta y huir a paso acelerado.
—Gato feo— musitó 17, con hastío.
Y de pronto, ya no sintió ninguna presencia, más que el sonido de un motor de motocicleta encenderse y el sonido de la huida, que se iba a alejando a paso rápido.
Frunció el ceño, se distrajo mirando al gato que llegó a olvidar sus planes iniciales. Chasqueó la lengua fastidiado, su noche de diversión se había perdido. Podría seguirles..., pero nah.
Peinó su cabello, dispuesto a abandonar la tienda, pero algo lo detuvo, un objeto brillante en el pasillo que había estado la chica, y 17, sin poder evitar su curiosidad, se acercó rápidamente a ese objeto.
—Una pulsera— murmuró 17 al ver el brillante objeto, la recogió del suelo y empezó a examinarla, era muy brillante y con perlas color beige, la mujer había dejado caer un objeto muy preciado para ella.
—¿(Tn)?— la pulsera tenía un nombre que estaba escrito con letra cursiva, una letra por cada perla y que, am finalizar el nombre, había un pequeño corazón.
El androide sonrió de lado, tenía siquiera un dato de la mujer que logró escapar de él, o mejor dicho, que él dejó escapar.
—Será divertido jugar a las escondidas, aunque el resultado siempre es el mismo: yo nunca pierdo— sonrió para sí mismo y giró la pulsera con uno de sus dedos.
Detuvo el movimiento y guardó la pulsera en su bolsillo, quizá la podría volver a ver y así devolverle su pulsera...con un trato especial.
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(Tn) estaba muy segura de haber traído puesta la pulsera y no habérsela quitado para nada. Rebuscaba cajón tras cajón sin hallar nada, ni una sola pista de la pulsera.
(Tn) se desesperaba cada vez mas, esa pulsera era muy, pero muy importante para ella, no podía perderla, esa pulsera....esa pulsera se la dio Patrick en su aniversario....no podía perderse ese objeto tan especial.
—No, no, no....¿donde puede estar?— agotada, en el suelo se sentó, frotándose las sienes, no quería que su dolor de cabeza se haga mas fuerte de lo normal.
Bajo la cabeza y golpeó el suelo, rendida.
—Soy una imbécil— se tapó el rostro y sollozó en silencio, nadie podía ser mas estúpida que ella.
Sintió caricias en su espalda, volteó y era Lupy que se frotaba en su espalda ronroneando. (Tn) lo abrazó y derramó sus lágrimas con él, necesitaba un consuelo y la unica familia que tenía era Lupy.
Todo lo que esta pasando la hacía sufrir, tener el mismo miedo y tormento de cada día, estar indefensa, tener miedo a dar un paso en falso, ya que si lo hacías, "los insensibles" acabarán con tu vida en un segundo y a ellos una vida les importaba una mierda.
Que destino tan cruel.
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—Si siempre vistes el mismo conjunto, ¿por que compras, o mejor dicho, robas demasiada ropa?— preguntó el androide sentado y aburrido por la demora de su hermana berrinchuda.
—Nadie pidió tu opinión— refutó 18, mirando a su hermano, pero percató algo brillante en los bolsillos de su gemelo, parecían unas perlas.
La curiosidad era grande.
—¿Ahora te dedicas a robar en joyerías, hermanito?— preguntó con cinismo 18. El azabache alzó una ceja, extrañado.
—¿Por qué lo dices?— contra preguntó el ojiazul.
—¿Qué es ese objeto brillante?— 18 señaló el bolsillo del pantalón de su hermano, 17 miró el lugar señalado y escondió el objeto de manera rápida.
—No te importa— respondió de manera cortante el androide y giró su vista hacia otro lado.
La rubia entornó los ojos y de un veloz movimiento, pudo arrebatar ese objeto tan brillante del bolsillo de su hermano.
—Con que una pulsera ¿eh?— la rubia comenzó a ojearla, era muy bonita —¿Es para mi?, no debiste molestarte hermanito— dijo 18, con el cinismo notorio en su voz y una gran sonrisa.
—¡No y dámela!— 17 actuó rápido y logró quitarle la pulsera a su hermana.
—¡Idiota!— se quejó 18, el androide solo se preocupó en guardar el objeto lo mas rápido posible.
—Cállate— 17 salió del lugar y decidió esperar en el auto rojo que había robado, tenía ganas de mandarla mierda e irse, pero su hermana era tan rencorosa que era capaz de destruir el auto que se había convertido en uno de sus favoritos.
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Espacio de la escritora:
La aparición del Serval Lupy, los servales son de tamaño medio, los machos son más grandes que las hembras. Miden entre 67 y 100cm, más 24 a 45cm de la cola y un peso de 8 a 18kg. Su cola no es muy larga, cabeza pequeña y orejas grandes. Destacan sus largas patas, y su pelaje amarillento con motas negras. Son buenos corredores y, aunque no suelen subirse a los árboles, pueden escalar bastante bien.
Va a ser un personaje importante en esta historia.
Espero le haya gustado este capítulo, no se olviden votar y comentar qué tal les pareció el capítulo❤️.
Nos vemos, ¡bye!
•Vale-1817•
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