CAPITULO 53 "FINAL"
Elena
—¿Te pasa algo? —cuestiona Hade cuando nos cruzamos por el pasillo. Intenté disimular el horrible paseíto de Bambi desde que salí de la habitación, pero por lo visto no funcionó y tengo a mi suegra mirándome con extrañeza.
—No, todo bien.
—Caminas como si te hubieses caído de la cama sobre una alfombra de espinas.
«Sí caí encima de algo, pero no precisamente espinas».
—Tengo un calambre. —Uso eso de excusa y sigo mi camino con ella pisándome los talones—. ¿Vas a la cocina?
—Sí, tengo sed. ¿Aceptaste? Y disculpa la imprudencia, es que no aguanto la presión.
—¿Eh? ¿De que hablas?
Nos sentamos en la mesa del comedor y su cara es todo un poema. Parece que se le abrirá la cara en dos con esa sonrisa tan genuina.
—No entiendo nada Hade, ¿que si acepté qué?
—Casarte con mi hijo —suelta y se me va un trago de agua por el túnel equivocado. Comienzo a toser y ella se apresura en golpear mi espalda.
—Estoy bien. Em... ¿Casarnos, de nuevo? Ya estamos casados.
—No, eso no fue un casamiento real. Y veo que estropeé la sorpresa, Hero va a matarme —dicho esto se echa a reír, sin embargo yo sigo perpleja.
—¿Hero va a pedirme matrimonio? ¿Real?
—Pensé qué ya lo había hecho. —Se encoge de hombros y bebe un trago de agua—. No le digas que te dije.
—No te preocupes —me levanto, dejo un beso en su mejilla y subo las escaleras corriendo.
Al llegar a la habitación lo encuentro todavía dormido. Miro el reloj de la mesita y es las seis de la mañana. Es un poco tarde teniendo en cuenta lo madrugador que suele ser. Estoy muy emocionada con lo que Hade me ha dicho, y no quiero arruinar la sorpresa, así que me deslizo entre las sábanas y caigo tendida a su lado.
* * *
La luz matutina se filtra tímidamente por las cortinas de la habitación. Froto mis ojos adormilados y me estiro, buscando instintivamente el cálido abrazo de Hero, pero solo encuentro las sábanas frías y desiertas a mi lado.
Bajo las escaleras con pasos silenciosos, preguntándome dónde podría estar a estas horas de la mañana. Sin embargo, al llegar al salón principal, la incertidumbre crece, al darme cuenta de que tampoco está aquí, ni entre los demás miembros de la familia, ni entre los sirvientes.
Una suave interrupción llega en forma de golpes en la puerta. Así que me apresuro a abrir, y me encuentro con Haiila acompañada por Valeria.
—¡Despertaste dormilona! —exclama la rubia pasando por mi lado.
—Estaba cansada, ¿y tú pequeña, qué tal las clases? —me dirijo a Valeria.
—¡Tía compró helado! —grita y se me oprime el corazón al notar cuánto ha avanzado desde que Hero siguió mi consejo de instruirla para que desarrollara su talento.
De ahora en adelante seré yo quien le dará clases a Valeria, voy a ocuparme de ella como si fuese una alumna más. Sin dejar de descuidar la academia de artes donde está siendo educada.
—¿Has visto a tu hermano? —cuestiono al aire. Haila deja su bolso en el sofá, le indica a Valeria que busque a Clara para que le dé su merienda y saca su celular.
—Despertó hace un par de horas y salió con David. Supongo que sea tema de negocios, ya sabes como es ahora que volvió a la empresa y dirige la Compañía.
—Sí. Tomaré un baño.
Retirando prendas del segundo cajón del closet me encuentro con un pendiente que hace unos años recibí de parte de Abril. Recuerdo a mis viejas amigas, Abril y Brit, y siento la necesidad de volver a conectar con ellas, sin darme cuenta las dejé en un pasado que parece cada vez más distante.
Tomo el teléfono y marco los números que conozco de memoria. La emoción crece en mi pecho mientras escucho las voces familiares al otro lado de la línea. Quedamos en encontrarnos en una semana para ponernos al día...
Como cada domingo, agarro mi bolso negro junto con mis lentes y las llaves del auto, pretendo pasar por una florería y comprar el ramo más hermoso para Eve. Gracias a Dios el tránsito está aceptable, por lo que no tardó mucho en comprar las flores y llegar al cementerio. Estos meses han sido muy difíciles, y aunque ya me siento más preparada para enfrentar el mundo, no puedo superar el sentimiento de pérdida que su partida me dejó.
Veo a Mick con las gemelas a lo lejos, han llegado primero. Me acerco por detrás y escucho como mi cuñado les cuenta a las niñas lo mucho que su madre las ama.
—Ella quiere que estudien mucho, así que no la pueden decepcionar, recuerden que en todo momento las está mirando, y tengo su permiso para castigarlas si me desobedecen —las reprende y ambas asienten para luego colocar las flores sobre la lápida.
—No vamos a desobedecerte papá, lo prometemos, ¿verdad hermana?
—Sí —contesta la otra asintiendo con la cabeza.
Un nudo se forma en mi garganta al escuchar todo, y respiro profundamente para evadir las ganas de llorar, no quiero que las niñas me vean así.
—¿Elena? —Mick nota mi presencia y alzo la vista sonriente.
—Discupa, hoy me retrasé —excuso y me abraza.
—Tranquila. ¿No vino Hero contigo?
—Está resolviendo negocios —digo y me dirijo a las pequeñas—. ¡Un beso para la tía que más las quiere!
—¡Tiaaaa! ¿Vas con nosotros a tomar helado luego de saludar a mamá?
—Por supuesto que sí enana —les contesto y me dirijo nuevamente a Mick—, hablaré un rato con ella y los alcanzo.
—Está bien. —Posa su mano sobre mi hombro y susurra: —No te castigues más, ella está feliz con el rumbo que ha tomado tu vida, deja lo que pasó atrás ¿si?
—Gracias.
Se aleja con las niñas y me deja sola, como cada domingo, sintiendo el peso abrumador de la culpa.
—Eve —comienzo con la voz baja, a penas es un susurro en la quietud del cementerio—, no hay día que pase sin que me torturen los recuerdos de aquel día. Desearía con todo mi ser haber podido protegerte, e impedir que el destino te arrebatara de nuestras vidas.
Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, mi corazón está desbordado con el peso del remordimiento.
—No puedo evitar sentirme culpable por no haber hecho más, por no haber sido más valiente. Si tan solo pudiera retroceder el tiempo, si tan solo pudiera cambiarte el destino...
Me tomo un momento para respirar profundamente, tratando de calmar la punzada que atraviesa mi pecho.
—A pesar del dolor inmenso que siento por tu ausencia, mi vida ha comenzado a tomar un rumbo diferente. Papá está intentando cambiar, está luchando por volver a ganarse mi respeto, aunque sé lo difícil que será después de todo lo que nos hizo.
Una leve sonrisa se dibuja en mis labios mientras continúo hablando, las lágrimas ahora mezcladas con una chispa de felicidad.
—Y hay algo más, Evelina. Mi suegra Hade me dijo que Hero me pedirá matrimonio. ¡Imagina eso! La idea de comenzar una nueva vida con él me tiene como loca, aunque sé que nada de esto podría compensar tu pérdida. —Sorbo por la nariz—. Te contaré un secreto; estoy sintiendo muchas náuseas y a veces quisiera devorar un elefante... ¿Qué crees que sea? ¿Una sobrina o sobrino? ¡¿No es genial?!
Sí, parezco loca, pero no me importa, porque estoy hablando con la mejor hermana del mundo. Jamás voy a aceptar que te fuiste, y te juro que cuidaré a las gemelas por ti, les daré todo el amor que tú me diste desde pequeña. Te amo, siempre lo haré.
* * *
Brindamos y felicitamos al unísiono a Hade. Sus hijos la abrazan y tomamos fotos del emotivo momento. Hoy es el cumpleaños de mi suegra, y estamos todos reunidos en la casa de verano que radica en la playa. Haila y Rodrigo anuncian al fin que se casarán el próximo mes, y entre tantas buenas noticias y sorpresas, doy un paso al frente llamando la atención en medio del salón.
—¡Buenas noches! Es mi momento —exclamo y se escuchan aplausos y risas—. ¿Amor?
—Sí... —pronuncia Hero, acercándose a mí mientras entrecierra los ojos, no tiene idea de lo que tengo para decirles.
—Primero que nada agradecerles a todos por aceptarme en vuestra familia, incluso a ti, Hilary —la señalo con la copa y ella sonríe timidamente—, sé que algún día nos llevaremos mejor—, le guiño el ojo y ella niega con la cabeza riendo—. Gracias Hade, por tanto amor y cariño, has sido como la madre que nunca tuve y la hermana que perdí.
No puedo evitar derramar lágrimas al decir lo último. Un brazo de Hero recorre mi cintura y me susurra que me ama. Hade pronuncia un "gracias tesoro" y yo decido continuar con mis palabras.
—Gracias a todos, de verdad, esta familia me ha dado lo que nunca antes tuve. Y ustedes dos —digo refiriéndome a mis dos amigas—, sepan que jamás quise alejarme, él me obligó. —Culpo a Hero y todos se echan a reír.
—Perdón —dice y ellas sonríen.
—¡Cuidala o te asesinamos! —suelta Abril.
—Cuenten con ello —asegura Hero y besa mi frente—, continúa con el discurso, amor.
—En fin, he traído la sorpresita de la noche —canturreo y con una seña le indico a Haila que ya puede empezar.
Todos se quedan en desconcierto mientras Haila se pierde entre las habitaciones y regresa con una torta pequeña entre sus manos.
—¡¿Otra tarta para mí?! —cuestiona Hade entusiasmada.
—¿Qué traes entre manos? —me pregunta Hero al oído.
No contesto a nada, solo sonrío y dejo que todo fluya según lo planeado.
—Amor trae el cuchillo —le pide Haila a su novio y no tarda en llegar—, ven Valeria, vamos a picar esta hermosa torta.
Todos en la sala siguen sin entender, Valeria se acerca temerosa y su tía la ayuda a empuñar el cuchillo de mesa sobre la torta. Estoy de los nervios, las manos me tiemblan y el corazón late a mil por segundo. Esto también es una sorpresa para mí, y no sé cómo reaccionaré en el momento de la verdad.
Finalmente hace el primer corte, pero es muy delgado aún, espero a que saquen la primer rebanada y...
—¡Es niñoooooo! —No puede evitar gritar Haila y me le sumo a sus gritos mientras ambas brincamos en el mismo lugar.
—¡Qué! —suelta Hade.
—¿Niño qué? ¿Qué pasa? —Escucho a Hero.
Cuando me tranquilizo salto a sus brazos, la casa echa un caos y la gente perdida.
—Vas a ser papá.
—¡Qué!
—¡Sí!
Parece que se le mete el demonio al cuerpo, porque me carga en sus brazos y besa mis labios como nunca antes.
—¡Voy a ser abuela! Es el mejor regalo que me han dado hoy —lloriquea Hade y se acerca para apretarnos en un profundo abrazo.
—¡No lo puedo creer! ¡Dios! —musita Hero.
—¡Felicidades! —exclaman todos y la casa se inunda de ruido y felicidad.
—¡Ahora la otra torta, ya la busco!
—¿Otra torta? ¿Para qué? —me pregunta Hero cuando devuelve mis pies al piso. Su cara es todo un poema y presiono mis labios para no reír. «Va a matarme».
—¡Ven Vale, corta esta también?
No puedo explicar los rostros de la familia, definitivamente es el mejor día de mi vida.
—¡Es niñaaaaaaa!
Otro alboroto más entre Haila y yo. Los demás aplauden y ríen pero imagino que aún no entienden el asunto, porque cuando nos logramos tranquilizar nos observan expectantes.
—¿Les cuentas tú o yo? —me pregunta mi cuñada ansiosa.
—Tú.
—¡Voy a ser tía de dos preciosos mellizos!
—¡Queeeeeeeeee! —el grito de Hade no se hace esperar—. ¡Dios que felicidad!
—Felicidades a ambos, serán unos padres increíbles —nos dice Hilary y le agradezco, Hero aún no sale del shock, pobre.
—¿Es cierto eso? —me cuestiona por lo bajo, acunando mi rostro entre sus manos.
—Tan cierto como el amor que te tengo.
—Demonios —pronuncia y me besa para luego incarse en el suelo.
¡Ay lo hará ahora!
—Se supone que sería en una cena, pero con esta noticia no puedo esperar —dice y los chillidos de la familia no se hacen esperar—. Elena...
«Mierda voy a morir».
—Dilo ya —exijo.
—¿Te casas conmigo?
—¡Definitivamente sí!
Sellamos la propuesta con un beso extenso que no olvidaremos jamás y con esto se cierra el testamento dejado por Massimo. El destino jugó a nuestro favor, demostrándonos que donde hay amor hay fe, y dónde hay fe hay esperanza; que las pérdidas muchas veces son el camino a nuevos horizontes, haciéndonos más fuertes, capaces de enfrentar lo que se venga. El contrato me enseñó que sí era capaz de conseguir la felicidad más allá de las fronteras de mi pequeño pueblo, que mi familia es lo más importante que tengo y que definitivamente, al amor no se le dictan leyes.
Ahora tengo una familia nueva y enorme, estoy rodeada de personas maravillosas y tendré dos copias de Hero correteando con el perro por el jardín.
Hoy recuerdo cuando aquel contrato llegó a mis manos, y estoy segura de que, aún sabiendo que pasaría todo esto, lo hubiese vuelto a firmar.
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