~Un mes después~
Juicio por la muerte de Evelina Jones

Elena

En el tribunal, con el eco de los murmullos llenando la sala, el juez se sienta imponente detrás de su estrado, mientras los ojos de todos convergen en Emily, quien está de pie en el centro, rodeada por un mar de miradas acusadoras.

Reúno la valentía suficiente y la miro a la cara, no dejo de hacerlo, y lo acentúo más cuando su abogado inicia la defensa.

—Mi cliente sostiene la versión de los hechos relatada en el juicio anterior, y agrega que, pese a todo lo ocurrido, está muy arrepentida de sus actos. Aquí le muestro su señoría, pruebas médicas que afirman que mi cliente no estaba en sus cabales en el momento de los crímenes cometidos el pasado mes de julio —explica su abogado, y le lleva al juez la evidencia médica que corrobora sus palabras.

—Cobarde... —murmuro.

—Shhh, tranquila Elena —me calma David, el abogado de los Clark.

—Cuánta impotencia... ¡Es mi hermana, ambas lo son!

—Respira, por favor.

—Licenciado Wesley, silencio por favor —enuncia el juez y David le muestra un gesto de disculpa.

—Los resultados muestran que la señorita Emily Jones es diagnosticada con estrés post traumático y transtorno de bipolaridad... —enuncia el licenciado Torres y toda la sala mantiene el silencio. Yo, por mi parte, limpio las lágrimas que inevitablemente no paran de salir desde que murió Evelina.

—Emily Jones sufrió mucho la muerte de su madre, culpa a su padre y a sus hermanas por haberle arrebatado la vida cuando aún había esperanza...

—¿¡Esperanza!? —intervengo, interrumpiendo las palabras del abogado.

—Elena, te lo pido, espera nuestro turno —me susurra David entre dientes.

—Orden, por favor... —Golpea dos veces el juez con su martillo.

—Tranquila amor —musita Hero desde el banco y hago silencio. Toda la familia Clark está ahí, menos Valeria y Boris, dándome apoyo en este momento tan difícil.

—Esta situación produjo un estrés en mi clienta, como ve en los concluyentes exámenes psicológicos a los que fue sometida, y resultado de ese trauma cometió errores.

—Cuando se mata a conciencia no es un error —digo y Emily dirige su mirada a mí.

—Ya dije que lo siento —lamenta con voz quebrada, como viene haciendo desde el primer juicio—, estoy muy arrepentida y solo quiero que me perdonen por lo que hice.

—¡No soporto escucharte, por Dios cállate! —exclamo, y siento la mano de David tomar mi brazo con delicadeza para dejar un suave apretón.

Casi una hora nos ata a escuchar las escuetas palabras de Emily cuándo le toca hablar. Ella es mi hermana, la conozco demasiado como para notar la falsedad en cada una de sus frases, sin embargo, no puedo hacer nada para callarla, solo escuchar y fingir que me importa lo que dice.

Después de largos minutos, el juez le indica a Emily que pronuncie su alegato final antes de que se dicte sentencia. Todos esperan escuchar las típicas palabras ensayadas por su abogado, pero en cambio, Emily da un paso adelante y suelta una confesión que hace que la sala entera contenga la respiración.

—Señoría  —comienza, con su voz temblando ligeramente—, no hay excusas para lo que he hecho. No hay justificación para el dolor que he causado.

El silencio es ensordecedor mientras Emily continúa, sin titubear, revelando sorprendentemente lo que ha hecho.

—Fui yo quien manipuló la situación para que mi padre perdiera la apuesta y se viera obligado a endeudarse.

—¡¿Qué?! ¡Qué, qué ha dicho...! —Mi voz se rompe en este justo instante. El dolor que se instaura en mi pecho es indescriptible.

Al mirar a mi alrededor veo a Hade exaltarse mientras Hashley la abraza por los hombros. Mick está totalmente fuera de sí, desde la muerte de Eve parece un cadáver, ya no tiene vida, mi adorada hermana se la llevó con ella. Todos los bancos murmullan, incluso Ashley está aquí como testigo desde el primer juicio.

—Los hombres que lo amenazaron eran mis cómplices. Cuando David le propuso a papá el contrato enviado por Hero, decidí crear un plan para sacarle dinero. Secuestrar a Evelina fue parte de ese plan. Sabía que Elena haría lo que fuera necesario para salvar a nuestra hermana.

Las miradas de incredulidad y horror se multiplican en la sala mientras Emily continúa con su confesión, revelando los detalles de su retorcido plan y asumiendo la responsabilidad de sus acciones sin reservas.

El juez escucha atentamente cada palabra, con una expresión de consternación en su rostro. Pero para Emily, en realidad no importa el castigo que le espera, en su rostro veo que todo lo que hizo no le pesa, no le causa tristeza mi arrepentimiento pensar en que le ha arrebatado la vida a su hermana.

Emily, con la mirada fija en el suelo, continúa con su confesión, revelando un nivel de manipulación y premeditación que deja a todos boquiabiertos.

—Cada evento después de la firma del contrato, fue planeado por mí, —admite— desde el momento en que Elena aceptó el contrato, supe que tenía la oportunidad de sacar provecho de la situación. La idea era simple: que Elena se casara con un millonario para así poder sacarle dinero.

El murmullo en la sala crece en intensidad mientras Emily sigue hablando, desentrañando la telaraña de engaños que ha tejido a su alrededor.

—Yo no puedo creerlo —digo, con la esperanza de que todo esto sea una horrible pesadilla.

—Pero no me detuve ahí —continúa— después de asegurarme de que Elena estuviera comprometida, ideé un plan para deshacerme de mis dos hermanas. Evelina fue solo el primer paso. Sabía que su secuestro pondría a Elena en una situación desesperada, dispuesta a hacer cualquier cosa para salvarla. Pero juro que no quería matarla,

Un escalofrío recorre mi espina dorsal al darme cuenta de la crueldad de los planes de ella. Pero sigue adelante, sin mostrar ni un ápice de arrepentimiento.

—Ricardo, mi prometido, estaba completamente ajeno a todo, —asegura, su voz mantiene una mezcla de orgullo y frialdad—. Fui yo quien manipuló cada aspecto de nuestra relación, aprovechándome de su amor y confianza para llevar a cabo mis propios designios. Así que dejen fuera a mi prometido, él no tiene nada que ver en esto.

Al declarar esto el juez toma su bolígrafo y lo desliza sobre un papel, tomando nota antes de dictar su sentencia final, esa que tanto esperamos.

Ahora, frente a la verdad desnuda y sin adornos, incluso aquellos que habían dudado de su culpabilidad no pueden negar la oscura malevolencia que se esconde tras la fachada de inocencia de Emily.

Ricardo permanece en su silla inmutado, no sé si esté del lado de ella, o si toda esta situación le haya dejado claro que tipo de persona es.

Por otro lado, una parte de mi mente está en el juicio, pero la otra divaga en pensamientos cargados de ira con respeto a mi hermana, o bueno, no sé si aún pueda llamarla así, no después de lo que le hizo a mi familia.

Ashley da su testimonio, le agradezco que haya venido a apoyarnos en este caso, sin embargo, sigue insistiendo en la custodia de Valeria y ese tema es otro que pronto nos tocará resolver. ¡Qué mujer tan impredecible!

Se presentan los demás testigos y testifican, todo está a nuestro favor, y la verdad no siento el mínimo remordimiento por lo que le pueda pasar a Emily, por mí podría estar bajo tierra en lugar de Eve.

—... El jurado del departamento judicial del Estado de Chicago, ha declarado a la acusada culpable. Se descarta discapacidad mental en resultado a los exámenes realizados por el centro de investigación de medicina legal, descartando los estudios hechos por el licenciado Torres en defensa a la acusada, los cuales concluyeron ser falsos—. Dicho esto se juntan múltiples suspiros de alivio—. Se le condena con la pena de treinta años de privación de libertad para la acusada Emily Jones Russebell, sin posiblidad de libertad condicional ni derecho a fianza.

—Pudrete, iré por ti luego —me susurra solo a mí, a penas se escuchó su voz, bastó observar fijamente sus labios para entender a quién iba dirigido su mensaje.