Capítulo 42
Elena
La puerta se abre de golpe, causando que ambas nos sobresaltemos. Tardé unos cuantos minutos en consolar a Hade, creí imposible que dejara de llorar. Repetía una y otra vez que también fue su culpa y que teme que me ocurra lo mismo. Con eso solo consigue traumatizarme más. No quiero sonar ansiosa, ni pretendo quitarle su dolor forzándola a que hable, así que espero tranquilamente por sus palabras.
Cuando el sonido se hace presente, dirigimos la mirada al causante, es Hero, que llega de imprevisto. Inmediatamente su madre se limpia las lágrimas y él no tarda ni un segundo en notarlo. Su ceño se frunce y clava sus ojos en mí, como buscando la respuesta de su estado. Yo me limito a transmitirle molestia, y seguidamente regreso la atención a Hade.
—Siento interrumpir —dice—, ¿mamá, ocurre algo? —le pregunta dirigiéndose a ella con preocupación.
—Tranquilo, estoy conmovida con todo esto, no quiero que se lleve a Valeria —miente, en parte, y su hijo no duda en creerle. Deposita un beso sobre su frente y se coloca de rodillas para hablarle.
—Eso no pasará, tengo todo bajo control, sabes que yo puedo con esto —afirma con esa voz fuerte y decidida.
—Confío en ti. —Es su vaga respuesta—. Cariño, hablamos luego, yo... Igual no creo que me sienta bien para ya sabes... —pronuncia esta vez dirigiéndose a mí.
—Entiendo, no se preocupe, ahora lo importante es que se relaje, una subida de tensión es lo menos que necesita —contesto tomando sus manos entre las mías.
De reojo veo a Hero mirarme con intensidad, pero hago lo posible por ignorarlo. «No me vas a doblegar ahora con esos ojitos azules de cordero, no señor, tenemos una plática muy fuerte pendiente».
—Ele tiene razón, lo mejor será que vayas a descansar, ven, te acompaño.
—No hace falta, puedo ir sola —replica pasando sus manos suavemente por su rostro, con cuidado de no estropear su maquillaje—, deberías hablar con tu esposa sobre toda la payasada que está montando Ashley, al menos merece saber eso, ¿no crees? —le deja caer y, sin dar tiempo a que su hijo responda, se marcha y nos deja solos.
Tampoco es que él tuviese el coraje de contestarle.
Se levanta del suelo ante la ausencia de su madre y sacude su traje para mirarme con misterio, como si ni él mismo supiera qué decir primero. Yo, mientras tanto, sigo sentada de brazos cruzados a esperas de que diga algo que sirva.
—Voy a cerrar la puerta —me enuncia y arrugo la frente en señal obvia de desconcierto—, para más privacidad.
Asiento en silencio.
Regresa y se sienta a mi lado para depositar un gesto nervioso en su semblante. Lame sus labios y se rasca la nuca buscando las palabras correctas, lo típico de no saber por dónde empezar. De hecho, me atrevo a decir que ni siquiera tenía en mente contarme de los planes de Ashley.
—¿Y bien? —lo animo, fijando mis ojos en los suyos.
—Sé que te debo explicaciones...
—Por supuesto, es decir, cuando pensé que no valía nada para ti poco me importaban estos temas familiares, pero ya que según tú "me quieres"... —Hago comillas con mis dedos y lo veo incomodarse.
—No hables así —replica.
—¿Así como?
—Como si no fuese cierto lo que te dije, joder, no sabes cuánto me costó llenarme de valor para soltarlo, y cuando por fin lo hice resulta que no me crees —ataca y sus mejillas se encienden—, o simplemente te da igual.
—No me da igual —susurro.
—¿Entonces? ¿Por qué no me contestaste? ¿No sientes lo mismo?
Me quedo muda, de ninguna manera voy a permitir que sus inquietudes nos desvíen del verdadero motivo de la conversación. Acabo de enterarme de que su anterior esposa se embarazó de él y estuvo a punto de cumplir con las reglas del testamento, eso es mucho más importante que la tonta discusión que tenemos ahora.
—¡Ve al grano Hero! ¿Me vas a decir de una vez qué está pasando o prefieres que me largue de esta maldita mansión! —le grito fuera de mis cabales, estoy harta.
—Estás evadiendo mi pregunta.
—¡¿Será posible?! Hero, luego hablaremos de lo que tú quieras, ahora necesito que me digas qué carajos ocurre —suplico, con un nudo en la garganta que me dificulta continuar. Debo cuidar mis palabras, no puedo demostrar que Hade ha abierto la boca más allá de lo que él le ha permitido.
—No puedes irte de aquí, firmaste un contrato...
—¡A la mierda tu ridículo contrato! —Me pongo de pie y él me sigue—. Estoy cansada de tantas mentiras y secretos. Al principio sí, okey, no teníamos nada más allá de esos dichosos papeles, pero ahora sabes que eso está cambiando, y si quieres que de verdad esto funciona debes contarme al menos lo que ocurre en esta mansión ahora.
«Ya Hade se encargará del pasado».
—¿Estás aceptando que entre nosotros hay algo? —cuestiona y me dan ganas de lanzarle una bofetada, ¿¡pero será posible?!
—Hero, necesito que me prestes atención, no se trata de eso —le digo, y sin darme cuenta me encuentro a centímetros de él, acunando su rostro entre mis manos—, quiero ayudarte, a ti, a Valeria, a tu familia... Pero para eso necesito que hables conmigo.
Él no tiene idea de lo furiosa que estoy por dentro, ni del esfuerzo que estoy haciendo por no soltarle lo que me ha contado Hade.
—Si contestas a mi pregunta, y la respuesta es positiva, prometo contártelo todo —propone, sacándome de quicio con sus jodidas manipulaciones.
¿¡Por qué eres tan canalla?!
Y guapo.
Y ardiente.
Joder, esa mirada. ¿Por qué me tiene que mirar así justo cuando lo estoy oadiando?
El aire se carga de tensión y miramientos, desatando sin aviso una acalorada batalla. Las palabras vuelan entre nosotros, repletas de emociones intensas que colisionan en la habitación como chispas eléctricas. Estamos tan cerca que puedo sentir su aliento agitado, como una brisa caliente que aviva el fuego del conflicto.
Yo, con mis ojos llenos de determinación, decido detenerme por un momento y mirarlo a los ojos «error, no debí hacerlo, al menos no por tanto tiempo». Sus ojos azules, profundos como el océano en calma, me atraen irresistiblemente hacia ellos. Parecen dos espejos en los que puedo perderme sin esfuerzo, y en este instante, resultado de mi fallo por recorrer su rostro, todas las palabras quedan en un segundo plano.
Hero, siempre consciente de su poder de seducirme, aprovecha la pausa para lamer lentamente sus labios, deslizando su lengua con una sensualidad innegable, ¡canalla! Es un gesto calculado, destinado a provocarme, a hacer que mi corazón lata aún más rápido.
¡Lo siento, ¿cómo evitarlo?!
Mi mirada recorre cada centímetro de su cuerpo, esa concentración de piel que constituye una sinfonía perfecta de masculinidad. Tan alto y musculoso, con su piel blanca que contrasta con ese cabello oscuro como la noche. Su nariz perfectamente perfilada, esos labios carnosos, rojos como la pasión que me tienen hipnotizada... Dios, no puedo con tanto.
Cada detalle de Hero me hace sentir una atracción magnética hacia él, como si estuviera siendo arrastrada hacia un abismo de deseo. Mis manos tiemblan ligeramente mientras recorro mentalmente su cuerpo, deseando perderme en cada rincón.
La tensión es palpable, provocando una electricidad que carga el aire y nos acerca peligrosamente. Sus labios están tan cerca que el mundo parece desvanecerse, reduciéndose a la promesa de un beso ardiente que calmará mis deseos más profundos. Lo necesito, necesito que me tomé ahora.
—Sí, hay mucho entre nosotros ¡Ahora bésame, maldita sea! —confieso y se forma una sonrisa arrogante en su boca.
Nos perdemos en un beso que contiene toda la intensidad de nuestro conflicto, pero también la promesa de un amor que ha estado latente, esperando el momento adecuado para florecer, claro, no lo hará hasta que me arme de valor para gritarlo a los cuatro vientos.
—Quiero follarte ahora, luego...
—¡Sí! Luego hablamos —le corto, haciendo que vuelva a besarme así como solo él sabe hacerlo.
La dichosa frustración y el enojo que tenía se van directamente al retrete cuando la ropa comienza a volar por los aires. Toda mi furia se ha concentrado entre mis piernas, y no será hasta que sacie las ganas de tenerlo dentro de mí que podré volver a enfrentarlo como se merece.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro